Luego de que en Venezuela la situación social se derrumbara ante las dictaduras de Hugo Chávez y Nicolás Maduro posteriormente, fueron miles de venezolanas y venezolanos los que, en busca de un mejor futuro y una mejor fuente de empleo, comenzaron a migrar principalmente hacia países latinoamericanos que les ofrecían una mejor oportunidad de vida.

Brasil, Bolivia, Perú, Colombia y México son los principales países donde miles de personas venezolanas decidieron migrar, sin embargo, este cambio radical por parte de muchas mujeres venezolanas se convirtió en un auténtico viacrucis y más tarde en un infierno. Tristemente ese espinoso camino de muchas las trajo a la Ciudad de México, y está retratado en el documental Mujeres en la Vitrina (Migrantes en manos de la trata).

Este documental de casi 20 minutos fue propuesto por los colectivos Fusión, Pie de Página y medios venezolanos como El Pitazo y Tal Cual. Se trata de un cruel relato en viva voz de algunas de las protagonistas que han sido explotadas sexualmente a través de una organización criminal cuya máscara fue Zona Divas, un portal supuestamente dedicado al comercio sexual de forma independiente, sin embargo, detrás de ello existía (o existe) una red de criminales cuyo único objetivo era lucrar con la explotación sexual ajena.

Platicamos con la investigadora y guionista de este documental, Gloria Piña, quien nos comentó: “decidimos investigarlo por la dimensión de violencia y tragedia que involucra a Venezuela y México. Por un lado los orígenes y razones de la migración venezolana y las redes de trata de personas internacionales, una de ellas operada desde México como lo fue Zona Divas. Es una situación muy desafortunada que no podíamos dejar pasar. Las redes de trata de personas actúan en la impunidad y como nos dimos cuenta al paso de la investigación, hay personas del gobierno involucradas, más específicamente del Instituto Nacional de Migración”.

Hasta 2018, se tiene registro que la Procuraduría General de la República ha investigado a un total de 38 funcionarios públicos por el Delito de Tráfico de Personas, todos del Instituto Nacional de Migración, cuya forma de operar era (o es) a través del ingreso de extranjeras al país sin la documentación requerida para ingresar al país, para después canalizarlas a la red criminal.

Sobre los principales retos que enfrentó la producción de este trabajo documental, Gloria detalló: “El reto más importante que tuvimos y también lo manejamos como una prioridad en todos los equipos fue actuar con seguridad. Zona Divas se ha relacionado con el grupo delictivo La Unión de Tepito, entonces trabajamos con cautela y sin exponernos. Asimismo enfrentarte a las instituciones públicas que operan con opacidad y sesgo el tema de trata de personas. Hay escasas cifras oficiales sobre el fenómeno, poca investigación gubernamental, los datos que logré conseguir fueron por medio de varias peleas de acceso a la información pública, pero en realidad la autoridad tiene poco interés en atacar el problema. Finalmente hacer contenido que saliera del tabú sobre la prostitución, no todas las personas que ejercen la prostitución son víctimas, pero tampoco podemos omitir el hecho de que también hay mujeres explotadas sexual y económicamente”.

Mujeres en la Vitrina es un documental plagado de contundentes y desgarradoras cifras que nos hablan de una realidad en ese sentido, miserable por cierto. Con testimonios de integrantes de la Comisión Unidos Contra la Trata, sociólogas, antropólogas, activistas y asesores, es como este trabajo levanta la voz y denuncia un tema que nos ha dolido por siempre en México, la violencia contra la mujer.

Recientemente la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México anunció la captura de Antonio “N”, alias “el Soni”, quien presuntamente fue el líder de la organización criminal dedicada a la trata de personas mujeres extranjeras en Zona Divas. Aún así faltan muchas personas involucradas que viven en la impunidad, sin embargo es muy importante ver este documental para entender algo que la propia investigadora de este trabajo nos cuenta.

“La sensación que me deja esta investigación es la de nunca callarnos. Se tiene que visibilizar la desigualdad de género, la explotación, la violación a derechos humanos. Además es muy importante señalar que en el gremio se necesita más voluntad y entusiasmo por el periodismo colaborativo”.