En búsqueda del 'Folk Horror' mexicano
POR: ALEX VANSS
03-11-2021 16:35:00
Un artículo del British Film Institute señala que el actor Mark Gatiss fue el primero en usar de manera formal el término 'Folk horror' en el documental A History of Horror de la BBC4, aunque el mismo BFI menciona que dicho término fue acuñado por el cineasta Piers Haggard en una entrevista para la revista Fangoria en 2004 cuando declaró "intenté hacer una película de folk horror", al hablar de su filme Blood on Satan’s Claw de 1971, sin embargo, aún hay división entre los especialistas del cine de género sobre qué engloba este subgénero. Es por este motivo que en Encuadres decidimos emprender la búsqueda del 'Folk horror' mexicano.
En el sitio Celluloid Wicker Man se plantea que este subgénero parte de lo popular, de lo que se dice, aunque también de una estética del folklore: lo que se ve, la música y costumbres, sin embargo, después de un serio análisis que pueden leer en el siguiente link, deja claro que el 'Folk horror' no es un subgénero rígido, pues está compuesto por diversas capas en las que se pueden encontrar cuatro factores que nos permiten reconocer si un filme puede ser considerado como tal: ubicación rural; grupos aislados; sistemas de creencias y moral sesgados; sucesos sobrenaturales o violentos.
De acuerdo con nuestro especialista en cine de terror, Israel Yerena, "el Folk Horror es un terror que surge en ambientes rurales pero ese terror proviene regularmente, si no es que casi siempre, de los pueblerinos hacía la gente externa a su comunidad", tal es el caso de Midsommar, de Ari Aster, cinta que en 2019 le dio un nuevo aire al cine de género y que podemos tomar como ejemplo para explicar este subgénero al contar con los elementos enunciados por Celluloid Wicker Man. Aunque a decir de Israel el mejor ejemplo de un filme de 'Folk horror' es The Wickerman de 1973, dirigida por Robin Hardy.
Ahora bien, para emprender la búsqueda del 'Folk horror' en el cine nacional podemos iniciar con Macario (1960) que podría contener algunos de los factores antes mencionados pero nuestro amigo y crítico cinematográfico Javier Quintanar Polanco hace algunas precisiones: "el Folk Horror surge como tal a finales de los 60 y principio de los 70, Macario es anterior. En todo caso podría verse como un antecedente porque parte de tradiciones locales para horrorizar".
En ese sentido nuestro amigo, colega y cinéfago de profesión, José Luis Ortega, aclara que Macario es en realidad un melodrama con elementos fantásticos por lo que no puede ser considerado dentro del 'Folk horror' por el simple hecho de no estar estructurado bajo los cánones del cine de género.
Esto no nos detiene en nuestra búsqueda y seguimos la guía de Javi, quien menciona que existen otras dos películas que vale la pena mencionar porque podrían reunir algunas características que enlista Celluloid Wicker Man: El Vampiro de 1957 y La maldición de La Llorona de 1961, que llevan mitos nacionales y extranjeros a la provincia, transcurriendo en el campo, haciendas o rancherías.
A estas películas, Israel Yerena suma El Escapulario de 1968, lo que podría mostrarnos que aún sin ser nombrado por el mundo anglosajón, éste subgénero tal vez ya se hacía con regularidad en el cine mexicano y que son un antecedente a películas contemporáneas que podrían incluirse en el 'Folk horror', tal es el caso de La región salvaje (2016), de Amat Escalante o Feral, de Andrés Kaiser, cintas que Israel considera, reúnen las características principales del subgénero.
En el caso de La región salvaje, los sucesos ocurren en el una zona boscosa y alejada de la capital en el Estado de Hidalgo, (ubicación rural), donde una mujer es llevada donde hay un ser extraño (sucesos sobrenaturales o violentos) que posee a su "víctima" de forma sexual, en un punto de la película existe un suceso que hace que la protagonista decida tomar la justicia en propia mano exponiendo su propio código moral, (sistema de creencias y moral sesgados) sin embargo, no cumple al 100 por ciento los criterios al carecer de un grupo aislado.
