Los poderosos mensajes de Kung Fu Panda 3
POR: ANTONIO FLORES
23-03-2016 10:22:36
Ser el Guerrero Dragón no es una empresa fácil, pero no se compara con la compleja tarea de ser un panda y tener que dormir hasta el medio día, comer como si no hubiera un mañana, rodar libremente en las colinas, y sobre todo, convertirse en el más grande maestro del Chi, que es la energía vital que todo ser vivo tiene en su interior.
El ocurrente Po –el panda más popular del cine– regresa luego de cinco años con Kung Fu Panda 3, una nueva historia plagada de sutiles e interesantes lecturas. El filme dirigido por Jennifer Yuh Nelson y Alessandro Carloni contiene varios poderosos mensajes que se basan en tres preguntas básicas que se aplican a la vida misma ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? y ¿Hacia dónde voy?
Como ya es costumbre participan de nuevo la sexy Tigresa, la intrépida Grulla, la quejumbrosa Mantis, la dulce Víbora y el atolondrado Mono, todos ellos dirigidos por el divertido e inteligente maestro Shifu. Sólo que ahora tendrán que enfrentar a Kai, ex compañero del maestro Oogway (la tortuga sabia), que está sediento de poder y con ganas de ser el más grande guerrero de kung fu en la historia, pero antes, tendrá que enfrentarse a una manada de pandas asmáticos liderados por el Guerrero Dragón, Po.
El argumento es simple, a grandes rasgos se podría decir que es una gran historia para los niños que cumple con los tradicionales gags o “chistes de pastelazo” como caídas, golpes y gestos. Pero en el trasfondo de Kung Fu Panda 3 podemos encontrar una interesante reflexión para los adultos sobre el significado de ser padre, narra la complejidad y los errores comunes que suceden cuando tratamos de proteger a nuestros hijos. El filme nos recuerda el sentido de pertenencia, todos venimos de un lugar y sin importar hacia donde vayamos, siempre seremos el reflejo de nuestras raíces, y de nosotros dependerá hasta dónde y cómo es que queremos llegar con estas enseñanzas de cepa, de familia.
En el filme animado vemos a un Po confundido por reencontrarse con una comunidad de pandas a la que pertenece, de esta manera encuentra respuestas, se abren caminos, y llega a un estado de auto reconocimiento que lo lleva al perdón, a la sencillez y a la plenitud.
Otro aspecto interesante de Kung Fu Panda 3 es la aparición de los dos padres de Po, quienes por azares del destino se reencuentran y se disputan la paternidad del Guerrero Dragón. El padre biológico es un arrepentido panda llamado Li Shan, mientras que su padre adoptivo es el Señor Ping, que todos conocemos como un pato entusiasta de los fideos. Aquí es en donde de manera sutil se presenta un contundente mensaje para todo el público pero sobre todo para los pequeños.
Actualmente, existe una gran cantidad de niños y niñas que tienen que lidiar con la separación de sus padres y usualmente viven sin la figura paterna y deben vivir con un padre adoptivo, esta situación genera una terrible confusión para los pequeños y normalmente provoca rencores y enojo. Kung Fu Panda 3 es una gran cinta para explicar que no necesariamente debe existir esta situación. Se presenta de manera simple que nadie está preparado para ser padre, y generalmente se cometen errores elementales en la educación pero no con el sentido del dolo sino del bienestar de los pequeños, además demuestra –a manera de cliché– que padre no es el que engendra, sino el que cría, en este caso un pato cría a un panda y continúa implícito el maravilloso mensaje de que la grandeza está dentro de cada uno, no existen ingredientes secretos ni artefactos mágicos, toda la magia y las capacidades existen dentro de uno, sólo hay que creer. Mientras tanto Li Shan desempeña un papel trascendental que habla sobre la adaptación y el perdón, sobre los errores y las enmiendas.
El filme de poco más de 90 minutos también narra de manera clara que con la grandeza siempre existe la responsabilidad, que es otro interesante argumento que aplica para chicos y grandes, no sólo se trata de llegar a la cima, sino de continuar avanzando y enseñar. Kung Fu Panda 3 garantiza una divertida sesión de cine, un filme con una agradable conciencia social y una encantadora reflexión sobre la vida misma.
