M3GAN 2.0. Regresa recargada, actualizada y diversificada
POR: JAVIER QUINTANAR POLANCO
28-06-2025 14:42:51
A Pepe Návar (1955-2025), gurú del rock e incansable apóstol del cine popular y de corte fantástico.
M3GAN, la cibermuñeca equipada con Inteligencia Artificial quien en su autotitulado filme debut pasaría de ser el sofisticado juguete de una menor a convertirse en una letal asesina serial, llegó a las pantallas mundiales a finales del 2022. Decididos a seguir explorando (y explotando) a esta protagonista y su universo, Blumhouse -la afamada casa productora especializada en cine de horror- decide traerlos de vuelta no a través de uno, sino de dos largometrajes: el spin-off SOULM8TE, el cual tiene proyectado su estreno para principios del 2026, así como M3GAN 2.0, secuela directa de la anterior; que recién acaba de llegar a la pantalla grande nacional e internacional.
Esta nueva entrega se sitúa dos años después de los eventos ocurridos en la primera película de la saga. En ella, vemos como el personaje de Gemma (Allison Williams) se ha vuelto escritora y activista en pos de la regulación del empleo de la IA, mientras intenta levantar su propia compañía de desarrollo tecnológico. Ha iniciado una relación sentimental con Christian (Aristotle Athari), quien otrora se dedicaba a la ciberseguridad y ahora también es activista y apoya su causa. Por otro lado, el vínculo con su ahora hija adoptiva Cady (Violet McGraw) ha mejorado, pero sigue habiendo conflictos, especialmente porque esta última desea seguir sus pasos en los terrenos de la robótica y la tecnología, cosa que ella desaprueba.
Gemma y su aparente vida tranquila es alterada por dos eventos casi simultáneos: la revelación de que M3GAN (la voz de Jenna Davis) continúa con “vida” y ha estado oculta en su propia casa, bajo sus narices, dentro de su asistente virtual (como se sugirió en la primera parte). El segundo evento está relacionado con AMELIA (Ivanna Sakhno), una androide construida por el gobierno de los Estados Unidos con fines militares; quien cobra conciencia de sí misma y se rebela en contra de sus creadores. Al tratar de averiguar lo ocurrido y desentrañar sus planes, agentes gubernamentales se percatan de que sistemáticamente está eliminando a todos aquellos involucrados en su creación. Y al indagar más a fondo, descubren que la autómata en cuestión fue creada a partir de la misma tecnología diseñada por Gemma para concebir a la humanoide homicida de infantil apariencia, la cual le fue robada sin que ella se percatara (como también se vió en el capítulo uno). Esto la pone a ella y a Cady en riesgo, porque pueden ser el siguiente objetivo de la enloquecida cyborg.
Ante este panorama, Gemma tiene ante sí una complicada disyuntiva: enfrentarse a AMELIA con sus propios medios o recurrir a la ayuda de su peligrosa creación y construirle para ello un nuevo cuerpo. Eventualmente, Gemma se verá obligada a diseñar una versión mejorada de M3GAN (encarnada nuevamente por Amie Donald) para salvar su vida, la de sus seres queridos e incluso a todo el mundo, porque los ambiciosos planes de la robot incluyen controlarlo empleando a otra -y más poderosa- IA.
No se puede decir que la primera cinta de M3GAN fuese una de las mejores obras en su género. Ni siquiera se puede afirmar que sea un buen trabajo, en realidad. Pero había en ella cierta sorna, humor -y un par de subtextos interesantes- los cuales ayudaban a hacer entretenido el asunto. Y en esta continuación estos aspectos son retomados y puestos al día, pero ahora asumiendo abierta y despreocupadamente los absurdos de su propia trama por un lado, y por el otro alterando el tono de la misma (ya bastante descabellado de por sí), inyectándole más humor, a grado tal que varios de los protagonistas (incluyendo la titular) rayan ya en lo paródico.
De hecho, M3GAN 2.0 en realidad es una especie de Frankestein cinematográfico, armado de piezas prestadas de otros títulos: su argumento se fusila sin empacho la premisa de Terminator 2: el juicio final (James Cameron, 1991), con la cibermuñeca estelar buscando redimirse y convertirse en protectora de Cady -y de la humanidad misma-, combatiendo a otro androide igual o más formidable. Del mismo modo, al enfrentarse entre ellas o con otros personajes los cuales en determinados momentos se interponen en el camino de ambas, dan pie a diversas escenas de enfrentamientos cuerpo a cuerpo que buscan emular (a veces con buen tino) las de famosas sagas como Matrix (1999-2021), Jason Bourne (2002-2016) o John Wick (2014-2025). Y ni mencionar que el enfoque y la dinámica de las dos autómatas las pone más cerca de corsarias sangrientas como Beatrix Kiddo de Kill Bill. (Quentin Tarantino, 2003-2004) o Alita de Battle Angel: La última guerrera (Robert Rodriguez, 2019). En pocas palabras, abandonan los terrenos del horror y se adentran en los territorios del cine de acción. Y este batiburrillo es aderezado con decenas de referencias a películas, series y otros productos de la cultura pop.
Pero todo el asunto es abordado con gran ligereza y desenfado, llevándolo al límite del disparate y hasta los linderos del cine de clase B. Especialmente del cine de esa clase producido por montones en los años ochenta y principios de los noventa y que era muy común encontrarse posteriormente en los botaderos de DVD de los centros comerciales y tiendas especializadas. Es decir: es un producto de consumo (con toques de nostalgia dirigidos a los mayores de 30 años), para tener un par de horas de esparcimiento, chacota y risas, con sus respectivas palomitas a un lado.