Feral, es el filme mexicano de manufactura reciente que más se acerca a la tesis del 'Folk horror' al mostrarnos a un ex monje que cree fervientemente (bajo su propio sistema de creencias y moral sesgados) que puede educar a dos niños que han sido encontrados en el bosque donde él monje tiene su casa (ubicación rural), a partir de ahí ocurrirán hechos que pueden ser catalogados hasta cierto punto como violentos y que afectan a un grupo aislado que solo es conocido hasta que aquel pietaje abandonado es encontrado.
Sin embargo, no podemos cantar victoria en nuestra búsqueda, pues aún con estos elementos presentes, Feral no puede ser inscrito en el subgénero pues carece del paganismo siniestro, algo que José Luis Ortega considera vital pues "si bien hay ciertos "retrúecanos" a lo religioso, no hay ningún elemento sobrenatural", nos explica el co-autor de Mostrología del Cine Mexicano.
Lo anterior nos podría hacer pensar que no existen largometrajes dentro del 'Folk horror' mexicano, pero tal vez en los cortos sí podríamos encontrar buenos ejemplos, tal es el caso de Tekenchu (2020), de Carlos Matienzo que nos presenta la historia de dos hermanas que encuentran a un minero herido y al auxiliarlo se dan cuenta del secreto que esconde y deciden actuar para salvar a su pueblo, enclavado en una zona boscosa de Michoacán, por lo que es llevado con un ser sobrenatural clamando justicia. Aquí se exponen todas y cada una de las características del 'Folk horror', que hemos tomado como base para nuestra búsqueda.
Hay otro cortometraje que Javier Quintanar y José Luis creen reúne los elementos, se trata de Hija de brujas (2021), de Faride Schroeder, donde una mujer regresa de Estados Unidos con su bebé recién nacida para reunirse con su madre en un pueblo rural de Hidalgo, donde participa junto a un grupo de mujeres en un ritual en el que presentan a la bebé a espíritus antiguos para experimentar un hecho sobrenatural.
Ahora, hay que destacar algo, estos elementos sobrenaturales tan característicos, no solo del cine mexicano sino de la propia cultura nacional, son los que hacen que nuestro cine de género no requiera una etiqueta anglo para brillar, pues este tipo de etiquetas suelen ser más un fenómeno mercadólogico que algo realmente necesario, algo con lo que nuestro amigo y colaborador Saúl Montoro, coincide pues él asegura que el cine de horror mexicano supera a cualquier clasificación gringa.
"Las leyendas que antes de la creación del cine fueron orales, luego escritas y finalmente audiovisuales, por eso nuestro país es rico y no necesita de elementos contemporáneos debido a la extensa y rica tradición de aparecidos, ánimas en pena y hasta brujería", comparte con nosotros Saúl.
En ese sentido, Saúl enumera un vasto número de películas que representan muy bien las historias rurales, de grupos específicos, conductas morales y elementos sobrenaturales, elementos del 'Folk horror' de los que hemos partido pero que además suma otros que tienen que ver con la época precolombina, la colonia y el México moderno y que enriquecen nuestra filmografía. Entre esas cintas se encuentran El fantasma del convento (1934); El ahijado de la muerte (1946); El ángel negro (1942); El Vampiro sangriento (1962); El mundo de los muertos (1969); La nave de los monstruos (1960); El pantano de las ánimas (1956) y El grito de la muerte (1959); por mencionar algunas.
Ahora bien, en el cine es importante tener en cuenta el contexto social e histórico del lugar donde se producen las películas, teniendo esto en mente, existes ciertas circunstancias que separan a nuestro cine de terror/horror del que se hace en ciertas regiones de Europa y en Estados Unidos, una de esas circunstancias es la religión, que dependiendo cual sea puede modelar las conductas morales, lo cual impacta en las historias y cómo se cuentan por lo que en el caso de las regiones antes mencionadas, las cuales fueron fuertemente influenciados por Martín Lutero y el protestantismo o incluso por el anglicismo, derivó en un forma distinta en la que se interactúa con lo pagano, un elemento vital dentro del 'Folk horror', que es muy distinto al que se vive en México donde el fuerte arraigo del catolicismo otorga otros matices a las cintas de género.
