Heroico: La perpetuidad del abuso
POR: JOSÉ LUIS SALAZAR
08-06-2023 11:29:43
En agosto 2013 todos los medios escribieron del caso de Alfredo Segura Lagunas, un ex cadete de la Escuela Médico Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional que al concluir su primer año fue amenazado y obligado a darse de baja después de que se supiera de la denuncia que él y su madre interpusieron a la Comisión Nacional de Derechos Humanos por abuso sexual y violencia sufrida dentro de la institución;10 años después el director David Zonana nos presenta una historia inspirada en relatos como el de Alfredo en Heroico, largometraje que forma parte de las competencias del Festival de Cine de la UNAM y en el Festival de Cine en Guadalajara, y que refleja la perpetuidad del abuso.
Luis, un joven de origen náhuatl, se enlista en el Heroico Colegio Militar por dos motivos; seguir el camino de su padre que también fue militar y obtener seguro médico que cubra el tratamiento para la diabetes de su madre. Sin embargo, desde el inicio el trato y el proceso de reclutamiento resultan abusivos y humillantes para él y todos los aspirantes de ingreso siendo esto solo el preámbulo de la violencia institucional que va a sufrir dentro.
La película al presentarnos a Luis como un joven indígena que se rehúsa a hablar náhuatl a diferencia de uno de sus compañeros, nos ilustra el miedo de ser discriminado y del sentimiento de ser ajeno. Mismo que representa con dos grandes contrastes; una madre que le habla en náhuatl mientras él le responde en español como una manera de distanciarse de su origen y en el propio Heroico Colegio Militar, cuya estructura exalta la belleza y la imponencia de los pueblos indígenas y del pasado prehispánico mientras que en la vida cotidiana se les discrimina y humilla, como lamentablemente se hace, en el resto del país.
Si recatáramos los testimonios que Alfredo Segura Lagunas, el ex cadete violentado en el Colegio Militar, brindó a la revista Proceso en agosto del 2013 encontraríamos un recuento de la dinámica que el Sargento Sierra y el resto de oficiales mantienen con los estudiantes de primer ingreso en la película. Él relató del uso de unas tablas las que llamaban “besitos”, “la corregidora” y “la tercerita” para golpearlos, de ser amenazado con un arma y con cuchillos a fin de que violentaran a otros estudiantes, de presentarse con una despensa de un valor de dos mil pesos cada mes obligadospor estudiantes de grados superiores o sino tener que comer basura, ser torturado en las madrugadas junto a sus demás compañeros en los baños escolares y el abuso sexual en manos de un superior.
Uno pensaría que al rescatar la experiencia de Lagunas en la pantalla grande Zonana buscaría la reflexión en torno a los efectos que este tipo de actos ocasionan en los militares que, los deshumaniza y que culminan en violencia contra la sociedad civil, la que vivimos actualmente, como Ana Lilia Pérez escribe en su libro Verdugos, Asesinatos Brutales y otras Historias Secretas de Militares sobre cómo los cadetes desde su formación al ser expuestos a constantes vejaciones y abusos de autoridad después reproducen estos en su relación con su entorno inmediato, es decir, el pueblo mexicano sin embargo, Zonana se acerca con Heroico más al sensacionalismo de Michel Franco que a la concientización de Pérez pues cada escena repugnante te prepara más mentalmente para una aún peor; como si los castigos y las torturas de Luis tuviéramos que sufrirlos de igual manera como espectador para entenderlos.
Y es así, que lo que empieza en una escena de agresión verbal culmina con una de abuso sexual, como una manera de meter al espectador en el repulsivo juego del Sargento Sierra, pues la tortura que Zonana filma para su protagonista nos la ejerce también a nosotros.
Michel Franco se ve muy presente en esta película, no solo en el tema de la producción pues Teorema contribuye a la película, sino en el estilo que Zonana radicalmente adquiere con esta segunda película muy similar al de su productor pero que no es exclusivo de él ya que otros directores, desconozco si influenciados por Franco, han tomado esa dirección en los últimos años como Lorenzo Vigas en La caja, Joaquin del Paso en El hoyo en la cerca o la debutante cobijada por él, Teodora Ana Mihai con La civil.
