MOSTRO: Una traducción imposible
POR: FERNANDA LOZADA
18-04-2024 13:44:25
Es bien sabido que el cine comercial ha acaparado las salas, que a veces no se da espacio ni oportunidad a grandes autores por no cumplir con la fórmula, ni retratar las historias, ni abordar los géneros conocidos y deseados por un sector de la población consumidora del séptimo arte como medio de entretenimiento más que como un medio artístico, pero a últimas fechas esto ha comenzado a cambiar. Afortunadamente y como espectadores hemos empezado a consumir un cine diferente, autoral, experimental, aunque, naturalmente y como era de esperarse, con esta diversidad también llegan aquellas propuestas que no tienen ni pies ni cabeza, que no saben donde se posicionan ni a quién se dirigen; lamentablemente esto le pasa a MOSTRO, una película que quiso hacer demasiado y terminó siendo una traducción imposible; una imagen, una idea, un sonido que quiso salir de la mente de sus autores pero no logró decodificarse de forma que pudiera compartirse con alguien más.
La película ostenta una vibra experimental clara e innegable desde su inicio, es visualmente atractiva y su fotografía es bella mayormente, sin embargo, se pierde entre un esfuerzo por comprender una narrativa que se vuelve peligrosamente como lo que denominamos pretencioso desde muy temprano y el problema es que uno como público (ya sea una persona cinéfila experimentada y conocedora del medio, hasta quien consume cine por puro y mero entretenimiento o incluso un crítico o cineasta que se dedica al cine de lleno) comienza a perderse en la maraña de elementos presentados consiguiendo el efecto contrario al deseado (presumiblemente).
Si bien existe la interpretación, ésta se vuelve demasiado amplia y compleja, si lo que la producción persigue es confundir o desafiar a ver quién aguanta más sin distraerse de la pantalla, lo alcanza y es triste porque en realidad cuentan con gran apoyo de terceros para su desarrollo (situación que queda clara en la película a través del uso y proyección de marcas directamente en imagen) así como una carpeta que resulta interesante, cuenta con un logline y una sinopsis con gran potencial, cosas que se perdieron en la realización.
Temas delicados como la drogadicción y la situación de inseguridad en México buscan ser abordadas pero no terminan de cuajar al mezclarlos con un nivel de experimento audiovisual de ese calibre, desafortunadamente la dirección de actores es bastante decepcionante (exceptuando a su protagonista y al personaje de su papá quienes son los personaje mejor construidos y ejecutados) y orilla al espectador a salir de la diégesis para cuestionarse la verosimilitud hasta de sus propios diálogos a oídos de cualquiera por mencionar algo, también pese a la leyenda que advierte sobre las secuencias de luces estroboscópicas, el uso de este material está sobre explotado y se vuelve molesto, aunque no esté injustificado, es en definitiva excesivo.
Que el cine genere conversación y preguntas es la meta final pero a veces debemos considerar que si el metraje va a compartirse con cualquier otro que no sea su autor habrá de considerarse la reacción del espectador, de no ser así solo quien crea será capaz de apreciar y entender su propia obra, una idea con gran potencial quedó atascada en un fallo, en una insuficiencia de cortes y opiniones o revisiones previas a un estreno, las metáforas mueren a mitad de una representación pretenciosa, el mensaje e idea central caen a mitad de una narrativa coartada que no supo comunicarse.
Realizar un largometraje es siempre un éxito implícito, lo que conlleva alcanzar un proyecto listo para distribuirse demuestra un trabajo y esfuerzo colectivo aplaudible por lo que inherentemente debe apreciarse pero cuestionemos el resultado de ciertas propuestas y su probabilidad no solo de éxito si no de alcance y comprensión, tristemente no siempre podemos salir antes de una proyección a explicar, introducir o advertir sobre lo que está por verse, ni podremos defender el proyecto luego, solamente podremos escuchar reacciones y afrontar la crítica. Ver esta película es una muy buena oportunidad para ampliar nuestro catálogo y probar cosas nuevas, decidir por uno mismo lo que nos gusta y lo que no, pero a ojos de alguien que disfruta el cine experimental, esta propuesta nos quedó a deber y bastante.
