Rock Dog. El valor de ser -y mantenerse- auténtico
POR: JAVIER QUINTANAR POLANCO
25-11-2021 19:12:11
En 2016 aparece Rock Dog: el perro rockero, filme de animación protagonizado por Bodi, un perrito de origen tibetano quien decide entregarse a su pasión por el Rock & Roll, aunque para ello deba enfrentarse a su padre, el cual se opone a dicho deseo y anhela que su hijo se dedique a la profesión ancestral de su familia, como guardián de una villa a las faldas del Himalaya.
Cinco años después, Bodi regresa a la pantalla con una nueva aventura, Rock Dog: renace una estrella (Rock Dog 2: Rock Around the Park), en la cual el protagonista ya se ha entregado por completo al género musical que le apasiona, tocando con su propia banda. Por su parte, su padre ha aceptado la decisión de su vástago, volviéndose su “fan” más acérrimo.
Pero la afición y estilo de vida adoptado por Bodi serán puestos a prueba, cuando Lang, un torvo empresario; llega hasta su villa para ofrecerle llevarlo en una gira mundial junto con su banda, y al lado de la exitosa cantante pop Lil' Foxy. Él acepta dicho ofrecimiento, al ver en ello una forma eficaz de hacer que su música llegue a todos lados.
Pero el protagonista (y casi todo el mundo) ignora que Lang tiene otros planes en mente, los cuales involucran también al Rock n' Roll Park, un parque donde otros personajes que profesan el mismo amor de Bodi por la música; se reúnen allí para tocar y convivir. A través de su asistente Trey, el empresario amenaza con tener la intención de destruir el parque. Pero ello en realidad es parte de una estratagema por medio de la cual (valiéndose de una cabina de grabación modificada especialmente por un científico); busca apoderarse de la energía emanada de los músicos rockeros para sus oscuros propósitos. Y Bodi es parte esencial de ese plan.
Así, el joven guitarrista perruno es manipulado por este personaje, quien lo ciega con la promesa de convertirlo en una gran estrella si le permite “asesorarle”, y poco a poco comienza a despojarlo de su identidad, a alentar en él un cambio de actitud al tiempo que infla su ego, y ello comienza a alejarlo de sus compañeros de la banda y de sus fans más cercanos. Bodi descubre las turbias intenciones (así como la verdadera identidad de Lang) demasiado tarde, y deberá recurrir a su familia, a sus amigos más fieles, y especialmente, a su propia y verdadera naturaleza y fuerza interior -heredados de su antiguo linaje-; para hacerle frente al malvado empresario y desbaratar sus siniestros planes.
El punto más sólido de esta secuela radica en su mensaje -anécdota central del relato-, acerca de la autenticidad como una valiosa cualidad. Y también destaca el subtexto sobre los artistas quienes al caer en manos inescrupulosas; terminan siendo despojados de su identidad y transformados en meros productos de consumo, mientras su verdadero talento es explotado, hurtado y agotado en beneficio de uno o unos pocos individuos que, finalmente; desechan a los artistas en cuestión cuando ya no les funcionan.
Pero esta cualidad se va desdibujando en la segunda mitad de la película, a consecuencia de un tratamiento un tanto pedestre del relato, y cuyo desenlace es debilitado al incluir varias subtramas que no todas consiguen cuajar bien, y solo contribuyen a entorpecen la agilidad del relato central, y a restarle fuerza al cierre.
Otra pata de la cual cojea notablemente esta nueva entrega de Rock Dog, involucra directamente a la calidad de su animación. Si bien sus diseños son funcionales, e incluso concibe una galería de personajes simpáticos y entrañables; es en su fluidez narrativa donde se percibe varios baches y saltos un tanto molestos, además de secuencias que no vienen mucho al caso, o no están bien desarrolladas, o incluso sufren de notorios errores en su continuidad y en el ya mencionado flujo narrativo.
Rock Dog: renace una estrella está muy lejos de poder competir con las producciones -más cuidadas y con mayor presupuesto- de otras compañías de animación, en especial de aquellas provenientes de los grandes estudios. Pero funciona para entretener por un rato (y darle un mensaje positivo) a un público infantil que no pudiese encontrar otra opción en cartelera apropiada para ellos, o que ya hayan visto las que andan circulando por ahí.
