He escuchado muchas barbaridades a lo largo de mi corta existencia pero una de las más grandes es que INTENSA-MENTE 2 no es una película para niños, creo que las audiencias adultas demuestran una gran ignorancia cuando se habla de cine y no los culpo, después de todo fuimos criados por los blockbusters americanos, los programas de Televisa, en México, y mucho contenido pobre, lo que ha permitido que la audiencia le otorgue una falsa profundidad a películas que no la tienen, lo cual nos puede poner en peligro cuando hablamos de temas tan importantes como la salud mental, algo que sucede en INTENSA-MENTE 2.

En esta segunda entrega, conocemos nuevas emociones: Envidia, Ennui (aburrimiento) y Vergüenza, todas ellas encabezadas por Ansiedad, las cuales aparecen cuando Riley, nuestra protagonista, llega a la pubertad, una etapa compleja para cualquier persona y los que hemos pasado por ahí seguramente nos acordamos, algunos preferirían no hacerlo, tan preferirían no hacerlo que le otorgan profundidad a cosas que no la tienen.

Seamos sinceros, la primera entrega de INTENSA-MENTE era una película simplona, claro, nos permitía a los adultos ayudar a los niños a identificar algunas emociones, de forma gráfica, para que ellos pudieran tener una mejor comprensión de sus emociones y pudieran verbalizar lo que sienten, una herramienta de ayuda, pero no es la respuesta, como muchas personas han intentado hacerlo ver.

Tampoco voy a denostar, la primera entrega fue una película divertida, con momentos graciosos y entrañables, momentos bonitos que nos permitían salir de la sala satisfechos por lo que acabábamos de ver, sin embargo, la segunda parte no lo es.

Estas nuevas emociones llegan y se apoderan del centro de control, expulsan a las primeras emociones y las mandan muy, muy lejos, todo con el objetivo, según Ansiedad, de ayudar a Riley a prepararse ante la inminente llegada a un nuevo grado escolar y sus relaciones amistosas. Obviamente, Alegría, Enojo, Desagrado, Temor y Tristeza no se quedan con las manos cruzadas e intentan regresar a la sala de control para detener a Ansiedad, que está destruyendo todo lo que ellos en 12 años habían construido: la personalidad de Riley.

A partir de este punto vemos las aventuras que experimentan nuestras primeras emociones para regresar al centro de control, las cuáles son un poquito una copia de lo que pasó en la primera película, con sus variaciones pero al final prácticamente lo mismo, todo para que al final regresen al centro de control y descubran que las cosas no son como ellos las habían pensado, les digo, como en la primera película.

Hasta aquí, la película es bastante plana, no ofrece demasiado, tiene algunos momentos divertidos y absurdos, que pueden sacar algunas risas pero hasta ahí, el problema recae en algunas frases y conceptos que los espectadores intentan pasar como profundas verdades.

El redes sociales circula una frase de Alegría, que ya un poco derrotada, le dice a sus amigos - voy a parafrasear - ‘no hay forma de parar Ansiedad, tal vez eso pasa cuando creces, eres menos feliz’, el problema con esta frase es que la leemos sin el famosísimo ‘contexto’, porque la secuencia no termina ahí, de hecho, a pesar de que tienen todo en contra, Alegría dice que hará todo lo que esté en sus manos para detener a Ansiedad.

Al final, como buena fábula, nos deja una enseñanza, nos dice que se vale sentir todas nuestras emociones, que eso nos van a constituir como personas, bueno eso si sabemos leer la película, y tan tan, no hay más, termina la película, vemos los créditos, aparecen algunas secuencias entre los créditos y todo transcurre normal hasta que la película se va a negros.

El problema con INTENSA-MENTE 2 es que se ha creado un bulo alrededor de ella, un bulo que gente sin ningún tipo de formación médica, con especialización en temas de salud mental, hacen aseveraciones a la ligera, lo cual puede confundir a personas - o familiares - que realmente tengan algún tipo de crisis de ansiedad o de trastorno de ansiedad, dos cosas que no son lo mismo y que por ende no tienen el mismo tratamiento pero que una película como esta banaliza, al punto de resolver casi por arte de magia lo que nuestra protagonista está sintiendo, nadie le explica, nadie le ayuda, nadie le da ningún tipo de contención, sencillamente ¡pfff! se cura, porque claro es una película para niños, pero muchos adultos no lo están viendo así.

Creo que es muy importante la responsabilidad al momento de hacer cine porque tú no sabes a cuántas personas vas impactar con lo que haces, no sabes cuántas personas podrán agarrar tu película e identificarse y querer usar tu película para explicar ciertas cosas, porque hay diferencias entre retratar un episodio de crisis de ansiedad, como lo hace el corto de ficción Yo maté a Lucca, de Ana Moreno, a casi, casi dar un diagnóstico y tratamiento para esta condición de salud mental.

Ante este hecho, sumado a la gran ignorancia que existe en países como México respecto a temas de salud mental, y la nula educación cinematográfica en las grandes audiencias, impiden que sepamos identificar lo que es ficción en una película, reconocer la libertades poéticas que se permiten en este tipo de contenidos porque no creo que los creadores de INTENSA-MENTE 2 hayan querido que su película fuera leída como un libro de psicología, ahora que si eso buscaban… pues que peligroso.

Guillermo del Toro ha expresado en más de una ocasión que la animación es una técnica más para contar historias, que no es menor a la ficción o al documental, simplemente es otra herramienta, sin embargo, es nuestra responsabilidad como audiencia, como espectadores, tener cuidado con lo que significamos y creemos pues corremos el riesgo de otorgarle un valor totalmente diferente al que los creadores tenían en mente, y más cuando hablamos de temas como el que muestra INTENSA-MENTE 2, porque podemos cometer un error que tal vez afecte la vida y la salud emocional de las personas que queremos, así es que si usted tiene dudas vaya y consulte a un especialista en salud mental, porque Pixar no lo es.