BARBIE: El riesgo de sobrevalorar el mensaje
POR: SAÚL ARELLANO MONTORO
22-07-2023 16:33:34
El verano del 2023 presenta la rara coincidencia del estreno de dos de las películas más esperadas a nivel comercial no solo en el mes sino el mismo día: Oppenheimer, de Christopher Nolan y la que resultó una sorpresa para todos, Barbie, de la siempre confiable Greta Gerwig.
¿SOY UNA CHICA BARBIE EN UN MUNDO BARBIE?
Desde que se dio la noticia de la filmación y de que la encargada de llevar de la mano a Barbie a la pantalla grande sería la muy precisa directora Greta Gerwig, las teorías se elevaron al cielo entre propios y extraños sobre el cómo se iba a abordar la historia debido, justamente, al tratamiento que acostumbra dar la directora a sus filmes, por un lado, y por otro, al ser la muñeca un ícono de la cultura popular a nivel mundial.
Los avances no mostraban más que lo esperado de una película tradicional de verano siendo simplemente divertidos y muy atractivos para todo el público; especialmente para las niñas y muchas mujeres adultas. Días antes del estreno, hubo proyecciones privadas para público selecto y críticos de cine a quienes les mostraron 26 minutos de la cinta en una edición que cubría diversas secuencias de la cinta terminada y esto elevó la expectativa aún más. La sorpresa vino al poder ver el producto final al ser una película sorprendentemente profunda y a su vez brillantemente divertida.
CON ESTA MUÑECA NO SE JUEGA
De entrada y para decepción de muchas niñas, la película NO es para menores de 13 años dado que no tiene una historia para ser contada de forma animada sino todo lo contrario; de hecho, la película tiene varias aristas para ser abordada y yo me iré por la más notoria que es la mirada certera y de comedia sutil e inteligente acerca de los usos y costumbres, así como también de los vicios que generan una constante opresión del patriarcado.
Gerwig expone, con peras y manzanas, como es el sentir de ser mujer en el mundo “real” y el “¿Qué pasaría sí?” en la perfecta tierra de las Barbies llamada Barbieland (¿Podría tener otro nombre?) donde ellas tienen el control de todo lo que ocurre en su entorno, modo de vida y su alto nivel de seguridad donde conviven con los igualmente perfectos Ken.
Si bien es cierto que Barbieland se presenta como la utopía perfecta, es de resaltar también que es el mundo creado por niñas por lo que el papel y personalidad de cada una de las Barbies está definido desde la perspectiva infantil y eso es lo que demuestra la directora para no caer en los estereotipos que desde el primer diálogo (en voz de Hellen Mirren) se advierte.
LA VIDA PLÁSTICA ES FANTÁSTICA
Lo mismo ocurre con los Ken; su motivo de estar ahí es el ser un accesorio más para las Barbies. Lo curioso para mí fue que, aun cuando hay una Barbie con sobrepeso, no aparece ni un solo Ken con las mismas características de esa Barbie que, por cierto, representa a las abogadas.
Por otro lado, y corriendo el riesgo de ser etiquetado como un misógino carente de empatía con un machismo estancado por el simple hecho de haber nacido con un gen XY, debo decir que, aunque son pocas, la película tiene algunas fallas narrativas en secuencias y guion, además de ser tendenciosa al mostrar a los Ken como seres superficiales y propensos a la maldad y mansplaning. Es decir, son presentados como un bello pero inútil accesorio más en la agitada y bullanguera vida de las Barbies convirtiendo a todo aquello que es masculino en un cliché, donde las Barbies deben seguirles el juego en aras de una convivencia armoniosa evidenciando que bajan el nivel a casi primitivo para poder interactuar con los Ken; en un constante ir y venir de lugares comunes que puede ser interpretado como un discurso extremista y de agenda donde no hay lugar para el debate igualitario sino la ridiculización ex profesa de la fragilidad masculina que, dicho sea de paso, es muy común.
EN LA IMAGINACIÓN, LA VIDA ES TU CREACIÓN
Y es aquí donde radica lo acertado de Barbie ya que, pese a todo lo anterior, la película se convierte en un vehículo idóneo del debate.
Y esto se debe a la fortaleza de muchos de sus diálogos, el perfil de sus personajes incluidos los secundarios, las secuencias que resultan catárticas para las y los espectadores que no solo se reconocen a sí mismos, sino que quedan expuestos de manera ingeniosa y con el ánimo a la empatía e incluso camaradería o más bien, sororidad.
¿Puede ser sobrevalorada Barbie? ¡Sin duda alguna! Pero eso es responsabilidad del público asistente y no de la película. Porque nada que les cuente o cuenten los que ya la hayan visto se acercara a su propia experiencia emotiva para sacar sus propias conclusiones.
Mi única recomendación… No, más bien, mi única petición es que no vistan de rosa porque la película ha demostrado con creces que es superior a eso. Ni rosa ni morado.
