Los asesinatos del Valhalla, un thriller islandés muy tibio
POR: NANCY MORA
02-04-2020 16:09:28
En estos días de encierro en casa, con los cines cerrados y los estrenos pospuestos hasta nuevo aviso, la opción es ver lo que nos ofrecen las plataformas en streaming, una de ellas es Netflix que en su sección de series originales ha incluido Los asesinatos del Valhalla (The Valhalla Murders), de producción islandesa creada por Thordur Palsson, un thriller policiaco que en realidad se queda un tanto tibio para los amantes de este género.
La historia se sitúa en Reikiavik, capital costera de Islandia, donde se registran una serie de asesinatos, la primera víctima es un hombre mayor encontrado con múltiples puñaladas y sin ojos, la segunda víctima es encontrada días después en las mismas condiciones, la tercera es una mujer mayor con las mismas características, por lo que la primera hipótesis es que se trata de un asesino serial y el primer paso de la investigación es encontrar la conexión entre las víctimas.
Kata –interpretada por la actriz Nína Dögg Filippusdóttir- es la encargada del caso, ella está segura de que por su antigüedad y buen desempeño pronto será nombrada como la nueva Jefa de la división de investigaciones criminales, sin embargo, los altos mandos deciden nombrar a otra detective con pocas semanas en el departamento, además, le informan que vendrá alguien desde Oslo a apoyarla en el caso, se trata de Arnar (Björn Thors).
Bajo estos términos, se arma la pareja de detectives que deberán resolver el misterio y encontrar al asesino. La primera pista importante es una fotografía tomada al menos 30 años atrás, en la que aparece un grupo de niños entre 8 y 15 años de edad, así como cuatro adultos, sí, tres de esos adultos son los asesinados. Así que es fácil predecir hacía dónde va la trama.
Así transcurre la primera mitad de la serie, pareciera que el misterio queda prácticamente resuelto con esta fotografía, tomada en Valhalla, un internado para niños menores, quienes llegan ahí porque provienen de familias disfuncionales, uno de ellos desapareció en aquella época y otros dos son adultos que confiesan a la policía que su estancia en el lugar fue un infierno, que sufrieron golpes y abusos sexuales. Una vez revelado esto no es difícil descifrar hacía donde irá la segunda parte de la serie.
Una vez descartado que se trata de un asesino serial y que el móvil fue evidentemente la venganza ante los abusos infantiles, tampoco es difícil entender y más si las pistas van siendo obvias que se trata de una red de trata que estaba involucrada con dichos abusos. Tampoco nos sorprende descubrir quién es el pedófilo y que la policía local estuvo coludida en los hechos.
Los asesinatos del Valhalla es entretenida como lo son en su mayoría los thrillers policíacos, pero se queda corta, no existen reales curvas de tensión o misterio, quedan temas abordados muy por encima, en momentos se siente como un largo capítulo de CSI, con un caso que bien se pudo resolver en un capítulo de una hora, sin necesidad de ver los ocho capítulos de más de 45 minutos que dura esta serie.
La poca profundidad de la serie respecto a las personalidades y conflictos de los protagonistas, así como con las dos víctimas que sobrevivieron al internado en Valhalla, hacen que el espectador no termine por empatizar con ellos ni con la trama en general. Los conflictos personales de los Kata y Arnar no tienen profundidad, ella tiene un hijo adolescente que parece estar involucrado en una violación a su compañera de escuela y Arnar es gay y tiene problemas con su hermana que es maltratada por su marido, pero más que aportar a la trama solo hacen que se alargue.
Lo más rescatable de esta serie es la actuación de la actriz Nína Dögg Filippusdóttir, quien cumple su misión al mostrarnos a una policía madura, fuerte y enérgica, pero también sensible cuando es necesario; no pasa igual con Björn Thors, cuyo personaje es simplemente parco y no acaba por empatizar, una pareja que nos hace extrañar a Scully y Mulder, de The X-Files. También disfrutamos la fotografía en esta serie, cómo no enamorarse de los bellos paisajes nórdicos y querer estar allá.
Como dato curioso, el creador Thordur Palsson se inspiró en un hecho real ocurrido en un reformatorio juvenil llamado Breidablik, situado en la región de Vestfirdir, situados en el noroeste de Islandia. La institución, creada a finales de los años 40, fue investigada después de que varios de sus internos, menores entre 7 y 14 años, recibieron brutales palizas, vejaciones y abusos sexuales, entre los años 50 y 70. La institución fue clausurada en 1979 y las víctimas, siendo ya adultos, recibieron una compensación del gobierno islandés en 2007.
