Scorsese es un artesano del cine: Gastón Pavlovich
POR: NANCY MORA EN LOS CABOS
02-02-2020 13:04:40
“Cuando estaban filmando las escenas, era profesionalismo absoluto, pero fuera del set eran como unos chamacos que se divierten y se burlan uno del otro. The irishman es un homenaje a su propia amistad y Scorsese es un artesano del cine”, recuerda Gastón Pavlovich, el productor mexicano que logró hacer realidad uno de los más grandes sueños del cineasta Martin Scorsese: The Irishman.
Al menos dos décadas pasaron para que Scorsese pudiera concretar The Irishman, un ambicioso filme sobre gansters en el que logra reunir nuevamente a Robert de Niro y Joe Pesci, con quienes había trabajado en Toro Salvaje (1980); Goodfellas (1990) y Casino (1995), además de trabajar por primera vez con Al Pacino, a quien consideraba “inalcanzable”; la dificultad radicaba no solo en el alto costo de la película -más de 150 millones de dólares- que ningún estudio en Estados Unidos quería financiar, también estaba la tarea de convencer a Pesci de regresar al set de filmación, tras estar retirado desde hace varios años.
“Todo empezó mientras filmábamos Silence, Scorsese me dijo que pensaba en tres opciones para su siguiente película y que me quería invitar en agradecimiento porque tampoco nadie quería financiar Silence…fue la primera vez que me habló de The Irishman”, compartió Gastón en entrevista con Encuadres durante su visita al Festival Internacional de Cine de Los Cabos para promocionar el filme.
Un año después de concluir Silence, Scorsese contactó a Pavlovich para anunciarle que estaba decidido a realizar The Irishman y que su primera misión era convencer a Robert de Niro porque era su película, “así que me organizó una cita y De Niro me aceptó como productor”.
Ya integrado a la producción de la cinta, el mayor reto de Gastón era conseguir el financiamiento, era un proyecto costoso porque la historia implicaba rejuvenecer y envejecer a sus personajes principales, “cuando empezamos la tecnología no estaba al 100, así que el plan fue filmar y esperar que la tecnología nos alcanzara cuando estuviéramos en postproducción”.
Con la inclusión de esa tecnología el presupuesto se multiplicó y Pavlovich tuvo que hacer una estrategia financiera que funcionara, lo cual era casi imposible, “si no hubiera llegado Netflix no se hubiera hecho The irishman”.
“Cuando entró Netflix ni parpadeó con el presupuesto. Todavía les dije: deben tener más dinero reservado porque conozco a mi gente y es que Scorsese en postproducción se toma el tiempo que quiere, es un artesano del cine. Ellos me dijeron que no me preocupara, porque ellos querían tener la obra maestra de Scorsese”, indicó el productor.
Destacó que The Irishman es una historia muy poderosa. “El arco de la historia en el que te dicen que ese mundo en el que han vivido de la mafia nunca termina bien. Quizás eso ya nos lo habían dicho con El padrino u otras películas; lo vimos en un escenario casi glorioso, pero ninguna de ellas tenía el lazo directo con la realidad, todo fue ficción y esto se inspira en algo verídico”.
Trabajar con Scorsese ha sido una de las más grandes experiencias que ha tenido Gastón, verlo en el set dirigiendo a gigantes de la actuación como De Niro, Al Pacino y Pesci fue un gran aprendizaje, “se conocen tan bien y de tantos años que parece que tienen su propio idioma. Me llamó la atención que practicaban mucho cada escena en casa de Scorsese, mientras filmaban eran unos profesionales y fuera del set son geniales, yo me reía mucho con Joe”.
Gastón están convencido que comenzó una nueva era de la industria, con una gran cantidad de contenido y ofertas y producción, “el riesgo es que también perdamos calidad si no cuidamos bien este nuevo mundo porque ofrece un sistema de negocios y de industria diferente, porque ya no solo se apuesta al cine, es un modelo que exige más contenido, que están dispuestos a invertirle pero a reserva de que la gente se siga suscribiendo”.
“Lo que sí tengo claro es que el cine no va a morir, habremos los que haremos películas para el cine y no para plataformas; ahora estaré haciendo proyectos con Netflix pero sí tengo mis planes para el cine. Creo que las cosas van a funcionar muy bien, pero sí es el marco de una nueva industria hay que entender el juego, o nos ajustamos o van a morir proyectos”, aseguró.
The Irishman no solo es una película sobre gangsters, en un lapso de tiempo que comprende 60 años, también aborda magistralmente los límites que impone el poder, la lealtad, la amistad, la culpa, crímenes, alianzas y traiciones, peleas sindicales, procesos judiciales y la búsqueda de la redención. El guion está basado en el betseller I Heard You Paint Houses: Frank "The Irishman" Sheeran and Closing the Case on Jimmy Hoffa, del investigador estadounidense Charles Brandt, en el que Frank Sheeran (Robert de Niro), un veterano de la Segunda Guerra Mundial que regresa a Estados Unidos a trabajar como camionero y se adentra en el mundo de la mafia a las órdenes del criminal Russel Bufalino (Joe Pesci), quien le encomienda la desaparición de su viejo amigo Jimmy Hoffa (Al Pacino), líder del sindicato transportista en Estados Unidos.
