Sansón y yo, la historia de una amistad inesperada: Rodrigo Reyes
POR: NANCY MORA EN MORELIA
15-11-2022 21:04:44
Sansón y yo nace del encuentro de dos mexicanos en el extranjero, Sansón está acusado de homicidio en primer grado con una sentencia de cadena perpetua, mientras que Rodrigo Reyes fue su intérprete durante el juicio, ambos entablan una amistad inesperada, inusual pero sincera a través de cartas y motiva al cineasta a querer contar la historia de Sansón, que es la de muchos indocumentados en Estados Unidos, que en busca del sueño americano dejan atrás su familia, su identidad y su libertad.
Cuando Rodrigo decide contar la historia de Sansón en una película se topa con la negativa del sistema para poder filmarlo, ni siquiera se puede entrevistar con él, tampoco existen archivos en video de él, como si el propio sistema quisiera borrarlo definitivamente. Pero esto no fue impedimento al cineasta que igual que hizo con su anterior documental 499, hace uso de herramientas cinematográficas como la ficción para poder contar la historia de su amigo y hacer un retrato de su vida.
“Sansón no solo fue sentenciado de por vida, también fue borrado del sistema de justicia estadounidense, nunca tuvimos nunca el permiso para filmarlo, no hay archivos, lo único que tenía eran esas cartas que nos escribimos durante años y a través de las cuales me va contando su vida. A través de esas cartas y de la ayuda de la familia de Sansón en México es que pudimos escribir un guion y filmar, porque su familia accedió a convertirse en los actores de la película y representar la vida de Sansón antes de marcharse a Estados Unidos”, explicó Rodrigo Reyes en entrevista con Encuadres.
Sansón en solo uno de los muchos casos reales que existen de indocumentados en Estados Unidos que están prisioneros o han perdido su identidad y su pasado. A través de la película nos damos cuenta que las injusticias lo van persiguiendo desde siempre, por eso una de las mayores satisfacciones para Rodrigo fue saber que al contar su historia Sansón se liberaba, en una especie de catarsis, “en este proceso creativo Sansón se fue liberando, fue adquiriendo poder y defendiendo su dignidad”.
“Lo interesante es entrar a la subjetividad de Sansón y que a pesar de no ver al Sansón real en la pantalla, si podemos ver sus emociones y sus recuerdos ligados a momentos de traumas y de resistencia. Fue un proceso muy bello de amistad, un juego de fantasía, que contrarresta con la realidad de un Sansón que representa a muchos otros que siguen atrapados en este camino que los priva de su libertad, que los ciclos de violencia se repiten”. aseguró Rodrigo.
Comentó que como cineasta al hacer una película se busca resolver todas las tramas, pero la realidad no es así… “después de acercarme a Sansón y proponerle la película se fueron destapando otras capas, entonces no estuvimos exentos de momentos de tensión y de algunos desencuentros, porque al pedirle contar su vida, evidentemente se desempolvan muchos recuerdos que tienen que ver con su infancia, su familia y me cuestiona la necesidad de exponer estos recuerdos tan traumáticos”.
Sin embargo, Rodrigo tuvo la sensibilidad para ganarse la confianza de Sansón y de su familia, porque esos recuerdos eran necesarios para entender al Sansón actual, “creo que mientras él va madurando yo voy aprendiendo, y esto afianza aún más nuestra amistad, porque hay una voluntad honesta de conocernos, más allá de nuestras diferencias”.
Así va caminando la película, a través de recuerdos, de conocerse y de crecer juntos, “siento que Sansón y yo es un documental sobre la creación de una película, porque son las dos cosas, por un lado estamos viendo una amistad que crece y a la par vamos conociendo la historia de Sansón y me encanta ese juego en el que el cine es espejo de nuestra amistad.
Rodrigo considera que a los cineastas muchas veces les da miedo utilizar elementos de la ficción en un documental, “porque sentimos que tenemos un compromiso con una verdad, que hay que ser puristas y tener mucho rigor, pero yo me pregunto si esas reglas no sirven más que para reforzar las divisiones y los problemas que queremos retratar, porque si seguimos el purismo del documental jamás hubiéramos podido contar la historia de Sansón y le estaríamos dando más poder al poder, y en este caso, la ficción nos sirvió para acercarnos a la verdad y cuestionarnos qué valor tiene contar esta historia”.
Finalmente, Rodrigo habló sobre sus actores, que fueron la hermana, el cuñado, los sobrinos y los amigos del Sansón real, “fue una apuesta que nos acercó más a la realidad, porque no se trata de una telenovela o una fantasía sobre las dificultades del migrante, es una historia de vida y creo que los espectadores se sentirán muy cerca de Sansón y de su familia, y llega el momento en que pareciera que estamos viendo al Sansón verdadero en la pantalla… y ahí radica el poder del cine que nos permite acercarnos a una verdad emocional y profunda”.
Sansón y yo tuvo su estreno mundial en Tribeca y después formó parte de la competencia en el Festival Internacional de Cine de Morelia, pero antes de eso la familia de Sansón tuvo oportunidad de verla en una proyección privada en Colima, “a la familia le sorprendió mucho la capacidad de Sansón para contarnos su vida con poesía, a compartirnos su intimidad pero también a cuestionarnos”.
En cuanto al Sansón real, solo ha tenido oportunidad de leer las cartas en las que Rodrigo le cuenta lo que está pasando con su película, también ha leído algunas reseñas, “pero no la ha podido ver como una consecuencia más de esa barrera de silencio que impone el sistema, seguimos luchando para encontrar una solución, afortunadamente el próximo año la película se transmitirá en televisión público y solo así Sansón podrá verla sin censura dentro de la prisión”.
