HURRY UP TOMORROW: Cuando publicidad y arte convergen
POR: FER LOZADA
29-05-2025 10:31:16

Hay registro de muchos artistas que quisieron documentar su vida o por lo menos su experiencia artística, como lo dice el verbo, el camino más común es justamente producir un documental, el motivo de éstos, por más emocionales y narrativos que sean, es casi siempre un fin promocional, a fin de cuentas un boleto o en su época la venta de un DVD se traducía en dinero, ya sea directamente o en el hecho de dar a conocer el trabajo del artista y que su popularidad creciera para así vender más álbumes o tener mejor número de streams en plataformas musicales; hoy en día se sigue viendo que comercialmente esta constante aún funciona, pero Abel Tesfaye y su proyecto The Weeknd apostaron por algo distinto y aunque mucha gente lo ha criticado pésimamente aquí aplica la máxima de la publicidad, principio que el mismo Abel ya ha confirmado anteriormente para mantenerse actual y en la mente del público, ninguna publicidad es mala publicidad y Hurry Up Tomorrow además lo consigue demostrando que la propaganda y el arte efectivamente pueden converger.
Una película sobre sí mismo en una situación hipotética suena a algo bastante egocéntrico y lo es, pero Abel encontró su formato documental en una ficción que mezcla una cinematografía excepcional con su talento musical y a dos nombres muy bien parados actualmente en la industria, Jenna Ortega y Barry Keoghan.
La premisa de la película es en sí compleja pero para poder comunicarlo en palabras sencillas y referencias populares podríamos decir que es como si Misery, de Stephen King, se fusionara con Beau is afraid, de Ari Aster y le agregáramos obviamente música de The Weeknd.
Con solo tres personajes principales, Trey Edward Shults el director y co-guionista junto con el mismo Abel, escriben una historia que posiblemente busca reflejar el verdadero sentir de un artista que alcanza cierta fama y se ve azotado por todo lo que eso conlleva e involucra, desde una sensación apabullante de soledad hasta el abuso de sustancias y otras muchas problemáticas que solo unos cuantos experimentan así.
Podríamos decir que al comparar el trabajo actoral de Abel en “The Idol” contra esta película encontraremos que se siente distinto, aunque es teóricamente el mismo tipo de personaje pero la diferencia radica directamente en que aquí Abel se está (literalmente) interpretando a sí mismo, no es cualquier cantante, es él, incluso mantiene el mismo nombre.
Durante el fracaso que resultó ser la serie de HBO Max estuvo acompañado de Lily Rose-Deep, una gran actriz que lamentablemente actuó un personaje terriblemente escrito y concebido aunque con todo y eso logró demostrar su talento, por desgracia, no podemos decir lo mismo de Abel; existen muchos factores que se acumulan para describir el porqué de la tragedia de ‘The Idol’, entre ellos está el hecho de que es una serie y su trama no dio para la duración que requería (además de que la historia simple y sencillamente no funcionaba), ahora apostar por un largo es diferente y resultó positivo para el artista.

Esta vez apoyado por dos actores populares pero innegablemente talentosos o al menos versátiles, Abel se ve abrazado para hacer una introspección y mostrar su lado más vulnerable y humano en la pantalla. Si bien ya hemos mencionado que esto no es un documental y que sí es en parte una especie de comercial de una hora y cuarenta minutos, es un producto fílmico disfrutable, claro está e incluso puede ser innecesario mencionar que no es para cualquiera pero ahondaremos en ello.
Si eres fan de The Weeknd lo vas a disfrutar porque hay canciones de Abel todo el tiempo prácticamente y él es indiscutiblemente el protagonista, vas a ver su cara todo el tiempo y eso valdrá el precio del boleto, pero cuidado, si no estás familiarizado con propuestas experimentales y sensacionalistas es posible que creas que es una película ‘extraña’, ‘rara’, ‘que no entiendes’ y juicios similares.
La narrativa y el story telling siguen en el primer acto una estructura digamos común, sí, hay secuencias donde la fotografía y la música la vuelven propositiva y vanguardista pero se mantiene como una película digerible, ahora, del segundo acto en adelante hay desde una mezcla rarísima de géneros hasta escenas que rayan en lo pretencioso, podríamos decir que en esos momentos parece que Abel hizo una película sobre él para él y que solo él podría entender realmente, pero si eres de esos que disfrutamos buscarle significado a todo o al menos de los que encontramos placer en una fotografía bien pensada así como ejecutada y expresiva, esta película podría no ser solo para Abel.
Ortega es nuevamente una adolescente tardía con problemas emocionales pero al ser su papel predilecto lo hace bien y además esta vez la vemos un poco más natural y haciendo una especie de homenaje a Kathy Bates como Annie Wilkes, aunque lo mejor de toda su participación en la película es posiblemente la parte promocional de la música de ‘The Weeknd’, verla cantar y bailar al ritmo de las mejores canciones de Abel es delicioso. Keoghan por su parte también está bastante bien en un papel objetivamente más pequeño pero bien ejecutado como un exitoso manager de la industria musical.
Personalmente no entiendo porqué la crítica gringa la ha odiado tanto si es una película pretenciosa con un gran presupuesto aplicado en su estética con nombres fuertes en el cast cuando eso es lo que usualmente alaban y premian.
En cuanto a Abel, debemos darle que sí, es un artista creativo, redondo, propositivo y completo, así como efectivamente complejo; su ficción “documentalosa” con vibra de ser obra de A24 es algo distinto y que realmente deberíamos apreciar como público e incluso como críticos, es una producción bien hecha, con una dirección de menos decente, una fotografía excepcional, un soundtrack claramente bueno y una historia que, si bien ya hemos visto, es actual e interesante además que definitivamente tiene sello autoral.