“Cuando estaban filmando las escenas, era profesionalismo absoluto, pero fuera del set eran como unos chamacos que se divierten y se burlan uno del otro. The irishman es un homenaje a su propia amistad y Scorsese es un artesano del cine”, recuerda Gastón Pavlovich, el productor mexicano que logró hacer realidad uno de los más grandes sueños del cineasta Martin Scorsese: The Irishman.
Al menos dos décadas pasaron para que Scorsese pudiera concretar The Irishman, un ambicioso filme sobre gansters en el que logra reunir nuevamente a Robert de Niro y Joe Pesci, con quienes había trabajado en Toro Salvaje (1980); Goodfellas (1990) y Casino (1995), además de trabajar por primera vez con Al Pacino, a quien consideraba “inalcanzable”; la dificultad radicaba no solo en el alto costo de la película -más de 150 millones de dólares- que ningún estudio en Estados Unidos quería financiar, también estaba la tarea de convencer a Pesci de regresar al set de filmación, tras estar retirado desde hace varios años.
“Todo empezó mientras filmábamos Silence, Scorsese me dijo que pensaba en tres opciones para su siguiente película y que me quería invitar en agradecimiento porque tampoco nadie quería financiar Silence…fue la primera vez que me habló de The Irishman”, compartió Gastón en entrevista con Encuadres durante su visita al Festival Internacional de Cine de Los Cabos para promocionar el filme.
Un año después de concluir Silence, Scorsese contactó a Pavlovich para anunciarle que estaba decidido a realizar The Irishman y que su primera misión era convencer a Robert de Niro porque era su película, “así que me organizó una cita y De Niro me aceptó como productor”.
Ya integrado a la producción de la cinta, el mayor reto de Gastón era conseguir el financiamiento, era un proyecto costoso porque la historia implicaba rejuvenecer y envejecer a sus personajes principales, “cuando empezamos la tecnología no estaba al 100, así que el plan fue filmar y esperar que la tecnología nos alcanzara cuando estuviéramos en postproducción”.
Con la inclusión de esa tecnología el presupuesto se multiplicó y Pavlovich tuvo que hacer una estrategia financiera que funcionara, lo cual era casi imposible, “si no hubiera llegado Netflix no se hubiera hecho The irishman”.
“Cuando entró Netflix ni parpadeó con el presupuesto. Todavía les dije: deben tener más dinero reservado porque conozco a mi gente y es que Scorsese en postproducción se toma el tiempo que quiere, es un artesano del cine. Ellos me dijeron que no me preocupara, porque ellos querían tener la obra maestra de Scorsese”, indicó el productor.
Destacó que The Irishman es una historia muy poderosa. “El arco de la historia en el que te dicen que ese mundo en el que han vivido de la mafia nunca termina bien. Quizás eso ya nos lo habían dicho con El padrino u otras películas; lo vimos en un escenario casi glorioso, pero ninguna de ellas tenía el lazo directo con la realidad, todo fue ficción y esto se inspira en algo verídico”.
Trabajar con Scorsese ha sido una de las más grandes experiencias que ha tenido Gastón, verlo en el set dirigiendo a gigantes de la actuación como De Niro, Al Pacino y Pesci fue un gran aprendizaje, “se conocen tan bien y de tantos años que parece que tienen su propio idioma. Me llamó la atención que practicaban mucho cada escena en casa de Scorsese, mientras filmaban eran unos profesionales y fuera del set son geniales, yo me reía mucho con Joe”.
Gastón están convencido que comenzó una nueva era de la industria, con una gran cantidad de contenido y ofertas y producción, “el riesgo es que también perdamos calidad si no cuidamos bien este nuevo mundo porque ofrece un sistema de negocios y de industria diferente, porque ya no solo se apuesta al cine, es un modelo que exige más contenido, que están dispuestos a invertirle pero a reserva de que la gente se siga suscribiendo”.
“Lo que sí tengo claro es que el cine no va a morir, habremos los que haremos películas para el cine y no para plataformas; ahora estaré haciendo proyectos con Netflix pero sí tengo mis planes para el cine. Creo que las cosas van a funcionar muy bien, pero sí es el marco de una nueva industria hay que entender el juego, o nos ajustamos o van a morir proyectos”, aseguró.
The Irishman no solo es una película sobre gangsters, en un lapso de tiempo que comprende 60 años, también aborda magistralmente los límites que impone el poder, la lealtad, la amistad, la culpa, crímenes, alianzas y traiciones, peleas sindicales, procesos judiciales y la búsqueda de la redención. El guion está basado en el betseller I Heard You Paint Houses: Frank "The Irishman" Sheeran and Closing the Case on Jimmy Hoffa, del investigador estadounidense Charles Brandt, en el que Frank Sheeran (Robert de Niro), un veterano de la Segunda Guerra Mundial que regresa a Estados Unidos a trabajar como camionero y se adentra en el mundo de la mafia a las órdenes del criminal Russel Bufalino (Joe Pesci), quien le encomienda la desaparición de su viejo amigo Jimmy Hoffa (Al Pacino), líder del sindicato transportista en Estados Unidos.