Existen varias películas que exploran el tema de los niños como entidades demoníacas o seres malignos. Sin embargo, también se aborda su inocencia y las posibles razones detrás de su comportamiento, ya sea por ser hijos del diablo o adultos con apariencia infantil. En cualquier caso, siempre terminan siendo una pesadilla para sus padres.

Tin y Tina, una película española de Netflix, se adentra en este género del thriller. La trama sigue a una pareja que, tras un traumático aborto, decide adoptar a dos hermanos albinos que han sido criados en un convento, donde la religión dicta completamente sus vidas. Sin embargo, la alegría inicial se convierte rápidamente en algo perturbador, ya que los niños resultan ser muy extraños y obsesionados con la religión.

A diferencia de otras obras del género en las que los niños encarnan al anticristo, en este caso representan todo lo contrario: son niños casi fanáticos religiosos que interpretan los textos bíblicos de manera literal. Este enfoque resulta interesante, ya que normalmente se espera que la religión proteja a los niños de lo demoníaco, lo cual genera una expectativa diferente.

En cuanto a la propuesta visual de Tin y Tina, es excelente, con una destacada dirección de arte que nos introduce en un cine español distinto. Pero la película se vuelve pretenciosa y acaba recurriendo a los mismos clichés que quería evitar, dejando de lado lo novedoso que prometía en su género. Aunque tiene escenas e imágenes bien logradas, al principio logra generar esa sensación de "sé lo que va a pasar, pero aún así siento que me sorprenderá", pero luego pierde ese efecto.

Tin y Tina se puede disfrutar como una película para pasar el rato, es importante tener en cuenta que no es apta para niños, a pesar de que sean los protagonistas.

La película también aborda el vacío que sienten las madres que han perdido a sus hijos, cómo las parejas deben actuar sin saber por dónde empezar en la crianza, los traumas de perder a un hijo y el desafío que implica integrar a un niño que ya viene con una crianza arraigada.

Recomendaría Tin y Tina por su uso de la religión como elemento malévolo. Si bien es necesario eliminar cualquier forma de discriminación basada en el color de piel o enfermedades congénitas, no debemos pasar por alto que esto añade un elemento visual interesante a la película.

Le doy 3 Thalíestrellas. Aunque no logró sorprenderme, logró mantenerme al filo de mi asiento.