En 2016 aparece Rock Dog: el perro rockero, filme de animación protagonizado por Bodi, un perrito de origen tibetano quien decide entregarse a su pasión por el Rock & Roll, aunque para ello deba enfrentarse a su padre, el cual se opone a dicho deseo y anhela que su hijo se dedique a la profesión ancestral de su familia, como guardián de una villa a las faldas del Himalaya.
Cinco años después, Bodi regresa a la pantalla con una nueva aventura, Rock Dog: renace una estrella (Rock Dog 2: Rock Around the Park), en la cual el protagonista ya se ha entregado por completo al género musical que le apasiona, tocando con su propia banda. Por su parte, su padre ha aceptado la decisión de su vástago, volviéndose su “fan” más acérrimo.
Pero la afición y estilo de vida adoptado por Bodi serán puestos a prueba, cuando Lang, un torvo empresario; llega hasta su villa para ofrecerle llevarlo en una gira mundial junto con su banda, y al lado de la exitosa cantante pop Lil' Foxy. Él acepta dicho ofrecimiento, al ver en ello una forma eficaz de hacer que su música llegue a todos lados.
Pero el protagonista (y casi todo el mundo) ignora que Lang tiene otros planes en mente, los cuales involucran también al Rock n' Roll Park, un parque donde otros personajes que profesan el mismo amor de Bodi por la música; se reúnen allí para tocar y convivir. A través de su asistente Trey, el empresario amenaza con tener la intención de destruir el parque. Pero ello en realidad es parte de una estratagema por medio de la cual (valiéndose de una cabina de grabación modificada especialmente por un científico); busca apoderarse de la energía emanada de los músicos rockeros para sus oscuros propósitos. Y Bodi es parte esencial de ese plan.
Así, el joven guitarrista perruno es manipulado por este personaje, quien lo ciega con la promesa de convertirlo en una gran estrella si le permite “asesorarle”, y poco a poco comienza a despojarlo de su identidad, a alentar en él un cambio de actitud al tiempo que infla su ego, y ello comienza a alejarlo de sus compañeros de la banda y de sus fans más cercanos. Bodi descubre las turbias intenciones (así como la verdadera identidad de Lang) demasiado tarde, y deberá recurrir a su familia, a sus amigos más fieles, y especialmente, a su propia y verdadera naturaleza y fuerza interior -heredados de su antiguo linaje-; para hacerle frente al malvado empresario y desbaratar sus siniestros planes.
El punto más sólido de esta secuela radica en su mensaje -anécdota central del relato-, acerca de la autenticidad como una valiosa cualidad. Y también destaca el subtexto sobre los artistas quienes al caer en manos inescrupulosas; terminan siendo despojados de su identidad y transformados en meros productos de consumo, mientras su verdadero talento es explotado, hurtado y agotado en beneficio de uno o unos pocos individuos que, finalmente; desechan a los artistas en cuestión cuando ya no les funcionan.
Pero esta cualidad se va desdibujando en la segunda mitad de la película, a consecuencia de un tratamiento un tanto pedestre del relato, y cuyo desenlace es debilitado al incluir varias subtramas que no todas consiguen cuajar bien, y solo contribuyen a entorpecen la agilidad del relato central, y a restarle fuerza al cierre.
Otra pata de la cual cojea notablemente esta nueva entrega de Rock Dog, involucra directamente a la calidad de su animación. Si bien sus diseños son funcionales, e incluso concibe una galería de personajes simpáticos y entrañables; es en su fluidez narrativa donde se percibe varios baches y saltos un tanto molestos, además de secuencias que no vienen mucho al caso, o no están bien desarrolladas, o incluso sufren de notorios errores en su continuidad y en el ya mencionado flujo narrativo.
Rock Dog: renace una estrella está muy lejos de poder competir con las producciones -más cuidadas y con mayor presupuesto- de otras compañías de animación, en especial de aquellas provenientes de los grandes estudios. Pero funciona para entretener por un rato (y darle un mensaje positivo) a un público infantil que no pudiese encontrar otra opción en cartelera apropiada para ellos, o que ya hayan visto las que andan circulando por ahí.
