El Exorcista: Creyentes: La hija millenial de un clásico
POR: FERNANDA LOZADA
05-10-2023 15:21:09
El Exorcista: Creyentes, secuela de la película original de 1973, llegó oficialmente a las salas de cine y ha generado diversas reacciones pero lo que debemos entender es que es un homenaje directo a lo que fue la película de William Friedkin en su época, esta nueva entrega es la hija millenial de un clásico, condenada a vivir eternamente en las sombras de su madre.
La película dirigida por David Gordon Green (quien al parecer es un romántico empedernido de los exponentes clásicos del terror, pues, recordemos que apenas hace un año fue quien trajo de vuelta la saga de Halloween con Halloween Ends) sorprendió a los aficionados del género con el regreso de tremendo título pues pese a los años que han pasado ya desde el lanzamiento del filme original, sigue siendo el referente por excelencia del cine de terror en la cultura pop, ya que representa un parteaguas para la narrativa de horror en el séptimo arte al ser tan arriesgada en todos sus aspectos, incluso valiéndole una nominación a los premios Oscar, siendo la primera del género considerada para este galardón; la temática, los diálogos, los efectos utilizados (prácticos por cierto), sus actuaciones y hasta las leyendas y mitos generados alrededor de la película y su producción la han consumado como todo un ícono.
Partiendo de esto, es bien sabido que usualmente las secuelas de estas cintas suelen ser un fracaso y, no debemos juzgar el esfuerzo que realizan estos aventurados cineastas porque llegarle a estos gigantes es una tarea que muchos tacharían de imposible; teniendo ya esto en consideración abordemos de lleno The Exorcist: Believer.
Es totalmente obvio que la estructura y ritmo son heredados genéticamente aunque justamente el tiempo que se le da a cada acto cambia un poco y eso no juega realmente en favor de la nueva producción de BlumHouse. Ambas películas inician dando un contexto cultural/antropológico, después proceden a construir la normalidad y a presentar a los personajes pero esto es un punto débil para la película de 2023 pues comparada con su antecesora conocemos muy pero muuuuuy superficialmente tanto a los protagonistas como a su cotidianidad (necesaria para después contrastarla con su ruptura), las ahora dos poseídas hasta el padre salvador representante de Chris MacNeil (Ellen Burstyn) quedan como elementos narrativos desperdiciados y gratuitos para llevar la historia al clímax que es claramente el momento del exorcismo.
No todo es malo, aunque sí existen varios momentos que podríamos denominar “jump scares” también hay varias escenas bien hechas, cuya construcción genera efectivamente tensión y suspenso, y, algo que está de su lado es la tecnología y avances en efectos (tanto prácticos como los llamados CGIs), el resultado en pantalla es bastante “realista” para la convención (exceptuando el guiño que se hace al ya clásico elemento y momento del vómito, definitivamente me quedo con el viscoso y verde de los años setenta) aunque se vieron recatados, eso o su plantilla de iluminación les traicionó porque la mayor parte de la película utiliza un estilo low key durísimo, un muy bajo porcentaje de esta entraría en lo que se denomina claroscuro, a veces es apenas distinguible aquello que vemos en pantalla y eso podría estar escondiendo grandes efectos y trabajo de maquillaje (o compensando la carencia de los mismos).
En 1973 fueron mucho más allá en cuanto a riesgo mediático pues el lenguaje utilizado así como ciertas escenas bastante sugerentes pudieron haber sido más peligrosas en cuanto a consecuencias por los estándares de aquellos años y pensándolo así se extraña esa audacia en la nueva entrega, resulta mucho menos impactante y sobre todo injustificable la carencia de escenas y secuencias de impacto sabiendo que la sociedad hoy en día tiene una ideología y un pensamiento general más abierto, además de que los fanáticos estábamos esperando mucho de todo eso.
Incluso es perceptible un acercamiento a un mensaje más “progre” al sugerir que realmente ninguna religión es la salvadora si no que la creencia y necesidad antropológica de la fe (en lo que sea que uno elija) es lo que carga con el poder para vencer al mal.
El regreso de Ellen Burstyn como su personaje de madre abnegada fue un gran acierto para dar valor de producción a la película (debemos admitir que es un fabuloso ejemplo de un buen trailer) y aunque su aparición es de minutos en pantalla sí pega en la nostalgia, acierto, situación que también manejan perfectamente jugando con la relación directa a la historia de la cinta original, mencionando y abordando directamente a personajes como Regan (a propósito, se nota el gran trabajo de casting en el gran e innegable parecido de la actriz Olivia O’Neill con Linda Blair).
Y, repito, no todo es malo, las dos niñas fueron impecablemente dirigidas y nos regalan momentos memorables, toda la memorabilia que lee “el cuerpo y la sangre” no está en vano, una de las mejores secuencias del cine de terror este año definitivamente.
Como dice un gran profesor de la carrera de cine “la única regla es no ser ingenuo”; si uno sabe y entra a la sala a ver esta película debemos reconocer y estar plenamente conscientes de que jamás tendremos de nuevo “El Exorcista”, que aquella película será ahora el gran referente de todas las demás pero no la han de replicar ni aunque sea su secuela directa, teniendo esto en mente es una película disfrutable que cumple con su objetivo de entretener y sacarte uno que otro susto pero sobre todo y como el objetivo final y más claro, definitivamente apela a la nostalgia y lo hace contundentemente cada vez que escuchamos el leit motiv por excelencia, cada que escuchamos esas notas características que erizan la piel de más de uno en cuanto llegan a nuestros oídos.
