Ezequiel Garibay, el mexicano que encontró El ombligo de la Luna
POR: NANCY MORA Y ALEX VANSS
28-12-2023 13:30:29
Tras cursar la maestría en artes, animación de personajes y realización de cine animado en Gobelins, -gracias a la Beca Animexico 2021-, el animador mexicano Ezequiel Garibay Ceres encontró El ombligo de la Luna, cortometraje en el que explora la relación padre-hijo a partir de sus experiencias personales y la retroalimentación con su equipo de trabajo.
Estudiar dos años en la mejor escuela de cine de animación del mundo, le cambió la vida a Ezequiel, le permitió convivir y aprender con profesores y compañeros de diversas partes del mundo, fue así que con su equipo integrado por Sara Antonio, Julia Grupińska, Bokang Koatja, y Tian Westraad decidieron contar la historia de Chava, un mecánico mexicano que está a punto de recuperar su preciado vochito cuando recibe la inesperada visita de Nacho, su hijo abandonado tiempo atrás.
Chava y Nacho deciden emprender su viaje a La Luna para cumplir la última voluntad de la madre de Nachito, dando paso a una historia de gran riqueza narrativa, llena de referencias de nuestra infancia, además de explorar y mostrar a esos personajes imperfectos como lo somos todos pero con la capacidad de redimirse y poder recuperar lo perdido.
LA GÉNESIS
Ezequiel compartió con Encuadres que realizar El ombligo de la Luna fue muy curioso porque tenía en mente hacer una película completamente distinta, “yo no pensaba hacer algo mexicano ni una historia como ésta cuando llegué a la escuela, mi equipo se formó en torno a una idea mía que no tiene nada que ver con El ombligo de la Luna, este equipo de cinco directores empezamos a platicar y todos querían hacer algo familiar, una historia que tuviera que ver con una relación entre padre-hijo, madre-hija o una combinación”.
Fue así que durante la génesis del proyecto todo gravitaba hacia una historia padre e hijo, una idea que le gustó a Ezequiel, a quien le interesaba explorar personajes a partir de sus propias experiencias personales, “tardamos un rato en encontrar la historia y también explorábamos cosas técnicas, fue entonces que a Sara, una chica portuguesa de mi equipo, se le ocurrió hacer algo en la Luna porque tenía dos cosas interesantes, una que creíamos iba a ser un poco más sencillo técnicamente porque es un entorno blanco y negro así que podíamos jugar visualmente con contrastes y justo eso es lo que yo quería explorar en cuanto a personajes porque los personajes más interesantes son los moralmente grises, que tienen defectos, pero que hay campo para redimirse”.
Chava, el personaje principal de El ombligo de la Luna, es una amalgama de tres o cuatro personas que Ezequiel conoció en México y aunque la historia de la película fue escrita en conjunto con su equipo, tiene muchas de las experiencias del cineasta, con su cultura y de su historia personal.
EL GUION
Sin duda, una de las fortalezas de El ombligo de la Luna es su guion, un guion sólido que nos permite como espectadores conectar con la historia sin cuestionarnos cómo o por qué pasan las cosas, simplemente nos dejamos llevar por la historia, en este sentido, Ezequiel Garibay nos compartió que hubo muchos cuestionamientos de otras personas sobre ciertos cortes y eso hizo que se retrasara más de lo previsto la escritura del guion, pero al final valió la pena, porque eso que cuestionaban es lo que aporta esa dosis de realismo mágico que posee el cortometraje.
“Ese corte de cuando los personajes van a la Luna fue una discusión larga no solo dentro del equipo, sino con los profesores y nuestros compañeros del grupo, incluso con nuestro mentor, Pierre Coffin -uno de los creadores de Mi villano favorito-, él estaba totalmente en contra de ese corte, pero yo y el equipo lo defendimos hasta el final, porque lo que menos importa es cómo llegan a La Luna”, expresó el creador.
Reconoció que deliberadamente dedicó mayor tiempo y atención a la escritura del guion, incluso más que a la parte visual y artística, “porque me parecía mucho más importante aprender a contar una historia, aunque nos tardamos mes y medio más de lo previsto, al final valió la pena porque a pesar de que tiene muchos errores, yo creo que sí se cumplió el objetivo de aprender, sacamos un guion que a mucha gente le gustó y fue gracias a que teníamos un guion que funcionaba y que nos permitió construir artísticamente todo lo demás”.