También comparten la desesperanzadora conclusión final en donde, nuestros protagonistas pasan de ser individuos atormentados a una especie de vengadores solitarios; pues para Franco, Zonana y el resto de mencionados la vía individual es la única posible.
Y pienso que, aunque estas películas no están obligadas a ofrecer una solución cuando, en la vida cotidiana simplemente no la podemos encontrar, sí deberían ofrecer más que armar a su protagonista y sugerir la individualidad y el fuego abierto pues, no es solo una respuesta reaccionaria, sensacionalista y que toma a la ligera las problemáticas tan serias que presume denunciar, sino que es irresponsable. Además, para querer presentárnoslo como la opción más viable, estos directores recurren a imágenes provocativas que juegan con elementos del imaginario colectivo y la identidad nacional, en Heroico en específico, con un cursi cuadro que recrea a los Niños Héroes con Luis como el soldado por saltar al vacío con el águila a su lado.
¿Acaso el documental mexicano de los últimos años (y la propia vida cotidiana) no nos ha mostrado la necesidad de la unión colectiva?
Por otro lado, películas como Las elegidas, de David Pablos o Sin señas particulares, de Fernanda Valadez han preferido poner fuera de cuadro la tortura y la violencia pese a la gravedad de temas como la trata de personas y la desaparición forzada; pues al ver Heroico, lo único que preguntas es ¿cuál es la diferencia entre acostumbrar al civil a la violencia mostrándosela abiertamente a mostrar una versión ficcionalizada? ¿cuál es el propósito de crear películas que te preparan para la peor de las torturas visuales en “aras de reflexionar sobre el país” si en el proceso revictimizas y violentas a quienes quieren dejarlas atrás? ¿Por qué tenemos que vivir la violencia dos veces, en nuestros hogares y en la pantalla?
Una de las escenas recurrentes en la película es aquella donde el Sargento Sierra fuerza a Luis a ver con el resto de sus amigos videos snuff filmados por militares en servicio en contra de civiles, y siento necesario describirla porque es el sentimiento con el que terminas de ver Heroico. De haber sido víctima de alguien que cree que la tortura visual es igual a la denuncia social.
En agosto 2013 todos los medios escribieron del caso de Alfredo Segura Lagunas, un ex cadete de la Escuela Médico Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional que al concluir su primer año fue amenazado y obligado a darse de baja después de que se supiera de la denuncia que él y su madre interpusieron a la Comisión Nacional de Derechos Humanos por abuso sexual y violencia sufrida dentro de la institución;10 años después el director David Zonana nos presenta una historia inspirada en relatos como el de Alfredo en Heroico, largometraje que forma parte de las competencias del Festival de Cine de la UNAM y en el Festival de Cine en Guadalajara, y que refleja la perpetuidad del abuso.
Luis, un joven de origen náhuatl, se enlista en el Heroico Colegio Militar por dos motivos; seguir el camino de su padre que también fue militar y obtener seguro médico que cubra el tratamiento para la diabetes de su madre. Sin embargo, desde el inicio el trato y el proceso de reclutamiento resultan abusivos y humillantes para él y todos los aspirantes de ingreso siendo esto solo el preámbulo de la violencia institucional que va a sufrir dentro.
La película al presentarnos a Luis como un joven indígena que se rehúsa a hablar náhuatl a diferencia de uno de sus compañeros, nos ilustra el miedo de ser discriminado y del sentimiento de ser ajeno. Mismo que representa con dos grandes contrastes; una madre que le habla en náhuatl mientras él le responde en español como una manera de distanciarse de su origen y en el propio Heroico Colegio Militar, cuya estructura exalta la belleza y la imponencia de los pueblos indígenas y del pasado prehispánico mientras que en la vida cotidiana se les discrimina y humilla, como lamentablemente se hace, en el resto del país.
