Hijos de perra: Enseñanzas y lecciones entre risas y palabrotas
POR: FERNANDA LOZADA
24-08-2023 11:53:23
La más nueva apuesta de Universal es una comedia protagonizada por perros que hablan, si bien la idea es ya de por sí algo que por generaciones ha resultado gracioso y generalmente exitoso en sus múltiples ejemplos aunque con diferentes premisas y protagonistas (un buen referente sería la mítica Mira quién habla de 1989), esta vez Hijos de perra (Strays) viene no solo a darnos un buen rato en las salas de cine si no que con ella trae enseñanzas, mensajes y lecciones entre risas y palabrotas.
Desde la traducción del título de la película sabemos que la división latina tuvo mucho que ver en la distribución de la cinta para los hispanohablantes y es que aunque ya por sí sola la película es divertidísima, la tropicalización que se le realizó al doblaje resultó ser un éxito; haber dejado que se titulara “callejeros” como marcaba el idioma nativo no hubiera tenido el impacto que se consiguió llamándola Hijos de perra, porque con esto nos dan desde antes la intención del doble sentido brindándonos una expectativa sobre qué esperar al entrar a la sala y, sinceramente, no decepciona.
Debe mencionarse que la cantidad de palabras y expresiones altisonantes es cuantiosa, probablemente habrá cierto público que se incomode ante ellas pero también hay que mencionar que los guionistas supieron jugar con esto y delinearon un límite muy delgado y, es que, se genera un efecto muy curioso cuando uno como espectador se da cuenta que realmente el lenguaje no molesta simple y sencillamente porque quienes lo están utilizando, quienes se están expresando así, son un grupo de perritos inherente e irremediablemente tiernos.
La historia es totalmente aristotélica en su desarrollo, tenemos un inicio, un nudo y un desenlace; sencillo y funcional, lo que vuelve interesante este proyecto es en realidad su anécdota, el uso del absurdo (que está tan bien trabajado que lo compramos totalmente, nos vemos inmersos en el mundo que se construye) y sobre todo el mensaje que está oculto entre las bromas, el doble sentido y hasta lo grotesco pues, la película nos habla y aborda diferentes temas que, como si se tratara de una cinta pensada para un público infantil, nos deja con lecciones importantes y actuales, en realidad, es digno de estudio ver cómo se puede llegar a cierto nicho de mercado, adultos jóvenes en este caso, para traer a la conversación tópicos como la amistad, las relaciones tóxicas, el maltrato animal, la dependencia y todo desde la comedia.
Es bien sabido que como humanos funciona bien proyectarnos en otros seres o hasta objetos inanimados al volverlos antropomórficos pero en el caso de Hijos de perra hacerlo a través de estos animalitos de compañía es un gran acierto, pues, la historia de Reggie (nuestro canino protagónico) genera empatía inmediatamente y así conforme avanza la película, la audiencia se va concientizando inconscientemente (las ironías de la vida). Los personajes que acompañan a este Border Terrier también son entrañables y a través de ellos aprendemos cosas bastante humanas botándonos de risa con el aporte perruno a todo esto.
La aventura peluda dura alrededor de una hora y media que se pasa en un parpadeo, el ritmo es dinámico y consigue el momentum perfecto para cada broma en la película. Hijos de perra está claramente dirigida a un público adulto, las groserías y contenido de carácter sexual están siempre presentes, esto no es Beethoven pero podríamos decir que es el hijo no nato de la hipotética relación entre Bolt y Qué pasó ayer?; porque, ¿quién nos asegura que los perros por más lindos, tiernos, leales y cualquier adjetivo bonito que pueda definirlos, no son como nosotros los humanos?
Las narraciones y voces que se les han dado a estos animales en el terreno del séptimo arte siempre han sido muy melodramáticas pero ahora podemos escuchar una aproximación muchísimo más realista que refresca las historias y películas dentro de este pseudogénero, películas de perros; no más Hachi, no más Marley, acá llegan los verdaderos cachorros majaderos.
Hijos de perra finalmente llegó a salas, no dejen pasar la oportunidad de verla y divertirse de la pata de este grupo de perros mal hablados que les darán lecciones de vida y además un muy buen rato en cines.