Si algo aprendió Ezequiel con este proyecto es que aunque realizar una película es un proceso con muchos altibajos, definitivamente lo más difícil es escribir la historia, pero también es lo más importante, algo que como espectadores siempre agradecemos, porque está comprobado que podrás tener un gran presupuesto, un excelente equipo o todas las herramientas tecnológicas, pero si no tienes un buen guion, una buena historia, todo se cae o simplemente termina siendo una película más.
LA ANIMACIÓN EN 2D
En la escuela de Gobelins hay una clase de animación dedicada a alumnos franceses y otra clase para alumnos de diversas nacionalidades, ahí fue donde Ezequiel convivió y trabajó con animadores de Polonia, Sudáfrica y Portugal, entre otros, una experiencia que le permitió hacer equipo y aprender de personas con muy diversos contextos, habilidades, gustos, intereses, aptitudes y especializaciones.
“En mi generación había alumnos de 15 países distintos, en mi equipo había dos chicos de Sudáfrica muy buenos para la animación en 3D, yo y otra chica de Polonia hacíamos más animación 2D, también Sara la chica portuguesa que se especializaba más en arte y producción, lo más interesante es convivir y aprender de nuestras experiencias y nuestros perfiles distintos, podemos aprovechar eso también”.
Esta diversidad permitió que El ombligo de la Luna incluyera tanto animación 2D como 3D, “así moldeamos el taller, la Luna, el vochito, porque aunque la escuela está enfocada en animación 2D también tiene un programa para 3D, yo en lo personal no estoy casado con una técnica o con un medio en particular, de hecho ahora que viene este tsunami de Inteligencia Artificial pues también me resulta muy interesante”.
Para Ezequiel la animación es al cine lo que la fotografía es a la pintura, “lo que te evoca una pintura en cualquier estilo, en cualquier técnica, lo puedes ver en animación, como lo que te evoca una fotografía lo puedes ver en una película de live action, entonces, por eso a mí me encanta la animación porque te da una libertad increíble sobre lo que puedes ver en la pantalla”.
PRÓXIMAS HISTORIAS
Ahora que El ombligo de La Luna es una realidad, Ezequiel ya trabaja en sus siguientes historias y nos adelantó que con su novia, Narda Rodríguez, quien también obtuvo la Beca Animexico, está escribiendo un par de historias que no son mexicanas y son muy distintas entre sí, “queremos explorar, yo tengo mis ideas, ella tiene sus ideas y tenemos ideas entre los dos, también tengo ideas con otros amigos, así que estamos desarrollando distintos proyectos”.
Uno de esos proyectos es una serie, un thriller sobrenatural, una idea de Ram Tamez, que también ganó la beca en la primera vez que se ofreció; “a mí, personalmente, me gusta mucho la fantasía, la historia, la ciencia ficción, pero independientemente del género lo que más me interesa es explorar personajes imperfectos, personajes con defectos porque todos somos así, por eso quiero explorar la moralidad de los personajes y poner a prueba conceptos que tenemos arraigados como la idea de justicia, la idea del bien y del mal”.
Además, Ezequiel desea retomar su idea al llegar a Gobelins, la cual era hacer un cuento de hadas psicodélico, algo un poco oscuro y algo que tuviera que ver con plantas mágicas, “creo que la animación es muy interesante para esos temas, especialmente combinada con Inteligencia Artificial porque creo que se pueden crear visuales bastante parecidos a lo que yo quisiera hacer con animación… pero ya veremos cuál será el siguiente proyecto que vea la luz”.
GUILLERMO DEL TORO
Uno de los creadores y promotores de la Beca Animéxico es el cineasta mexicano Guillermo del Toro, quien además de impulsar nuevos talentos, no duda en hacer público a través de sus redes sociales el apoyo a jóvenes como Ezequiel Garibay.
“Nuestro graduado de Animexico, la beca de animación que damos Cinepolis y su servilleta”, compartió hace unos días Del toro en su cuenta de X y aunque por el momento Ezequiel no ha podido conversar con el cineasta, le gustaría mucho escuchar su opinión acerca de su trabajo, pro lo pronto le agradece la oportunidad que le ha cambiado la vida.
“He aprendido mucho en Gobelins, estoy totalmente agradecido por esta oportunidad, gracias a Guillermo y Alejandro, un saludote a donde estén, un abrazo para ellos y pues sí, esto nos vino a cambiar la vida”, concluyó Ezequiel.
