PECADORES: Hallelujah!
POR: FER LOZADA
17-04-2025 19:37:30

¿Será que 2025 es el año de la resurrección vampírica? La nueva película del director Ryan Coogler, Pecadores, trae otra versión de los ya conocidos chupasangre en un contexto muy específico y sobre todo con una visión muy especial y única.
Protagonizada por Michael B. Jordan nos adentramos a Missisipi en los años 30 en pleno racismo y auge del KKK donde a través de la música y la cultura negra nos cuentan una historia de terror a través de metáforas y alegorías encarnadas en criaturas demoníacas que traen una nueva propuesta en la construcción de estos seres y su mitología, todo con una teatralidad que te hará querer gritar del susto o tal vez unirte a un “hallelujah!” colectivo de lo bien que está la película.
En sí los vampiros como mito fueron concebidos para amenazar a aquellos que sucumbían al llamado del pecado, la criatura como tal lo representaba; como principio el director de PECADORES retoma esta idea mostrando al vampiro como una metáfora directa a los actos o pensamientos impuros. Pintándolos sumamente atractivos no solo en aspecto si no también aludiendo al poder de seducción que tienen, es aquí donde podemos reconocer lo que la historia pretende con ellos, el vampiro de Cooglerclaro que trata de seducir en el aspecto literal de la palabra y a través del libido pero también plantea la idea de una sociedad libre, su vampiro muerde pero no precisamente mata, si no que convierte a la victima en victimario creando una especie de ejército, este vampiro no caza directamente (y esto es probablemente uno de los aspectos que más habla acerca del discurso de la película), esta criatura pide permiso para entrar (muy al estilo “Let me in”), una vez que se le da acceso no hay vuelta atrás hasta que la luz del día les ilumina; si bien la película retoma muchos de los conceptos ya establecidos sobre estos seres resulta interesante ponerlos en el contexto de esta época y protagonizarla con personas afrodescendientes pues gran parte de la trama aborda el racismo y justo busca encarnar inicialmente el mal en un hombre blanco, pero pronto entendemos que el mensaje es otro, el mal alcanza a todo aquel que lo deje entrar aunque otra sorpresa llega cuando descubrimos las capas que conforman el tema de la película, entendemos entonces que tampoco se trata de satanizar el placer, las cosas no siempre son blanco o negro y lo que muchos podrían tachar de pecaminoso son a veces simples placeres terrenales.
La película cinematográficamente hablando también está muy bien lograda, la fotografía es muy bonita y bastante imponente vista en pantalla grande (está filmada para IMAX), las actuaciones están impresionantes, Michael B. Jordan es un protagonista muy completo juega perfectamente con el tono de la película, incorpora comedia y elementos básicos del género de horror, Hailee Steinfeld deslumbra con su belleza y su antagonista principal es I-CÓ-NI-CO, un vampiro elegante a su manera, carismático, atractivo y lo más destacable es el tono en el que está concebido.

La película podría pecar (irónicamente) de estar sobre-musicalizada pero tiene un propósito, esta historia en su estado más puro, probablemente desde su guion, es hiper teatral, el tono es exagerado en muchos aspectos, la música forma parte esencial de la trama, el blues es parte fundamental de la historia y sus creadores lo utilizan a su favor para contar esto en grande; Jack O’Conell está espectacular como vampiro, sus diálogos casi siempre monólogos le dan mucha profundidad a su personaje y su propósito, en general todos tienen su encanto y se diferencia muchísimo ese paso de lo humano a lo infernal sutilmente, no hay necesidad de ver grandes cantidades de sangre, la ideología del vampiro en este universo es bastante sugestiva y lleva al espectador a confrontar sus ideales morales.
“Somos humanos, bestias y dioses” plantea el vampiro, proponiendo una liberación de las ataduras morales e ideológicas que se nos inculcan desde jóvenes sugiriendo que somos iguales desmantelando la idea del racismo y apoyando la creación de una sociedad sana y funcional (perfecto para el contexto de la trama), exhortando a abolir la idea de un ser supremo que juzgará nuestras acciones y que condiciona la libertad humana limitándola e incluso privándola de experiencias vitales y llenándole de culpa por ello.
El mensaje de PECADORES es claro y liberal, consigue a través de su contexto hablar sobre un progresismo que se viene gestando desde los años en que la humanidad sacó a relucir su lado más cruel y desalmado en este caso aludiendo a la supuesta superioridad y diferencia de razas.
SINNERS es una película muy completa y bien lograda en discurso y estética, la forma en que se cuenta es original y propositiva, aborda un tema hiper vigente a través de experiencias pasadas y consigue más que entretener, genera reflexión además de ofertar una experiencia de entretenimiento única y muy disfrutable… y, tal vez como efecto colateral, nos da a muchxs fanáticos de los vampiros algunos nuevos elementos para los clásicos muertos en vida o de menos, nuevos compañeros para varios como Lestat o el mismo Edward Cullen.
