Sebastián Hofmann y la cultura como la esperanza de México
POR: ULISES CASTAÑEDA
29-08-2018 11:59:57
El mexicano Sebastián Hofmann es un director arriesgado. Su primera película fue Halley (2012), que era un retrato de horror sobre la descomposición del cuerpo humano como metáfora de la soledad y la depresión fue una grata sorpresa. Era un drama con tintes de humor negro en la historia de un muerto viviente. El resultado fue sensacional, con la fantasía para transmitir angustia y filosofar sobre el sentido de vivir.
A poco más de un lustro de distancia es que llega su segunda película Tiempo compartido, la cual tuvo su estreno mundial en el Festival de Sundance, uno de los más importantes encuentros cinematográficos de Estados Unidos, en el que el fin de semana pasado recibió el Premio Especial al Mejor Guion.
“Fue tan inesperado el premio en Sundance que ni Julio (Chavezmontes, productor) ni yo teníamos un discurso planeado. Ante tan enorme público me brotó una necesidad de hablar de la situación actual de México y enfatice lo importante que es la cultura hoy más que nunca. La cultura de alguna manera combate los horrores por los que estamos pasando. La cultura nos regresa nuestra humanidad”, escribió el cineasta Sebastián Hofmann, en su cuenta de Facebook tras el triunfo.
Una semana atrás el realizador compartió con Encuadres algunos de talles de su más reciente filme, que se aleja de la forma con la que realizó su primer filme: “Es una película muy diferente a Halley, me propuse un reto en varios niveles, como en escala y tono. Creo a los que les gustó Halley les gustará ésta. Tiempo compartido es una historia un poco más clásica y explora el tono de la comedia física, por lo que pienso que se puede abrir a un mayor público. Fue un reto”, expresó el cineasta.
Protagonizada por Luis Gerardo Méndez y Miguel Rodarte, la película cuenta la historia de dos hombres que unen fuerzas para rescatar a sus familias del paraíso, convencidos de que Everfields International, la multinacional que opera los tiempos compartidos, quiere quitarle a sus seres queridos.
“Es una historia de dos familias que pasan una semana en un hotel todo incluido, y que están pasando por un momento difícil. Digamos que son personajes orgánicos atrapados en un espacio inorgánico y artificial, donde no puedes mostrar emociones reales o por lo menos emociones negativas como el dolor”, compartió el cineasta.
“Son dos familias en crisis y los protagonistas de la película son las figuras patriarcas de estas dos familias, que son interpretados por Miguel Rodarte y Luis Gerardo Méndez, y de alguna manera también es una historia muy humana, es una historia de sobrevivencia, es un relato de neurosis y también es una crítica al sistema familiar del patriarca mexicano o global, si pensamos en que vivimos en una sociedad y política aún patriarcal”, añadió.
La semilla de esta historia se da cuando el realizador era niño, “viví en un hotel como esos cuando era niño, todo incluido, donde mi mamá se dedicó un año a vender tiempos compartidos, nos llevó a mi hermana y a mí a un Sheraton en Puerto Vallarta y un poco se refleja en el filme las memorias que tengo de esos espacios, sobre todo las emocionales”, comentó.
“Para mí este tipo de hoteles son grandes lobbys, con pasillos interminables, son laberintos y yo nunca me he sentido cómodo con estos espacios, a esta escala. Me pareció que entonces el hotel era como un antagonista, similar a la idea de El resplandor, de Stanley Kubrick. Junto con Julio, el coguionista, nos inspiramos mucho en Kubrick, que no habla de monstruos o seres sobrenaturales, porque en nuestra película los monstruos son los seres humanos, con un sentido de claustrofobia debido a que están atrapados en un hotel”, añadió.
El cineasta explicó que le causa un particular entusiasmo el estreno de este filme, porque también es una prueba de su fidelidad a un estilo de cine. Hoy en día el cine fantástico se regocija con los triunfos de La forma del agua, de Guillermo del Toro; sin embargo, para Hofmann el manejo de la fantasía proviene de otras figuras históricas del cine como Luis Buñuel y David Lynch:
“Halley era una película con muchos matices de comedia oscura, y muchos lo percibieron; lamentablemente otros no y se cagaron de risa en la sala. Mis películas también tienen personajes ridículos, absurdos de alguna forma y el planteamiento también tiene eso. Yo vengo de la escuela de Luis Buñuel o de David Lynch, mis obsesiones son las mismas del teatro del absurdo que me fascina y creo que esta película es una gran puesta en escena de ese tipo de teatro”, destacó.
