Lo bueno, lo malo y lo peor del FICM23
POR: NANCY MORA EN MORELIA
21-10-2025 15:00:01

El Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) concluyó su edición número 23 tras 10 días de actividades en los que como cada año el encuentro fílmico nos sorprende de muchas formas, es por ello que en esta ocasión quiero dedicar este texto a reconocer lo mejor que esta edición nos regaló momentos y películas que se quedarán en nuestra memoria y en nuestros corazones; pero no todo es miel sobre hojuelas y también comentaré lo que considero el festival podría cambiar para mejorar nuestra experiencia como prensa y como público, además, muy a mi pesar, les compartiré el mal trato que recibí por parte de una integrante de la organización del festival, confiando en que el festival ponga atención en estos pequeños “detalles” que definitivamente hacen la diferencia.
LO BUENO…
El Festival Internacional de Cine de Morelia se ha consolidado como uno de los encuentros cinematográficos más importantes del país, de eso no hay duda, y se debe, sobre todo, a su programación que cada año incluye las películas más esperadas, algunas de ellas solo pueden verse durante el festival, otras llegan tras haber ganado diversos premios internacionales, así que si algo debemos reconocer y aplaudir es su intensa y variada programación.
Este año, el festival exhibió más de 400 películas, de las cuales 102 formaron parte de sus secciones en competencia: Sección Michoacana, Cortometraje Mexicano, Documental Mexicano y Largometraje Mexicano: 15 trabajos en la Sección Michoacana, 62 títulos en la Sección de Cortometraje Mexicano, 14 títulos en la Sección de Documental Mexicano y 11 títulos en la Sección de Largometraje Mexicano.
Entre las películas mexicanas en competencia pudimos ver títulos como La Reserva, de Pablo Pérez Lombardini, que obtuvo los principales premios (Mejor Largometraje de Ficción, Mejor Dirección y Mejor Actriz), así como el más reciente trabajo de Rigoberto Perezcano, Los amantes se despiden con la mirada; El diablo fuma (y guarda las cabezas de los cerillos quemados en la misma caja), con la que Ernesto Martínez Bucio obtuvo el Premio a Mejor Ópera Prima en el Festival de Berlín y ahora en en Morelia obtuvo el Premio a Mejor Guion de Largometraje Mexicano de Ficción que recibió Karen Plata; así como las óperas primas de los actores Mayra Hermosillo y Daniel Giménez Cacho, que nos sorprendieron gratamente con sus películas Vainilla y Juana, respectivamente.
En el terreno internacional disfrutamos del estreno en Latinoamérica de Frankenstein, la más reciente película de Guillermo del Toro; así como El Agente Secreto, de Kleber Mendonça Filho, se proyectó en la Ceremonia de Inauguración luego de ganar los premios a Mejor Director y Mejor Actor en el pasado Festival de Cannes; el estreno de Las locuras, de Rodrigo García; In-I: In Motion, debut como directora de Juliette Binoche;, It Was Just an Accident, de Jafar Panahi, ganadora de la Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes; Nuestra Tierra, de Lucrecia Martel; Sirat, de Oliver Laxe, por mencionar algunas.

La lista de títulos imperdibles podría seguir y seguir, pero no podemos dejar de mencionar las joyas ocultas de este año, entre las que se encuentran La voz de Hind Rajab, un filme de la directora tunecina Kaouther Ben Hania, que conmovió al público hasta las lágrimas y concluyó con un silencio absoluto; Resurrection, de Bi Gan, que retrata un mundo donde la humanidad ha perdido la capacidad de soñar; The president Cake, de Hasan Hadi, que también provocó algunas lágrimas en algunos espectadores; Kiss of the Spider Woman, donde el mexicano Diego Luna sorprende gratamente; Father, Mother, Sister, Brother, de Jim Jarmusch; Eleanor the great, un afortunado debut como directora de Scarlett Johansson; entre muchas más.
