El Vigilante, una cinta a la que no le hace falta nada
POR: ALEX VANSS
28-03-2018 19:56:16

El Vigilante, premiada como mejor película en el Festival Internacional de Cine de Morelia 2016, es quizá uno de los mejores estrenos mexicanos de este fin de semana y del primer trimestre de 2018 en salas comerciales; es una película redonda a la que no le falta nada pero tampoco le sobra, que en los minutos te puede llevar de la risa a la angustia, una película bien lograda.
Dirigido por Diego Ros, El vigilante es interpretado por Leonardo Alonso, quien obtuvo el Ojo a Mejor Actor en el mencionado festival, por su interpretación de “Salvador”, un guardia de seguridad privada que custodia una obra en construcción.
El trabajo de Alonso en la pantalla es convincente, logra retratar a un personaje empático, un hombre que trata de hacer su trabajo de manera honesta, pero que por ignorancia comete errores infantiles, los cuales pueden justificarse si entendemos el contexto en el cual Diego Ros ubica la cinta.
La cinta incluye situaciones que la sociedad mexicana vive día a día, la inseguridad, la corrupción, la impunidad, la deshonestidad y sin hacer una clara crítica social si se puede ver una crítica a las conductas que tenemos los mexicanos en general.

El Vigilante retrata mexicanos chambones, abusivos, que hacen las cosas al “ahí se va”, como es el que caso de “Hugo”, personaje que interpreta Ari Gallegos, compañero de Chava, quien hace lo que quiere y mete en problemas a su compañero y al final simplemente le resta importancia y valor a lo que sus actos han provocado.
Ros logra meter momentos de risa que alivian cualquier tensión, que nos preparan el camino para lo que viene, también por momentos incrusta elementos propios del thriller otorgándole al filme una mayor fuerza.
Hay que agradecerle al director que cada momento de tensión también tiene una conclusión, Ros deja un hilo para que la película continúe su línea narrativa impidiendo que el espectador en algún momento se distraiga.
La película es redonda, no le falta nada y tampoco le sobra, durante poco más de una hora de duración nunca suelta nuestra atención. Un filme bien logrado que sin duda vale mucho la pena ver.
El Vigilante, premiada como mejor película en el Festival Internacional de Cine de Morelia 2016, es quizá uno de los mejores estrenos mexicanos de este fin de semana y del primer trimestre de 2018 en salas comerciales; es una película redonda a la que no le falta nada pero tampoco le sobra, que en los minutos te puede llevar de la risa a la angustia, una película bien lograda.
Dirigido por Diego Ros, El vigilante es interpretado por Leonardo Alonso, quien obtuvo el Ojo a Mejor Actor en el mencionado festival, por su interpretación de “Salvador”, un guardia de seguridad privada que custodia una obra en construcción.
El trabajo de Alonso en la pantalla es convincente, logra retratar a un personaje empático, un hombre que trata de hacer su trabajo de manera honesta, pero que por ignorancia comete errores infantiles, los cuales pueden justificarse si entendemos el contexto en el cual Diego Ros ubica la cinta.
La cinta incluye situaciones que la sociedad mexicana vive día a día, la inseguridad, la corrupción, la impunidad, la deshonestidad y sin hacer una clara crítica social si se puede ver una crítica a las conductas que tenemos los mexicanos en general.
El Vigilante retrata mexicanos chambones, abusivos, que hacen las cosas al “ahí se va”, como es el que caso de “Hugo”, personaje que interpreta Ari Gallegos, compañero de Chava, quien hace lo que quiere y mete en problemas a su compañero y al final simplemente le resta importancia y valor a lo que sus actos han provocado.
Ros logra meter momentos de risa que alivian cualquier tensión, que nos preparan el camino para lo que viene, también por momentos incrusta elementos propios del thriller otorgándole al filme una mayor fuerza.
Hay que agradecerle al director que cada momento de tensión también tiene una conclusión, Ros deja un hilo para que la película continúe su línea narrativa impidiendo que el espectador en algún momento se distraiga.
La película es redonda, no le falta nada y tampoco le sobra, durante poco más de una hora de duración nunca suelta nuestra atención. Un filme bien logrado que sin duda vale mucho la pena ver.