Una película que, dentro de lo fácil y digerible que es, ilumina a la figura de un ídolo vivo del cuadrilátero que levantó su corona como deportista gay ante la vida y ante el público, eso es Cassandro, la exótica historia de una estrella de la lucha libre.

El mundo del deporte está repleto de grandes historias dignas de ser contadas, ya sea por la trágica vida de su protagonista o por todo lo que tuvo que enfrentar para llegar tan lejos en su especialidad. El deporte en sí, también ha sido protagonista de varias historias o el escenario en el que se desarrolla un drama como en su momento se lució Clint Eastwood al dirigir Million Dollar Baby en 2004, por la que se llevó el Oscar a la Mejor Dirección y Mejor Película.

En los últimos años, el deporte sigue estando presente en la pantalla grande desde ficciones como Creed – que se desarrolla dentro del mismo universo del legendario Rocky de Sylvester Stallone – o biopics como King Richard en donde le presentan a la audiencia el rostro de quien estuvo involucrado en la crianza y carrera de Serena y Venus Williams. En México también ha habido estrellas dignas de ser retratadas tanto en series como en la pantalla grande, aunque a veces el impacto quizá no es tanto como el de las grandes producciones de Hollywood.

Para los mexicanos, la lucha libre es una de sus expresiones deportivas – e incluso podría ser considerada una expresión artística por algunos – más apreciadas. Pensar en las máscaras, los trajes extravagantes, su representación de la interminable lucha del bien contra el mal en el cuadrilátero, se ha convertido en un espacio seguro para los fanáticos en donde exploran su propia libertad de desahogo.

Si bien este deporte en particular ha llegado a varios países, sin dejar de lado todo el entrenamiento y esfuerzo físico, también involucra cierta teatralidad en cada uno de sus enfrentamientos y eso llena de euforia tanto al asistente como al televidente. La vida del luchador está hecha por y para el entretenimiento del público. No por nada el cine de luchadores tuvo su propia época de oro con todos aquellos enfrentamientos de El Santo, Blue Demon o El Huracán Ramírez, sólo por mencionar a los más famosos.

Ahora llega a través de Prime Video Cassandro, protagonizada por Gael García Bernal, bajo la dirección de Roger Ross Williams, quien también escribió el guión junto a David Teague. La cinta presenta a Saúl Armendáriz, un luchador amateur nacido en El Paso, Texas, que comienza a catapultar su carrera en los cuadriláteros de Ciudad Juárez, Chihuahua. Sin embargo, la historia no es precisamente sobre Saúl, el verdadero protagonista es su personaje, Cassandro; plantean desde la primera vez que el joven aficionado voltea a ver a los exóticos, como se les llama a los luchadores intencionalmente afeminados, el nacimiento de su alter ego, y su camino para ser un ídolo.

Como es de esperarse, se exploran rincones íntimos de su vida como la relación con su madre, la ausencia de su padre, así como esa pequeña culpa de haberlo alejado cuando salió del closet, sus romances, las drogas y su sed por ser una figura heroica y no sólo el perdedor que deja que se luzcan los luchadores más famosos. Cassandro tiene sus metas claras y está dispuesto a alcanzarlas a como dé lugar.

Como toda película biográfica, es posible que muchas cosas de la vida y carrera del Exótico hayan sido modificadas para mejorar la trama, lo cierto es que hasta cierto punto la cinta carece de momentos realmente dramáticos, incluso una de las pérdidas más importantes para el protagonista tarda en tener un impacto en su desarrollo, y cuando pasa resulta poco trascendente. Sin embargo, esto tiene una explicación bastante lógica si lo vemos desde los ojos del mismo personaje con líneas que ofrece desde sus primeras escenas.

“Este exótico gana”. En el mundo de la lucha libre, es más importante el show que se va a ofrecer en su “escenario”, y justo la película se toma el tiempo de evidenciar esos detalles de la industria en donde quien gana no es por técnica, sino porque un promotor así lo decide o, según sea el caso, es un acuerdo al que llegan los propios contrincantes antes de subir al cuadrilátero. En la década de los 80, cuando comienza la carrera de Saúl como El Topo – así llamado en sus inicios como enmascarado, al menos dentro de la película –, un luchador exótico no podía aspirar a ganar una pelea, sólo peleaban y le daban una chispa diferente al encuentro, pero nunca ganaban.

Cuando Saúl acepta que lo suyo es ser un exótico pone sus propias reglas y la más importante es que “este exótico gana”. Ahora bien, ¿por qué aunque tiene momentos fuertes en su vida personal, el público nunca lo ve emocionalmente destrozado?, la misma película ya dio la respuesta. Cassandro siempre gana. Si bien esto tiene sentido una vez que entendemos al “personaje del personaje”, la película no se salva de tener errores narrativos.

Ya sea por el afán de no dejar que pierda Cassandro, o porque en la edición final le hayan cortado partes importantes de la trama – sensación que en ocasiones podría experimentar el espectador – para hacer de esta una película más digerible manteniendo la atención de la audiencia el tiempo adecuado, no importa cuál sea el pretexto, hay conflictos que no se resuelven o bien, que tienen un desenlace muy flojo, sobre todo cuando se trata de sus romances o su relación con las drogas.

El trabajo de Gael García Bernal, por su parte, es de reconocerse pues, a diferencia de sus papeles anteriores en donde no es más que Gael García interpretando a alguien (quizá Neruda sería una notable excepción), en esta ocasión se deja abrazar por el personaje de Cassandro permitiéndole dominar todo el tiempo como lo hace en su propia historia. Esa chispa con la que sube al ring y el carisma que conquista dominan cada escena; incluso la manera en la que recibe los insultos estando arriba del ring.

Uno de los momentos que, en mi perspectiva, resaltan en esta exótica historia, es la manera en la que Cassandro se transforma en una figura importante no sólo para la lucha libre, sino también en un icono de la comunidad gay y travesti. Las escenas de su entrada a cada enfrentamiento, reflejan a un México y una época en general en donde el hombre afeminado brillaba en el medio artístico, si lo pensamos en esa misma época tenemos el auge de las estrellas musicales que exponían su feminidad como George Michael, Boy George, Freddie Mercury o Elton John, pero detrás de su fama seguían enfrentando a la sociedad que no les aceptaba.

Los luchadores exóticos, por su parte, se exponían directamente ante un público agresivo y envalentonado por la euforia del momento, sin embargo, los gritos e insultos se volvían parte del show, y en el caso de Cassandro vislumbramos la magia del personaje y como terminaba cada pelea teniendo al público en la palma de su mano convirtiéndose incluso en la inspiración de jóvenes para “salir del closet” ante su familia.

Finalmente, es inevitable rememorar el documental Cassandro, el Exótico de Marie Losier estrenado en 2018 en donde se encarga más del impacto de los exóticos en la lucha libre, el ídolo travesti en el deporte y la propia vida de Saúl detrás del brillo y los colores de su alter ego, así como el impacto que han tenido sus años de carrera mostrándose afortunado de haber nacido gay. Pero en la ficción recién llegada a streaming, Cassandro es el único héroe, el exótico que nunca pierde, reconociendo también que, aunque no ganara alguna batalla, se ganaba al público y ese era su mejor reconocimiento.