En ese sentido, la falta de filmes mexicanos que reflejen el 'Folk horror' podría deberse más a un tema de contexto social e idiosincrasia que a uno de falta de creatividad o incluso de presupuestos, pues "si bien tenemos un montón de leyendas originarias, endémicas, no hay una concepción del paganismo como ocurre en las culturas europeas", nos explica José Luis Ortega.
Por lo anterior, podríamos decir que en México no existen filmes que se inscriban dentro del 'Folk horror' porque el cine de terror mexicano, tanto clásico como contemporáneo, tiene una fuerte personalidad que lo destaca de otras cinematografías. Sin embargo, los problemas de producción y exhibición en México, crean la falsa idea de que la falta de filmes de género en la cartelera comercial responde a una carencia de creatividad o historias que contar y que México no está a la vanguardia de lo que se produce en otros lugares del mundo… lo cual es totalmente falso.
Que no existan películas mexicanas que se puedan etiquetar en el subgénero 'Folk horror' como Lamb - filme elegido por Finlandia para buscar un lugar en el Oscar 2022- no es malo o decepcionante, porque lo cierto es que en México existen historias y leyendas dignas de contarse en pantalla grande y que pueden llegar a diversos públicos gracias a la existencia de festivales dedicados al cine de terror como lo son Macabro, Mórbido, Espanto y Feratum -de éste último salió Tekenchu, gracias a su Rally 60-.
Dicho lo anterior, podemos concluir que el cine de género mexicano no requiere de etiquetas o de subgéneros acuñados en otros países y no por considerar que es superior o mejor, sino porque cuenta con una esencia, un sello propio y no necesita seguir los pasos de otras filmografías o subgéneros como el Folk Horror.
Un artículo del British Film Institute señala que el actor Mark Gatiss fue el primero en usar de manera formal el término 'Folk horror' en el documental A History of Horror de la BBC4, aunque el mismo BFI menciona que dicho término fue acuñado por el cineasta Piers Haggard en una entrevista para la revista Fangoria en 2004 cuando declaró "intenté hacer una película de folk horror", al hablar de su filme Blood on Satan’s Claw de 1971, sin embargo, aún hay división entre los especialistas del cine de género sobre qué engloba este subgénero. Es por este motivo que en Encuadres decidimos emprender la búsqueda del 'Folk horror' mexicano.
En el sitio Celluloid Wicker Man se plantea que este subgénero parte de lo popular, de lo que se dice, aunque también de una estética del folklore: lo que se ve, la música y costumbres, sin embargo, después de un serio análisis que pueden leer en el siguiente link, deja claro que el 'Folk horror' no es un subgénero rígido, pues está compuesto por diversas capas en las que se pueden encontrar cuatro factores que nos permiten reconocer si un filme puede ser considerado como tal: ubicación rural; grupos aislados; sistemas de creencias y moral sesgados; sucesos sobrenaturales o violentos.
De acuerdo con nuestro especialista en cine de terror, Israel Yerena, "el Folk Horror es un terror que surge en ambientes rurales pero ese terror proviene regularmente, si no es que casi siempre, de los pueblerinos hacía la gente externa a su comunidad", tal es el caso de Midsommar, de Ari Aster, cinta que en 2019 le dio un nuevo aire al cine de género y que podemos tomar como ejemplo para explicar este subgénero al contar con los elementos enunciados por Celluloid Wicker Man. Aunque a decir de Israel el mejor ejemplo de un filme de 'Folk horror' es The Wickerman de 1973, dirigida por Robin Hardy.