Estos ejemplos nos confirman lo fascinante que resulta ser espectador en el Festival Internacional de Cine de Morelia, así que debemos reconocer y agradecer el esfuerzo que el festival y sus organizadores realizan para consentirnos con tantas historias; a Daniela Michel en su calidad de Directora Artística, quien pone especial énfasis en la programación de cada año y que cada vez se enriquece más gracias a los buenos contactos que sigue cosechando, sobre todo en los festivales más importantes como el de Cannes, con quien tiene una especial relación.
Por su programación, por las cientos de historias, por darnos la oportunidad de conectar con muchas de estas historias, gracias, gracias, gracias…
LO MALO…
En su discurso de agradecimiento en la ceremonia de clausura del festival, Cuauhtémoc Cárdenas Batel, uno de los fundadores del FICM expresó: “Quiero dar las gracias a los medios de comunicación que han cubierto las actividades del festival, su trabajo es fundamental para nosotros, les agradezco en nombre de todo el festival su confianza y su apertura para con nosotros y les reitero nuestra permanente disposición a colaborar con ustedes, gracias por ser nuestra caja de resonancia”.
En sus discursos, los organizadores del festival siempre destacan la importancia de la prensa, reconocen que somos el puente para llegar al público y sí, lo somos; sin embargo, esta idea solo se queda en palabras porque la realidad es muy distinta… Les contaré dos ejemplos que ilustran lo que les digo, el primero y más deprimente ocurrió cuando Charlie Kaufman develó su butaca y tuvo una charla con el público.. la dinámica para la prensa es la siguiente: hacer fila en la salida de emergencia para poder entrar, una vez que abren la puerta el equipo de Cinépolis empieza a gritar: “la prensa va a la orilla, no se pueden sentar, la prensa contra la pared, contra la pared, no pueden estorbar!” Y si, todos los reporteros y fotógrafos se tienen que replegar y entiendo que es complicado mantener el orden, pero la manera de gritarnos no es necesaria, en cuanto acaba la develación, nuevamente elementos de Cinépolis empiezan a gritar:”la prensa para afuera, no se pueden sentar” y si lo intentas van corriendo a quitarte del asiento, afortunadamente el equipo de Claudia del Castillo defiende algunos lugares asignados a la prensa, pero si dependiera del personal de Cinépolis nadie de prensa merece permanecer en la sala… que mal, porque entonces ¿cómo vamos a realizar nuestro trabajo?
Otro ejemplo del mal trato a la prensa es cuando intentas entrar a ver una película, con boleto en mano y el personal de Cinépolis te impide el acceso argumentando que la sala está llena, cuando no es verdad, siempre hubo lugares disponibles, lo cual pude comprobar en más de una ocasión, solo que el personal de Cinépolis prefiere evitarse la tarea de revisar con detenimiento, prefieren simplemente negar el acceso.

Otro aspecto que terminó siendo malo en esta edición es que nuestro querido “Gordo de Oro”, Guillermo del Toro no pudo asistir a la presentación Frankenstein; todos esperamos hasta el último minuto la gran sorpresa pero no sucedió. Aunque la directora Daniela Michel explicó que su ausencia se debió a su complicada agenda de trabajo, la decepción aumentó cuando nos enteramos que tanto Guillermo del Toro como el elenco de la película sí visitarán la Ciudad de México para promocionar la cinta…
Esto nos hace recordar aquellas ediciones donde los invitados eran Quentin Tarantino, Guillermo del Toro, Willem Dafoe; Robert Redford; Barry Jenkins; Leos Carax, Maribel Verdú; Damien Chazelle; Olivier Assayas; Isabelle Huppert; Peter Greenaway; Danny Trejo; Alejandro Jodorowsky; Terry Gilliam; Salma Hayek; Claire Denis y como olvidar a Francis Ford Coppola. Lo malo es que este año no hubo invitados de esta talla y no es que demeritemos a invitados de este año como Jodie Foster o Juliette Binoche, pero es que ellas ya habían estado en ediciones anteriores, entonces ya no fue novedad verlas; también fue invitado Charlie Kaufman, quien tuvo un controversial encuentro con el público, y digo controversial porque muchos salieron bastante decepcionados de su charla, en la que el cineasta no pudo responder de la mejor manera las preguntas que le hicieron sus fans.
