Star Wars Episodio VII: Los Últimos Jedi (Parte II)
POR: SAÚL ARELLANO MONTORO
26-03-2018 15:38:56
Pese a las evidentes secuencias que salen sobrando – Casino, algo de Ahch-To- y personajes extraños – Rose, DJ, Porgs, fathiers, vulptex, monjas Lanai o las bestias anfibias Thala - que vienen en la película; Los Últimos Jedi resulta una película que cumple su cometido con creces.
De alguna forma inexplicable para la carrera de Johnson, el mediano director supo reconocer los elementos clave de la mitología Star Wars y conservarlos lo mejor posible para que el golpe para con los seguidores de toda la vida no fuera tan fuerte. El “borrón y cuenta nueva” siguió siendo paulatino para el público en general que es, al final, el que importa por lo comentado en el texto anterior: Al fan acérrimo ya se le tiene atrapado desde hace décadas así que ya no importa porque seguirá consumiendo.
Y bajo esta evidente premisa, el director acomodó la historia de la mejor manera posible para lograr un producto entretenido, dinámico y de acción que satisfizo a la mayoría de los espectadores que fueron sorprendidos con más de una secuencia. Desde luego que gran parte del éxito fue “navegar en aguas seguras” al referir muchas situaciones del pasado para adaptarlas a los nuevos espectadores y lograr una empatía inmediata.
Aquí fue donde la película funcionó al anclar el pasado con el futuro; regresando en los momentos justos a situaciones cómodas y asimilables en su mayoría y permitirse dar otro paso a la eliminación de todo lo anterior.
“ASÍ QUE ES HORA DE QUE LA ORDEN JEDI TERMINE...”
No bien termina de correr el texto tradicional inicial – con todo y fanfarria - la película marca la pauta narrativa de lo que serán los próximos 150 minutos: Sentido del humor inesperado, acción controlada, situaciones que invariablemente nos hacen sentir un Déjà vu y diálogos que más que acompañar la trama nos recuerdan - durante las dos horas y media de duración - que olvidemos la saga distribuida por la Fox y la Lucasfilm de George Lucas. No hay un solo momento de la película donde NO se niegue, cuestione y ponga en tela de juicio lo que ocurrió en el pasado bajo la sutil metáfora de la Orden Jedi y los Sith.
Pese a todo, la película es muy fluida. Cada actor tiene claro el perfil de su personaje y se adaptan al mediocre trabajo de dirección de Rian Johnson porque cada uno de ellos se notó divertido de poder jugar en una galaxia muy lejana. Y en cuanto a los veteranos, se les aligeró la carga porque ya van a desaparecer de la historia y por lo mismo se les nota una actuación muy relajada.
Por lo mismo, la base de la historia recae en los dos antagónicos principales que serán los que mantendrán activa la nueva saga: Rey como un nuevo “Luke” y Kylo como el poderoso enemigo a vencer ¿Que más pedimos a una serie de películas que es el tradicional cuento épico de el bien contra el mal? Nada; así debe ser y mantenerse siempre. Esa es la lección de Star Wars: Luz y sombra en el más puro estilo narrativo de aventuras.
“¡QUÍTATE ESA RIDÍCULA MÁSCARA!”
Kylo Ren sigue evolucionando hacia un gran personaje. Tiene los matices precisos para que esté anclado a comportamientos normales – lo que lo vuelve terrenal y fácilmente asimilable para cualquier espectador y no los fundamentalistas – pero a su vez mantenerlo con la mística y dramatismo del villano perfecto debido a que el personaje, en su aparente confusión sentimental mostrada en el Episodio 7, hizo lo necesario para lograr el objetivo de elevarse como el líder supremo: Rechaza la ayuda del lado luminoso por sentirse rechazado y casi eliminado por su propia sangre; y refuerza su viaje hacia la oscuridad al matar a su propio padre. Pero no conforme con eso, el nivel de traición también llega al lado oscuro al matar – como los Sith promueven en sus folletos de inscripción al club – a quién lo tomó bajo su cobijo, Snoke, que no es un Sith porque tampoco es necesario serlo desde el Episodio anterior.
Es así que tenemos a este personaje que no es Sith pero si es ambicioso y poderoso en el uso de la fuerza. Es decir, tiene su propia agenda y que además tiene un vínculo con Rey - sin que sean parientes como ocurre con Leia y Luke – que lo mantiene en un estado de confusión que no terminó de resolverse en esta película.
Y hablando de Rey; este personaje va por el camino que se le impuso desde el episodio anterior sin tropezones ni cambios. Haciendo lo que esperamos debe hacer en los momentos que deben ser sin necesidad de sorpresas. El mejor ejemplo es toda la secuencia – una vez más, un Déjà vu a la escena del trono en ROTJ – de la sala de Snoke, cuya escenografía recuerda las hechas por Bob Fosse en cine y teatro (esperaba ver a Rey y Kylo entrando al salón de Snoke bailando la coreografía de The Aloof de Sweet Charity), de la pelea hombro con hombro eliminando a los minions de Snoke para descubrir el camino original de ambos personajes y la separación de ambos caminos que por supuesto se volverán a enfrentar (¿Quién lo duda?) y puedo apostar que no morirá ninguno de los dos como ha pasado en las trilogías anteriores.
