By the Stream: el fluir del río y de las lágrimas

POR: JOSÉ LUIS SALAZAR

14-07-2025 14:51:24

By the Stream: el fluir del río y de las lágrimas


Exactamente a un año de haber visto Necesidades de una viajera, de Hong Sang-soo, nuevamente de la mano de FICUNAM, la más reciente obra del director surcoreano, By the Stream, tuvo su estreno en México. Con una filmografía cimentada en la repetición, Sang-soo transforma aquí sus habituales conversaciones en volcanes de entredichos, frustraciones y energía reprimida a punto de estallar. Probablemente se trata de su mise en abyme más logrado de los últimos años y de su carrera. 

Una de las críticas más recurrentes al cine de Hong Sang-soo es el parecido entre sus películas, acusándolo en medios y círculos más tradicionales de filmar una y otra vez la misma historia, con apenas ligeras variaciones que las hacen difícilmente distinguibles entre sí. Si bien, no quiero detenerme refutar dicha acusación, que ya comenté apenas hace un año en el texto de la obra que le precede, sí quiero enfatizar que la repetición no es solo un rasgo característico del cine de Hong sino uno definitivo de su estilo que se extiende más allá de las premisas formales y el diseño de personajes para manifestarse también en la pantalla.


En Right Now, Wrong Then estrenada hace ya una década, Hong interrumpe la narrativa a la mitad con una cortinilla de créditos solo para que la historia vuelva a comenzar con planos y situaciones casi idénticos. El largometraje sigue a un aspirante a director de cine, Ham Chun-su, intentando seducir a una aspirante a pintora, Yoon Hee-jung, sin embargo, si en la primera parte fracasa al servirse de halagos falsos y pequeñas mentiras, en la segunda después de los créditos es como si tuviera una segunda oportunidad de sincerarse cambiando así el curso de la relación. Similar al recurso que Ryusuke Hamaguchi utilizaría después para la resolución del primer relato de Wheel of Fortune and Fantasy, una segunda oportunidad de sus personajes para alterar el desenlace de sus acciones.


Una década antes de ésta, Hong ya había experimentado con esta especie de eco narrativo en A Tale of Cinema. A mitad del metraje se revela que todo lo visto hasta entonces era un cortometraje proyectado en una sala de cine como parte de una retrospectiva dedicada a un director. La actriz protagonista se reúne con un compañero del director tras la función y termina desarrollando una relación, repitiendo acciones y gestos del primer relato fílmico.


By the Stream: el fluir del río y de las lágrimas


Otro tipo de repetición de Hong puede observarse en Ha Ha Hay Oki´s Movie. En ambas películas se presentan triángulos amorosos que, a través de narraciones y flashbacks mostrados de forma paralela, revelan al espectador que sus personajes y sus historias están entrelazadas y repiten gestos, personajes, locaciones e inclusive diálogos. Como ecos de vivencias ajenas. Esta repetición se afina con Isabelle Huppert en In Another Country donde interpreta tres personalidades con el mismo nombre de Anne y se expone a tomar decisiones en el mismo contexto en común. Distintas combinaciones de un mismo patrón.


Finalmente, el tipo de repetición más común y el más sutil en el estilo de Hong es el cotidiano. En Like You Know It All el personaje principal de Ku es recogido en dos ocasiones:primero, en una parada de camión para ser jurado del Festival de Cine de Jecheon, y luego, por un miembro de la Comisión fílmica de Jeju. En ambos casos los anfitriones llegan tarde porque tenían que pasar a comprar pan antes.


Este tipo de repeticiones están presentes desde los primeros títulos de su filmografía y solo se han acentuado con los años. En Necesidades de una viajera, por ejemplo, vemos dos lecciones improvisadas de francés impartidas por Iris, transformadas en sesiones musicales: una con guitarra, la otra con piano. En ambas, las alumnas terminan confesando sus inseguridades al no sentirse lo suficientemente buenas, después de que Iris les hace exactamente la misma pregunta: "¿cómo te sientes mientras tocas?".


En este contexto, Hong ha hecho de la máxima de Bresson "que nada cambie y todo sea diferente" una filmografía, y By the Stream no es la excepción, sino una depuración y afinación de su estilo.