Ahora bien, para emprender la búsqueda del 'Folk horror' en el cine nacional podemos iniciar con Macario (1960) que podría contener algunos de los factores antes mencionados pero nuestro amigo y crítico cinematográfico Javier Quintanar Polanco hace algunas precisiones: "el Folk Horror surge como tal a finales de los 60 y principio de los 70, Macario es anterior. En todo caso podría verse como un antecedente porque parte de tradiciones locales para horrorizar".
En ese sentido nuestro amigo, colega y cinéfago de profesión, José Luis Ortega, aclara que Macario es en realidad un melodrama con elementos fantásticos por lo que no puede ser considerado dentro del 'Folk horror' por el simple hecho de no estar estructurado bajo los cánones del cine de género.
Esto no nos detiene en nuestra búsqueda y seguimos la guía de Javi, quien menciona que existen otras dos películas que vale la pena mencionar porque podrían reunir algunas características que enlista Celluloid Wicker Man: El Vampiro de 1957 y La maldición de La Llorona de 1961, que llevan mitos nacionales y extranjeros a la provincia, transcurriendo en el campo, haciendas o rancherías.
A estas películas, Israel Yerena suma El Escapulario de 1968, lo que podría mostrarnos que aún sin ser nombrado por el mundo anglosajón, éste subgénero tal vez ya se hacía con regularidad en el cine mexicano y que son un antecedente a películas contemporáneas que podrían incluirse en el 'Folk horror', tal es el caso de La región salvaje (2016), de Amat Escalante o Feral, de Andrés Kaiser, cintas que Israel considera, reúnen las características principales del subgénero.
En el caso de La región salvaje, los sucesos ocurren en el una zona boscosa y alejada de la capital en el Estado de Hidalgo, (ubicación rural), donde una mujer es llevada donde hay un ser extraño (sucesos sobrenaturales o violentos) que posee a su "víctima" de forma sexual, en un punto de la película existe un suceso que hace que la protagonista decida tomar la justicia en propia mano exponiendo su propio código moral, (sistema de creencias y moral sesgados) sin embargo, no cumple al 100 por ciento los criterios al carecer de un grupo aislado.
Feral, es el filme mexicano de manufactura reciente que más se acerca a la tesis del 'Folk horror' al mostrarnos a un ex monje que cree fervientemente (bajo su propio sistema de creencias y moral sesgados) que puede educar a dos niños que han sido encontrados en el bosque donde él monje tiene su casa (ubicación rural), a partir de ahí ocurrirán hechos que pueden ser catalogados hasta cierto punto como violentos y que afectan a un grupo aislado que solo es conocido hasta que aquel pietaje abandonado es encontrado.
Sin embargo, no podemos cantar victoria en nuestra búsqueda, pues aún con estos elementos presentes, Feral no puede ser inscrito en el subgénero pues carece del paganismo siniestro, algo que José Luis Ortega considera vital pues "si bien hay ciertos "retrúecanos" a lo religioso, no hay ningún elemento sobrenatural", nos explica el co-autor de Mostrología del Cine Mexicano.
Lo anterior nos podría hacer pensar que no existen largometrajes dentro del 'Folk horror' mexicano, pero tal vez en los cortos sí podríamos encontrar buenos ejemplos, tal es el caso de Tekenchu (2020), de Carlos Matienzo que nos presenta la historia de dos hermanas que encuentran a un minero herido y al auxiliarlo se dan cuenta del secreto que esconde y deciden actuar para salvar a su pueblo, enclavado en una zona boscosa de Michoacán, por lo que es llevado con un ser sobrenatural clamando justicia. Aquí se exponen todas y cada una de las características del 'Folk horror', que hemos tomado como base para nuestra búsqueda.
Hay otro cortometraje que Javier Quintanar y José Luis creen reúne los elementos, se trata de Hija de brujas (2021), de Faride Schroeder, donde una mujer regresa de Estados Unidos con su bebé recién nacida para reunirse con su madre en un pueblo rural de Hidalgo, donde participa junto a un grupo de mujeres en un ritual en el que presentan a la bebé a espíritus antiguos para experimentar un hecho sobrenatural.