¿Por qué? Pues porque hay una “chispa” que nos mostró Johnson de portadores de la Fuerza que no son Jedi y cualquiera de ellos puede ser de la parte luminosa u oscura por igual enseñados por estos nuevos “Disney-héroes” donde una puede ser guiada por el espíritu de Luke y el otro no tiene absolutamente a nadie que lo oriente con lo que el perfil de Kylo puede ser aún más devastador al dejarse guiar solo por su instinto.
“SOMOS LA CHISPA QUE ENCENDERÁ EL FUEGO”
Luego de la secuencia de heroísmo del planeta Crait – con todo y música de Williams acompañando al Halcón – y la despedida épica de Luke de la saga; la iconografía se mezcla una vez más para que, al igual que en ESB, un transporte se aleja al espacio abierto llevando lo único que queda de una rebelión. Y ¿Qué mejor transporte que el Halcón Milenario? Que queda como nexo – al igual que Chewie, R2 y C3PO – del pasado para servir al futuro.
Esto es lo que nos espera en el Episodio 9; los personajes que ya se ganaron su lugar – Rey, Kylo, Poe, Finn, Hux etcétera – en esta nueva trilogía para que sirvan como base de esta nueva generación de seguidores que la harán suya y que permitirá crear otras aventuras con otros personajes en la eterna lucha de “cuento de hadas galactico” del bien contra el mal.
De hecho, no hay que ser sabios ni trabajar en Lucasfilm para saber cuál será el tema a seguir del Episodio 9.
PARA TERMINAR ¿QUÉ QUEDA DEBIENDO HASTA ESTE MOMENTO LA NUEVA TRILOGÍA?
A título personal; el no haber juntado a los héroes del pasado en una sola película: Leia, Luke y Han con Chewie, R2 y C3PO (¿Lando tal vez?) para después despedirlos en muertes honorables y que haya valido la pena su paso por nuestra cultura popular. Es decir, si tuvieron muertes impactantes pero no pudimos ver aunque sea a Han, Leia y Luke juntos por última vez antes de su partida de Lucasfilm de Disney. Me siento frustrado por eso.
También nos queda a deber una historia original y no “refriteada” de las trilogías anteriores; aunque se que para el Episodio X (Vamos ¿De verdad creen que no se hará?) esto será correspondido y espero que con creces.
FIN PARTE II.
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Pese a las evidentes secuencias que salen sobrando – Casino, algo de Ahch-To- y personajes extraños – Rose, DJ, Porgs, fathiers, vulptex, monjas Lanai o las bestias anfibias Thala - que vienen en la película; Los Últimos Jedi resulta una película que cumple su cometido con creces.
De alguna forma inexplicable para la carrera de Johnson, el mediano director supo reconocer los elementos clave de la mitología Star Wars y conservarlos lo mejor posible para que el golpe para con los seguidores de toda la vida no fuera tan fuerte. El “borrón y cuenta nueva” siguió siendo paulatino para el público en general que es, al final, el que importa por lo comentado en el texto anterior: Al fan acérrimo ya se le tiene atrapado desde hace décadas así que ya no importa porque seguirá consumiendo.
Y bajo esta evidente premisa, el director acomodó la historia de la mejor manera posible para lograr un producto entretenido, dinámico y de acción que satisfizo a la mayoría de los espectadores que fueron sorprendidos con más de una secuencia. Desde luego que gran parte del éxito fue “navegar en aguas seguras” al referir muchas situaciones del pasado para adaptarlas a los nuevos espectadores y lograr una empatía inmediata.
Aquí fue donde la película funcionó al anclar el pasado con el futuro; regresando en los momentos justos a situaciones cómodas y asimilables en su mayoría y permitirse dar otro paso a la eliminación de todo lo anterior.
“ASÍ QUE ES HORA DE QUE LA ORDEN JEDI TERMINE...”
No bien termina de correr el texto tradicional inicial – con todo y fanfarria - la película marca la pauta narrativa de lo que serán los próximos 150 minutos: Sentido del humor inesperado, acción controlada, situaciones que invariablemente nos hacen sentir un Déjà vu y diálogos que más que acompañar la trama nos recuerdan - durante las dos horas y media de duración - que olvidemos la saga distribuida por la Fox y la Lucasfilm de George Lucas. No hay un solo momento de la película donde NO se niegue, cuestione y ponga en tela de juicio lo que ocurrió en el pasado bajo la sutil metáfora de la Orden Jedi y los Sith.
Pese a todo, la película es muy fluida. Cada actor tiene claro el perfil de su personaje y se adaptan al mediocre trabajo de dirección de Rian Johnson porque cada uno de ellos se notó divertido de poder jugar en una galaxia muy lejana. Y en cuanto a los veteranos, se les aligeró la carga porque ya van a desaparecer de la historia y por lo mismo se les nota una actuación muy relajada.
