La luz que imaginamos: Un poema con dedicatoria geográfica
POR: FER LOZADA
10-04-2025 17:40:53

Las ciudades son monstruos de concreto que consumen, absorben y agobian, el ritmo de vida dentro de ellas es apabullante y es capaz de despersonalizar a quien trate de integrarse a sus corrientes más veloces y aún así ellas (las ciudades) también son protagonistas y recipiente de sueños; ideales de progreso, superación, referentes de éxito y prosperidad. Mumbai es la musa de esta película a quien paralelamente conocemos junto a Prabha y Anu, dos mujeres que representan de una forma u otra los dos lados de este lugar, el caos, la disrupción pero también el apego y el sentido de pertenencia, La Luz que Imaginamos (All we imagine as light) es definitivamente un poema con dedicatoria geográfica.
Payal Kapadia dirige este soneto visual con planos largos y muy cuidados del espacio que es también un personaje, es una forma de metaforizar lo que nos cuenta narrativamente al mismo tiempo. La vida conexa de dos mujeres que experimentan situaciones distintas y profundamente personales pero que de alguna forma caben dentro de la misma ciudad y de las mismas costumbres y cultura.
Se habla del hogar y del ser nómada en un mismo espacio en dos seres distintos, se aborda el añorar la geografía natal pero también el rechazo a las imposiciones y a la cotidianidad; una mujer que se ha quedado sola y atada a un lugar, que sigue fielmente la tradición y se apega a lo correcto aunque su verdadero anhelo y necesidad sea otra, y, una mujer que le huye a las costumbres y quiere vivir al máximo sin ser juzgada ni limitada; una ambivalencia narrativa que se siente por todos lados en la película, no solo en las historias entrelazadas que sigue, sino en sus imágenes y en su sonido también. Visualmente es un mérito impresionante todo lo que se consigue transmitir en sus escenas estáticas y cuya intención es embellecer y equipararse a sus protagonistas humanas.
Convergen las miradas de cada una con el entorno, en la ciudad hay cabida para todos y todo, la tristeza, la esperanza, el amor y su contraparte; incluso ambas trabajan y se desarrollan en el mismo ambiente, una vez más evidenciando que se pueden albergar en un mismo espacio o en una misma esencia polos opuestos.

Un elemento más que añade a toda esta copla es la música que la acompaña, un leit motiv pegajoso y plenamente identificable, un piano suave, sorprendentemente juguetón y alegre que musicaliza lo brutal de una rutina citadina y le añade ese toque soñador y de esperanza.
Las actuaciones son bellas, consiguen transmitir esa dualidad narrativa entre sus protagonistas a través del entendimiento la una de la otra, a través de una amistad poco probable que termina por crear una intersección que provee calma y abre el panorama a un espacio tranquilo y acogedor fuera de la jungla de concreto que por muy atractiva que sea puede tornarse insufriblemente asfixiante.
La luz que imaginamos es conmovedora y honesta, muy humana y contemplativa, reflexiva y empática, su ritmo es contrario a sus protagonistas (incluyendo a Mumbai) muy lento y calmado ofreciendo un punto de vista ajeno a su ficción.
Las ciudades son monstruos de concreto que consumen, absorben y agobian, el ritmo de vida dentro de ellas es apabullante y es capaz de despersonalizar a quien trate de integrarse a sus corrientes más veloces y aún así ellas (las ciudades) también son protagonistas y recipiente de sueños; ideales de progreso, superación, referentes de éxito y prosperidad. Mumbai es la musa de esta película a quien paralelamente conocemos junto a Prabha y Anu, dos mujeres que representan de una forma u otra los dos lados de este lugar, el caos, la disrupción pero también el apego y el sentido de pertenencia, La Luz que Imaginamos (All we imagine as light) es definitivamente un poema con dedicatoria geográfica.
Payal Kapadia dirige este soneto visual con planos largos y muy cuidados del espacio que es también un personaje, es una forma de metaforizar lo que nos cuenta narrativamente al mismo tiempo. La vida conexa de dos mujeres que experimentan situaciones distintas y profundamente personales pero que de alguna forma caben dentro de la misma ciudad y de las mismas costumbres y cultura.
Se habla del hogar y del ser nómada en un mismo espacio en dos seres distintos, se aborda el añorar la geografía natal pero también el rechazo a las imposiciones y a la cotidianidad; una mujer que se ha quedado sola y atada a un lugar, que sigue fielmente la tradición y se apega a lo correcto aunque su verdadero anhelo y necesidad sea otra, y, una mujer que le huye a las costumbres y quiere vivir al máximo sin ser juzgada ni limitada; una ambivalencia narrativa que se siente por todos lados en la película, no solo en las historias entrelazadas que sigue, sino en sus imágenes y en su sonido también. Visualmente es un mérito impresionante todo lo que se consigue transmitir en sus escenas estáticas y cuya intención es embellecer y equipararse a sus protagonistas humanas.
Convergen las miradas de cada una con el entorno, en la ciudad hay cabida para todos y todo, la tristeza, la esperanza, el amor y su contraparte; incluso ambas trabajan y se desarrollan en el mismo ambiente, una vez más evidenciando que se pueden albergar en un mismo espacio o en una misma esencia polos opuestos.
Un elemento más que añade a toda esta copla es la música que la acompaña, un leit motiv pegajoso y plenamente identificable, un piano suave, sorprendentemente juguetón y alegre que musicaliza lo brutal de una rutina citadina y le añade ese toque soñador y de esperanza.
Las actuaciones son bellas, consiguen transmitir esa dualidad narrativa entre sus protagonistas a través del entendimiento la una de la otra, a través de una amistad poco probable que termina por crear una intersección que provee calma y abre el panorama a un espacio tranquilo y acogedor fuera de la jungla de concreto que por muy atractiva que sea puede tornarse insufriblemente asfixiante.
La luz que imaginamos es conmovedora y honesta, muy humana y contemplativa, reflexiva y empática, su ritmo es contrario a sus protagonistas (incluyendo a Mumbai) muy lento y calmado ofreciendo un punto de vista ajeno a su ficción.