Historias de miedo para contar… terror juvenil sin más ni menos
POR: ISRAEL YERENA
13-08-2019 16:15:46
Escalofríos, de R. L. Stine, fue una serie de libros infantiles de terror que marcaron a toda una generación durante los años 1990, fiebre que creció cuando varios de sus relatos se llevaron a la televisión gracias a la serie del mismo nombre. Sin embargo, muchos años antes de esto existieron las Historias de miedo para contar en la oscuridad, escritas por Alvin Shcwartz y que, aunque con cuentos más breves, lograron aterrorizar a cientos de niños al grado de que los padres buscaron que se dejara de publicarlos.
Ahora, a casi 40 años de su lanzamiento, el director André Øvredal se ha encargado de plasmar algunos de estos relatos al cine con la ayuda del productor y también cineasta Guillermo del Toro. Una combinación que hacen de estas Historias de miedo para contar en la oscuridad una obra interesante pero con ciertos fallos.
Antes que nada debemos comprender que si bien la atmósfera y el diseño de varios de los espectros de esta película lucen sumamente tétricos y sombríos, no debemos olvidar que estamos viendo la adaptación de historias de miedo para niños, por lo que lo único que se debe esperar de esta cinta es un terror juvenil más que algo perturbador.
Entendido esto podemos ver que la película cuenta con más aciertos que errores, pues es una cinta que a pesar de tener casi dos horas de duración tiene un ritmo rápido por su división en seis segmentos, es decir, en seis historias diferentes, las cuales no necesariamente dependen unas de otras pero sí conforman una misma trama.
Por otro lado y en el aspecto negativo, estos seis relatos no cuentan con los mismos niveles de terror y suspenso, lo que ocasiona que el miedo e intriga del filme en general también se sientan atropellados, pues mientras relatos como Harold, La dama pálida y El dedo gordo del pie generan una buena tensión además de evocar más a la esencia de los libros, otros como El punto rojo y La casa embrujada, son más débiles al momento de causar temor y suspenso.
Otra cosa que tienen en común cada historia individual con la trama completa, es que tanto las unas como la otra comienzan de buena manera, enganchando al espectador desde un inicio con una idea sencilla pero interesante, rematada con espectros sumamente llamativos y macabros, presentando un terror ligero pero bien tratado, aunque con desenlaces un tanto insatisfactorios al no tener el mismo impacto que su desarrollo.
En cuanto a lo visual, la cinta es poderosa no sólo por los escenarios tétricos e incluso clásicos como lo es una casa embrujada, sino también por su producción que sin llegar al exceso ni a lo terriblemente nostálgico, evoca muy bien la década de los 80. Aunque claro, las palmas se las llevan todos los monstruos y fantasmas aquí mostrados, pues al estar “fabricados” con maquillajes y uso de piezas prostéticas, le dan ese toque especial que, aunque un poco dañado por el uso de CGI, no impiden disfrutar de las caracterizaciones.
En pocas palabras, Historias de miedo para contar en la oscuridad es una película más que interesante a pesar de sus atropellos en su ritmo y ciertos momentos que provocan la pérdida de tensión y suspenso, en general es una buena cinta que cumple con su objetivo: ser una película de terror juvenil que no busca ser ni mucho más ni mucho menos que esto.
Escalofríos, de R. L. Stine, fue una serie de libros infantiles de terror que marcaron a toda una generación durante los años 1990, fiebre que creció cuando varios de sus relatos se llevaron a la televisión gracias a la serie del mismo nombre. Sin embargo, muchos años antes de esto existieron las Historias de miedo para contar en la oscuridad, escritas por Alvin Shcwartz y que, aunque con cuentos más breves, lograron aterrorizar a cientos de niños al grado de que los padres buscaron que se dejara de publicarlos.
Ahora, a casi 40 años de su lanzamiento, el director André Øvredal se ha encargado de plasmar algunos de estos relatos al cine con la ayuda del productor y también cineasta Guillermo del Toro. Una combinación que hacen de estas Historias de miedo para contar en la oscuridad una obra interesante pero con ciertos fallos.
Antes que nada debemos comprender que si bien la atmósfera y el diseño de varios de los espectros de esta película lucen sumamente tétricos y sombríos, no debemos olvidar que estamos viendo la adaptación de historias de miedo para niños, por lo que lo único que se debe esperar de esta cinta es un terror juvenil más que algo perturbador.
Entendido esto podemos ver que la película cuenta con más aciertos que errores, pues es una cinta que a pesar de tener casi dos horas de duración tiene un ritmo rápido por su división en seis segmentos, es decir, en seis historias diferentes, las cuales no necesariamente dependen unas de otras pero sí conforman una misma trama.
Por otro lado y en el aspecto negativo, estos seis relatos no cuentan con los mismos niveles de terror y suspenso, lo que ocasiona que el miedo e intriga del filme en general también se sientan atropellados, pues mientras relatos como Harold, La dama pálida y El dedo gordo del pie generan una buena tensión además de evocar más a la esencia de los libros, otros como El punto rojo y La casa embrujada, son más débiles al momento de causar temor y suspenso.
Otra cosa que tienen en común cada historia individual con la trama completa, es que tanto las unas como la otra comienzan de buena manera, enganchando al espectador desde un inicio con una idea sencilla pero interesante, rematada con espectros sumamente llamativos y macabros, presentando un terror ligero pero bien tratado, aunque con desenlaces un tanto insatisfactorios al no tener el mismo impacto que su desarrollo.
En cuanto a lo visual, la cinta es poderosa no sólo por los escenarios tétricos e incluso clásicos como lo es una casa embrujada, sino también por su producción que sin llegar al exceso ni a lo terriblemente nostálgico, evoca muy bien la década de los 80. Aunque claro, las palmas se las llevan todos los monstruos y fantasmas aquí mostrados, pues al estar “fabricados” con maquillajes y uso de piezas prostéticas, le dan ese toque especial que, aunque un poco dañado por el uso de CGI, no impiden disfrutar de las caracterizaciones.
En pocas palabras, Historias de miedo para contar en la oscuridad es una película más que interesante a pesar de sus atropellos en su ritmo y ciertos momentos que provocan la pérdida de tensión y suspenso, en general es una buena cinta que cumple con su objetivo: ser una película de terror juvenil que no busca ser ni mucho más ni mucho menos que esto.