A 20 años de Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos
POR: MISHEL LUNA
27-03-2024 20:52:15
Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos es narrativamente innovadora para su época que explora la inútil necesidad del ser humano de tratar de evitar el dolor y a 20 años de su estreno vale la pena recordar la trascendencia de la película dirigida por Michael Gondry; escrita por Charlie Kaufman y protagonizada por Jim Carrey y Kate Winslet.
La mayoría de nosotros hemos vivido una historia de desamor en la que, luego del rompimiento, quisiéramos borrarlo todo y comenzar de cero; hacer como que toda esa historia con aquella persona no fue más que un sueño que a la mitad del día se nos va a olvidar. Para algunos, sería maravilloso poder quitar todas esas memorias así de fácil, sin embargo, mucho de lo que vivimos ahí, define parte de lo que somos hoy en día.
En ocasiones, es ese mismo dolor el que nos hace encontrarnos con nosotros mismos, saber qué es lo que realmente queremos: nuestras necesidades, nuestros anhelos y nuestros temores. Aparentemente dar el “borrón y cuenta nueva” haría todo más sencillo, suena como una fantasía perfecta; pero sin esas memorias corremos el peligro de cometer los mismos errores o caer en los mismos vicios.
Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos, dirigida por Michael Gondry y escrita por Charlie Kaufman en el año 2004, parte de esta idea planteando un “¿qué pasaría si pudiéramos acudir a una clínica para borrar algunos recuerdos de nuestra mente?”. La premisa como tal, parece convincente en un principio, sin embargo, conforme vamos observando el desarrollo de la pareja protagónica, los espectadores somos convencidos poco a poco sobre lo difícil, e incluso traumático de este proceso.
En un medio repleto de historias de amor en donde el romance domina las taquillas, los tabloides, la internet e incluso se hace presente en otros géneros cinematográficos y literarios donde es ese mismo romance el que se vuelve el motivo del protagonista para seguir adelante, la película protagonizada por Jim Carrey se volvió innovadora al proponer algo que no tendrá precisamente un final feliz.
La historia se centra en Joel y Clementine, interpretados por Carrey y Kate Winslet respectivamente, dos personas que son completamente diferentes el uno del otro y que, a pesar de ello, tuvieron una conexión inmediata. La impulsividad de Clem, sin duda, alimenta la pasión que domina en esta relación, siendo Joel quien siempre tiene los pies en la tierra y que, de alguna manera, se vuelve el rostro de la razón dentro de esta dinámica.
Si bien parecería que estos contrastes le dan cierto equilibrio a la pareja, la verdad es que nunca dejan de chocar a tal punto que, tras una discusión que parecería cotidiana, la chica de cabello colorido decide borrar por completo de su mente a Joel. Y ahora que él está envuelto en el dolor y la incertidumbre, quiere hacer lo mismo, pero es a la mitad del proceso de borrado de memoria cuando se arrepiente.
De hecho, la parte más interesante de esta película, es que comienza planteando que estos dos personajes se volvieron a encontrar después de su proceso de borrado porque, a pesar de no recordar lo que ya vivieron, les siguen atrayendo las mismas cosas del otro. La verdadera pregunta es si realmente están destinados al fracaso. Más que un destino que ya está escrito, la cinta se enfoca en el estado mental y emocional de sus personajes, así como la inútil necesidad de huir del dolor.
Tal como las cirugías plásticas, en este universo las personas se vuelven adictas a olvidar, es por eso que la clínica del Dr. Howard (Tom Wilkinson) siempre está repleta de personas. Pero ¿qué es realmente el “eterno resplandor de una mente sin recuerdos”? Hay una escena en donde Mary (Kirsten Dunst) cita una frase del Papa Alejandro que dice: “Cuán feliz es el hombre inocente sin delito, el mundo que se olvida del mundo olvidado, el eterno resplandor de una mente sin recuerdos, se cumplen las oraciones y se rechazan los deseos”.
