La propuesta y apuesta de mezcolanza del cineasta mexicano David Zonana ha generado controversia y mucho de qué hablar a partir de su estreno y, es que, separando los componentes de su segundo largometraje como director nos encontramos con elementos clave que tal vez no suenen ni parezcan muy armónicos entre sí; agreguemos al mix cine de denuncia, estética y el legado de Kubrick, hablemos de Heroico.

Esta es la más reciente adición al catálogo de cine de denuncia en el país, Heroico narra la historia de Luis, un joven que por la necesidad de tener un seguro de gastos médicos como el que oferta la escuela militar decide enlistarse y a partir de esto podemos tener acceso a la pesadilla que se vive dentro de esta institución.

Entonces, tenemos el tema controversial, un tópico que bien podría haber sido boicoteado, censurado y demeritado por el propio gobierno o instituciones involucradas, pero, ¿por qué no pasó así? Si bien hubo reacciones diversas ante la clara denuncia que realiza esta película al retratar experiencias recabadas directamente de aquellos que acudieron o acuden al colegio militar, el producto final es más cercano a lo discreto, medido y recatado. Existen muchos aciertos y elementos que vuelven a la película una pieza digna representante del cine mexicano pero también tiene aspectos que juegan bastante en su contra, iniciando con su guion.

La manera en que la película está escrita representa una adversidad para sí misma, existen varias situaciones que nunca terminan de explicarse o de cerrar, por ejemplo, personajes cuyo arco y existencia se vuelven o se abordan de manera totalmente superficial, elementos dentro de la diégesis que parece van a ser clave y que son mencionados en múltiples ocasiones para que al final no lleven a absolutamente nada y sobre todo, volviéndose lo peor del caso, la confusión que puede llevar a generar, en este punto podríamos tratar de justificar con la libre interpretación o las propuestas abiertas pero en realidad, llega un punto en el que como espectadores dejamos de distinguir el lado onírico y la verdad diegética de la historia. Peca de un vicio del cine hecho en México, querer abarcarlo todo en una misma película, además de que de pronto se vuelve reiterativa y comienza a sentirse más como una herramienta documental sobre lo que el director conoce en vez de una ficción.

Aquí podemos comenzar a ligar el segundo elemento, la estética; si algo hace bien este director es justamente que sabe cómo entregar propuestas visuales preciosas, llenas de composición, belleza y armonía, presentando espacios y personajes de forma totalmente estética dentro de su propia narrativa, generando contraste entre lo que se cuenta y el cómo se ve. La narración desde el punto de vista del personaje comienza pronto a oscilar entre el sueño y lo real sin realmente hacer una distinción entre ambos, a tal grado que (inicia relación con el tercer elemento) de pronto tenemos cuadros de situaciones aparentemente oníricas mezclándose con las reales, y, esto podría ser una gran propuesta si no quebrara con la seriedad e importancia que representa el cine de denuncia, poco a poco se va diluyendo lo verdaderamente importante del tema central, la violencia que enfrenta este personaje se ve quebrantada cuando en medio de todo el drama sentimos la presencia e invasión del espíritu de Stanley Kubrick.

Nuestro protagonista comienza a enfrentar los abusos e injusticias que se dan dentro de la institución a manos de quienes ostentan cargos superiores y esto naturalmente comienza a afectarlo, como espectadores empatizamos con él pero de pronto toda esta tensión y sentimientos que hemos empezado a hilar con el personaje se pierden ante la confusión de una aparición aparentemente onírica de un espectro o persona (nunca lo sabremos) con una máscara inexpresiva y en una túnica en medio del dormitorio, mientras analizamos quién es, qué es o qué representa o significa, ya nos hemos disociado de la historia, este ente remite directa e inevitablemente a la película “Ojos bien cerrados”… de Stanley Kubrick.

Éste es solamente uno de los momentos donde la película pierde la atención y el interés de quien la ve pero, sumado, a decir verdad, es posible que muchos de los asistentes la encuentren difícil o tediosa gracias a su ritmo, la película inicia lento, se nos presentan espacios con lujo de detalle (y, aunque son planos muy bonitos, después de verlos un par de veces ya nos quedó claro cómo está conformado el espacio y se tornan repetitivos; la locación es buenísima pero queremos conocer ya la historia) y personajes secundarios (algunos con menos de tres minutos de aparición en pantalla) que de nuevo, parecen relevantes y que van a tener que ver mucho con el desarrollo de Luis pero que terminan por ser una simple mención para que después a mitad del segundo acto las cosas se aceleren sin control, tenemos evento tras evento tras evento, uno tras otro sin realmente dar el tiempo para asimilarlo ni valorarlo qué es lo más importante pues nos vamos de lleno con lo más fuerte, con las escenas más violentas y graves (aunque en realidad nunca se torna realmente explicita, lo que jugar a favor para varios espectadores al dejar a la imaginación lo que podría estar sucediendo; nota, esto no significa que la película no sea “violenta” o shockeante en varias de sus escenas).

La mirada lejana de este tema es un poco lo que no la permite ser la gran gran película, la deja en una buena película, importante y de cierta manera arriesgada y valiente, bien lograda en muchos aspectos como la dirección de actores y el juego de cámara totalmente inmersivo pero falta en otros tantos.

Zonana retrata un fragmento de aquella realidad que se trata de encubrir pero sabemos existe, ver su película es necesario para abrir nuestros panoramas y reflexionar, si bien, tiene (como ya se ha señalado) sus detalles, la verdad es que se aprecia que haya propuestas así en el cine mexicano contemporáneo; comparándola con las opciones ya disponibles en este género podemos decir que es de las mejores, es la sucesora superior por mucho de lo que en algún momento se intentó con “Nuevo Orden” por mencionar alguna, mucho más directa, estudiada y fiel. El director ya nos había demostrado con su ópera prima, Mano de obra, qué tipo de cine hace y en realidad es un creador del que podemos esperar mucho en todos los aspectos.

Heroico es una especie de “Full metal jacket”(… de Kubrick) mexicana pero más funesta, directa, seria y sensible, un logro y un paso más a un cine más sincero, duro y digno de ser contado.

Que no te agarren de “potro” por no haberla visto, dale una oportunidad y genera tu opinión sobre esta nueva propuesta del cine nacional.