LO PEOR...
Bien dicen que el peor enemigo muchas veces está en casa y en el caso del Festival Internacional de Cine de Morelia, este enemigo se llama Rossana Barro, coordinadora de Atención Especial a Invitados. Resulta irónico su cargo, porque esa “atención especial” en mi caso se convirtió en discriminación, violencia y total falta de empatía…la razón: querer hacer mi trabajo siendo mamá.
Este año fui invitada a realizar la cobertura del festival como lo he hecho desde hace 13 años, la única diferencia es que por primera vez acudí siendo mamá; antes que nada debo agradecer a la Coordinación de Prensa y Manejo de Talento, encabezada por Margarita Fink, el haber tenido la confianza y certeza de que, como en años anteriores, acudiría al festival a realizar mi trabajo de la mejor manera posible, sin embargo, no sabía que quien lo impediría sería la señora Rossana Barro, quien en un claro abuso de poder me corrió de la sala durante una función organizada únicamente para la prensa.
Fue en la primera función de prensa, llegué con mi bebé muy temprano para ubicarme en la última fila y en la esquina, por si era necesario salir lo hiciera rápido y sin molestar a mis compañeros de la prensa. Quienes conocen a Luna sabrán que no es una bebé que llore por nada, ella me ha acompañado a muchas funciones de cine sin que haya habido ningún problema, hemos ido juntas a conferencias de prensa, incluida la del propio festival, donde tampoco hubo ningún problema, ella está acostumbrada a mi ritmo de trabajo porque todos sabemos que no por ser madre dejas de ser profesional ni debes abandonar tu trabajo.
Antes de que iniciara la función de Olmo, Rossana Barro se dio cuenta que estaba con mi hija y enseguida me sentenció: “si llora se tienen que salir!”, lo hizo gritando desde el pasillo donde ella estaba… solo le dije que sí, sin problema. Inició la función, Luna estaba muy tranquila, pasaron 20 minutos y emitió un breve “bah”, no fue grito ni llanto, fue un leve sonido que no molestó a nadie más que a Rossana, quien estaba sentada un par de filas adelante y de inmediato se levantó para ir a donde yo estaba y decirme de manera muy grosera: “De qué medio vienes, te dije que no podían estar aquí, así que se tienen que salir ya”.
¿Por qué preguntar de qué medio soy, acaso de mi respuesta dependía su trato? ¿Por qué ella tiene el poder de correrme si se trataba de una función de prensa? ¿Por qué ella sí pudo entrar a la función con su café en mano cuando todos los que traíamos una bebida la dejamos afuera por indicación del personal del recinto? ¿por qué tuvo que venir a gritarme cuando evidentemente mi hija no molestó a ningún compañero de la prensa? ¿por qué me impidió hacer mi trabajo, teniendo como única razón que soy mamá?

Creo que todas estas preguntas merecen una respuesta por parte de la persona que me agredió o del festival, porque entiendo que para ella puede resultar muy molesto ver a una bebé o a un niño en el cine, pero su reacción fue desproporcionada al balbuceo de una bebé que durante un buen tiempo permaneció callada, lo cuál resulta irónico dado su cargo de “atención especial a invitados” pues si eres prensa y madre el trato ya no es cálido y resulta más irónico que ese maltrato venga de alguien que forma parte de la Asociación de Mujeres en el Cine y la Televisión, asociación que en teoría promueve la empatía e impulsa el trabajo de las mujeres en el medio al cual también pertenezco.
Si bien en el momento de los hechos no dije nada, fue por respeto a mis compañeros de la prensa que estaban en la función, pero eso no cambia el hecho de que fui expulsada de la sala e impedida de hacer mi trabajo de una forma por demás irrespetuosa, situación que sí comuniqué a Margarita Fink, responsable de prensa, quien en todo momento se condujo de manera atenta y receptiva.
