Babygirl: El tabú sobre el placer femenino
POR: MAGALI VALDEZ
25-12-2024 19:17:39
La directora Halina Rejin ha incursionado en el cine con las cintas Instinct, Bodies, bodies, bodies y la más reciente Babygirl. El terror, la fuerza femenina, y la constante curiosidad por abordar los roles de poder indagando desde el placer femenino la ha llevado a tener películas incómodas para el público acostumbrado a historias relatadas desde la mirada masculina.
La productora A24 sigue cosechando frutos con la gran selección de películas que este año nos compartió y para cerrar el año estrenan Babygirl, con Nicole Kidman y Antonio Banderas, de esas parejas que necesitamos ver en la pantalla grande.
La directora continúa adentrándose en el placer y la sexualidad femenina que es aún un tabú del cual seguimos sin hablar pero sobre todo sin ver en el cine desde una perspectiva menos morbosa, fantasiosa y masculinizada.
Romy, una ejecutiva de alto nivel, se adentra en una relación con Samuel, un joven pupilo bajo su cargo. Pronto, Romy deberá luchar contra sus instintos mientras se ve envuelta en una batalla entre el deseo y la ética, poniendo en riesgo todo lo que ha construido y su matrimonio.
Las mujeres por siglos han sido relegadas a ser solo objetos inertes donde su placer y el poder son inexistentes, pero, ¿qué sucede cuando una mujer se cuestiona su placer y cree que es malo o extraño su percepción del mismo?
Eso le sucede a Romy una mujer poderosa, ambiciosa, que en apariencia lo tiene todo y al mismo tiempo es juzgada por aparentar ser insensible. Algo que nunca sería cuestionado a un hombre en la misma posición.
A lo largo de la cinta vemos a esta mujer vivir para complacer, evitar dejar de ser vigente, pero llega alguien que le rompe el esquema y donde ceder el control resulta exigente y peligroso, ese placer que siempre buscó pero se lo negó ella misma porque el juicio de salirse del sistema heteronormativo donde la mujer no es sexual, ni erótica, ni poderosa.
El sueño hecho realidad, donde sueltas el control y eres la mujer sumisa y dominada en la cama, se cumple pero conlleva un costo al no saber jugar esa dinámica de poder donde las reglas son importantes pero sobre todo recordar que nunca sueltas realmente el control.
El feminismo, el poder, la humillación, la relación de pareja y hasta su ciencia con sus hijas juegan un rol donde Romy se confronta a hablar, sentir, abrirse y ver cómo se desmoronan sus creencias.
Una película inquietante, excitante, sensual, donde el cuerpo femenino no es expuesto como en el porno, sino que llevado a un nivel de suspenso y al mismo tiempo la sensación de miedo al descubrir su capacidad de de tener realmente un orgasmo, el mito del cual seguimos murmurando y anhelando.
La directora nos atrapa en una narrativa cargada de adrenalina y éxtasis, descubriendo quiénes son los villanos verdaderos. Sin arruinar el final, cierra con el poder de la protagonista de nuevo en su mano donde como lo dice “si quiero que me humillen pagaré para que lo haga alguien más”.
Babygirl es una cinta incómoda donde los juicios y creencias de lo que creemos “normal”, es solo una pantalla limitante y la auto exploración se vuelve la catarsis y el punto de quiebre para salir de la sala de cine y tener diálogos más abiertos, desmentir el deseo, hablar con tu pareja y sobre todo dejar de creer que el porno es la clave para una vida sexual sana.
Un libro para leer y unirlo con la película sería: La Historia de R, de Gaia Servadio, que cuenta también la historia de una lenta y progresiva sumisión de una persona a otra, pero, aquí, esa persona es un hombre, un enigmático aristócrata inglés, de cuyo nombre solo se conoce la inicial.
La directora Halina Rejin ha incursionado en el cine con las cintas Instinct, Bodies, bodies, bodies y la más reciente Babygirl. El terror, la fuerza femenina, y la constante curiosidad por abordar los roles de poder indagando desde el placer femenino la ha llevado a tener películas incómodas para el público acostumbrado a historias relatadas desde la mirada masculina.
La productora A24 sigue cosechando frutos con la gran selección de películas que este año nos compartió y para cerrar el año estrenan Babygirl, con Nicole Kidman y Antonio Banderas, de esas parejas que necesitamos ver en la pantalla grande.
La directora continúa adentrándose en el placer y la sexualidad femenina que es aún un tabú del cual seguimos sin hablar pero sobre todo sin ver en el cine desde una perspectiva menos morbosa, fantasiosa y masculinizada.
Romy, una ejecutiva de alto nivel, se adentra en una relación con Samuel, un joven pupilo bajo su cargo. Pronto, Romy deberá luchar contra sus instintos mientras se ve envuelta en una batalla entre el deseo y la ética, poniendo en riesgo todo lo que ha construido y su matrimonio.
Las mujeres por siglos han sido relegadas a ser solo objetos inertes donde su placer y el poder son inexistentes, pero, ¿qué sucede cuando una mujer se cuestiona su placer y cree que es malo o extraño su percepción del mismo?
Eso le sucede a Romy una mujer poderosa, ambiciosa, que en apariencia lo tiene todo y al mismo tiempo es juzgada por aparentar ser insensible. Algo que nunca sería cuestionado a un hombre en la misma posición.
A lo largo de la cinta vemos a esta mujer vivir para complacer, evitar dejar de ser vigente, pero llega alguien que le rompe el esquema y donde ceder el control resulta exigente y peligroso, ese placer que siempre buscó pero se lo negó ella misma porque el juicio de salirse del sistema heteronormativo donde la mujer no es sexual, ni erótica, ni poderosa.
El sueño hecho realidad, donde sueltas el control y eres la mujer sumisa y dominada en la cama, se cumple pero conlleva un costo al no saber jugar esa dinámica de poder donde las reglas son importantes pero sobre todo recordar que nunca sueltas realmente el control.
El feminismo, el poder, la humillación, la relación de pareja y hasta su ciencia con sus hijas juegan un rol donde Romy se confronta a hablar, sentir, abrirse y ver cómo se desmoronan sus creencias.
Una película inquietante, excitante, sensual, donde el cuerpo femenino no es expuesto como en el porno, sino que llevado a un nivel de suspenso y al mismo tiempo la sensación de miedo al descubrir su capacidad de de tener realmente un orgasmo, el mito del cual seguimos murmurando y anhelando.
La directora nos atrapa en una narrativa cargada de adrenalina y éxtasis, descubriendo quiénes son los villanos verdaderos. Sin arruinar el final, cierra con el poder de la protagonista de nuevo en su mano donde como lo dice “si quiero que me humillen pagaré para que lo haga alguien más”.
Babygirl es una cinta incómoda donde los juicios y creencias de lo que creemos “normal”, es solo una pantalla limitante y la auto exploración se vuelve la catarsis y el punto de quiebre para salir de la sala de cine y tener diálogos más abiertos, desmentir el deseo, hablar con tu pareja y sobre todo dejar de creer que el porno es la clave para una vida sexual sana.
Un libro para leer y unirlo con la película sería: La Historia de R, de Gaia Servadio, que cuenta también la historia de una lenta y progresiva sumisión de una persona a otra, pero, aquí, esa persona es un hombre, un enigmático aristócrata inglés, de cuyo nombre solo se conoce la inicial.