La más nueva apuesta de Universal es una comedia protagonizada por perros que hablan, si bien la idea es ya de por sí algo que por generaciones ha resultado gracioso y generalmente exitoso en sus múltiples ejemplos aunque con diferentes premisas y protagonistas (un buen referente sería la mítica Mira quién habla de 1989), esta vez Hijos de perra (Strays) viene no solo a darnos un buen rato en las salas de cine si no que con ella trae enseñanzas, mensajes y lecciones entre risas y palabrotas.
Desde la traducción del título de la película sabemos que la división latina tuvo mucho que ver en la distribución de la cinta para los hispanohablantes y es que aunque ya por sí sola la película es divertidísima, la tropicalización que se le realizó al doblaje resultó ser un éxito; haber dejado que se titulara “callejeros” como marcaba el idioma nativo no hubiera tenido el impacto que se consiguió llamándola Hijos de perra, porque con esto nos dan desde antes la intención del doble sentido brindándonos una expectativa sobre qué esperar al entrar a la sala y, sinceramente, no decepciona.
Debe mencionarse que la cantidad de palabras y expresiones altisonantes es cuantiosa, probablemente habrá cierto público que se incomode ante ellas pero también hay que mencionar que los guionistas supieron jugar con esto y delinearon un límite muy delgado y, es que, se genera un efecto muy curioso cuando uno como espectador se da cuenta que realmente el lenguaje no molesta simple y sencillamente porque quienes lo están utilizando, quienes se están expresando así, son un grupo de perritos inherente e irremediablemente tiernos.
La historia es totalmente aristotélica en su desarrollo, tenemos un inicio, un nudo y un desenlace; sencillo y funcional, lo que vuelve interesante este proyecto es en realidad su anécdota, el uso del absurdo (que está tan bien trabajado que lo compramos totalmente, nos vemos inmersos en el mundo que se construye) y sobre todo el mensaje que está oculto entre las bromas, el doble sentido y hasta lo grotesco pues, la película nos habla y aborda diferentes temas que, como si se tratara de una cinta pensada para un público infantil, nos deja con lecciones importantes y actuales, en realidad, es digno de estudio ver cómo se puede llegar a cierto nicho de mercado, adultos jóvenes en este caso, para traer a la conversación tópicos como la amistad, las relaciones tóxicas, el maltrato animal, la dependencia y todo desde la comedia.
Es bien sabido que como humanos funciona bien proyectarnos en otros seres o hasta objetos inanimados al volverlos antropomórficos pero en el caso de Hijos de perra hacerlo a través de estos animalitos de compañía es un gran acierto, pues, la historia de Reggie (nuestro canino protagónico) genera empatía inmediatamente y así conforme avanza la película, la audiencia se va concientizando inconscientemente (las ironías de la vida). Los personajes que acompañan a este Border Terrier también son entrañables y a través de ellos aprendemos cosas bastante humanas botándonos de risa con el aporte perruno a todo esto.
La aventura peluda dura alrededor de una hora y media que se pasa en un parpadeo, el ritmo es dinámico y consigue el momentum perfecto para cada broma en la película. Hijos de perra está claramente dirigida a un público adulto, las groserías y contenido de carácter sexual están siempre presentes, esto no es Beethoven pero podríamos decir que es el hijo no nato de la hipotética relación entre Bolt y Qué pasó ayer?; porque, ¿quién nos asegura que los perros por más lindos, tiernos, leales y cualquier adjetivo bonito que pueda definirlos, no son como nosotros los humanos?
Las narraciones y voces que se les han dado a estos animales en el terreno del séptimo arte siempre han sido muy melodramáticas pero ahora podemos escuchar una aproximación muchísimo más realista que refresca las historias y películas dentro de este pseudogénero, películas de perros; no más Hachi, no más Marley, acá llegan los verdaderos cachorros majaderos.
Hijos de perra finalmente llegó a salas, no dejen pasar la oportunidad de verla y divertirse de la pata de este grupo de perros mal hablados que les darán lecciones de vida y además un muy buen rato en cines.