Persisten los personajes cercanos a su mundo: directores de cine o teatro, actrices, guionistas, profesores, artistas, escritores, etc. Aquí, su colaboradora habitual y pareja sentimental, Kim Min-hee, encarna a Jeo-nim, una profesora universitaria de arte, quien comparte escena con Kwon Hae-hyo, otro de sus actores predilectos, en el papel de Chu Si-eon, un actor y director de teatro. Jeo-nim recurre a su tío Chu Si-eon para dirigir una obra de teatro escolar después de que el anterior director fue despedido por involucrarse sentimentalmente con tres de sus alumnas; como eco de este hecho, Jeo-nim será testigo de cómo su amiga y colaboradora más cercana, Jeong, desarrolla un interés por su tío.


En una de las primeras interacciones entre Jeo-nim y Chu Si-eon, en el campus, conversan entre risas sobre el profesor despedido y rememoran anécdotas de los años universitarios. Sin embargo, lo que domina es lo no dicho: la incómoda ausencia de aquel de quien se habla pero no se ve. Veinte minutos después, en el mismo lugar exacto, ese silencio se rompe: el exprofesor reaparece para enfrentar a Jeo-nim, reclamando su despido como una represalia injusta, mientras ella insiste en que le devuelva su pase de entrada al campus.


A lo largo de la película, estas dinámicas se repiten: ecos de conversaciones y de momentos de convivencia que, finalmente, estallan. Los personajes de Hong, una vez más, se ven impulsados a sincerarse y desinhibirse, no tanto por la necesidad de resolver sus conflictos, sino por la fuerza acumulada que termina por superarlos.


La más significativa, creo yo, es aquella escena final en la que, después de muchas conversaciones entre las alumnas y el recién llegado nuevo profesor Chu Si-eon, se sinceran y dejan de contenerse frente a una pregunta muy simple, pero fundamental: "¿qué clase de persona quieren llegar a ser?".


By the Stream: el fluir del río y de las lágrimas


El plano abierto se rompe. El zoom encierra el rostro de cada alumna conforme habla: "Quiero ser alguien nada parecido a mí, una persona que puede entregarse a los demás completamente, cómodamente, para que la persona pueda abrazarme", "quiero ser una persona que ama de verdad, con cosas que realmente amo y con alguien que realmente ame, quiero vivir un día en el amor verdadero, nada falso, un día con solo amor verdadero incluso aunque sea solo un día". Las lágrimas corren. Y de pronto, los días siguen. 


La repetición revela cotidianidad pero también ternura, incomodidad, curiosidad y una pulsante alegría que las aulas, el teatro, los restaurantes y comedores no apagan sino que nos reúnen para encenderla. Las miradas, los gestos, las lágrimas y las palabras plasman un mapa afectivo de los espacios que por casi dos horas Hong nos invita a recorrer pues no sabremos qué será de la vida de estas cuatro jóvenes cuando los créditos corran. 


En el contorneo de Jeo-nim sosteniendo una hoja bajo los árboles, en el cuchicheo nocturno de las estudiantes en el campus y en esa cámara que enfoca el rostro juguetón de Kim Min-hee hacia su final mientras se balancea sobre las piedras del riachuelo, yace la simpleza de lo que nos hace humanos. Como vemos el río desembocar, también las lágrimas.


By the Stream es, en apariencia, un capítulo más de un director que estrena dos o hasta tres películas anualmente. Pero esa sería una lectura superficial, que subestima su mirada desde su premisa misma, sin apreciar que, en ese patrón de repetición, se manifiesta la voz de un perspicaz observador. Adam Hartzell prefirió resumirlo así: "Es esta repetición la que impide que las películas de Hong sean únicas, pero al mismo tiempo hace que su obra sea única”.


En su cine, todo cambia sin que nada cambie. La conversaciones casuales, los silencios incómodos, las reuniones con amigos, las tardes de comida, los encuentros accidentales, los planos abiertos. Todo cargado de la posibilidad de un quiebre, de un momento de sinceridad: de delicados coqueteos, tiernas miradas, roces que culminan en abrazos y manos que se empalman, de momentos de ternura inesperada. Nos recuerda que el cine, como la vida, antes que pensarse hay que vivirse. Y que no necesita demasiado para conmovernos: solo atención, honestidad y la voluntad de mirar, una y otra vez, con nuevos ojos.



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