Kung Fu Panda 4 y el inexorable paso del tiempo
POR: ALEX VANSS
15-03-2024 18:17:15
La realidad es que crecer duele, el dicho dice que los años no pasan en balde y es verdad, a través de los años uno se va equivocando pero también aprendiendo, a veces logramos tener más claro quienes somos y qué es lo que queremos y a veces ese proceso dura más porque no es fácil aceptarse y reconocer el camino, porque la idea de envejecer da miedo y ser adulto apesta, pero al final uno puede encontrar sabiduría en sí mismo, si, si, todo esto para decirles que en Kung Fun Panda 4 Po ya creció, le salieron canas y ahora, en su cuarta entrega, el Guerrero dragón debe aceptar su destino ante el inexorable paso del tiempo.
Perdón si me puse un poco filosófico, nostálgico y reflexivo, lo cierto es que al ver a Po me saltaron algunas ideas e incluso miedos. Cuando uno crece con una saga en la que los años pasan en sus personajes y su universo, en la que en cada entrega vemos a los personaje crecer, madurar y envejecer, a veces sucede que nos podemos espejear en esos seres animados.
Si bien Kung Fu Panda 4 y las anteriores, son primordialmente películas pensadas para los niños, la verdad es que como dice Guillermo del Toro, el cine de animación es una herramienta más para contar historias, por eso no es de extrañar que en esta última entrega haya más elementos que nos pueden tocar a nosotros como adultos y es que los propios creadores y guionistas han crecido con la saga.
No sé si para los niños sea del todo divertida o les cueste entender cuál es el temor de nuestro panda. A la función de prensa fui con mis sobrinos y en la sala había pocos niños, la mayoría éramos adultos; mis sobrinos disfrutaron la película pero creo que no como disfrutaron las primeras u otras que son específicamente pensadas en niños y adolescentes, sin embargo, yo sí estuve pensando mucho rato en ese temor de crecer, de hacerte viejo, de ver cómo te salen canas.
A veces es difícil para nosotros aceptar la edad que tenemos porque nos vemos día a día y por eso es complicado notar que envejecemos, pero lo hacemos; la certeza de que ya somos adultos, que nos acercamos edades maduras, llega cuando vemos a nuestros padres alcanzar la tercera edad, cuando perdemos a nuestros abuelos, cuando vemos a nuestros sobrinos -o los que tengan hijos- ser adolescentes o bien, cuando un niño en el super te dice señor.
En mi caso, y no sé en el de ustedes, no es que el envejecer me de miedo, es más bien la responsabilidad que eso conlleva porque si bien los años no te vuelven más sabio per se, si deberíamos querer ser más sabios, con el paso del tiempo deberíamos aprender y aprovechar nuestras vivencias para ayudar a los más jóvenes a sortear un mundo que no es para nada sencillo.
Pero ese proceso de aceptación, ese proceso de descubrimiento es difícil, hay mucha gente que llega a cierta edad sin saber siquiera si lo que ha hecho a lo largo de su vida es lo que alguna vez soñó, lo que alguna vez quiso, si está satisfecho con su existencia y así muchas veces llegan las crisis.
En Kung Fu Panda 4 vemos que eso le sucede a Po, nuestro panda tiene que renunciar a ser el Guerrero Dragón para convertirse en el Guía espiritual del Valle y así dejar su lugar a una nueva generación para poder conducir y orientar a quien lo necesite, a quien acuda a él, Po, que ya se ve un poco envejecido y con canas en sus manchones negros, tiene miedo y prefiere aferrarse a la idea de seguir siendo el héroe que todos necesitan.
Sin embargo, a lo largo de la película en la que debe cumplir una última misión, acompañado de una simpática y astuta zorrita, Po descubre que el paso del tiempo le ha otorgado sabiduría, que sus experiencias lo han hecho un ser más centrado, incluso más espiritual, por lo que comienza a ver la vida desde otra perspectiva y poco a poco cada una de las palabras que el Maestro Shifu o el Maestro Oogway, quien le dio el báculo que une al mundo de los espíritus con el de los vivos, tienen otro sentido.
Creo que más allá de la historia, los personajes nuevos y los viejos, las batallas, los chistes y todas esas cosas que están más hechas para los niños, Kung Fu Panda 4, propone, si así lo decidimos, reflexionar nuestra existencia y nuestro lugar en el mundo a partir de las propias reflexiones de Po, el filme nos invita a privilegiar la paz, el amor, la sabiduría como ejes de una mejor vida, una donde la felicidad individual y colectiva sea el camino y el objetivo.