Si recatáramos los testimonios que Alfredo Segura Lagunas, el ex cadete violentado en el Colegio Militar, brindó a la revista Proceso en agosto del 2013 encontraríamos un recuento de la dinámica que el Sargento Sierra y el resto de oficiales mantienen con los estudiantes de primer ingreso en la película. Él relató del uso de unas tablas las que llamaban “besitos”, “la corregidora” y “la tercerita” para golpearlos, de ser amenazado con un arma y con cuchillos a fin de que violentaran a otros estudiantes, de presentarse con una despensa de un valor de dos mil pesos cada mes obligadospor estudiantes de grados superiores o sino tener que comer basura, ser torturado en las madrugadas junto a sus demás compañeros en los baños escolares y el abuso sexual en manos de un superior.
Uno pensaría que al rescatar la experiencia de Lagunas en la pantalla grande Zonana buscaría la reflexión en torno a los efectos que este tipo de actos ocasionan en los militares que, los deshumaniza y que culminan en violencia contra la sociedad civil, la que vivimos actualmente, como Ana Lilia Pérez escribe en su libro Verdugos, Asesinatos Brutales y otras Historias Secretas de Militares sobre cómo los cadetes desde su formación al ser expuestos a constantes vejaciones y abusos de autoridad después reproducen estos en su relación con su entorno inmediato, es decir, el pueblo mexicano sin embargo, Zonana se acerca con Heroico más al sensacionalismo de Michel Franco que a la concientización de Pérez pues cada escena repugnante te prepara más mentalmente para una aún peor; como si los castigos y las torturas de Luis tuviéramos que sufrirlos de igual manera como espectador para entenderlos.
Y es así, que lo que empieza en una escena de agresión verbal culmina con una de abuso sexual, como una manera de meter al espectador en el repulsivo juego del Sargento Sierra, pues la tortura que Zonana filma para su protagonista nos la ejerce también a nosotros.
Michel Franco se ve muy presente en esta película, no solo en el tema de la producción pues Teorema contribuye a la película, sino en el estilo que Zonana radicalmente adquiere con esta segunda película muy similar al de su productor pero que no es exclusivo de él ya que otros directores, desconozco si influenciados por Franco, han tomado esa dirección en los últimos años como Lorenzo Vigas en La caja, Joaquin del Paso en El hoyo en la cerca o la debutante cobijada por él, Teodora Ana Mihai con La civil.
También comparten la desesperanzadora conclusión final en donde, nuestros protagonistas pasan de ser individuos atormentados a una especie de vengadores solitarios; pues para Franco, Zonana y el resto de mencionados la vía individual es la única posible.
Y pienso que, aunque estas películas no están obligadas a ofrecer una solución cuando, en la vida cotidiana simplemente no la podemos encontrar, sí deberían ofrecer más que armar a su protagonista y sugerir la individualidad y el fuego abierto pues, no es solo una respuesta reaccionaria, sensacionalista y que toma a la ligera las problemáticas tan serias que presume denunciar, sino que es irresponsable. Además, para querer presentárnoslo como la opción más viable, estos directores recurren a imágenes provocativas que juegan con elementos del imaginario colectivo y la identidad nacional, en Heroico en específico, con un cursi cuadro que recrea a los Niños Héroes con Luis como el soldado por saltar al vacío con el águila a su lado.
¿Acaso el documental mexicano de los últimos años (y la propia vida cotidiana) no nos ha mostrado la necesidad de la unión colectiva?
Por otro lado, películas como Las elegidas, de David Pablos o Sin señas particulares, de Fernanda Valadez han preferido poner fuera de cuadro la tortura y la violencia pese a la gravedad de temas como la trata de personas y la desaparición forzada; pues al ver Heroico, lo único que preguntas es ¿cuál es la diferencia entre acostumbrar al civil a la violencia mostrándosela abiertamente a mostrar una versión ficcionalizada? ¿cuál es el propósito de crear películas que te preparan para la peor de las torturas visuales en “aras de reflexionar sobre el país” si en el proceso revictimizas y violentas a quienes quieren dejarlas atrás? ¿Por qué tenemos que vivir la violencia dos veces, en nuestros hogares y en la pantalla?
Una de las escenas recurrentes en la película es aquella donde el Sargento Sierra fuerza a Luis a ver con el resto de sus amigos videos snuff filmados por militares en servicio en contra de civiles, y siento necesario describirla porque es el sentimiento con el que terminas de ver Heroico. De haber sido víctima de alguien que cree que la tortura visual es igual a la denuncia social.