El género de horror comercial en el cine ha ido en decadencia y en una auténtica caída libre a través de los últimos años, las comparaciones con obras consideradas como de autor han puesto a estas películas en pugna al demostrar que en su nicho no ha habido verdaderas innovaciones (con sus excepciones) y que ya todo ha sido contado. Las premisas y formas se repiten cada vez más constantemente ocultas en nuevos títulos, diferentes escenarios e incluso respaldándose en la fama detrás de los nombres de sus protagonistas así ésta no provenga de un historial de actuación. Karusell o Horrorland no viene a cambiar el panorama, al contrario, vino a proyectar en pantallas el último aliento del cine de terror comercial. 

La película sueca narra la historia de un grupo de adolescentes que ganan una entrada VIP a un parque de diversiones en su festival de Halloween, rápidamente una noche de amigos y entretenimiento se torna en un intento de cuento slasher. 

El conflicto de esta película busca sorprender con un plot twist que fracasa por la narración que desde el primer minuto de la película revela que hay más en la historia que el presente que vemos, aparentemente este grupo de amigos estuvo involucrado en alguna especie de abuso contra otra chica precisamente el halloween pasado, dejando a su público saber que la venganza es el camino más certero para la trama y además lo confirma de la manera más burda y  tratando a sus espectadores de inocentes al recurrir a las obviedades tales como el resaltar en todo momento que la máscara de su asesino es exactamente la misma que llevaba la víctima del inicio o en las pistas más claras como lo pueden ser fotografías específicamente montadas para que el espectador las note y haga sus conjeturas. 

Con protagonistas francamente poco memorables nos adentramos en una serie de muertes más que predecibles y que además no hacen nada por tratar de destacar de entre las muchas otras veces que las hemos visto ya en todas las entregas de “Destino Final”. Tanto la dirección de actores como el departamento de VFX dejan muchísimo que desear pues una no compensa las carencias de la otra ni viceversa como lo hemos visto en otras ocasiones, aquí los jóvenesn actores no destacan y se siente como si estuvieran imitando un cúmulo de referencias pasadas y las pocas muertes que vemos gráficamente sin ocultarse tras ángulos de cámara o recursos sonoros son francamente de muy mala calidad y desafortunadamente reflejan la falta de decisión de los creadores sobre si hacer una película sin miedo a ser explícita (en términos de violencia y sangre) o si apegarse a lo social y comercialmente hablando aceptado por Hollywood y los consumidores de estas películas en general, incluso tratando de apegarse a los estándares comerciales la película busca incluir comedia entre su narrativa pero también fracasa en este esfuerzo resultando en personajes innecesarios y diálogos que se sienten forzados y hasta incómodos.

Los clichés tampoco faltan y el problema es que no se sienten como un homenaje a lo clásico si no como una burla o un error de lógica gravísimo, un ejemplo perfecto es su asesino, quien camina a menos dos kilometros por hora y aun así consigue siempre alcanzar a los protagonistas en un abrir y cerrar de ojos, además funcionaría mejor como representante de los juegos olímpicos en alguna proeza de puntería porque (alerta de spoiler) francamente atinar a la cabeza de alguien con un hacha mientras está en una montaña rusa en movimiento y disparando desde el suelo es una habilidad muy poco común. 

Técnicamente hablando la película tampoco consigue salvarse y mucho menos destacar, su ritmo en montaje es lento y se torna aburrido y tedioso (incluso experimentando con personas que no gustan del género y que son extremadamente miedosas se comprobó que esta película no les generó terror en lo más mínimo y solo consiguió aburrirlos (exceptuando por dos o tres jumpscares que se utilizan). La fotografía desaprovecha en la mayoría de ocasiones el escenario, un parque de diversiones repleto de luces y colores resultan en una imagen mayormente oscura al grado de no existir contraste ni una exposición mínimamente decente. Las escenas están en su mayoría musicalizadas, demostrando que no se logró generar el ambiente de tensión solamente con la puesta en escena. 

Y solo queda mencionar que su final en lugar de generar expectativas sobre una segunda parte consigue hacer que su público ría y diga “¿es en serio?”.

Es una lástima que películas como esta se distribuyan y cuenten con tanto apoyo existiendo propuestas frescas buscando la oportunidad de ser exhibidas, si bien sí existen películas de terror comercial que logran su cometido como por ejemplo Abigail, Horrorland no es una opción para este nicho.