Mentada de padre: la valía de los matices

POR: MAURICIO HERNÁNDEZ

14-08-2019 16:01:58

MENTADA DE PADRE


La comedia/comedia romántica mexicana es ese género… del que ya se ha dicho demasiado con tantos prejuicios, puntos comunes y del que ya he hablado muchas veces, así que pasamos a Mentada de padre, escrita y dirigida por Fernando Rovzar y Mark Alazraki; segunda película del primero y ópera prima del segundo.

Ubicada en el México de los años 40, la cinta aborda la competencia de los cuatro hermanos Márquez Castillo: Fausto (Osvaldo Benavides), Iker (Mauricio Barrientos “El Diablito”), Tadeo (Mauricio Issac) y Abel (Antonio García), por la herencia de Don Lauro (Héctor Suárez), quien ha muerto de un paro cardiaco por coraje y deja una justa en su testamento para encontrar al verdadero merecedor de portar su viril apellido. Esta suerte de concurso se llamará “¿Quién es el verdadero Márquez Castillo?”, a manera, sí, de reality show.


Una de las principales quejas contra la comedia mexicana contemporánea es que… no da risa, aparte de su humor basado en el chascarrillo simplón. Combatir este tipo de vicios no es algo que se erradique en una película, pues estos largometrajes son descendientes directos o ramas -incluso en sus casas productoras- de formatos televisivos, por lo que no se puede esperar una gracia más sofisticada. Lo mejor que puede hacer una obra de este tipo es matizar lo suficiente su libreto para que pueda hacer reír aún con el doble sentido y los minieventos chuscos. Y, vaya, lo logra.


No se omite algún tipo de chiste, pues todo es válido, reconociendo así el filme de dónde proviene y el ritmo que desea establecer. Hay albures, humor escatológico -muy forzado-, chistes básicos y situacionales, casi todos muy efectivos para el tono y de acuerdo al momento de la trama, aunado a una verdadera química entre los personajes que, aunque estereotípicos como en antaño, son planteados con algo de sustancia fuera de su arquetípica apariencia.


HECTOR SUAREZ


Fausto, el homosexual amanerado y actor fracasado que es el doble cara de la hermandad; Iker, el pintor enamorado de Frida Kahlo -quien no le da bola-, aspirante a comunista pero que se niega a ceder los privilegios de la fortuna; Tadeo, el timorato deportista que ha comprado su éxito en los equipos deportivos y Abel, el explorador que no ha descubierto nada.


Todos con sus pequeños personajes y un adecuado manejo de sus capacidades -con asegunes- entregan desempeños adecuados para los simples propósitos de sus figuras y de la historia. Incluso Don Lauro, quien aparece en una sola escena con un desplante de insultos iracundos por “la falta de huevos” de sus chamacos, da para lo que sale: una muestra de rancia masculinidad y buscar arrebatar unas cuantas risas irónicas al público.


Ahí el primer “mensaje” -dicho de manera simplona- que se desea dar: una crítica al rol del machote bebetequila y cazador, comúnmente esparcido en antiguas generaciones de hombres mexicanos y de cualquier nacionalidad. En lo que pretende ser un arco dramático, los muchachos se dan cuenta sobre lo dañino que era el carácter de su padre, lo que da pie a la secuencia final (no adelantaré, pero es parte de lo escatológico antes mencionado). Digo,  es difícil creerle a un libreto -aún mayormente gracioso- que contiene tanto material machista, pero tampoco podría ser el punto de una cinta de este tipo, y eso no es negativo.


MENTADA DE PADRE


El formato del certamen en el que participan, un reality show, es una cuestión interesante y que, igualmente, dependerá del espectador el decidir su apreciación. Es decir, viniendo esta producción de la televisora más grande e implementadora en nuestro país de esa clase de programas, es curioso que también se intente hacer una crítica a aquellos contenidos y al consumidor de ellos, asimismo pudiendo ser interpretada como una muy irónica mofa.


Esa óptica del público pendiente del radioreality, desatendido de sus obligaciones y de su entorno por enterarse del chisme de la herencia es adecuadamente representada con roturas de la cuarta pared con los sujetos viendo al público, como si estuvieran refiriéndose a nosotros con la mirada y tratando de inyectar culpa a quienes comparten esos rituales. Insisto, crítica o una descarada broma, depende de cada quién.


Aparte de sus posibles lecturas que la convertirían en un filme mucho más sustancioso, Mentada de padre contiene una historia franca y honesta en sus -aparentes- pretensiones y mecanismos narrativos. Es peor pedirle a una película que sea algo que nunca quiso ser.




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