Aún con el apoyo de diversos miembros del Festival, de compañeros, colegas y amigos de la prensa, quiero hacer un llamado al Festival Internacional de Cine de Morelia y a la Asociación de Mujeres en el Cine y la Televisión, a que presten atención a este tipo de situaciones, porque sé que ésta no fue la primera vez, ni soy la única persona que ha sido agredida por Rossana Barro, quien de forma prepotente se toma atribuciones que no le corresponden, amparada, tal vez, en el desconocimiento de las cabezas del festival ante estos hechos tan desafortunados.
Este suceso discriminatorio del que fui objeto junto con mi hija me ha llevado a cuestionarme, dónde está la atención especial a invitados, es que acaso siendo miembro de la prensa no merezco el mismo respeto que un actor, actriz o realizador; dónde está la empatía, dónde está la solidaridad, dónde está el evitar la violencia para construir un mundo mejor, donde está la sororidad, un concepto que personas como Rossana solo utilizan a conveniencia, pues me resulta bastante irónico que en su cuenta de X tenga una foto anclada con un mensaje en el que recuerda cuando ella estaba embarazada y trabajaba en el festival, me parece incongruente que ella haya podido realizar su trabajo en la organización siendo madre y ahora se le “olvide” simplemente porque no soy su amiga, -ni lo seré-, yo simplemente exijo respeto a mi persona y a mi trabajo. Porque bien dicen, la forma de pedir hace la diferencia y sí esta persona se hubiera dirigido a mí de manera respetuosa, este texto sería diferente.
Afortunadamente este hecho no me impidió realizar mi trabajo, afortunadamente no todas son Rossana Barro, afortunadamente estoy rodeada de mujeres y hombres que sí entienden que ser madre no significa no poder hacer las cosas, agradezco infinitamente a esas mujeres que lo entienden, que lo han vivido, que han salido adelante a pesar de este tipo de situaciones y confío en que cada vez exista más empatía, más respeto y más sororidad.

El Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) concluyó su edición número 23 tras 10 días de actividades en los que como cada año el encuentro fílmico nos sorprende de muchas formas, es por ello que en esta ocasión quiero dedicar este texto a reconocer lo mejor que esta edición nos regaló momentos y películas que se quedarán en nuestra memoria y en nuestros corazones; pero no todo es miel sobre hojuelas y también comentaré lo que considero el festival podría cambiar para mejorar nuestra experiencia como prensa y como público, además, muy a mi pesar, les compartiré el mal trato que recibí por parte de una integrante de la organización del festival, confiando en que el festival ponga atención en estos pequeños “detalles” que definitivamente hacen la diferencia.
LO BUENO…
El Festival Internacional de Cine de Morelia se ha consolidado como uno de los encuentros cinematográficos más importantes del país, de eso no hay duda, y se debe, sobre todo, a su programación que cada año incluye las películas más esperadas, algunas de ellas solo pueden verse durante el festival, otras llegan tras haber ganado diversos premios internacionales, así que si algo debemos reconocer y aplaudir es su intensa y variada programación.
Este año, el festival exhibió más de 400 películas, de las cuales 102 formaron parte de sus secciones en competencia: Sección Michoacana, Cortometraje Mexicano, Documental Mexicano y Largometraje Mexicano: 15 trabajos en la Sección Michoacana, 62 títulos en la Sección de Cortometraje Mexicano, 14 títulos en la Sección de Documental Mexicano y 11 títulos en la Sección de Largometraje Mexicano.