Hay registro de muchos artistas que quisieron documentar su vida o por lo menos su experiencia artística, como lo dice el verbo, el camino más común es justamente producir un documental, el motivo de éstos, por más emocionales y narrativos que sean, es casi siempre un fin promocional, a fin de cuentas un boleto o en su época la venta de un DVD se traducía en dinero, ya sea directamente o en el hecho de dar a conocer el trabajo del artista y que su popularidad creciera para así vender más álbumes o tener mejor número de streams en plataformas musicales; hoy en día se sigue viendo que comercialmente esta constante aún funciona, pero Abel Tesfaye y su proyecto The Weeknd apostaron por algo distinto y aunque mucha gente lo ha criticado pésimamente aquí aplica la máxima de la publicidad, principio que el mismo Abel ya ha confirmado anteriormente para mantenerse actual y en la mente del público, ninguna publicidad es mala publicidad y Hurry Up Tomorrow además lo consigue demostrando que la propaganda y el arte efectivamente pueden converger.
Una película sobre sí mismo en una situación hipotética suena a algo bastante egocéntrico y lo es, pero Abel encontró su formato documental en una ficción que mezcla una cinematografía excepcional con su talento musical y a dos nombres muy bien parados actualmente en la industria, Jenna Ortega y Barry Keoghan.
La premisa de la película es en sí compleja pero para poder comunicarlo en palabras sencillas y referencias populares podríamos decir que es como si Misery, de Stephen King, se fusionara con Beau is afraid, de Ari Aster y le agregáramos obviamente música de The Weeknd.
Con solo tres personajes principales, Trey Edward Shults el director y co-guionista junto con el mismo Abel, escriben una historia que posiblemente busca reflejar el verdadero sentir de un artista que alcanza cierta fama y se ve azotado por todo lo que eso conlleva e involucra, desde una sensación apabullante de soledad hasta el abuso de sustancias y otras muchas problemáticas que solo unos cuantos experimentan así.
Podríamos decir que al comparar el trabajo actoral de Abel en “The Idol” contra esta película encontraremos que se siente distinto, aunque es teóricamente el mismo tipo de personaje pero la diferencia radica directamente en que aquí Abel se está (literalmente) interpretando a sí mismo, no es cualquier cantante, es él, incluso mantiene el mismo nombre.
Durante el fracaso que resultó ser la serie de HBO Max estuvo acompañado de Lily Rose-Deep, una gran actriz que lamentablemente actuó un personaje terriblemente escrito y concebido aunque con todo y eso logró demostrar su talento, por desgracia, no podemos decir lo mismo de Abel; existen muchos factores que se acumulan para describir el porqué de la tragedia de ‘The Idol’, entre ellos está el hecho de que es una serie y su trama no dio para la duración que requería (además de que la historia simple y sencillamente no funcionaba), ahora apostar por un largo es diferente y resultó positivo para el artista.
Esta vez apoyado por dos actores populares pero innegablemente talentosos o al menos versátiles, Abel se ve abrazado para hacer una introspección y mostrar su lado más vulnerable y humano en la pantalla. Si bien ya hemos mencionado que esto no es un documental y que sí es en parte una especie de comercial de una hora y cuarenta minutos, es un producto fílmico disfrutable, claro está e incluso puede ser innecesario mencionar que no es para cualquiera pero ahondaremos en ello.
Si eres fan de The Weeknd lo vas a disfrutar porque hay canciones de Abel todo el tiempo prácticamente y él es indiscutiblemente el protagonista, vas a ver su cara todo el tiempo y eso valdrá el precio del boleto, pero cuidado, si no estás familiarizado con propuestas experimentales y sensacionalistas es posible que creas que es una película ‘extraña’, ‘rara’, ‘que no entiendes’ y juicios similares.
La narrativa y el story telling siguen en el primer acto una estructura digamos común, sí, hay secuencias donde la fotografía y la música la vuelven propositiva y vanguardista pero se mantiene como una película digerible, ahora, del segundo acto en adelante hay desde una mezcla rarísima de géneros hasta escenas que rayan en lo pretencioso, podríamos decir que en esos momentos parece que Abel hizo una película sobre él para él y que solo él podría entender realmente, pero si eres de esos que disfrutamos buscarle significado a todo o al menos de los que encontramos placer en una fotografía bien pensada así como ejecutada y expresiva, esta película podría no ser solo para Abel.
Ortega es nuevamente una adolescente tardía con problemas emocionales pero al ser su papel predilecto lo hace bien y además esta vez la vemos un poco más natural y haciendo una especie de homenaje a Kathy Bates como Annie Wilkes, aunque lo mejor de toda su participación en la película es posiblemente la parte promocional de la música de ‘The Weeknd’, verla cantar y bailar al ritmo de las mejores canciones de Abel es delicioso. Keoghan por su parte también está bastante bien en un papel objetivamente más pequeño pero bien ejecutado como un exitoso manager de la industria musical.
Personalmente no entiendo porqué la crítica gringa la ha odiado tanto si es una película pretenciosa con un gran presupuesto aplicado en su estética con nombres fuertes en el cast cuando eso es lo que usualmente alaban y premian.
En cuanto a Abel, debemos darle que sí, es un artista creativo, redondo, propositivo y completo, así como efectivamente complejo; su ficción “documentalosa” con vibra de ser obra de A24 es algo distinto y que realmente deberíamos apreciar como público e incluso como críticos, es una producción bien hecha, con una dirección de menos decente, una fotografía excepcional, un soundtrack claramente bueno y una historia que, si bien ya hemos visto, es actual e interesante además que definitivamente tiene sello autoral.