Un caballero y su revolver: “A veces solo se trata de vivir”
POR: LUIS DANIEL DE LEÓN
08-05-2019 10:25:15
El director David Lowery hace unos años nos dio una magnifica disertación sobre las casas embrujadas con su película Historia de Fantasmas (A Ghost Story), alejándose de los convencionalismos del terror y enfocándose más en explorar lo sobrenatural no como una entidad antagonista sino más bien como la representación de la melancolía y de las memorias atrapadas en el tiempo.
Ahora con esta nueva entrega, Un Caballero y su Revolver (The Old Man and the Gun) es también latente un aire cargado de nostalgia, sobre todo por contar la historia de un ladrón de bancos de más de setenta años que se encuentra en un momento muy particular en su vida, en el que comienza a rememorar y cuestionarse la vida que ha llevado hasta ahora.
Robert Redford interpreta a este veterano ladrón llamado Forrest Tucker, una persona real que robó cientos de bancos a largo de su carrera y pasó décadas huyendo de la ley, habiendo escapado de diferentes prisiones en un total de 16 oportunidades. El guión toma fragmentos de la vida de Tucker recopilados en un artículo del New Yorker escrito por el periodista David Grann.
Como anécdota, fue el mismo Redford el que escogió interpretar este papel protagónico. Cumplió funciones como productor para garantizar la realización de la película y fue quien le hizo personalmente la oferta al mismo Lowery para dirigir la historia, con la promesa de que este sería su último trabajo como actor.
Lowery aceptó y tuvo que enfrentarse al reto de trabajar con una de las más grandes figuras del cine norteamericano; Butch Cassidy and The Sundance Kid, The Sting y All the President’s Men son solo algunos de los títulos más conocidos dentro del extenso legado de Redford. Sin contar en detalle sus trabajos como director, activista e incluso promotor de espacios para el cine independiente como lo fue la fundación del Festival de Sundance.
La película sirve a la vez como un homenaje directo y conclusión a varios de los roles de forajidos que interpretó Redford en su juventud, en varias secuencias se pueden apreciar fotografías y breves fragmentos que hacen referencia a otras de sus películas clásicas.
Quizás resulte curioso que haya sido el mismo actor el que haya decidido interpretar nuevamente la figura de un criminal para su última aparición en la pantalla grande, pero una vez que es vista la película es fácil entender porque esto tiene completo sentido.
El personaje de Forrest Tucker tiene un encanto y porte que resulta fascinante de ver, jamás lo veras empuñando un arma o realizando amenazas para obtener lo que desea. Solo necesita de su sonrisa y buenos modales para hacer su trabajo como corresponde, es un hombre con alta clase y estilo. Un verdadero caballero y no solo un vulgar ladrón.
Hay otras actuaciones de alto nivel como la de Sissy Spacek, con quien Redford comparte interesantes reflexiones sobre la felicidad y el propósito de estar vivo. Cada vez que ambos comparten escena son estos anticipados momentos llenos carisma, ambos son capaces de crear una ilusión que por momentos te hace olvidar que estas en presencia de dos grandes actores con un inmenso bagaje de interpretaciones memorables.
Por otro lado, Cassey Affleck interpreta un detective que sirve como la directa antítesis de Tucker. Pero más que ser solo fuerzas opuestas en constante pugna, ambos tienen un complejo y mutuo entendimiento de que necesitan del otro para motivar sus carreras. Ambos obtienen una satisfacción implícita por querer vivir su juego del gato y el ratón.
Pero más allá de las increíbles actuaciones y del fantástico logro visual que emula con precisión la estética de la década de los 80, también logra contagiarte estos deseos de aprovechar el corto tiempo que nos queda en la tierra y de disfrutarlo al máximo.
En una de las mejores secuencias se nos muestra una persecución en automóvil con Tucker y se nos explica que su móvil no es solo el dinero, es la emoción que le produce vivir al margen de la ley. Solo por esa razón, puede que no exista una mejor imagen para recordar y despedir la carrera de Robert Redford, recordándolo como un hombre que sabe lo que hace y que encima obtiene una gran satisfacción por ello.