Tras cursar la maestría en artes, animación de personajes y realización de cine animado en Gobelins, -gracias a la Beca Animexico 2021-, el animador mexicano Ezequiel Garibay Ceres encontró El ombligo de la Luna, cortometraje en el que explora la relación padre-hijo a partir de sus experiencias personales y la retroalimentación con su equipo de trabajo.
Estudiar dos años en la mejor escuela de cine de animación del mundo, le cambió la vida a Ezequiel, le permitió convivir y aprender con profesores y compañeros de diversas partes del mundo, fue así que con su equipo integrado por Sara Antonio, Julia Grupińska, Bokang Koatja, y Tian Westraad decidieron contar la historia de Chava, un mecánico mexicano que está a punto de recuperar su preciado vochito cuando recibe la inesperada visita de Nacho, su hijo abandonado tiempo atrás.
Chava y Nacho deciden emprender su viaje a La Luna para cumplir la última voluntad de la madre de Nachito, dando paso a una historia de gran riqueza narrativa, llena de referencias de nuestra infancia, además de explorar y mostrar a esos personajes imperfectos como lo somos todos pero con la capacidad de redimirse y poder recuperar lo perdido.
LA GÉNESIS
Ezequiel compartió con Encuadres que realizar El ombligo de la Luna fue muy curioso porque tenía en mente hacer una película completamente distinta, “yo no pensaba hacer algo mexicano ni una historia como ésta cuando llegué a la escuela, mi equipo se formó en torno a una idea mía que no tiene nada que ver con El ombligo de la Luna, este equipo de cinco directores empezamos a platicar y todos querían hacer algo familiar, una historia que tuviera que ver con una relación entre padre-hijo, madre-hija o una combinación”.
Fue así que durante la génesis del proyecto todo gravitaba hacia una historia padre e hijo, una idea que le gustó a Ezequiel, a quien le interesaba explorar personajes a partir de sus propias experiencias personales, “tardamos un rato en encontrar la historia y también explorábamos cosas técnicas, fue entonces que a Sara, una chica portuguesa de mi equipo, se le ocurrió hacer algo en la Luna porque tenía dos cosas interesantes, una que creíamos iba a ser un poco más sencillo técnicamente porque es un entorno blanco y negro así que podíamos jugar visualmente con contrastes y justo eso es lo que yo quería explorar en cuanto a personajes porque los personajes más interesantes son los moralmente grises, que tienen defectos, pero que hay campo para redimirse”.
Chava, el personaje principal de El ombligo de la Luna, es una amalgama de tres o cuatro personas que Ezequiel conoció en México y aunque la historia de la película fue escrita en conjunto con su equipo, tiene muchas de las experiencias del cineasta, con su cultura y de su historia personal.
EL GUION
Sin duda, una de las fortalezas de El ombligo de la Luna es su guion, un guion sólido que nos permite como espectadores conectar con la historia sin cuestionarnos cómo o por qué pasan las cosas, simplemente nos dejamos llevar por la historia, en este sentido, Ezequiel Garibay nos compartió que hubo muchos cuestionamientos de otras personas sobre ciertos cortes y eso hizo que se retrasara más de lo previsto la escritura del guion, pero al final valió la pena, porque eso que cuestionaban es lo que aporta esa dosis de realismo mágico que posee el cortometraje.
“Ese corte de cuando los personajes van a la Luna fue una discusión larga no solo dentro del equipo, sino con los profesores y nuestros compañeros del grupo, incluso con nuestro mentor, Pierre Coffin -uno de los creadores de Mi villano favorito-, él estaba totalmente en contra de ese corte, pero yo y el equipo lo defendimos hasta el final, porque lo que menos importa es cómo llegan a La Luna”, expresó el creador.
Reconoció que deliberadamente dedicó mayor tiempo y atención a la escritura del guion, incluso más que a la parte visual y artística, “porque me parecía mucho más importante aprender a contar una historia, aunque nos tardamos mes y medio más de lo previsto, al final valió la pena porque a pesar de que tiene muchos errores, yo creo que sí se cumplió el objetivo de aprender, sacamos un guion que a mucha gente le gustó y fue gracias a que teníamos un guion que funcionaba y que nos permitió construir artísticamente todo lo demás”.