Por lo mismo, la base de la historia recae en los dos antagónicos principales que serán los que mantendrán activa la nueva saga: Rey como un nuevo “Luke” y Kylo como el poderoso enemigo a vencer ¿Que más pedimos a una serie de películas que es el tradicional cuento épico de el bien contra el mal? Nada; así debe ser y mantenerse siempre. Esa es la lección de Star Wars: Luz y sombra en el más puro estilo narrativo de aventuras.
“¡QUÍTATE ESA RIDÍCULA MÁSCARA!”
Kylo Ren sigue evolucionando hacia un gran personaje. Tiene los matices precisos para que esté anclado a comportamientos normales – lo que lo vuelve terrenal y fácilmente asimilable para cualquier espectador y no los fundamentalistas – pero a su vez mantenerlo con la mística y dramatismo del villano perfecto debido a que el personaje, en su aparente confusión sentimental mostrada en el Episodio 7, hizo lo necesario para lograr el objetivo de elevarse como el líder supremo: Rechaza la ayuda del lado luminoso por sentirse rechazado y casi eliminado por su propia sangre; y refuerza su viaje hacia la oscuridad al matar a su propio padre. Pero no conforme con eso, el nivel de traición también llega al lado oscuro al matar – como los Sith promueven en sus folletos de inscripción al club – a quién lo tomó bajo su cobijo, Snoke, que no es un Sith porque tampoco es necesario serlo desde el Episodio anterior.
Es así que tenemos a este personaje que no es Sith pero si es ambicioso y poderoso en el uso de la fuerza. Es decir, tiene su propia agenda y que además tiene un vínculo con Rey - sin que sean parientes como ocurre con Leia y Luke – que lo mantiene en un estado de confusión que no terminó de resolverse en esta película.
Y hablando de Rey; este personaje va por el camino que se le impuso desde el episodio anterior sin tropezones ni cambios. Haciendo lo que esperamos debe hacer en los momentos que deben ser sin necesidad de sorpresas. El mejor ejemplo es toda la secuencia – una vez más, un Déjà vu a la escena del trono en ROTJ – de la sala de Snoke, cuya escenografía recuerda las hechas por Bob Fosse en cine y teatro (esperaba ver a Rey y Kylo entrando al salón de Snoke bailando la coreografía de The Aloof de Sweet Charity), de la pelea hombro con hombro eliminando a los minions de Snoke para descubrir el camino original de ambos personajes y la separación de ambos caminos que por supuesto se volverán a enfrentar (¿Quién lo duda?) y puedo apostar que no morirá ninguno de los dos como ha pasado en las trilogías anteriores.
¿Por qué? Pues porque hay una “chispa” que nos mostró Johnson de portadores de la Fuerza que no son Jedi y cualquiera de ellos puede ser de la parte luminosa u oscura por igual enseñados por estos nuevos “Disney-héroes” donde una puede ser guiada por el espíritu de Luke y el otro no tiene absolutamente a nadie que lo oriente con lo que el perfil de Kylo puede ser aún más devastador al dejarse guiar solo por su instinto.
“SOMOS LA CHISPA QUE ENCENDERÁ EL FUEGO”
Luego de la secuencia de heroísmo del planeta Crait – con todo y música de Williams acompañando al Halcón – y la despedida épica de Luke de la saga; la iconografía se mezcla una vez más para que, al igual que en ESB, un transporte se aleja al espacio abierto llevando lo único que queda de una rebelión. Y ¿Qué mejor transporte que el Halcón Milenario? Que queda como nexo – al igual que Chewie, R2 y C3PO – del pasado para servir al futuro.
Esto es lo que nos espera en el Episodio 9; los personajes que ya se ganaron su lugar – Rey, Kylo, Poe, Finn, Hux etcétera – en esta nueva trilogía para que sirvan como base de esta nueva generación de seguidores que la harán suya y que permitirá crear otras aventuras con otros personajes en la eterna lucha de “cuento de hadas galactico” del bien contra el mal.
De hecho, no hay que ser sabios ni trabajar en Lucasfilm para saber cuál será el tema a seguir del Episodio 9.
PARA TERMINAR ¿QUÉ QUEDA DEBIENDO HASTA ESTE MOMENTO LA NUEVA TRILOGÍA?
A título personal; el no haber juntado a los héroes del pasado en una sola película: Leia, Luke y Han con Chewie, R2 y C3PO (¿Lando tal vez?) para después despedirlos en muertes honorables y que haya valido la pena su paso por nuestra cultura popular. Es decir, si tuvieron muertes impactantes pero no pudimos ver aunque sea a Han, Leia y Luke juntos por última vez antes de su partida de Lucasfilm de Disney. Me siento frustrado por eso.
También nos queda a deber una historia original y no “refriteada” de las trilogías anteriores; aunque se que para el Episodio X (Vamos ¿De verdad creen que no se hará?) esto será correspondido y espero que con creces.
FIN PARTE II.
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