Sansón y yo nace del encuentro de dos mexicanos en el extranjero, Sansón está acusado de homicidio en primer grado con una sentencia de cadena perpetua, mientras que Rodrigo Reyes fue su intérprete durante el juicio, ambos entablan una amistad inesperada, inusual pero sincera a través de cartas y motiva al cineasta a querer contar la historia de Sansón, que es la de muchos indocumentados en Estados Unidos, que en busca del sueño americano dejan atrás su familia, su identidad y su libertad.
Cuando Rodrigo decide contar la historia de Sansón en una película se topa con la negativa del sistema para poder filmarlo, ni siquiera se puede entrevistar con él, tampoco existen archivos en video de él, como si el propio sistema quisiera borrarlo definitivamente. Pero esto no fue impedimento al cineasta que igual que hizo con su anterior documental 499, hace uso de herramientas cinematográficas como la ficción para poder contar la historia de su amigo y hacer un retrato de su vida.
“Sansón no solo fue sentenciado de por vida, también fue borrado del sistema de justicia estadounidense, nunca tuvimos nunca el permiso para filmarlo, no hay archivos, lo único que tenía eran esas cartas que nos escribimos durante años y a través de las cuales me va contando su vida. A través de esas cartas y de la ayuda de la familia de Sansón en México es que pudimos escribir un guion y filmar, porque su familia accedió a convertirse en los actores de la película y representar la vida de Sansón antes de marcharse a Estados Unidos”, explicó Rodrigo Reyes en entrevista con Encuadres.
Sansón en solo uno de los muchos casos reales que existen de indocumentados en Estados Unidos que están prisioneros o han perdido su identidad y su pasado. A través de la película nos damos cuenta que las injusticias lo van persiguiendo desde siempre, por eso una de las mayores satisfacciones para Rodrigo fue saber que al contar su historia Sansón se liberaba, en una especie de catarsis, “en este proceso creativo Sansón se fue liberando, fue adquiriendo poder y defendiendo su dignidad”.
“Lo interesante es entrar a la subjetividad de Sansón y que a pesar de no ver al Sansón real en la pantalla, si podemos ver sus emociones y sus recuerdos ligados a momentos de traumas y de resistencia. Fue un proceso muy bello de amistad, un juego de fantasía, que contrarresta con la realidad de un Sansón que representa a muchos otros que siguen atrapados en este camino que los priva de su libertad, que los ciclos de violencia se repiten”. aseguró Rodrigo.
Comentó que como cineasta al hacer una película se busca resolver todas las tramas, pero la realidad no es así… “después de acercarme a Sansón y proponerle la película se fueron destapando otras capas, entonces no estuvimos exentos de momentos de tensión y de algunos desencuentros, porque al pedirle contar su vida, evidentemente se desempolvan muchos recuerdos que tienen que ver con su infancia, su familia y me cuestiona la necesidad de exponer estos recuerdos tan traumáticos”.
Sin embargo, Rodrigo tuvo la sensibilidad para ganarse la confianza de Sansón y de su familia, porque esos recuerdos eran necesarios para entender al Sansón actual, “creo que mientras él va madurando yo voy aprendiendo, y esto afianza aún más nuestra amistad, porque hay una voluntad honesta de conocernos, más allá de nuestras diferencias”.
Así va caminando la película, a través de recuerdos, de conocerse y de crecer juntos, “siento que Sansón y yo es un documental sobre la creación de una película, porque son las dos cosas, por un lado estamos viendo una amistad que crece y a la par vamos conociendo la historia de Sansón y me encanta ese juego en el que el cine es espejo de nuestra amistad.
Rodrigo considera que a los cineastas muchas veces les da miedo utilizar elementos de la ficción en un documental, “porque sentimos que tenemos un compromiso con una verdad, que hay que ser puristas y tener mucho rigor, pero yo me pregunto si esas reglas no sirven más que para reforzar las divisiones y los problemas que queremos retratar, porque si seguimos el purismo del documental jamás hubiéramos podido contar la historia de Sansón y le estaríamos dando más poder al poder, y en este caso, la ficción nos sirvió para acercarnos a la verdad y cuestionarnos qué valor tiene contar esta historia”.
Finalmente, Rodrigo habló sobre sus actores, que fueron la hermana, el cuñado, los sobrinos y los amigos del Sansón real, “fue una apuesta que nos acercó más a la realidad, porque no se trata de una telenovela o una fantasía sobre las dificultades del migrante, es una historia de vida y creo que los espectadores se sentirán muy cerca de Sansón y de su familia, y llega el momento en que pareciera que estamos viendo al Sansón verdadero en la pantalla… y ahí radica el poder del cine que nos permite acercarnos a una verdad emocional y profunda”.
Sansón y yo tuvo su estreno mundial en Tribeca y después formó parte de la competencia en el Festival Internacional de Cine de Morelia, pero antes de eso la familia de Sansón tuvo oportunidad de verla en una proyección privada en Colima, “a la familia le sorprendió mucho la capacidad de Sansón para contarnos su vida con poesía, a compartirnos su intimidad pero también a cuestionarnos”.
En cuanto al Sansón real, solo ha tenido oportunidad de leer las cartas en las que Rodrigo le cuenta lo que está pasando con su película, también ha leído algunas reseñas, “pero no la ha podido ver como una consecuencia más de esa barrera de silencio que impone el sistema, seguimos luchando para encontrar una solución, afortunadamente el próximo año la película se transmitirá en televisión público y solo así Sansón podrá verla sin censura dentro de la prisión”.