El director David Lowery hace unos años nos dio una magnifica disertación sobre las casas embrujadas con su película Historia de Fantasmas (A Ghost Story), alejándose de los convencionalismos del terror y enfocándose más en explorar lo sobrenatural no como una entidad antagonista sino más bien como la representación de la melancolía y de las memorias atrapadas en el tiempo.
Ahora con esta nueva entrega, Un Caballero y su Revolver (The Old Man and the Gun) es también latente un aire cargado de nostalgia, sobre todo por contar la historia de un ladrón de bancos de más de setenta años que se encuentra en un momento muy particular en su vida, en el que comienza a rememorar y cuestionarse la vida que ha llevado hasta ahora.
Robert Redford interpreta a este veterano ladrón llamado Forrest Tucker, una persona real que robó cientos de bancos a largo de su carrera y pasó décadas huyendo de la ley, habiendo escapado de diferentes prisiones en un total de 16 oportunidades. El guión toma fragmentos de la vida de Tucker recopilados en un artículo del New Yorker escrito por el periodista David Grann.
Como anécdota, fue el mismo Redford el que escogió interpretar este papel protagónico. Cumplió funciones como productor para garantizar la realización de la película y fue quien le hizo personalmente la oferta al mismo Lowery para dirigir la historia, con la promesa de que este sería su último trabajo como actor.
Lowery aceptó y tuvo que enfrentarse al reto de trabajar con una de las más grandes figuras del cine norteamericano; Butch Cassidy and The Sundance Kid, The Sting y All the President’s Men son solo algunos de los títulos más conocidos dentro del extenso legado de Redford. Sin contar en detalle sus trabajos como director, activista e incluso promotor de espacios para el cine independiente como lo fue la fundación del Festival de Sundance.
La película sirve a la vez como un homenaje directo y conclusión a varios de los roles de forajidos que interpretó Redford en su juventud, en varias secuencias se pueden apreciar fotografías y breves fragmentos que hacen referencia a otras de sus películas clásicas.
Quizás resulte curioso que haya sido el mismo actor el que haya decidido interpretar nuevamente la figura de un criminal para su última aparición en la pantalla grande, pero una vez que es vista la película es fácil entender porque esto tiene completo sentido.
El personaje de Forrest Tucker tiene un encanto y porte que resulta fascinante de ver, jamás lo veras empuñando un arma o realizando amenazas para obtener lo que desea. Solo necesita de su sonrisa y buenos modales para hacer su trabajo como corresponde, es un hombre con alta clase y estilo. Un verdadero caballero y no solo un vulgar ladrón.
Hay otras actuaciones de alto nivel como la de Sissy Spacek, con quien Redford comparte interesantes reflexiones sobre la felicidad y el propósito de estar vivo. Cada vez que ambos comparten escena son estos anticipados momentos llenos carisma, ambos son capaces de crear una ilusión que por momentos te hace olvidar que estas en presencia de dos grandes actores con un inmenso bagaje de interpretaciones memorables.
Por otro lado, Cassey Affleck interpreta un detective que sirve como la directa antítesis de Tucker. Pero más que ser solo fuerzas opuestas en constante pugna, ambos tienen un complejo y mutuo entendimiento de que necesitan del otro para motivar sus carreras. Ambos obtienen una satisfacción implícita por querer vivir su juego del gato y el ratón.
Pero más allá de las increíbles actuaciones y del fantástico logro visual que emula con precisión la estética de la década de los 80, también logra contagiarte estos deseos de aprovechar el corto tiempo que nos queda en la tierra y de disfrutarlo al máximo.
En una de las mejores secuencias se nos muestra una persecución en automóvil con Tucker y se nos explica que su móvil no es solo el dinero, es la emoción que le produce vivir al margen de la ley. Solo por esa razón, puede que no exista una mejor imagen para recordar y despedir la carrera de Robert Redford, recordándolo como un hombre que sabe lo que hace y que encima obtiene una gran satisfacción por ello.