La realidad es que crecer duele, el dicho dice que los años no pasan en balde y es verdad, a través de los años uno se va equivocando pero también aprendiendo, a veces logramos tener más claro quienes somos y qué es lo que queremos y a veces ese proceso dura más porque no es fácil aceptarse y reconocer el camino, porque la idea de envejecer da miedo y ser adulto apesta, pero al final uno puede encontrar sabiduría en sí mismo, si, si, todo esto para decirles que en Kung Fun Panda 4 Po ya creció, le salieron canas y ahora, en su cuarta entrega, el Guerrero dragón debe aceptar su destino ante el inexorable paso del tiempo.
Perdón si me puse un poco filosófico, nostálgico y reflexivo, lo cierto es que al ver a Po me saltaron algunas ideas e incluso miedos. Cuando uno crece con una saga en la que los años pasan en sus personajes y su universo, en la que en cada entrega vemos a los personaje crecer, madurar y envejecer, a veces sucede que nos podemos espejear en esos seres animados.
Si bien Kung Fu Panda 4 y las anteriores, son primordialmente películas pensadas para los niños, la verdad es que como dice Guillermo del Toro, el cine de animación es una herramienta más para contar historias, por eso no es de extrañar que en esta última entrega haya más elementos que nos pueden tocar a nosotros como adultos y es que los propios creadores y guionistas han crecido con la saga.
No sé si para los niños sea del todo divertida o les cueste entender cuál es el temor de nuestro panda. A la función de prensa fui con mis sobrinos y en la sala había pocos niños, la mayoría éramos adultos; mis sobrinos disfrutaron la película pero creo que no como disfrutaron las primeras u otras que son específicamente pensadas en niños y adolescentes, sin embargo, yo sí estuve pensando mucho rato en ese temor de crecer, de hacerte viejo, de ver cómo te salen canas.
A veces es difícil para nosotros aceptar la edad que tenemos porque nos vemos día a día y por eso es complicado notar que envejecemos, pero lo hacemos; la certeza de que ya somos adultos, que nos acercamos edades maduras, llega cuando vemos a nuestros padres alcanzar la tercera edad, cuando perdemos a nuestros abuelos, cuando vemos a nuestros sobrinos -o los que tengan hijos- ser adolescentes o bien, cuando un niño en el super te dice señor.
En mi caso, y no sé en el de ustedes, no es que el envejecer me de miedo, es más bien la responsabilidad que eso conlleva porque si bien los años no te vuelven más sabio per se, si deberíamos querer ser más sabios, con el paso del tiempo deberíamos aprender y aprovechar nuestras vivencias para ayudar a los más jóvenes a sortear un mundo que no es para nada sencillo.
Pero ese proceso de aceptación, ese proceso de descubrimiento es difícil, hay mucha gente que llega a cierta edad sin saber siquiera si lo que ha hecho a lo largo de su vida es lo que alguna vez soñó, lo que alguna vez quiso, si está satisfecho con su existencia y así muchas veces llegan las crisis.
En Kung Fu Panda 4 vemos que eso le sucede a Po, nuestro panda tiene que renunciar a ser el Guerrero Dragón para convertirse en el Guía espiritual del Valle y así dejar su lugar a una nueva generación para poder conducir y orientar a quien lo necesite, a quien acuda a él, Po, que ya se ve un poco envejecido y con canas en sus manchones negros, tiene miedo y prefiere aferrarse a la idea de seguir siendo el héroe que todos necesitan.
Sin embargo, a lo largo de la película en la que debe cumplir una última misión, acompañado de una simpática y astuta zorrita, Po descubre que el paso del tiempo le ha otorgado sabiduría, que sus experiencias lo han hecho un ser más centrado, incluso más espiritual, por lo que comienza a ver la vida desde otra perspectiva y poco a poco cada una de las palabras que el Maestro Shifu o el Maestro Oogway, quien le dio el báculo que une al mundo de los espíritus con el de los vivos, tienen otro sentido.
Creo que más allá de la historia, los personajes nuevos y los viejos, las batallas, los chistes y todas esas cosas que están más hechas para los niños, Kung Fu Panda 4, propone, si así lo decidimos, reflexionar nuestra existencia y nuestro lugar en el mundo a partir de las propias reflexiones de Po, el filme nos invita a privilegiar la paz, el amor, la sabiduría como ejes de una mejor vida, una donde la felicidad individual y colectiva sea el camino y el objetivo.