CINEANDO EN LA URBE - De la llamada vocación
POR: SAÚL ROSAS
09-09-2021 13:04:42
Nene qué vas a ser...cuando seas grande"
Rola de Miguel Mateos
¿Cómo decide uno lo que quiere ser en la vida? ¿Cuál fue el momento clave en el que tomamos esa decisión? De pronto miramos como ha corrido el tiempo y nos detenemos a observar lo que ha sido de la vida desde aquel instante en que, por alguna razón, decidimos ser lo que ahora somos.
Hay muchas profesiones donde sólo aquellos osados pueden meterse y nadie, más que otros especialistas podrán decir si la actividad es correcta o no. Ejemplos hay demasiados: médicos, abogados, arquitectos, veterinarios, electricistas, mecánicos industriales, físicos cuánticos, etc. De su actividad profesional podríamos opinar desde el sentido común y simplemente sería como un tema de conversación más.
Sin embargo, hay una ingrata profesión en la cual todo mundo se mete como si fuera un experto, y claro es válido, porque habrá muchas personas que incluso hayan visto más de lo que el profesional ha revisado en sus años de vida. Me refiero a la CRITICA DE CINE. Todos somos críticos de cine. Desde el momento en que compramos nuestro boleto para tal espectáculo estamos adquiriendo el poder de la análisis constructivo y destructivo. ¡A huevo! Por eso pagamos. Y es en este universo tan escandaloso dónde nos movemos los que bien o mal nos hacemos llamar críticos de cine. Pinche etiqueta para malaya sea la cosa. En esta profesión será justo, quizá como en otras profesiones, validar con el paso del tiempo nuestras apreciaciones acerca dl séptimo arte y todo lo que ello implica.
Pero es tan duro. Es como gritar a los cuatro vientos que tal película es una mierda cuando todo el mundo aprecia lo contrario y aún así uno se anecia con fundamentos teóricos que la cinta en cuestión si es una reverenda porquería.
Cierto es que ahora los críticos de cine estamos expuestos a caer en verdaderas provocaciones y maneras de ver el séptimo arte. Existe tanta información que podríamos perder la brújula de nuestros comentarios y ceder ante la magia de la inmediatez, del aplauso fácil, de los efectos especiales espectaculares, de las historias que emocionan pero que no dejan más que una sombra de recuerdo y claro, caeríamos en ser críticos de estrellitas y bolitas (de esos que ponen en las revistas para clasificar un filme).
Es ahí donde debemos sacar la casta ante los millones de críticos del mundo común, ante esa simpleza de la vida. Es ahí donde hay que aplicar el conocimiento y desbordarlo hacia esa sociedad ávida de ideas interesantes respecto de un espectáculo que sigue fascinando a millones de personas día con día.
Es ahí donde con orgullo dices que te has matado un chingo de horas no sólo viendo películas de todo tipo, sino leyendo, consultando fotos, oyendo historias, buscando en un pasado lo que ahora es el presente porque no hay arte que no tenga bases, que no tenga historia, que no tenga principios básicos para entenderlo. El cine los tiene: una estética, un lenguaje, una progresión dramática, una y mil técnicas para asombrar y será, en la medida que dejemos conocer a la gente eso, que podamos ser reconocidos como críticos de cine.
Cuando nuestra opinión va más allá de lo común, más allá de la impresión inmediata de ver la cinta es cuando entonces podremos decir que ahí vamos, que hemos fortalecido esa decisión de hace años cuando dije en una clase universitaria: "Sería chingón ser crítico de cine", y en verdad lo es.
Nene qué vas a ser...cuando seas grande"
Rola de Miguel Mateos
¿Cómo decide uno lo que quiere ser en la vida? ¿Cuál fue el momento clave en el que tomamos esa decisión? De pronto miramos como ha corrido el tiempo y nos detenemos a observar lo que ha sido de la vida desde aquel instante en que, por alguna razón, decidimos ser lo que ahora somos.
Hay muchas profesiones donde sólo aquellos osados pueden meterse y nadie, más que otros especialistas podrán decir si la actividad es correcta o no. Ejemplos hay demasiados: médicos, abogados, arquitectos, veterinarios, electricistas, mecánicos industriales, físicos cuánticos, etc. De su actividad profesional podríamos opinar desde el sentido común y simplemente sería como un tema de conversación más.
Sin embargo, hay una ingrata profesión en la cual todo mundo se mete como si fuera un experto, y claro es válido, porque habrá muchas personas que incluso hayan visto más de lo que el profesional ha revisado en sus años de vida. Me refiero a la CRITICA DE CINE. Todos somos críticos de cine. Desde el momento en que compramos nuestro boleto para tal espectáculo estamos adquiriendo el poder de la análisis constructivo y destructivo. ¡A huevo! Por eso pagamos. Y es en este universo tan escandaloso dónde nos movemos los que bien o mal nos hacemos llamar críticos de cine. Pinche etiqueta para malaya sea la cosa. En esta profesión será justo, quizá como en otras profesiones, validar con el paso del tiempo nuestras apreciaciones acerca dl séptimo arte y todo lo que ello implica.
Pero es tan duro. Es como gritar a los cuatro vientos que tal película es una mierda cuando todo el mundo aprecia lo contrario y aún así uno se anecia con fundamentos teóricos que la cinta en cuestión si es una reverenda porquería.
Cierto es que ahora los críticos de cine estamos expuestos a caer en verdaderas provocaciones y maneras de ver el séptimo arte. Existe tanta información que podríamos perder la brújula de nuestros comentarios y ceder ante la magia de la inmediatez, del aplauso fácil, de los efectos especiales espectaculares, de las historias que emocionan pero que no dejan más que una sombra de recuerdo y claro, caeríamos en ser críticos de estrellitas y bolitas (de esos que ponen en las revistas para clasificar un filme).
Es ahí donde debemos sacar la casta ante los millones de críticos del mundo común, ante esa simpleza de la vida. Es ahí donde hay que aplicar el conocimiento y desbordarlo hacia esa sociedad ávida de ideas interesantes respecto de un espectáculo que sigue fascinando a millones de personas día con día.
Es ahí donde con orgullo dices que te has matado un chingo de horas no sólo viendo películas de todo tipo, sino leyendo, consultando fotos, oyendo historias, buscando en un pasado lo que ahora es el presente porque no hay arte que no tenga bases, que no tenga historia, que no tenga principios básicos para entenderlo. El cine los tiene: una estética, un lenguaje, una progresión dramática, una y mil técnicas para asombrar y será, en la medida que dejemos conocer a la gente eso, que podamos ser reconocidos como críticos de cine.
Cuando nuestra opinión va más allá de lo común, más allá de la impresión inmediata de ver la cinta es cuando entonces podremos decir que ahí vamos, que hemos fortalecido esa decisión de hace años cuando dije en una clase universitaria: "Sería chingón ser crítico de cine", y en verdad lo es.