¿Será que 2025 es el año de la resurrección vampírica? La nueva película del director Ryan Coogler, Pecadores, trae otra versión de los ya conocidos chupasangre en un contexto muy específico y sobre todo con una visión muy especial y única.
Protagonizada por Michael B. Jordan nos adentramos a Missisipi en los años 30 en pleno racismo y auge del KKK donde a través de la música y la cultura negra nos cuentan una historia de terror a través de metáforas y alegorías encarnadas en criaturas demoníacas que traen una nueva propuesta en la construcción de estos seres y su mitología, todo con una teatralidad que te hará querer gritar del susto o tal vez unirte a un “hallelujah!” colectivo de lo bien que está la película.
En sí los vampiros como mito fueron concebidos para amenazar a aquellos que sucumbían al llamado del pecado, la criatura como tal lo representaba; como principio el director de PECADORES retoma esta idea mostrando al vampiro como una metáfora directa a los actos o pensamientos impuros. Pintándolos sumamente atractivos no solo en aspecto si no también aludiendo al poder de seducción que tienen, es aquí donde podemos reconocer lo que la historia pretende con ellos, el vampiro de Cooglerclaro que trata de seducir en el aspecto literal de la palabra y a través del libido pero también plantea la idea de una sociedad libre, su vampiro muerde pero no precisamente mata, si no que convierte a la victima en victimario creando una especie de ejército, este vampiro no caza directamente (y esto es probablemente uno de los aspectos que más habla acerca del discurso de la película), esta criatura pide permiso para entrar (muy al estilo “Let me in”), una vez que se le da acceso no hay vuelta atrás hasta que la luz del día les ilumina; si bien la película retoma muchos de los conceptos ya establecidos sobre estos seres resulta interesante ponerlos en el contexto de esta época y protagonizarla con personas afrodescendientes pues gran parte de la trama aborda el racismo y justo busca encarnar inicialmente el mal en un hombre blanco, pero pronto entendemos que el mensaje es otro, el mal alcanza a todo aquel que lo deje entrar aunque otra sorpresa llega cuando descubrimos las capas que conforman el tema de la película, entendemos entonces que tampoco se trata de satanizar el placer, las cosas no siempre son blanco o negro y lo que muchos podrían tachar de pecaminoso son a veces simples placeres terrenales.
La película cinematográficamente hablando también está muy bien lograda, la fotografía es muy bonita y bastante imponente vista en pantalla grande (está filmada para IMAX), las actuaciones están impresionantes, Michael B. Jordan es un protagonista muy completo juega perfectamente con el tono de la película, incorpora comedia y elementos básicos del género de horror, Hailee Steinfeld deslumbra con su belleza y su antagonista principal es I-CÓ-NI-CO, un vampiro elegante a su manera, carismático, atractivo y lo más destacable es el tono en el que está concebido.
La película podría pecar (irónicamente) de estar sobre-musicalizada pero tiene un propósito, esta historia en su estado más puro, probablemente desde su guion, es hiper teatral, el tono es exagerado en muchos aspectos, la música forma parte esencial de la trama, el blues es parte fundamental de la historia y sus creadores lo utilizan a su favor para contar esto en grande; Jack O’Conell está espectacular como vampiro, sus diálogos casi siempre monólogos le dan mucha profundidad a su personaje y su propósito, en general todos tienen su encanto y se diferencia muchísimo ese paso de lo humano a lo infernal sutilmente, no hay necesidad de ver grandes cantidades de sangre, la ideología del vampiro en este universo es bastante sugestiva y lleva al espectador a confrontar sus ideales morales.
“Somos humanos, bestias y dioses” plantea el vampiro, proponiendo una liberación de las ataduras morales e ideológicas que se nos inculcan desde jóvenes sugiriendo que somos iguales desmantelando la idea del racismo y apoyando la creación de una sociedad sana y funcional (perfecto para el contexto de la trama), exhortando a abolir la idea de un ser supremo que juzgará nuestras acciones y que condiciona la libertad humana limitándola e incluso privándola de experiencias vitales y llenándole de culpa por ello.
El mensaje de PECADORES es claro y liberal, consigue a través de su contexto hablar sobre un progresismo que se viene gestando desde los años en que la humanidad sacó a relucir su lado más cruel y desalmado en este caso aludiendo a la supuesta superioridad y diferencia de razas.
SINNERS es una película muy completa y bien lograda en discurso y estética, la forma en que se cuenta es original y propositiva, aborda un tema hiper vigente a través de experiencias pasadas y consigue más que entretener, genera reflexión además de ofertar una experiencia de entretenimiento única y muy disfrutable… y, tal vez como efecto colateral, nos da a muchxs fanáticos de los vampiros algunos nuevos elementos para los clásicos muertos en vida o de menos, nuevos compañeros para varios como Lestat o el mismo Edward Cullen.