Si algo aprendió Ezequiel con este proyecto es que aunque realizar una película es un proceso con muchos altibajos, definitivamente lo más difícil es escribir la historia, pero también es lo más importante, algo que como espectadores siempre agradecemos, porque está comprobado que podrás tener un gran presupuesto, un excelente equipo o todas las herramientas tecnológicas, pero si no tienes un buen guion, una buena historia, todo se cae o simplemente termina siendo una película más.
LA ANIMACIÓN EN 2D
En la escuela de Gobelins hay una clase de animación dedicada a alumnos franceses y otra clase para alumnos de diversas nacionalidades, ahí fue donde Ezequiel convivió y trabajó con animadores de Polonia, Sudáfrica y Portugal, entre otros, una experiencia que le permitió hacer equipo y aprender de personas con muy diversos contextos, habilidades, gustos, intereses, aptitudes y especializaciones.
“En mi generación había alumnos de 15 países distintos, en mi equipo había dos chicos de Sudáfrica muy buenos para la animación en 3D, yo y otra chica de Polonia hacíamos más animación 2D, también Sara la chica portuguesa que se especializaba más en arte y producción, lo más interesante es convivir y aprender de nuestras experiencias y nuestros perfiles distintos, podemos aprovechar eso también”.
Esta diversidad permitió que El ombligo de la Luna incluyera tanto animación 2D como 3D, “así moldeamos el taller, la Luna, el vochito, porque aunque la escuela está enfocada en animación 2D también tiene un programa para 3D, yo en lo personal no estoy casado con una técnica o con un medio en particular, de hecho ahora que viene este tsunami de Inteligencia Artificial pues también me resulta muy interesante”.
Para Ezequiel la animación es al cine lo que la fotografía es a la pintura, “lo que te evoca una pintura en cualquier estilo, en cualquier técnica, lo puedes ver en animación, como lo que te evoca una fotografía lo puedes ver en una película de live action, entonces, por eso a mí me encanta la animación porque te da una libertad increíble sobre lo que puedes ver en la pantalla”.
PRÓXIMAS HISTORIAS
Ahora que El ombligo de La Luna es una realidad, Ezequiel ya trabaja en sus siguientes historias y nos adelantó que con su novia, Narda Rodríguez, quien también obtuvo la Beca Animexico, está escribiendo un par de historias que no son mexicanas y son muy distintas entre sí, “queremos explorar, yo tengo mis ideas, ella tiene sus ideas y tenemos ideas entre los dos, también tengo ideas con otros amigos, así que estamos desarrollando distintos proyectos”.
Uno de esos proyectos es una serie, un thriller sobrenatural, una idea de Ram Tamez, que también ganó la beca en la primera vez que se ofreció; “a mí, personalmente, me gusta mucho la fantasía, la historia, la ciencia ficción, pero independientemente del género lo que más me interesa es explorar personajes imperfectos, personajes con defectos porque todos somos así, por eso quiero explorar la moralidad de los personajes y poner a prueba conceptos que tenemos arraigados como la idea de justicia, la idea del bien y del mal”.
Además, Ezequiel desea retomar su idea al llegar a Gobelins, la cual era hacer un cuento de hadas psicodélico, algo un poco oscuro y algo que tuviera que ver con plantas mágicas, “creo que la animación es muy interesante para esos temas, especialmente combinada con Inteligencia Artificial porque creo que se pueden crear visuales bastante parecidos a lo que yo quisiera hacer con animación… pero ya veremos cuál será el siguiente proyecto que vea la luz”.
GUILLERMO DEL TORO
Uno de los creadores y promotores de la Beca Animéxico es el cineasta mexicano Guillermo del Toro, quien además de impulsar nuevos talentos, no duda en hacer público a través de sus redes sociales el apoyo a jóvenes como Ezequiel Garibay.
“Nuestro graduado de Animexico, la beca de animación que damos Cinepolis y su servilleta”, compartió hace unos días Del toro en su cuenta de X y aunque por el momento Ezequiel no ha podido conversar con el cineasta, le gustaría mucho escuchar su opinión acerca de su trabajo, pro lo pronto le agradece la oportunidad que le ha cambiado la vida.
“He aprendido mucho en Gobelins, estoy totalmente agradecido por esta oportunidad, gracias a Guillermo y Alejandro, un saludote a donde estén, un abrazo para ellos y pues sí, esto nos vino a cambiar la vida”, concluyó Ezequiel.