Megalodón 2 El gran abismo: Mega-disparatada pero Mega-divertida
POR: SAÚL ARELLANO MONTORO
04-08-2023 14:18:18
Sí definiéramos los criterios para establecer cómo debe ser una película de verano, los dos primeros de la lista sería que debe ser emocionante y divertida. Y si a eso le sumamos acción que sobrepasa por mucho los límites de lo razonable nos acercamos a lo necesario. Y por si hubiera alguna duda, le metemos no uno sino tres megalodontes nadando libremente por ahí, el concepto puede ser considerado como impecable.
Ah; me faltaba un elemento extra: Jason Statham.
Es así que podemos definir, sin temor a equivocarnos, que MEGALODÓN 2: EL GRAN ABISMO es una película cien por ciento de verano realizada con total desparpajo y sin pretensiones por el director Ben Weathley y producida, faltaba más, por el mismísimo Statham.
PRIMER ACTO: MEGA-LENTA
Si los que me leen están familiarizados con la saga de libros MEG del escritor Steve Alten, sabrán que la escena inicial de la película pertenece a la primera novela pero que luego de eso entramos de lleno, con algunas adaptaciones libres, al segundo libro de la saga que da nombre a esta película.
Si no han leído las novelas, no importa porque lleva una buena continuidad al grado que algunos de los actores de la versión del 2018 regresan a repetir sus personajes, resaltando desde luego la niña Shuya Sophia Cai en el papel de la ya adolescente Meiying y Page Kennedy como el “Madelman” DJ. Esto, de entrada, causa una automática empatía con el espectador que se siente en un terreno ya familiar y como parte de la trama.
Dicho esto, hay que mencionar que este primer acto es sumamente lento, poco fluido y la acción es casi nula haciendo que pensemos: “¡Hey! Yo pague por ver tiburonsotes, no esto”. Porque, debido a la trama, hay una narrativa de conciencia ecológica que permea todas las situaciones hasta que nuestros protagonistas quedan atrapados en el Gran Abismo dando por terminado todo este aburrido primer acto.
SEGUNDO ACTO: MEGA-SORPRENDENTE
De un momento a otro, la película retoma las secuencias de acción y suspenso con un ritmo ascendente que como espectadores agradecemos porque estábamos realmente ahogándonos con nuestra propia saliva al quedarnos dormidos con lo poco fluido que resultó lo anterior.
Visualmente más lograda que la primera respecto al Gran Abismo y con más monstruos para el goce del espectador de verano, la película va in crescendo tanto en lo emocionante como en las partes de humor que se van presentando de forma pausada, sin bromas forzadas o actitudes de pastelazo pero eso si, con personajes “malos, muy malos de malolandia” que para colmo, uno de ellos es latino (estereotipos siempre disponibles), y héroes que surgen de la necesidad de sobrevivir sin ser Jonas Taylor (Statham) para salvar el día, porque él solo se enfrenta con lo verdaderamente importante de la película, no con latinos facinerosos y necios con frases de cliché.
Y aunque YA vemos a los tres megalodontes hacer sus destrozos en el fondo del abismo, sigue rondando en nuestras mentes el “Si bueno, ya están ahí, pero… ¡Yo pague por ver tiburonsotes más seguido! No esto nada más”.
TERCER Y ÚLTIMO ACTO: MEGA-ABSURDA Y MEGA-HILARANTE
A partir de que los tres megalodontes emergen del Gran Abismo, la película se descara con un humor constante, así como acción trepidante donde, ahora sí, el “Yo pague por ver tiburonsotes” queda más que cubierto en todos los aspectos.
Y no solo eso; Statham se da el lujo de hacer sus acrobacias acostumbradas, frases contundentes y poses de superhéroe e ir un paso más allá de lo estrambótico y grandilocuente al enfrentarse cuerpo a cuerpo no con uno sino con los tres megalodontes que, evidentemente, nadie les aviso que el Apex Predator es el compañero Jason desde la primera parte. Se hubieran ahorrado las molestias y tanto inútil derramamiento de sangre megalodonta. Los personajes secundarios también entran en esta dinámica teniendo su propio tiempo de desarrollo y crecimiento de personaje en sus propias secuencias sin depender de la presencia de Statham para llenar la pantalla. De hecho, el peso divertido de la película recae en los demás con lo que la película tiene el balance perfecto entre el heroísmo ilimitado de Jonas Taylor y el sentido del humor idóneo para las diferentes secuencias que se van mostrando sin caer, por fortuna, en el slapstick o humor forzado. Todo fluye de forma natural y adecuado para cada personaje.
En esto, la película es honesta al no pretende nada más que ser una total y absoluta película de verano.
Lo interesante ahora es saber si ya tienen pensado en una franquicia porque, al ser una película que dio el giro completo de los 180 grados, ya se pueden dar el lujo de hacer lo que se les ocurra siempre y cuando se mantengan fieles a esta nueva propuesta de MEG.