A Pepe Návar (1955-2025), gurú del rock e incansable apóstol del cine popular y de corte fantástico.
M3GAN, la cibermuñeca equipada con Inteligencia Artificial quien en su autotitulado filme debut pasaría de ser el sofisticado juguete de una menor a convertirse en una letal asesina serial, llegó a las pantallas mundiales a finales del 2022. Decididos a seguir explorando (y explotando) a esta protagonista y su universo, Blumhouse -la afamada casa productora especializada en cine de horror- decide traerlos de vuelta no a través de uno, sino de dos largometrajes: el spin-off SOULM8TE, el cual tiene proyectado su estreno para principios del 2026, así como M3GAN 2.0, secuela directa de la anterior; que recién acaba de llegar a la pantalla grande nacional e internacional.
Esta nueva entrega se sitúa dos años después de los eventos ocurridos en la primera película de la saga. En ella, vemos como el personaje de Gemma (Allison Williams) se ha vuelto escritora y activista en pos de la regulación del empleo de la IA, mientras intenta levantar su propia compañía de desarrollo tecnológico. Ha iniciado una relación sentimental con Christian (Aristotle Athari), quien otrora se dedicaba a la ciberseguridad y ahora también es activista y apoya su causa. Por otro lado, el vínculo con su ahora hija adoptiva Cady (Violet McGraw) ha mejorado, pero sigue habiendo conflictos, especialmente porque esta última desea seguir sus pasos en los terrenos de la robótica y la tecnología, cosa que ella desaprueba.
Gemma y su aparente vida tranquila es alterada por dos eventos casi simultáneos: la revelación de que M3GAN (la voz de Jenna Davis) continúa con “vida” y ha estado oculta en su propia casa, bajo sus narices, dentro de su asistente virtual (como se sugirió en la primera parte). El segundo evento está relacionado con AMELIA (Ivanna Sakhno), una androide construida por el gobierno de los Estados Unidos con fines militares; quien cobra conciencia de sí misma y se rebela en contra de sus creadores. Al tratar de averiguar lo ocurrido y desentrañar sus planes, agentes gubernamentales se percatan de que sistemáticamente está eliminando a todos aquellos involucrados en su creación. Y al indagar más a fondo, descubren que la autómata en cuestión fue creada a partir de la misma tecnología diseñada por Gemma para concebir a la humanoide homicida de infantil apariencia, la cual le fue robada sin que ella se percatara (como también se vió en el capítulo uno). Esto la pone a ella y a Cady en riesgo, porque pueden ser el siguiente objetivo de la enloquecida cyborg.
Ante este panorama, Gemma tiene ante sí una complicada disyuntiva: enfrentarse a AMELIA con sus propios medios o recurrir a la ayuda de su peligrosa creación y construirle para ello un nuevo cuerpo. Eventualmente, Gemma se verá obligada a diseñar una versión mejorada de M3GAN (encarnada nuevamente por Amie Donald) para salvar su vida, la de sus seres queridos e incluso a todo el mundo, porque los ambiciosos planes de la robot incluyen controlarlo empleando a otra -y más poderosa- IA.
No se puede decir que la primera cinta de M3GAN fuese una de las mejores obras en su género. Ni siquiera se puede afirmar que sea un buen trabajo, en realidad. Pero había en ella cierta sorna, humor -y un par de subtextos interesantes- los cuales ayudaban a hacer entretenido el asunto. Y en esta continuación estos aspectos son retomados y puestos al día, pero ahora asumiendo abierta y despreocupadamente los absurdos de su propia trama por un lado, y por el otro alterando el tono de la misma (ya bastante descabellado de por sí), inyectándole más humor, a grado tal que varios de los protagonistas (incluyendo la titular) rayan ya en lo paródico.
De hecho, M3GAN 2.0 en realidad es una especie de Frankestein cinematográfico, armado de piezas prestadas de otros títulos: su argumento se fusila sin empacho la premisa de Terminator 2: el juicio final (James Cameron, 1991), con la cibermuñeca estelar buscando redimirse y convertirse en protectora de Cady -y de la humanidad misma-, combatiendo a otro androide igual o más formidable. Del mismo modo, al enfrentarse entre ellas o con otros personajes los cuales en determinados momentos se interponen en el camino de ambas, dan pie a diversas escenas de enfrentamientos cuerpo a cuerpo que buscan emular (a veces con buen tino) las de famosas sagas como Matrix (1999-2021), Jason Bourne (2002-2016) o John Wick (2014-2025). Y ni mencionar que el enfoque y la dinámica de las dos autómatas las pone más cerca de corsarias sangrientas como Beatrix Kiddo de Kill Bill. (Quentin Tarantino, 2003-2004) o Alita de Battle Angel: La última guerrera (Robert Rodriguez, 2019). En pocas palabras, abandonan los terrenos del horror y se adentran en los territorios del cine de acción. Y este batiburrillo es aderezado con decenas de referencias a películas, series y otros productos de la cultura pop.
Pero todo el asunto es abordado con gran ligereza y desenfado, llevándolo al límite del disparate y hasta los linderos del cine de clase B. Especialmente del cine de esa clase producido por montones en los años ochenta y principios de los noventa y que era muy común encontrarse posteriormente en los botaderos de DVD de los centros comerciales y tiendas especializadas. Es decir: es un producto de consumo (con toques de nostalgia dirigidos a los mayores de 30 años), para tener un par de horas de esparcimiento, chacota y risas, con sus respectivas palomitas a un lado.
