La decisión de partir, de ser humanos y perdonarnos
POR: ALEX VANSS
12-01-2023 22:37:17
El cine policiaco, el cine de detectives tiene elementos que nunca cambian, el detective taciturno y solitario, con una vida sentimental complicada o los compañeros de trabajo más tranquilos y relajados, sin olvidar los crímenes que suelen ser retadores y en los que a veces nos topamos con una femme fatale, estos elementos también están presentes en La decisión de partir y aunque Chan-Wook Park no inventa el hilo negro, si nos invita a jalar de él y conocer su historia, una más humana.
Y es que a diferencia de las películas estadounidenses de este género donde prácticamente ya conocemos cuál será el final, donde ya conocemos la psicología de los personajes - que suelen ser una calca, en esta historia nos enfrentamos a personajes con sentimientos y traumas que los muestran como simples seres humanos y no como los arquetipos de las narrativas estadounidenses.
Así, en La decisión de partir nos centramos más en conocer a estos seres incompletos que descubrir las razones y el cómo se hizo el crimen, sí, eso importa pero no es el punto central, ya que la investigación que nos lleva a esclarecer el delito es el camino en el que nuestros protagonistas descubren sus carencias y se pueden ver reflejados en el otro, al punto de cometer algunas faltas a la ley con tal de satisfacer un sentimiento totalmente humano que es el de amar y ser amados.
El entretejido que nos propone Park es uno en el que poco a poco nos vamos acercando a este detective que tiene ciertos problemas para dormir, a este detective meticuloso y orgulloso, que vigila y cumple la ley, que parece ser tan metódico que olvida que es un humano hasta el encuentro con esta mujer misteriosa, con esta sospechosa que lo reta, que lo confunde en aquella sala de interrogatorios, así, poco a poco vamos descubriendo que ese autómata en realidad es un hombre que siente y siente demasiado, es solo que se ha negado a mostrar esos sentimientos, tal vez por una cuestión del deber ser que la sociedad coreana instaura en sus habitantes o por el machismo tan interiorizado que marca a los hombres de las sociedades de nuestro mundo, orientales u occidentales.
Por otra parte conocemos a esta mujer, a esta sospechosa que al principio se nos presenta como un ser dulce, inocente, víctima de un hombre cruel que era sus esposo, aunque en la realidad los seres puros no existen, pero Park no nos lo hará tan fácil y nos invitará a descubrirlo, así, esta mujer vulnerable, a la que le podemos justificar sus acciones, poco a poco nos revelará sus motivaciones, descubriremos que no es una mujer frágil ni inocente, que sí sabe lo que quiere y que confundirá poco a poco a este detective al punto de hacerlo caer en una trampa meticulosamente diseñada solo para salirse con la suya.
Y en esta confusión también caemos nosotros como espectadores, Park diseña cada secuencia, cada transición espacio temporal de forma meticulosa, haciendo uso del lenguaje cinematográfico, para meternos, junto con el detective, en la vida y entorno de esta mujer a la cual investiga, a la cual vigila por las noches, noches en las que él descubre que su insomnio puede tener un remedio y ese remedio es la sospechosa.
En este descubrir a la sospechosa como su remedio es que el detective poco a poco va desmontando esas armaduras ficticias que evitan hablen de sus sentimientos y que incluso evitan que hable con su esposa de lo que siente, solo con la sospechosa se abre, encontrando en ella ese amor del que carece en esas vigilancias nocturnas, donde nuestro detective poco a poco la va imaginando e idealizando, la declara como en el único remedio de sus males, de sus problemas de pareja, la idealiza a tal punto que cuando descubre la trampa que la sospechosa ha diseñado, todo se desmorona, todo se cae y él queda totalmente destruido.
En este punto el crimen ha quedado en segundo plano, ya no es lo que nos atañe, ahora lo que nos intriga es conocer cómo nuestros protagonistas se enfrentarán, exorcizarán y aceptarán sus sentimientos, y sin darnos cuenta, nosotros como espectadores también nos confrontaremos con lo que hemos sentido a lo largo de la película porque sí, es una película que nos hace sentir, que nos espejea con los protagonistas, nos permite empatizar y entenderlos porque estos protagonistas son muy humanos.
Es esta humanidad la que separa La decisión de partir de cualquier otra película que se inscriba en el género policiaco porque en realidad se aleja de éste para contarnos un drama más terrenal, un drama más cercano a nosotros, del que podemos tomar parte solo para descubrirnos como seres complejos, para comprendernos y para perdonarnos.