MOSTRO llega a salas el 18 de abril.
Es bien sabido que el cine comercial ha acaparado las salas, que a veces no se da espacio ni oportunidad a grandes autores por no cumplir con la fórmula, ni retratar las historias, ni abordar los géneros conocidos y deseados por un sector de la población consumidora del séptimo arte como medio de entretenimiento más que como un medio artístico, pero a últimas fechas esto ha comenzado a cambiar. Afortunadamente y como espectadores hemos empezado a consumir un cine diferente, autoral, experimental, aunque, naturalmente y como era de esperarse, con esta diversidad también llegan aquellas propuestas que no tienen ni pies ni cabeza, que no saben donde se posicionan ni a quién se dirigen; lamentablemente esto le pasa a MOSTRO, una película que quiso hacer demasiado y terminó siendo una traducción imposible; una imagen, una idea, un sonido que quiso salir de la mente de sus autores pero no logró decodificarse de forma que pudiera compartirse con alguien más.
La película ostenta una vibra experimental clara e innegable desde su inicio, es visualmente atractiva y su fotografía es bella mayormente, sin embargo, se pierde entre un esfuerzo por comprender una narrativa que se vuelve peligrosamente como lo que denominamos pretencioso desde muy temprano y el problema es que uno como público (ya sea una persona cinéfila experimentada y conocedora del medio, hasta quien consume cine por puro y mero entretenimiento o incluso un crítico o cineasta que se dedica al cine de lleno) comienza a perderse en la maraña de elementos presentados consiguiendo el efecto contrario al deseado (presumiblemente).
Si bien existe la interpretación, ésta se vuelve demasiado amplia y compleja, si lo que la producción persigue es confundir o desafiar a ver quién aguanta más sin distraerse de la pantalla, lo alcanza y es triste porque en realidad cuentan con gran apoyo de terceros para su desarrollo (situación que queda clara en la película a través del uso y proyección de marcas directamente en imagen) así como una carpeta que resulta interesante, cuenta con un logline y una sinopsis con gran potencial, cosas que se perdieron en la realización.
Temas delicados como la drogadicción y la situación de inseguridad en México buscan ser abordadas pero no terminan de cuajar al mezclarlos con un nivel de experimento audiovisual de ese calibre, desafortunadamente la dirección de actores es bastante decepcionante (exceptuando a su protagonista y al personaje de su papá quienes son los personaje mejor construidos y ejecutados) y orilla al espectador a salir de la diégesis para cuestionarse la verosimilitud hasta de sus propios diálogos a oídos de cualquiera por mencionar algo, también pese a la leyenda que advierte sobre las secuencias de luces estroboscópicas, el uso de este material está sobre explotado y se vuelve molesto, aunque no esté injustificado, es en definitiva excesivo.
Que el cine genere conversación y preguntas es la meta final pero a veces debemos considerar que si el metraje va a compartirse con cualquier otro que no sea su autor habrá de considerarse la reacción del espectador, de no ser así solo quien crea será capaz de apreciar y entender su propia obra, una idea con gran potencial quedó atascada en un fallo, en una insuficiencia de cortes y opiniones o revisiones previas a un estreno, las metáforas mueren a mitad de una representación pretenciosa, el mensaje e idea central caen a mitad de una narrativa coartada que no supo comunicarse.
Realizar un largometraje es siempre un éxito implícito, lo que conlleva alcanzar un proyecto listo para distribuirse demuestra un trabajo y esfuerzo colectivo aplaudible por lo que inherentemente debe apreciarse pero cuestionemos el resultado de ciertas propuestas y su probabilidad no solo de éxito si no de alcance y comprensión, tristemente no siempre podemos salir antes de una proyección a explicar, introducir o advertir sobre lo que está por verse, ni podremos defender el proyecto luego, solamente podremos escuchar reacciones y afrontar la crítica. Ver esta película es una muy buena oportunidad para ampliar nuestro catálogo y probar cosas nuevas, decidir por uno mismo lo que nos gusta y lo que no, pero a ojos de alguien que disfruta el cine experimental, esta propuesta nos quedó a deber y bastante.
MOSTRO llega a salas el 18 de abril.