Entre las películas mexicanas en competencia pudimos ver títulos como La Reserva, de Pablo Pérez Lombardini, que obtuvo los principales premios (Mejor Largometraje de Ficción, Mejor Dirección y Mejor Actriz), así como el más reciente trabajo de Rigoberto Perezcano, Los amantes se despiden con la mirada; El diablo fuma (y guarda las cabezas de los cerillos quemados en la misma caja), con la que Ernesto Martínez Bucio obtuvo el Premio a Mejor Ópera Prima en el Festival de Berlín y ahora en en Morelia obtuvo el Premio a Mejor Guion de Largometraje Mexicano de Ficción que recibió Karen Plata; así como las óperas primas de los actores Mayra Hermosillo y Daniel Giménez Cacho, que nos sorprendieron gratamente con sus películas Vainilla y Juana, respectivamente.
En el terreno internacional disfrutamos del estreno en Latinoamérica de Frankenstein, la más reciente película de Guillermo del Toro; así como El Agente Secreto, de Kleber Mendonça Filho, se proyectó en la Ceremonia de Inauguración luego de ganar los premios a Mejor Director y Mejor Actor en el pasado Festival de Cannes; el estreno de Las locuras, de Rodrigo García; In-I: In Motion, debut como directora de Juliette Binoche;, It Was Just an Accident, de Jafar Panahi, ganadora de la Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes; Nuestra Tierra, de Lucrecia Martel; Sirat, de Oliver Laxe, por mencionar algunas.

La lista de títulos imperdibles podría seguir y seguir, pero no podemos dejar de mencionar las joyas ocultas de este año, entre las que se encuentran La voz de Hind Rajab, un filme de la directora tunecina Kaouther Ben Hania, que conmovió al público hasta las lágrimas y concluyó con un silencio absoluto; Resurrection, de Bi Gan, que retrata un mundo donde la humanidad ha perdido la capacidad de soñar; The president Cake, de Hasan Hadi, que también provocó algunas lágrimas en algunos espectadores; Kiss of the Spider Woman, donde el mexicano Diego Luna sorprende gratamente; Father, Mother, Sister, Brother, de Jim Jarmusch; Eleanor the great, un afortunado debut como directora de Scarlett Johansson; entre muchas más.
Estos ejemplos nos confirman lo fascinante que resulta ser espectador en el Festival Internacional de Cine de Morelia, así que debemos reconocer y agradecer el esfuerzo que el festival y sus organizadores realizan para consentirnos con tantas historias; a Daniela Michel en su calidad de Directora Artística, quien pone especial énfasis en la programación de cada año y que cada vez se enriquece más gracias a los buenos contactos que sigue cosechando, sobre todo en los festivales más importantes como el de Cannes, con quien tiene una especial relación.
Por su programación, por las cientos de historias, por darnos la oportunidad de conectar con muchas de estas historias, gracias, gracias, gracias…
LO MALO…
En su discurso de agradecimiento en la ceremonia de clausura del festival, Cuauhtémoc Cárdenas Batel, uno de los fundadores del FICM expresó: “Quiero dar las gracias a los medios de comunicación que han cubierto las actividades del festival, su trabajo es fundamental para nosotros, les agradezco en nombre de todo el festival su confianza y su apertura para con nosotros y les reitero nuestra permanente disposición a colaborar con ustedes, gracias por ser nuestra caja de resonancia”.
En sus discursos, los organizadores del festival siempre destacan la importancia de la prensa, reconocen que somos el puente para llegar al público y sí, lo somos; sin embargo, esta idea solo se queda en palabras porque la realidad es muy distinta… Les contaré dos ejemplos que ilustran lo que les digo, el primero y más deprimente ocurrió cuando Charlie Kaufman develó su butaca y tuvo una charla con el público.. la dinámica para la prensa es la siguiente: hacer fila en la salida de emergencia para poder entrar, una vez que abren la puerta el equipo de Cinépolis empieza a gritar: “la prensa va a la orilla, no se pueden sentar, la prensa contra la pared, contra la pared, no pueden estorbar!” Y si, todos los reporteros y fotógrafos se tienen que replegar y entiendo que es complicado mantener el orden, pero la manera de gritarnos no es necesaria, en cuanto acaba la develación, nuevamente elementos de Cinépolis empiezan a gritar:”la prensa para afuera, no se pueden sentar” y si lo intentas van corriendo a quitarte del asiento, afortunadamente el equipo de Claudia del Castillo defiende algunos lugares asignados a la prensa, pero si dependiera del personal de Cinépolis nadie de prensa merece permanecer en la sala… que mal, porque entonces ¿cómo vamos a realizar nuestro trabajo?