El cine policiaco, el cine de detectives tiene elementos que nunca cambian, el detective taciturno y solitario, con una vida sentimental complicada o los compañeros de trabajo más tranquilos y relajados, sin olvidar los crímenes que suelen ser retadores y en los que a veces nos topamos con una femme fatale, estos elementos también están presentes en La decisión de partir y aunque Chan-Wook Park no inventa el hilo negro, si nos invita a jalar de él y conocer su historia, una más humana.
Y es que a diferencia de las películas estadounidenses de este género donde prácticamente ya conocemos cuál será el final, donde ya conocemos la psicología de los personajes - que suelen ser una calca, en esta historia nos enfrentamos a personajes con sentimientos y traumas que los muestran como simples seres humanos y no como los arquetipos de las narrativas estadounidenses.
Así, en La decisión de partir nos centramos más en conocer a estos seres incompletos que descubrir las razones y el cómo se hizo el crimen, sí, eso importa pero no es el punto central, ya que la investigación que nos lleva a esclarecer el delito es el camino en el que nuestros protagonistas descubren sus carencias y se pueden ver reflejados en el otro, al punto de cometer algunas faltas a la ley con tal de satisfacer un sentimiento totalmente humano que es el de amar y ser amados.
El entretejido que nos propone Park es uno en el que poco a poco nos vamos acercando a este detective que tiene ciertos problemas para dormir, a este detective meticuloso y orgulloso, que vigila y cumple la ley, que parece ser tan metódico que olvida que es un humano hasta el encuentro con esta mujer misteriosa, con esta sospechosa que lo reta, que lo confunde en aquella sala de interrogatorios, así, poco a poco vamos descubriendo que ese autómata en realidad es un hombre que siente y siente demasiado, es solo que se ha negado a mostrar esos sentimientos, tal vez por una cuestión del deber ser que la sociedad coreana instaura en sus habitantes o por el machismo tan interiorizado que marca a los hombres de las sociedades de nuestro mundo, orientales u occidentales.
Por otra parte conocemos a esta mujer, a esta sospechosa que al principio se nos presenta como un ser dulce, inocente, víctima de un hombre cruel que era sus esposo, aunque en la realidad los seres puros no existen, pero Park no nos lo hará tan fácil y nos invitará a descubrirlo, así, esta mujer vulnerable, a la que le podemos justificar sus acciones, poco a poco nos revelará sus motivaciones, descubriremos que no es una mujer frágil ni inocente, que sí sabe lo que quiere y que confundirá poco a poco a este detective al punto de hacerlo caer en una trampa meticulosamente diseñada solo para salirse con la suya.
Y en esta confusión también caemos nosotros como espectadores, Park diseña cada secuencia, cada transición espacio temporal de forma meticulosa, haciendo uso del lenguaje cinematográfico, para meternos, junto con el detective, en la vida y entorno de esta mujer a la cual investiga, a la cual vigila por las noches, noches en las que él descubre que su insomnio puede tener un remedio y ese remedio es la sospechosa.
En este descubrir a la sospechosa como su remedio es que el detective poco a poco va desmontando esas armaduras ficticias que evitan hablen de sus sentimientos y que incluso evitan que hable con su esposa de lo que siente, solo con la sospechosa se abre, encontrando en ella ese amor del que carece en esas vigilancias nocturnas, donde nuestro detective poco a poco la va imaginando e idealizando, la declara como en el único remedio de sus males, de sus problemas de pareja, la idealiza a tal punto que cuando descubre la trampa que la sospechosa ha diseñado, todo se desmorona, todo se cae y él queda totalmente destruido.
En este punto el crimen ha quedado en segundo plano, ya no es lo que nos atañe, ahora lo que nos intriga es conocer cómo nuestros protagonistas se enfrentarán, exorcizarán y aceptarán sus sentimientos, y sin darnos cuenta, nosotros como espectadores también nos confrontaremos con lo que hemos sentido a lo largo de la película porque sí, es una película que nos hace sentir, que nos espejea con los protagonistas, nos permite empatizar y entenderlos porque estos protagonistas son muy humanos.
Es esta humanidad la que separa La decisión de partir de cualquier otra película que se inscriba en el género policiaco porque en realidad se aleja de éste para contarnos un drama más terrenal, un drama más cercano a nosotros, del que podemos tomar parte solo para descubrirnos como seres complejos, para comprendernos y para perdonarnos.