Tutti Frutti: El templo del underground
POR: ENCUADRES
08-02-2019 13:33:22

Los años ochenta fueron una etapa de transición. Los cambios sociales y políticos comenzaban a gestarse para dar un golpe a las viejas estructuras de regímenes totalitarios que terminarían por derrumbarse poco antes de terminar la década. La juventud a nivel mundial tuvo mucho que ver en esta re-estructuración del orden mundial y fue gracias a la cultura, el arte y desde luego la música.
En México, la escena subterránea latía a un ritmo poderoso. Si bien es cierto que había estaciones de radio que procuraban estar lo más actualizado posible de las tendencias musicales a nivel mundial, mucha de la joven sociedad mexicana estaba un paso adelante al compartir – vía acetato o cassettes grabados – materiales de compañías disqueras independientes que eran conocidas en pequeños círculos de melómanos que buscaban alternativas auditivas. Lo mismo ocurría con bandas que surgían - en la más pura esencia del Punk - para elevar la voz lo suficiente para dar a conocer su sentir frente a la sociedad.
En medio de toda esta vorágine propositiva, surge un lugar donde se dio cita toda la escena subterránea de México: El Tutti Frutti.
Un bar que recibió a todo tipo de gente que buscaba un lugar donde se sintiera parte de algo más grande que simplemente tomar un trago y oír música. Un lugar que marcó toda una generación de jóvenes de diferentes estratos sociales y culturales que tenían una cosa en común: La música como medio de expresión.
Y a más de treinta años de distancia, los realizadores Laura Ponte y Alex Albert presentan el avance de un documental de ese lugar icónico de la juventud de la década de los ochenta: TUTTI FRUTTI: EL TEMPLO DEL UNDERGROUND
Los años ochenta fueron una etapa de transición. Los cambios sociales y políticos comenzaban a gestarse para dar un golpe a las viejas estructuras de regímenes totalitarios que terminarían por derrumbarse poco antes de terminar la década. La juventud a nivel mundial tuvo mucho que ver en esta re-estructuración del orden mundial y fue gracias a la cultura, el arte y desde luego la música.
En México, la escena subterránea latía a un ritmo poderoso. Si bien es cierto que había estaciones de radio que procuraban estar lo más actualizado posible de las tendencias musicales a nivel mundial, mucha de la joven sociedad mexicana estaba un paso adelante al compartir – vía acetato o cassettes grabados – materiales de compañías disqueras independientes que eran conocidas en pequeños círculos de melómanos que buscaban alternativas auditivas. Lo mismo ocurría con bandas que surgían - en la más pura esencia del Punk - para elevar la voz lo suficiente para dar a conocer su sentir frente a la sociedad.
En medio de toda esta vorágine propositiva, surge un lugar donde se dio cita toda la escena subterránea de México: El Tutti Frutti.
Un bar que recibió a todo tipo de gente que buscaba un lugar donde se sintiera parte de algo más grande que simplemente tomar un trago y oír música. Un lugar que marcó toda una generación de jóvenes de diferentes estratos sociales y culturales que tenían una cosa en común: La música como medio de expresión.
Y a más de treinta años de distancia, los realizadores Laura Ponte y Alex Albert presentan el avance de un documental de ese lugar icónico de la juventud de la década de los ochenta: TUTTI FRUTTI: EL TEMPLO DEL UNDERGROUND