El Exorcista: Creyentes, secuela de la película original de 1973, llegó oficialmente a las salas de cine y ha generado diversas reacciones pero lo que debemos entender es que es un homenaje directo a lo que fue la película de William Friedkin en su época, esta nueva entrega es la hija millenial de un clásico, condenada a vivir eternamente en las sombras de su madre.
La película dirigida por David Gordon Green (quien al parecer es un romántico empedernido de los exponentes clásicos del terror, pues, recordemos que apenas hace un año fue quien trajo de vuelta la saga de Halloween con Halloween Ends) sorprendió a los aficionados del género con el regreso de tremendo título pues pese a los años que han pasado ya desde el lanzamiento del filme original, sigue siendo el referente por excelencia del cine de terror en la cultura pop, ya que representa un parteaguas para la narrativa de horror en el séptimo arte al ser tan arriesgada en todos sus aspectos, incluso valiéndole una nominación a los premios Oscar, siendo la primera del género considerada para este galardón; la temática, los diálogos, los efectos utilizados (prácticos por cierto), sus actuaciones y hasta las leyendas y mitos generados alrededor de la película y su producción la han consumado como todo un ícono.
Partiendo de esto, es bien sabido que usualmente las secuelas de estas cintas suelen ser un fracaso y, no debemos juzgar el esfuerzo que realizan estos aventurados cineastas porque llegarle a estos gigantes es una tarea que muchos tacharían de imposible; teniendo ya esto en consideración abordemos de lleno The Exorcist: Believer.
Es totalmente obvio que la estructura y ritmo son heredados genéticamente aunque justamente el tiempo que se le da a cada acto cambia un poco y eso no juega realmente en favor de la nueva producción de BlumHouse. Ambas películas inician dando un contexto cultural/antropológico, después proceden a construir la normalidad y a presentar a los personajes pero esto es un punto débil para la película de 2023 pues comparada con su antecesora conocemos muy pero muuuuuy superficialmente tanto a los protagonistas como a su cotidianidad (necesaria para después contrastarla con su ruptura), las ahora dos poseídas hasta el padre salvador representante de Chris MacNeil (Ellen Burstyn) quedan como elementos narrativos desperdiciados y gratuitos para llevar la historia al clímax que es claramente el momento del exorcismo.
No todo es malo, aunque sí existen varios momentos que podríamos denominar “jump scares” también hay varias escenas bien hechas, cuya construcción genera efectivamente tensión y suspenso, y, algo que está de su lado es la tecnología y avances en efectos (tanto prácticos como los llamados CGIs), el resultado en pantalla es bastante “realista” para la convención (exceptuando el guiño que se hace al ya clásico elemento y momento del vómito, definitivamente me quedo con el viscoso y verde de los años setenta) aunque se vieron recatados, eso o su plantilla de iluminación les traicionó porque la mayor parte de la película utiliza un estilo low key durísimo, un muy bajo porcentaje de esta entraría en lo que se denomina claroscuro, a veces es apenas distinguible aquello que vemos en pantalla y eso podría estar escondiendo grandes efectos y trabajo de maquillaje (o compensando la carencia de los mismos).
En 1973 fueron mucho más allá en cuanto a riesgo mediático pues el lenguaje utilizado así como ciertas escenas bastante sugerentes pudieron haber sido más peligrosas en cuanto a consecuencias por los estándares de aquellos años y pensándolo así se extraña esa audacia en la nueva entrega, resulta mucho menos impactante y sobre todo injustificable la carencia de escenas y secuencias de impacto sabiendo que la sociedad hoy en día tiene una ideología y un pensamiento general más abierto, además de que los fanáticos estábamos esperando mucho de todo eso.
Incluso es perceptible un acercamiento a un mensaje más “progre” al sugerir que realmente ninguna religión es la salvadora si no que la creencia y necesidad antropológica de la fe (en lo que sea que uno elija) es lo que carga con el poder para vencer al mal.
El regreso de Ellen Burstyn como su personaje de madre abnegada fue un gran acierto para dar valor de producción a la película (debemos admitir que es un fabuloso ejemplo de un buen trailer) y aunque su aparición es de minutos en pantalla sí pega en la nostalgia, acierto, situación que también manejan perfectamente jugando con la relación directa a la historia de la cinta original, mencionando y abordando directamente a personajes como Regan (a propósito, se nota el gran trabajo de casting en el gran e innegable parecido de la actriz Olivia O’Neill con Linda Blair).
Y, repito, no todo es malo, las dos niñas fueron impecablemente dirigidas y nos regalan momentos memorables, toda la memorabilia que lee “el cuerpo y la sangre” no está en vano, una de las mejores secuencias del cine de terror este año definitivamente.
Como dice un gran profesor de la carrera de cine “la única regla es no ser ingenuo”; si uno sabe y entra a la sala a ver esta película debemos reconocer y estar plenamente conscientes de que jamás tendremos de nuevo “El Exorcista”, que aquella película será ahora el gran referente de todas las demás pero no la han de replicar ni aunque sea su secuela directa, teniendo esto en mente es una película disfrutable que cumple con su objetivo de entretener y sacarte uno que otro susto pero sobre todo y como el objetivo final y más claro, definitivamente apela a la nostalgia y lo hace contundentemente cada vez que escuchamos el leit motiv por excelencia, cada que escuchamos esas notas características que erizan la piel de más de uno en cuanto llegan a nuestros oídos.