Ahora, hay que destacar algo, estos elementos sobrenaturales tan característicos, no solo del cine mexicano sino de la propia cultura nacional, son los que hacen que nuestro cine de género no requiera una etiqueta anglo para brillar, pues este tipo de etiquetas suelen ser más un fenómeno mercadólogico que algo realmente necesario, algo con lo que nuestro amigo y colaborador Saúl Montoro, coincide pues él asegura que el cine de horror mexicano supera a cualquier clasificación gringa.
"Las leyendas que antes de la creación del cine fueron orales, luego escritas y finalmente audiovisuales, por eso nuestro país es rico y no necesita de elementos contemporáneos debido a la extensa y rica tradición de aparecidos, ánimas en pena y hasta brujería", comparte con nosotros Saúl.
En ese sentido, Saúl enumera un vasto número de películas que representan muy bien las historias rurales, de grupos específicos, conductas morales y elementos sobrenaturales, elementos del 'Folk horror' de los que hemos partido pero que además suma otros que tienen que ver con la época precolombina, la colonia y el México moderno y que enriquecen nuestra filmografía. Entre esas cintas se encuentran El fantasma del convento (1934); El ahijado de la muerte (1946); El ángel negro (1942); El Vampiro sangriento (1962); El mundo de los muertos (1969); La nave de los monstruos (1960); El pantano de las ánimas (1956) y El grito de la muerte (1959); por mencionar algunas.
Ahora bien, en el cine es importante tener en cuenta el contexto social e histórico del lugar donde se producen las películas, teniendo esto en mente, existes ciertas circunstancias que separan a nuestro cine de terror/horror del que se hace en ciertas regiones de Europa y en Estados Unidos, una de esas circunstancias es la religión, que dependiendo cual sea puede modelar las conductas morales, lo cual impacta en las historias y cómo se cuentan por lo que en el caso de las regiones antes mencionadas, las cuales fueron fuertemente influenciados por Martín Lutero y el protestantismo o incluso por el anglicismo, derivó en un forma distinta en la que se interactúa con lo pagano, un elemento vital dentro del 'Folk horror', que es muy distinto al que se vive en México donde el fuerte arraigo del catolicismo otorga otros matices a las cintas de género.
En ese sentido, la falta de filmes mexicanos que reflejen el 'Folk horror' podría deberse más a un tema de contexto social e idiosincrasia que a uno de falta de creatividad o incluso de presupuestos, pues "si bien tenemos un montón de leyendas originarias, endémicas, no hay una concepción del paganismo como ocurre en las culturas europeas", nos explica José Luis Ortega.
Por lo anterior, podríamos decir que en México no existen filmes que se inscriban dentro del 'Folk horror' porque el cine de terror mexicano, tanto clásico como contemporáneo, tiene una fuerte personalidad que lo destaca de otras cinematografías. Sin embargo, los problemas de producción y exhibición en México, crean la falsa idea de que la falta de filmes de género en la cartelera comercial responde a una carencia de creatividad o historias que contar y que México no está a la vanguardia de lo que se produce en otros lugares del mundo… lo cual es totalmente falso.
Que no existan películas mexicanas que se puedan etiquetar en el subgénero 'Folk horror' como Lamb - filme elegido por Finlandia para buscar un lugar en el Oscar 2022- no es malo o decepcionante, porque lo cierto es que en México existen historias y leyendas dignas de contarse en pantalla grande y que pueden llegar a diversos públicos gracias a la existencia de festivales dedicados al cine de terror como lo son Macabro, Mórbido, Espanto y Feratum -de éste último salió Tekenchu, gracias a su Rally 60-.
Dicho lo anterior, podemos concluir que el cine de género mexicano no requiere de etiquetas o de subgéneros acuñados en otros países y no por considerar que es superior o mejor, sino porque cuenta con una esencia, un sello propio y no necesita seguir los pasos de otras filmografías o subgéneros como el Folk Horror.