“En mi trabajo, desde mis cortometrajes, siempre me ha gustado romper y jugar con géneros. No me gusta encasillar. No empiezo a escribir un guión con una fórmula, eso es muy limitante; porque la vida en sí, no es así, nuestras vidas pasan de lo cómico a lo trágico de una forma muy fácil. La vida es así, con muchos matices y texturas y yo quise ser fiel a la forma en cómo veo la vida; sin embargo, la angustia es la misma que se traspasa de Halley a este nuevo trabajo”, agregó.
En el caso de Tiempo compartido, el cineasta espera hacer una reflexión compleja en diferentes escalas, “son dos familias que están ahí en un mundo sofocado. La película también habla de un mundo de ventas y trasnacionales, de la globalización y, de alguna forma, de la conquista de México”, dijo.
“La película tiene muchas lecturas, es un guión trabajado por muchos años y habla de muchas cosas. Creo que también es una crítica al consumismo voraz, a la política neoliberal, al capitalismo salvaje; es una película sobre lo que siento que hoy en día le pasa al ser humano de no poder expresar cosas desde el corazón, estamos consumidos por un régimen capitalista, que de pronto no nos permite expresarnos. Es una sociedad que deja poco espacio para la poesía”, añadió.
Finalmente, el cineasta reafirmó su entusiasmo por el momento que vive la cultura en México tal y como lo hizo en la ceremonia de Sundance: “Nosotros hemos hecho nuestra parte para apoyar a la cultura de México. Creo que hoy en día, la cultura es lo más importante que tenemos; estamos en un país que está socialmente en ruinas; políticamente en ruinas; estamos en la peor crisis de nuestra historia como país...
“Pero culturalmente está pasando todo lo contrario, ahí sí se construye, pasan cada vez más cosas, y no solo en el cine mexicano sino también con pintores, compositores y en la ciencia, con matemáticos ganando premios en todo el mundo”, concluyó.
El resto del reparto de Tiempo compartido lo integran Cassandra Ciangherotti, Montserrat Marañon, Andrés Almeida, y R.J. Mitte.
El mexicano Sebastián Hofmann es un director arriesgado. Su primera película fue Halley (2012), que era un retrato de horror sobre la descomposición del cuerpo humano como metáfora de la soledad y la depresión fue una grata sorpresa. Era un drama con tintes de humor negro en la historia de un muerto viviente. El resultado fue sensacional, con la fantasía para transmitir angustia y filosofar sobre el sentido de vivir.
A poco más de un lustro de distancia es que llega su segunda película Tiempo compartido, la cual tuvo su estreno mundial en el Festival de Sundance, uno de los más importantes encuentros cinematográficos de Estados Unidos, en el que el fin de semana pasado recibió el Premio Especial al Mejor Guion.
“Fue tan inesperado el premio en Sundance que ni Julio (Chavezmontes, productor) ni yo teníamos un discurso planeado. Ante tan enorme público me brotó una necesidad de hablar de la situación actual de México y enfatice lo importante que es la cultura hoy más que nunca. La cultura de alguna manera combate los horrores por los que estamos pasando. La cultura nos regresa nuestra humanidad”, escribió el cineasta Sebastián Hofmann, en su cuenta de Facebook tras el triunfo.
Una semana atrás el realizador compartió con Encuadres algunos de talles de su más reciente filme, que se aleja de la forma con la que realizó su primer filme: “Es una película muy diferente a Halley, me propuse un reto en varios niveles, como en escala y tono. Creo a los que les gustó Halley les gustará ésta. Tiempo compartido es una historia un poco más clásica y explora el tono de la comedia física, por lo que pienso que se puede abrir a un mayor público. Fue un reto”, expresó el cineasta.
Protagonizada por Luis Gerardo Méndez y Miguel Rodarte, la película cuenta la historia de dos hombres que unen fuerzas para rescatar a sus familias del paraíso, convencidos de que Everfields International, la multinacional que opera los tiempos compartidos, quiere quitarle a sus seres queridos.
“Es una historia de dos familias que pasan una semana en un hotel todo incluido, y que están pasando por un momento difícil. Digamos que son personajes orgánicos atrapados en un espacio inorgánico y artificial, donde no puedes mostrar emociones reales o por lo menos emociones negativas como el dolor”, compartió el cineasta.
