EL TRIÁNGULO DE LA TRISTEZA: el clasismo y la desalmada sociedad
POR: SAÚL ARELLANO MONTORO
19-02-2023 01:02:53
El triángulo de la tristeza, la más reciente película de Ruben Östlund, tiene esa muy agradecible virtud de dividir al espectador en dos únicas facciones: La aman o la odian; no hay puntos medios ni tibiezas en la pasión hacia la cinta que va más allá de la objetividad al ser dejada de lado para destilar toda la esencia del gusto personal en su evaluación.
En su más reciente película el cineasta sueco pone en evidencia los comportamientos más oscuros, rencorosos y estrafalarios de la psique humana en cada uno de los personajes que aparecen y desaparecen durante los 140 minutos de duración.
La cinta está contada en tres muy claros actos:
El primero cuenta la historia de Yaya y Carl, modelos de renombre y exitosos influencers que al término de la semana de la moda, son invitados a un exclusivo crucero en un yate de gran lujo. Aquí comienza la primera avalancha de banalidad en los diálogos y comportamientos de ambos personajes que son la llave que nos abre la puerta al mundo de la jerarquía de los obscenamente ricos.
El segundo acto se devela a partir de la cena de gala que es el pretexto del crucero y sus invitados. Es aquí donde vamos viendo de forma escalonada (aunque previsible) las diferentes personalidades de los demás participantes y que buscan englobar los usos y costumbres marcados en las jerarquías sociales que se muestran como sus modos de vida natural. Y lo que resalta de este acto no es solo la presentación de la indolencia y frivolidad de los invitados "de lujo" en el yate con todo y su cliché Capitán borracho que se niega a salir del camarote durante la mayor parte de la travesía, que es interpretado por un muy disfrutable Woody Harrelson, sino la clase trabajadora al servicio de sus banales invitados millonarios representados por la tripulación.
El tercer y último acto es el más interesante, que atrapa totalmente al espectador y que comienza a partir de una tormenta que hace que tanto pasajeros como tripulación queden atrapados en una isla. Y es aquí que los roles dan giros para cambiar gradualmente hasta formar una nueva sociedad en el micro-cosmos de la isla donde las líneas entre clases sociales se difuminan para dar paso a la supervivencia del más capaz.
EL TRIÁNGULO DE LA TRISTEZA navega entre la desgarradora crudeza de la novela El Señor de las Moscas, de William Golding, El Discreto Encanto de la Burguesía,del maestro Buñuel y La Isla de Gilligan, en sus capítulos más extravagantes y absurdos. Una película donde el tema de la lucha de clases, muy recurrida en el cine de Östlund, toma tintes que van más allá de pobres contra ricos; donde el hartazgo, la superficialidad, la apatía y la revancha social no son sino pretextos para sobrevivir en la metáfora de la vida representada en el perímetro de una isla.
Esta película nominada a los premios Oscar 2023 en las categorías a Mejor Guión, Director y Película tiene una primera corrida muy limitada en salas del circuito de arte en Ciudad de México, Estado de México y Guadalajara solamente; por lo que, en lo que se puede ampliar la exhibición, busquen verla en pantalla de cine por primera vez.
El triángulo de la tristeza, la más reciente película de Ruben Östlund, tiene esa muy agradecible virtud de dividir al espectador en dos únicas facciones: La aman o la odian; no hay puntos medios ni tibiezas en la pasión hacia la cinta que va más allá de la objetividad al ser dejada de lado para destilar toda la esencia del gusto personal en su evaluación.
En su más reciente película el cineasta sueco pone en evidencia los comportamientos más oscuros, rencorosos y estrafalarios de la psique humana en cada uno de los personajes que aparecen y desaparecen durante los 140 minutos de duración.
La cinta está contada en tres muy claros actos:
El primero cuenta la historia de Yaya y Carl, modelos de renombre y exitosos influencers que al término de la semana de la moda, son invitados a un exclusivo crucero en un yate de gran lujo. Aquí comienza la primera avalancha de banalidad en los diálogos y comportamientos de ambos personajes que son la llave que nos abre la puerta al mundo de la jerarquía de los obscenamente ricos.
El segundo acto se devela a partir de la cena de gala que es el pretexto del crucero y sus invitados. Es aquí donde vamos viendo de forma escalonada (aunque previsible) las diferentes personalidades de los demás participantes y que buscan englobar los usos y costumbres marcados en las jerarquías sociales que se muestran como sus modos de vida natural. Y lo que resalta de este acto no es solo la presentación de la indolencia y frivolidad de los invitados "de lujo" en el yate con todo y su cliché Capitán borracho que se niega a salir del camarote durante la mayor parte de la travesía, que es interpretado por un muy disfrutable Woody Harrelson, sino la clase trabajadora al servicio de sus banales invitados millonarios representados por la tripulación.
El tercer y último acto es el más interesante, que atrapa totalmente al espectador y que comienza a partir de una tormenta que hace que tanto pasajeros como tripulación queden atrapados en una isla. Y es aquí que los roles dan giros para cambiar gradualmente hasta formar una nueva sociedad en el micro-cosmos de la isla donde las líneas entre clases sociales se difuminan para dar paso a la supervivencia del más capaz.
EL TRIÁNGULO DE LA TRISTEZA navega entre la desgarradora crudeza de la novela El Señor de las Moscas, de William Golding, El Discreto Encanto de la Burguesía,del maestro Buñuel y La Isla de Gilligan, en sus capítulos más extravagantes y absurdos. Una película donde el tema de la lucha de clases, muy recurrida en el cine de Östlund, toma tintes que van más allá de pobres contra ricos; donde el hartazgo, la superficialidad, la apatía y la revancha social no son sino pretextos para sobrevivir en la metáfora de la vida representada en el perímetro de una isla.
Esta película nominada a los premios Oscar 2023 en las categorías a Mejor Guión, Director y Película tiene una primera corrida muy limitada en salas del circuito de arte en Ciudad de México, Estado de México y Guadalajara solamente; por lo que, en lo que se puede ampliar la exhibición, busquen verla en pantalla de cine por primera vez.