Otro ejemplo del mal trato a la prensa es cuando intentas entrar a ver una película, con boleto en mano y el personal de Cinépolis te impide el acceso argumentando que la sala está llena, cuando no es verdad, siempre hubo lugares disponibles, lo cual pude comprobar en más de una ocasión, solo que el personal de Cinépolis prefiere evitarse la tarea de revisar con detenimiento, prefieren simplemente negar el acceso.

Otro aspecto que terminó siendo malo en esta edición es que nuestro querido “Gordo de Oro”, Guillermo del Toro no pudo asistir a la presentación Frankenstein; todos esperamos hasta el último minuto la gran sorpresa pero no sucedió. Aunque la directora Daniela Michel explicó que su ausencia se debió a su complicada agenda de trabajo, la decepción aumentó cuando nos enteramos que tanto Guillermo del Toro como el elenco de la película sí visitarán la Ciudad de México para promocionar la cinta…
Esto nos hace recordar aquellas ediciones donde los invitados eran Quentin Tarantino, Guillermo del Toro, Willem Dafoe; Robert Redford; Barry Jenkins; Leos Carax, Maribel Verdú; Damien Chazelle; Olivier Assayas; Isabelle Huppert; Peter Greenaway; Danny Trejo; Alejandro Jodorowsky; Terry Gilliam; Salma Hayek; Claire Denis y como olvidar a Francis Ford Coppola. Lo malo es que este año no hubo invitados de esta talla y no es que demeritemos a invitados de este año como Jodie Foster o Juliette Binoche, pero es que ellas ya habían estado en ediciones anteriores, entonces ya no fue novedad verlas; también fue invitado Charlie Kaufman, quien tuvo un controversial encuentro con el público, y digo controversial porque muchos salieron bastante decepcionados de su charla, en la que el cineasta no pudo responder de la mejor manera las preguntas que le hicieron sus fans.
LO PEOR...
Bien dicen que el peor enemigo muchas veces está en casa y en el caso del Festival Internacional de Cine de Morelia, este enemigo se llama Rossana Barro, coordinadora de Atención Especial a Invitados. Resulta irónico su cargo, porque esa “atención especial” en mi caso se convirtió en discriminación, violencia y total falta de empatía…la razón: querer hacer mi trabajo siendo mamá.
Este año fui invitada a realizar la cobertura del festival como lo he hecho desde hace 13 años, la única diferencia es que por primera vez acudí siendo mamá; antes que nada debo agradecer a la Coordinación de Prensa y Manejo de Talento, encabezada por Margarita Fink, el haber tenido la confianza y certeza de que, como en años anteriores, acudiría al festival a realizar mi trabajo de la mejor manera posible, sin embargo, no sabía que quien lo impediría sería la señora Rossana Barro, quien en un claro abuso de poder me corrió de la sala durante una función organizada únicamente para la prensa.
Fue en la primera función de prensa, llegué con mi bebé muy temprano para ubicarme en la última fila y en la esquina, por si era necesario salir lo hiciera rápido y sin molestar a mis compañeros de la prensa. Quienes conocen a Luna sabrán que no es una bebé que llore por nada, ella me ha acompañado a muchas funciones de cine sin que haya habido ningún problema, hemos ido juntas a conferencias de prensa, incluida la del propio festival, donde tampoco hubo ningún problema, ella está acostumbrada a mi ritmo de trabajo porque todos sabemos que no por ser madre dejas de ser profesional ni debes abandonar tu trabajo.