“Son dos familias en crisis y los protagonistas de la película son las figuras patriarcas de estas dos familias, que son interpretados por Miguel Rodarte y Luis Gerardo Méndez, y de alguna manera también es una historia muy humana, es una historia de sobrevivencia, es un relato de neurosis y también es una crítica al sistema familiar del patriarca mexicano o global, si pensamos en que vivimos en una sociedad y política aún patriarcal”, añadió.
La semilla de esta historia se da cuando el realizador era niño, “viví en un hotel como esos cuando era niño, todo incluido, donde mi mamá se dedicó un año a vender tiempos compartidos, nos llevó a mi hermana y a mí a un Sheraton en Puerto Vallarta y un poco se refleja en el filme las memorias que tengo de esos espacios, sobre todo las emocionales”, comentó.
“Para mí este tipo de hoteles son grandes lobbys, con pasillos interminables, son laberintos y yo nunca me he sentido cómodo con estos espacios, a esta escala. Me pareció que entonces el hotel era como un antagonista, similar a la idea de El resplandor, de Stanley Kubrick. Junto con Julio, el coguionista, nos inspiramos mucho en Kubrick, que no habla de monstruos o seres sobrenaturales, porque en nuestra película los monstruos son los seres humanos, con un sentido de claustrofobia debido a que están atrapados en un hotel”, añadió.
El cineasta explicó que le causa un particular entusiasmo el estreno de este filme, porque también es una prueba de su fidelidad a un estilo de cine. Hoy en día el cine fantástico se regocija con los triunfos de La forma del agua, de Guillermo del Toro; sin embargo, para Hofmann el manejo de la fantasía proviene de otras figuras históricas del cine como Luis Buñuel y David Lynch:
“Halley era una película con muchos matices de comedia oscura, y muchos lo percibieron; lamentablemente otros no y se cagaron de risa en la sala. Mis películas también tienen personajes ridículos, absurdos de alguna forma y el planteamiento también tiene eso. Yo vengo de la escuela de Luis Buñuel o de David Lynch, mis obsesiones son las mismas del teatro del absurdo que me fascina y creo que esta película es una gran puesta en escena de ese tipo de teatro”, destacó.
“En mi trabajo, desde mis cortometrajes, siempre me ha gustado romper y jugar con géneros. No me gusta encasillar. No empiezo a escribir un guión con una fórmula, eso es muy limitante; porque la vida en sí, no es así, nuestras vidas pasan de lo cómico a lo trágico de una forma muy fácil. La vida es así, con muchos matices y texturas y yo quise ser fiel a la forma en cómo veo la vida; sin embargo, la angustia es la misma que se traspasa de Halley a este nuevo trabajo”, agregó.
En el caso de Tiempo compartido, el cineasta espera hacer una reflexión compleja en diferentes escalas, “son dos familias que están ahí en un mundo sofocado. La película también habla de un mundo de ventas y trasnacionales, de la globalización y, de alguna forma, de la conquista de México”, dijo.
“La película tiene muchas lecturas, es un guión trabajado por muchos años y habla de muchas cosas. Creo que también es una crítica al consumismo voraz, a la política neoliberal, al capitalismo salvaje; es una película sobre lo que siento que hoy en día le pasa al ser humano de no poder expresar cosas desde el corazón, estamos consumidos por un régimen capitalista, que de pronto no nos permite expresarnos. Es una sociedad que deja poco espacio para la poesía”, añadió.
Finalmente, el cineasta reafirmó su entusiasmo por el momento que vive la cultura en México tal y como lo hizo en la ceremonia de Sundance: “Nosotros hemos hecho nuestra parte para apoyar a la cultura de México. Creo que hoy en día, la cultura es lo más importante que tenemos; estamos en un país que está socialmente en ruinas; políticamente en ruinas; estamos en la peor crisis de nuestra historia como país...
“Pero culturalmente está pasando todo lo contrario, ahí sí se construye, pasan cada vez más cosas, y no solo en el cine mexicano sino también con pintores, compositores y en la ciencia, con matemáticos ganando premios en todo el mundo”, concluyó.
El resto del reparto de Tiempo compartido lo integran Cassandra Ciangherotti, Montserrat Marañon, Andrés Almeida, y R.J. Mitte.