El verano del 2023 presenta la rara coincidencia del estreno de dos de las películas más esperadas a nivel comercial no solo en el mes sino el mismo día: Oppenheimer, de Christopher Nolan y la que resultó una sorpresa para todos, Barbie, de la siempre confiable Greta Gerwig.
¿SOY UNA CHICA BARBIE EN UN MUNDO BARBIE?
Desde que se dio la noticia de la filmación y de que la encargada de llevar de la mano a Barbie a la pantalla grande sería la muy precisa directora Greta Gerwig, las teorías se elevaron al cielo entre propios y extraños sobre el cómo se iba a abordar la historia debido, justamente, al tratamiento que acostumbra dar la directora a sus filmes, por un lado, y por otro, al ser la muñeca un ícono de la cultura popular a nivel mundial.
Los avances no mostraban más que lo esperado de una película tradicional de verano siendo simplemente divertidos y muy atractivos para todo el público; especialmente para las niñas y muchas mujeres adultas. Días antes del estreno, hubo proyecciones privadas para público selecto y críticos de cine a quienes les mostraron 26 minutos de la cinta en una edición que cubría diversas secuencias de la cinta terminada y esto elevó la expectativa aún más. La sorpresa vino al poder ver el producto final al ser una película sorprendentemente profunda y a su vez brillantemente divertida.
CON ESTA MUÑECA NO SE JUEGA
De entrada y para decepción de muchas niñas, la película NO es para menores de 13 años dado que no tiene una historia para ser contada de forma animada sino todo lo contrario; de hecho, la película tiene varias aristas para ser abordada y yo me iré por la más notoria que es la mirada certera y de comedia sutil e inteligente acerca de los usos y costumbres, así como también de los vicios que generan una constante opresión del patriarcado.
Gerwig expone, con peras y manzanas, como es el sentir de ser mujer en el mundo “real” y el “¿Qué pasaría sí?” en la perfecta tierra de las Barbies llamada Barbieland (¿Podría tener otro nombre?) donde ellas tienen el control de todo lo que ocurre en su entorno, modo de vida y su alto nivel de seguridad donde conviven con los igualmente perfectos Ken.
Si bien es cierto que Barbieland se presenta como la utopía perfecta, es de resaltar también que es el mundo creado por niñas por lo que el papel y personalidad de cada una de las Barbies está definido desde la perspectiva infantil y eso es lo que demuestra la directora para no caer en los estereotipos que desde el primer diálogo (en voz de Hellen Mirren) se advierte.
LA VIDA PLÁSTICA ES FANTÁSTICA
Lo mismo ocurre con los Ken; su motivo de estar ahí es el ser un accesorio más para las Barbies. Lo curioso para mí fue que, aun cuando hay una Barbie con sobrepeso, no aparece ni un solo Ken con las mismas características de esa Barbie que, por cierto, representa a las abogadas.
Por otro lado, y corriendo el riesgo de ser etiquetado como un misógino carente de empatía con un machismo estancado por el simple hecho de haber nacido con un gen XY, debo decir que, aunque son pocas, la película tiene algunas fallas narrativas en secuencias y guion, además de ser tendenciosa al mostrar a los Ken como seres superficiales y propensos a la maldad y mansplaning. Es decir, son presentados como un bello pero inútil accesorio más en la agitada y bullanguera vida de las Barbies convirtiendo a todo aquello que es masculino en un cliché, donde las Barbies deben seguirles el juego en aras de una convivencia armoniosa evidenciando que bajan el nivel a casi primitivo para poder interactuar con los Ken; en un constante ir y venir de lugares comunes que puede ser interpretado como un discurso extremista y de agenda donde no hay lugar para el debate igualitario sino la ridiculización ex profesa de la fragilidad masculina que, dicho sea de paso, es muy común.
EN LA IMAGINACIÓN, LA VIDA ES TU CREACIÓN
Y es aquí donde radica lo acertado de Barbie ya que, pese a todo lo anterior, la película se convierte en un vehículo idóneo del debate.
Y esto se debe a la fortaleza de muchos de sus diálogos, el perfil de sus personajes incluidos los secundarios, las secuencias que resultan catárticas para las y los espectadores que no solo se reconocen a sí mismos, sino que quedan expuestos de manera ingeniosa y con el ánimo a la empatía e incluso camaradería o más bien, sororidad.
¿Puede ser sobrevalorada Barbie? ¡Sin duda alguna! Pero eso es responsabilidad del público asistente y no de la película. Porque nada que les cuente o cuenten los que ya la hayan visto se acercara a su propia experiencia emotiva para sacar sus propias conclusiones.
Mi única recomendación… No, más bien, mi única petición es que no vistan de rosa porque la película ha demostrado con creces que es superior a eso. Ni rosa ni morado.