Ser el Guerrero Dragón no es una empresa fácil, pero no se compara con la compleja tarea de ser un panda y tener que dormir hasta el medio día, comer como si no hubiera un mañana, rodar libremente en las colinas, y sobre todo, convertirse en el más grande maestro del Chi, que es la energía vital que todo ser vivo tiene en su interior.
El ocurrente Po –el panda más popular del cine– regresa luego de cinco años con Kung Fu Panda 3, una nueva historia plagada de sutiles e interesantes lecturas. El filme dirigido por Jennifer Yuh Nelson y Alessandro Carloni contiene varios poderosos mensajes que se basan en tres preguntas básicas que se aplican a la vida misma ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? y ¿Hacia dónde voy?
Como ya es costumbre participan de nuevo la sexy Tigresa, la intrépida Grulla, la quejumbrosa Mantis, la dulce Víbora y el atolondrado Mono, todos ellos dirigidos por el divertido e inteligente maestro Shifu. Sólo que ahora tendrán que enfrentar a Kai, ex compañero del maestro Oogway (la tortuga sabia), que está sediento de poder y con ganas de ser el más grande guerrero de kung fu en la historia, pero antes, tendrá que enfrentarse a una manada de pandas asmáticos liderados por el Guerrero Dragón, Po.
El argumento es simple, a grandes rasgos se podría decir que es una gran historia para los niños que cumple con los tradicionales gags o “chistes de pastelazo” como caídas, golpes y gestos. Pero en el trasfondo de Kung Fu Panda 3 podemos encontrar una interesante reflexión para los adultos sobre el significado de ser padre, narra la complejidad y los errores comunes que suceden cuando tratamos de proteger a nuestros hijos. El filme nos recuerda el sentido de pertenencia, todos venimos de un lugar y sin importar hacia donde vayamos, siempre seremos el reflejo de nuestras raíces, y de nosotros dependerá hasta dónde y cómo es que queremos llegar con estas enseñanzas de cepa, de familia.
En el filme animado vemos a un Po confundido por reencontrarse con una comunidad de pandas a la que pertenece, de esta manera encuentra respuestas, se abren caminos, y llega a un estado de auto reconocimiento que lo lleva al perdón, a la sencillez y a la plenitud.
Otro aspecto interesante de Kung Fu Panda 3 es la aparición de los dos padres de Po, quienes por azares del destino se reencuentran y se disputan la paternidad del Guerrero Dragón. El padre biológico es un arrepentido panda llamado Li Shan, mientras que su padre adoptivo es el Señor Ping, que todos conocemos como un pato entusiasta de los fideos. Aquí es en donde de manera sutil se presenta un contundente mensaje para todo el público pero sobre todo para los pequeños.
Actualmente, existe una gran cantidad de niños y niñas que tienen que lidiar con la separación de sus padres y usualmente viven sin la figura paterna y deben vivir con un padre adoptivo, esta situación genera una terrible confusión para los pequeños y normalmente provoca rencores y enojo. Kung Fu Panda 3 es una gran cinta para explicar que no necesariamente debe existir esta situación. Se presenta de manera simple que nadie está preparado para ser padre, y generalmente se cometen errores elementales en la educación pero no con el sentido del dolo sino del bienestar de los pequeños, además demuestra –a manera de cliché– que padre no es el que engendra, sino el que cría, en este caso un pato cría a un panda y continúa implícito el maravilloso mensaje de que la grandeza está dentro de cada uno, no existen ingredientes secretos ni artefactos mágicos, toda la magia y las capacidades existen dentro de uno, sólo hay que creer. Mientras tanto Li Shan desempeña un papel trascendental que habla sobre la adaptación y el perdón, sobre los errores y las enmiendas.
El filme de poco más de 90 minutos también narra de manera clara que con la grandeza siempre existe la responsabilidad, que es otro interesante argumento que aplica para chicos y grandes, no sólo se trata de llegar a la cima, sino de continuar avanzando y enseñar. Kung Fu Panda 3 garantiza una divertida sesión de cine, un filme con una agradable conciencia social y una encantadora reflexión sobre la vida misma.