Antes de que iniciara la función de Olmo, Rossana Barro se dio cuenta que estaba con mi hija y enseguida me sentenció: “si llora se tienen que salir!”, lo hizo gritando desde el pasillo donde ella estaba… solo le dije que sí, sin problema. Inició la función, Luna estaba muy tranquila, pasaron 20 minutos y emitió un breve “bah”, no fue grito ni llanto, fue un leve sonido que no molestó a nadie más que a Rossana, quien estaba sentada un par de filas adelante y de inmediato se levantó para ir a donde yo estaba y decirme de manera muy grosera: “De qué medio vienes, te dije que no podían estar aquí, así que se tienen que salir ya”.
¿Por qué preguntar de qué medio soy, acaso de mi respuesta dependía su trato? ¿Por qué ella tiene el poder de correrme si se trataba de una función de prensa? ¿Por qué ella sí pudo entrar a la función con su café en mano cuando todos los que traíamos una bebida la dejamos afuera por indicación del personal del recinto? ¿por qué tuvo que venir a gritarme cuando evidentemente mi hija no molestó a ningún compañero de la prensa? ¿por qué me impidió hacer mi trabajo, teniendo como única razón que soy mamá?

Creo que todas estas preguntas merecen una respuesta por parte de la persona que me agredió o del festival, porque entiendo que para ella puede resultar muy molesto ver a una bebé o a un niño en el cine, pero su reacción fue desproporcionada al balbuceo de una bebé que durante un buen tiempo permaneció callada, lo cuál resulta irónico dado su cargo de “atención especial a invitados” pues si eres prensa y madre el trato ya no es cálido y resulta más irónico que ese maltrato venga de alguien que forma parte de la Asociación de Mujeres en el Cine y la Televisión, asociación que en teoría promueve la empatía e impulsa el trabajo de las mujeres en el medio al cual también pertenezco.
Si bien en el momento de los hechos no dije nada, fue por respeto a mis compañeros de la prensa que estaban en la función, pero eso no cambia el hecho de que fui expulsada de la sala e impedida de hacer mi trabajo de una forma por demás irrespetuosa, situación que sí comuniqué a Margarita Fink, responsable de prensa, quien en todo momento se condujo de manera atenta y receptiva.
Aún con el apoyo de diversos miembros del Festival, de compañeros, colegas y amigos de la prensa, quiero hacer un llamado al Festival Internacional de Cine de Morelia y a la Asociación de Mujeres en el Cine y la Televisión, a que presten atención a este tipo de situaciones, porque sé que ésta no fue la primera vez, ni soy la única persona que ha sido agredida por Rossana Barro, quien de forma prepotente se toma atribuciones que no le corresponden, amparada, tal vez, en el desconocimiento de las cabezas del festival ante estos hechos tan desafortunados.
Este suceso discriminatorio del que fui objeto junto con mi hija me ha llevado a cuestionarme, dónde está la atención especial a invitados, es que acaso siendo miembro de la prensa no merezco el mismo respeto que un actor, actriz o realizador; dónde está la empatía, dónde está la solidaridad, dónde está el evitar la violencia para construir un mundo mejor, donde está la sororidad, un concepto que personas como Rossana solo utilizan a conveniencia, pues me resulta bastante irónico que en su cuenta de X tenga una foto anclada con un mensaje en el que recuerda cuando ella estaba embarazada y trabajaba en el festival, me parece incongruente que ella haya podido realizar su trabajo en la organización siendo madre y ahora se le “olvide” simplemente porque no soy su amiga, -ni lo seré-, yo simplemente exijo respeto a mi persona y a mi trabajo. Porque bien dicen, la forma de pedir hace la diferencia y sí esta persona se hubiera dirigido a mí de manera respetuosa, este texto sería diferente.
Afortunadamente este hecho no me impidió realizar mi trabajo, afortunadamente no todas son Rossana Barro, afortunadamente estoy rodeada de mujeres y hombres que sí entienden que ser madre no significa no poder hacer las cosas, agradezco infinitamente a esas mujeres que lo entienden, que lo han vivido, que han salido adelante a pesar de este tipo de situaciones y confío en que cada vez exista más empatía, más respeto y más sororidad.