En estos días de encierro en casa, con los cines cerrados y los estrenos pospuestos hasta nuevo aviso, la opción es ver lo que nos ofrecen las plataformas en streaming, una de ellas es Netflix que en su sección de series originales ha incluido Los asesinatos del Valhalla (The Valhalla Murders), de producción islandesa creada por Thordur Palsson, un thriller policiaco que en realidad se queda un tanto tibio para los amantes de este género.
La historia se sitúa en Reikiavik, capital costera de Islandia, donde se registran una serie de asesinatos, la primera víctima es un hombre mayor encontrado con múltiples puñaladas y sin ojos, la segunda víctima es encontrada días después en las mismas condiciones, la tercera es una mujer mayor con las mismas características, por lo que la primera hipótesis es que se trata de un asesino serial y el primer paso de la investigación es encontrar la conexión entre las víctimas.
Kata –interpretada por la actriz Nína Dögg Filippusdóttir- es la encargada del caso, ella está segura de que por su antigüedad y buen desempeño pronto será nombrada como la nueva Jefa de la división de investigaciones criminales, sin embargo, los altos mandos deciden nombrar a otra detective con pocas semanas en el departamento, además, le informan que vendrá alguien desde Oslo a apoyarla en el caso, se trata de Arnar (Björn Thors).
Bajo estos términos, se arma la pareja de detectives que deberán resolver el misterio y encontrar al asesino. La primera pista importante es una fotografía tomada al menos 30 años atrás, en la que aparece un grupo de niños entre 8 y 15 años de edad, así como cuatro adultos, sí, tres de esos adultos son los asesinados. Así que es fácil predecir hacía dónde va la trama.
Así transcurre la primera mitad de la serie, pareciera que el misterio queda prácticamente resuelto con esta fotografía, tomada en Valhalla, un internado para niños menores, quienes llegan ahí porque provienen de familias disfuncionales, uno de ellos desapareció en aquella época y otros dos son adultos que confiesan a la policía que su estancia en el lugar fue un infierno, que sufrieron golpes y abusos sexuales. Una vez revelado esto no es difícil descifrar hacía donde irá la segunda parte de la serie.
Una vez descartado que se trata de un asesino serial y que el móvil fue evidentemente la venganza ante los abusos infantiles, tampoco es difícil entender y más si las pistas van siendo obvias que se trata de una red de trata que estaba involucrada con dichos abusos. Tampoco nos sorprende descubrir quién es el pedófilo y que la policía local estuvo coludida en los hechos.
Los asesinatos del Valhalla es entretenida como lo son en su mayoría los thrillers policíacos, pero se queda corta, no existen reales curvas de tensión o misterio, quedan temas abordados muy por encima, en momentos se siente como un largo capítulo de CSI, con un caso que bien se pudo resolver en un capítulo de una hora, sin necesidad de ver los ocho capítulos de más de 45 minutos que dura esta serie.
La poca profundidad de la serie respecto a las personalidades y conflictos de los protagonistas, así como con las dos víctimas que sobrevivieron al internado en Valhalla, hacen que el espectador no termine por empatizar con ellos ni con la trama en general. Los conflictos personales de los Kata y Arnar no tienen profundidad, ella tiene un hijo adolescente que parece estar involucrado en una violación a su compañera de escuela y Arnar es gay y tiene problemas con su hermana que es maltratada por su marido, pero más que aportar a la trama solo hacen que se alargue.
Lo más rescatable de esta serie es la actuación de la actriz Nína Dögg Filippusdóttir, quien cumple su misión al mostrarnos a una policía madura, fuerte y enérgica, pero también sensible cuando es necesario; no pasa igual con Björn Thors, cuyo personaje es simplemente parco y no acaba por empatizar, una pareja que nos hace extrañar a Scully y Mulder, de The X-Files. También disfrutamos la fotografía en esta serie, cómo no enamorarse de los bellos paisajes nórdicos y querer estar allá.
Como dato curioso, el creador Thordur Palsson se inspiró en un hecho real ocurrido en un reformatorio juvenil llamado Breidablik, situado en la región de Vestfirdir, situados en el noroeste de Islandia. La institución, creada a finales de los años 40, fue investigada después de que varios de sus internos, menores entre 7 y 14 años, recibieron brutales palizas, vejaciones y abusos sexuales, entre los años 50 y 70. La institución fue clausurada en 1979 y las víctimas, siendo ya adultos, recibieron una compensación del gobierno islandés en 2007.