Utøya: El legado de Anders Behring, el asesino de oslo

POR: EL TONEJO

22-04-2019 12:30:00

Utoya Anders Behring


El 22 de julio de 2011 en la isla de Utøya, ubicada a 40 minutos al noroeste de Oslo, la capital noruega, Anders Behring Breivik, mejor conocido como “el asesino de Oslo”, ejecutó a sangre fría a 77 jóvenes del Partido Laborista de aquel país mientras gritaba por la isla “¡Tienen que morir todos!”. Apenas unas horas antes, Breivik hizo detonar un coche bomba justo frente al Parlamento donde se encontraba la oficina del Primer Ministro Jens Stoltenberg.

No sólo se trata de un acontecimiento sin precedentes en la capital Noruega, sino que desgraciadamente ha dado pie a un sinfín de seguidores sectarios que han decidido tomar a Breivik como ejemplo en esta lucha contra la multiculturalidad del planeta. Recientemente en la ciudad de Christchurch, en Nueva Zelanda, el australiano Brenton Tarrant inspirado por el Manifiesto que publicara Breivik antes de la matanza en Utøya, asesinó a 49 personas en dos mezquitas, el peor ataque terrorista en la historia de aquel país, curiosamente Tarrant también había escrito un Manifiesto donde explicaba los porqués de la matanza contra musulmanes.


Tampoco podemos olvidar que en 2016 en Münich, Alemania, Ali David Sonboly asesinó a 9 personas con una Glock en el interior de un McDonald´s, para posteriormente suicidarse en el lugar. Al investigar las autoridades en la habitación de Sonboly, encontraron recortes de periódico donde destacaba la “hazaña” del asesino de Oslo como ejemplo a seguir.


Dirigida por el noruego Erik Poppe, El atentado del siglo: Utøya, es una narración en primera persona sobre los 72 minutos que duró el atentado de Breivik en dicha isla. Se trata de una inmersión fílmica bastante violenta e incómoda para el espectador, prácticamente a los 5 minutos de empezar la cinta empieza el estrés y va creciendo hasta llegar a límites importantes (me tocó ver varias personas en la función que se removían en sus asientos incómodos). Podemos decir que es una película de suspenso perfectamente diseñada para humanizar y tocar las fibras más ocultas que creíamos haber perdido en esta actualidad, donde las imágenes violentas son un tema prácticamente cotidiano. 


El diseño de sonido es importante en esta cinta ya que no existe una figura realmente visible sobre Breivik, sólo lo podemos escuchar con balazos a lo lejos, luego más cerca, a veces muy cerca pisando la hierba seca del bosque. Los gritos de jóvenes a lo lejos y la misma respiración de la protagonista son elementos que van dando un ritmo acelerado de la película. La historia se centra en Kaja, una de las adolescentes que estaba en el campamento y que trata de sobrevivir a la masacre, y en el camino, encontrar a su hermana que perdió cuando se inició el tiroteo.


El atentado del siglo Utoya


Al más puro estilo de REC, de Jaume Balagueró, o El proyecto de la bruja de Blair, de Eduardo Sánchez y Daniel Myrick, es como El atentado del siglo: Utøya, nos recuerda que la “Masacre de Oslo” es un evento que no debe ser olvidado, ni tomarse como una tragedia aislada. Actualmente existen miles de seguidores de Anders Behring Breivik en el planeta, y aunque muchos en primera instancia señalan a la comunidad musulmana como los responsables de estos ataques sectarios principalmente contra la comunidad europea, recordemos que Breivik era noruego, y Brenton Tarrant australiano.


En este sentido y con todo este contexto la pregunta que me dejó esta cinta es ¿Podría pasar en México? La respuesta es sí. Quizá en México no sufrimos por el tema de la multiculturalidad puesto que México es un país muy diverso en cuanto a culturas. Sin embargo, con el paso de los años y los avances tecnológicos, Breivik sentó un precedente importante al justificar la matanza contra un grupo y ponerlo al alcance de todos a través del internet mediante un Manifiesto.


Años más tarde, Brenton Tarrant, el asesino de Christchurch, daría nombre y forma a uno de los terrorismos más complejos que existen hoy en día, bajo el término de “terrorismo digital”. Recordemos que Tarrant, inspirado por Breivik, además de subir a la red otro manifiesto muy similar al del noruego, transmitió la masacre en las mezquitas neozelandesas en tiempo real, haciéndose viral de forma internacional en cuestión de minutos, sembrando el mensaje de odio y división, en términos operativos todo un éxito.


Lo que quiero decir es lo siguiente: el motivo puede ser cualquiera, pero el alcance mundial y el potencial del internet genera que hacer una matanza de estas características este prácticamente al alcance de todos, y sabemos que entre las personas hay muchos que buscan esa glorificación y esa aceptación, y hacerlo como Breivik o Tarrant, es un arma y una herramienta poderosísima. El argumento es: Si pasó en Nueva Zelanda y Noruega, con un índice de asesinatos considerablemente más bajo que México ¿Por qué no podría pasar aquí, en México? Ojalá me equivoque, estoy seguro que sí.



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