Son estas palabras las que definen el deseo del hombre de olvidar, viéndolo como una solución para encontrar la felicidad, pero lo que vemos es totalmente distinto. Tanto Clem como Joel se muestran deprimidos después de la intervención sin comprender por qué sienten un enorme vacío; el verdadero “resplandor” es eso que hizo que estas dos personas se atrajeran mutuamente.
No se trata sólo del concepto romántico del amor, sino del vínculo que se formó entre ellos que siempre va a estar ahí sin importar lo que cambie o lo que se olvide. No por nada Charlie Kaufman, también escritor de El Ladrón de Orquídeas, recibió el Oscar por el Mejor Guión Original. Para la época y para el tipo de películas populares en ese entonces, esta producción resultó algo realmente fresco para la audiencia.
Y más allá de la historia en sí misma, el escritor propuso un formato narrativo no lineal en donde explora las diferentes etapas de la relación en desorden, al mismo tiempo que se sumerge en la mente de su personaje de una forma poco convencional en donde el espectador es testigo, visualmente, de lo que está pasando dentro de la cabeza de Joel, lo que al mismo tiempo nos permite conocer la psicología y la historia de vida del personaje.
Por último, y no menos importante, es de reconocer el trabajo actoral tanto de Carrey como de Winslet, pues en 2004 ambos ya contaban con un repertorio exitoso en sus filmografías; lo cierto es que, para ambos, Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos significó explorar caminos diferentes a los que les habían dado el éxito a ambos. Jim ya contaba con sus mayores éxitos dentro del género de la comedia, y ya había mostrado su habilidad para dramas y romances como The Truman Show, Man on the Moon y The Majectic, pero su papel como Joel lo llevó a introducirse a una personalidad muy diferente a lo que había interpretado antes. Kate, por su parte, exploró por primera vez a un personaje rebelde, inestable y con una pasión inigualable, algo que hasta hoy no ha repetido y por eso se mantiene como un personaje icónico. Da grandes saltos entre la mujer dulce, la juguetona y la molesta.
Esta película, además, se tomó la libertad de dejar varias pistas dentro de los primeros minutos sobre lo que sucedería más adelante, y eso logra que cada vez que se vuelva a ver, la experiencia será totalmente distinta.
Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos es narrativamente innovadora para su época que explora la inútil necesidad del ser humano de tratar de evitar el dolor y a 20 años de su estreno vale la pena recordar la trascendencia de la película dirigida por Michael Gondry; escrita por Charlie Kaufman y protagonizada por Jim Carrey y Kate Winslet.
La mayoría de nosotros hemos vivido una historia de desamor en la que, luego del rompimiento, quisiéramos borrarlo todo y comenzar de cero; hacer como que toda esa historia con aquella persona no fue más que un sueño que a la mitad del día se nos va a olvidar. Para algunos, sería maravilloso poder quitar todas esas memorias así de fácil, sin embargo, mucho de lo que vivimos ahí, define parte de lo que somos hoy en día.
En ocasiones, es ese mismo dolor el que nos hace encontrarnos con nosotros mismos, saber qué es lo que realmente queremos: nuestras necesidades, nuestros anhelos y nuestros temores. Aparentemente dar el “borrón y cuenta nueva” haría todo más sencillo, suena como una fantasía perfecta; pero sin esas memorias corremos el peligro de cometer los mismos errores o caer en los mismos vicios.
Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos, dirigida por Michael Gondry y escrita por Charlie Kaufman en el año 2004, parte de esta idea planteando un “¿qué pasaría si pudiéramos acudir a una clínica para borrar algunos recuerdos de nuestra mente?”. La premisa como tal, parece convincente en un principio, sin embargo, conforme vamos observando el desarrollo de la pareja protagónica, los espectadores somos convencidos poco a poco sobre lo difícil, e incluso traumático de este proceso.
En un medio repleto de historias de amor en donde el romance domina las taquillas, los tabloides, la internet e incluso se hace presente en otros géneros cinematográficos y literarios donde es ese mismo romance el que se vuelve el motivo del protagonista para seguir adelante, la película protagonizada por Jim Carrey se volvió innovadora al proponer algo que no tendrá precisamente un final feliz.