Ojalá.
Sí definiéramos los criterios para establecer cómo debe ser una película de verano, los dos primeros de la lista sería que debe ser emocionante y divertida. Y si a eso le sumamos acción que sobrepasa por mucho los límites de lo razonable nos acercamos a lo necesario. Y por si hubiera alguna duda, le metemos no uno sino tres megalodontes nadando libremente por ahí, el concepto puede ser considerado como impecable.
Ah; me faltaba un elemento extra: Jason Statham.
Es así que podemos definir, sin temor a equivocarnos, que MEGALODÓN 2: EL GRAN ABISMO es una película cien por ciento de verano realizada con total desparpajo y sin pretensiones por el director Ben Weathley y producida, faltaba más, por el mismísimo Statham.
PRIMER ACTO: MEGA-LENTA
Si los que me leen están familiarizados con la saga de libros MEG del escritor Steve Alten, sabrán que la escena inicial de la película pertenece a la primera novela pero que luego de eso entramos de lleno, con algunas adaptaciones libres, al segundo libro de la saga que da nombre a esta película.
Si no han leído las novelas, no importa porque lleva una buena continuidad al grado que algunos de los actores de la versión del 2018 regresan a repetir sus personajes, resaltando desde luego la niña Shuya Sophia Cai en el papel de la ya adolescente Meiying y Page Kennedy como el “Madelman” DJ. Esto, de entrada, causa una automática empatía con el espectador que se siente en un terreno ya familiar y como parte de la trama.
Dicho esto, hay que mencionar que este primer acto es sumamente lento, poco fluido y la acción es casi nula haciendo que pensemos: “¡Hey! Yo pague por ver tiburonsotes, no esto”. Porque, debido a la trama, hay una narrativa de conciencia ecológica que permea todas las situaciones hasta que nuestros protagonistas quedan atrapados en el Gran Abismo dando por terminado todo este aburrido primer acto.
SEGUNDO ACTO: MEGA-SORPRENDENTE
De un momento a otro, la película retoma las secuencias de acción y suspenso con un ritmo ascendente que como espectadores agradecemos porque estábamos realmente ahogándonos con nuestra propia saliva al quedarnos dormidos con lo poco fluido que resultó lo anterior.
Visualmente más lograda que la primera respecto al Gran Abismo y con más monstruos para el goce del espectador de verano, la película va in crescendo tanto en lo emocionante como en las partes de humor que se van presentando de forma pausada, sin bromas forzadas o actitudes de pastelazo pero eso si, con personajes “malos, muy malos de malolandia” que para colmo, uno de ellos es latino (estereotipos siempre disponibles), y héroes que surgen de la necesidad de sobrevivir sin ser Jonas Taylor (Statham) para salvar el día, porque él solo se enfrenta con lo verdaderamente importante de la película, no con latinos facinerosos y necios con frases de cliché.
Y aunque YA vemos a los tres megalodontes hacer sus destrozos en el fondo del abismo, sigue rondando en nuestras mentes el “Si bueno, ya están ahí, pero… ¡Yo pague por ver tiburonsotes más seguido! No esto nada más”.
TERCER Y ÚLTIMO ACTO: MEGA-ABSURDA Y MEGA-HILARANTE
A partir de que los tres megalodontes emergen del Gran Abismo, la película se descara con un humor constante, así como acción trepidante donde, ahora sí, el “Yo pague por ver tiburonsotes” queda más que cubierto en todos los aspectos.
Y no solo eso; Statham se da el lujo de hacer sus acrobacias acostumbradas, frases contundentes y poses de superhéroe e ir un paso más allá de lo estrambótico y grandilocuente al enfrentarse cuerpo a cuerpo no con uno sino con los tres megalodontes que, evidentemente, nadie les aviso que el Apex Predator es el compañero Jason desde la primera parte. Se hubieran ahorrado las molestias y tanto inútil derramamiento de sangre megalodonta. Los personajes secundarios también entran en esta dinámica teniendo su propio tiempo de desarrollo y crecimiento de personaje en sus propias secuencias sin depender de la presencia de Statham para llenar la pantalla. De hecho, el peso divertido de la película recae en los demás con lo que la película tiene el balance perfecto entre el heroísmo ilimitado de Jonas Taylor y el sentido del humor idóneo para las diferentes secuencias que se van mostrando sin caer, por fortuna, en el slapstick o humor forzado. Todo fluye de forma natural y adecuado para cada personaje.
En esto, la película es honesta al no pretende nada más que ser una total y absoluta película de verano.
Lo interesante ahora es saber si ya tienen pensado en una franquicia porque, al ser una película que dio el giro completo de los 180 grados, ya se pueden dar el lujo de hacer lo que se les ocurra siempre y cuando se mantengan fieles a esta nueva propuesta de MEG.
Ojalá.