La historia se centra en Joel y Clementine, interpretados por Carrey y Kate Winslet respectivamente, dos personas que son completamente diferentes el uno del otro y que, a pesar de ello, tuvieron una conexión inmediata. La impulsividad de Clem, sin duda, alimenta la pasión que domina en esta relación, siendo Joel quien siempre tiene los pies en la tierra y que, de alguna manera, se vuelve el rostro de la razón dentro de esta dinámica.
Si bien parecería que estos contrastes le dan cierto equilibrio a la pareja, la verdad es que nunca dejan de chocar a tal punto que, tras una discusión que parecería cotidiana, la chica de cabello colorido decide borrar por completo de su mente a Joel. Y ahora que él está envuelto en el dolor y la incertidumbre, quiere hacer lo mismo, pero es a la mitad del proceso de borrado de memoria cuando se arrepiente.
De hecho, la parte más interesante de esta película, es que comienza planteando que estos dos personajes se volvieron a encontrar después de su proceso de borrado porque, a pesar de no recordar lo que ya vivieron, les siguen atrayendo las mismas cosas del otro. La verdadera pregunta es si realmente están destinados al fracaso. Más que un destino que ya está escrito, la cinta se enfoca en el estado mental y emocional de sus personajes, así como la inútil necesidad de huir del dolor.
Tal como las cirugías plásticas, en este universo las personas se vuelven adictas a olvidar, es por eso que la clínica del Dr. Howard (Tom Wilkinson) siempre está repleta de personas. Pero ¿qué es realmente el “eterno resplandor de una mente sin recuerdos”? Hay una escena en donde Mary (Kirsten Dunst) cita una frase del Papa Alejandro que dice: “Cuán feliz es el hombre inocente sin delito, el mundo que se olvida del mundo olvidado, el eterno resplandor de una mente sin recuerdos, se cumplen las oraciones y se rechazan los deseos”.
Son estas palabras las que definen el deseo del hombre de olvidar, viéndolo como una solución para encontrar la felicidad, pero lo que vemos es totalmente distinto. Tanto Clem como Joel se muestran deprimidos después de la intervención sin comprender por qué sienten un enorme vacío; el verdadero “resplandor” es eso que hizo que estas dos personas se atrajeran mutuamente.
No se trata sólo del concepto romántico del amor, sino del vínculo que se formó entre ellos que siempre va a estar ahí sin importar lo que cambie o lo que se olvide. No por nada Charlie Kaufman, también escritor de El Ladrón de Orquídeas, recibió el Oscar por el Mejor Guión Original. Para la época y para el tipo de películas populares en ese entonces, esta producción resultó algo realmente fresco para la audiencia.
Y más allá de la historia en sí misma, el escritor propuso un formato narrativo no lineal en donde explora las diferentes etapas de la relación en desorden, al mismo tiempo que se sumerge en la mente de su personaje de una forma poco convencional en donde el espectador es testigo, visualmente, de lo que está pasando dentro de la cabeza de Joel, lo que al mismo tiempo nos permite conocer la psicología y la historia de vida del personaje.
Por último, y no menos importante, es de reconocer el trabajo actoral tanto de Carrey como de Winslet, pues en 2004 ambos ya contaban con un repertorio exitoso en sus filmografías; lo cierto es que, para ambos, Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos significó explorar caminos diferentes a los que les habían dado el éxito a ambos. Jim ya contaba con sus mayores éxitos dentro del género de la comedia, y ya había mostrado su habilidad para dramas y romances como The Truman Show, Man on the Moon y The Majectic, pero su papel como Joel lo llevó a introducirse a una personalidad muy diferente a lo que había interpretado antes. Kate, por su parte, exploró por primera vez a un personaje rebelde, inestable y con una pasión inigualable, algo que hasta hoy no ha repetido y por eso se mantiene como un personaje icónico. Da grandes saltos entre la mujer dulce, la juguetona y la molesta.
Esta película, además, se tomó la libertad de dejar varias pistas dentro de los primeros minutos sobre lo que sucedería más adelante, y eso logra que cada vez que se vuelva a ver, la experiencia será totalmente distinta.