Jean-Luc Godard, el cineasta que rompió convenciones estéticas
POR: NANCY MORA
13-09-2022 16:37:46
“El cine no es un arte que filma la vida, el cine está entre el arte y la vida”… este es uno de los pensamientos que nos heredó Jean-Luc Godard, el cineasta que rompió con convenciones estéticas de su época, uno de los máximos representantes del movimiento cinematográfico conocido como la Nouvelle Vague (La nueva ola francesa) y que murió hoy a los 91 años de edad, dejando un legado que se vuelve indispensable para entender una época, un cine y una ideología.
Jean-Luc Godard rompió los cánones del cine en Francia y el mundo, su pensamiento y su cine parten de la convicción de que el arte es lo único que nos hace permanecer en un estado febril cuando se derriba un sistema ideológico, cuando se vive entre la incertidumbre y la exaltación. Ese momento lo vivió el cineasta que eligió refugiarse en sus historias tras huir de Suiza para refugiarse en Paris debido a la Segunda Guerra Mundial.
Nació el 3 de diciembre de 1930 en París, aunque pasó sus primeros años en Suiza, fue mientras estudiaba en la Soborna cuando descubrió su pasión por el cine, era un frecuente asistente a la Cinemateca francesa y los cineclubs parisinos y en 1950 comenzó a escribir sobre cine en revistas como la Cahiers du Cinéma al lado de otros representantes de la Nouvelle Vague como Francois Truffaut, Eric Rohemer y Jacques Rivette.
Godard estuvo siempre en contra de los sistemas formales impuestos, “quieres pararte en un punto de la circulación porque estás cansado. Quieres cambiar la dirección. El ángulo es un punto corte a través de la realidad, como un barco en el mar. En términos sociales, esto es lo la revolución, la creación de un nuevo corte, una nueva manera de ir a través de la realidad”, solía decir el creador de películas como À bout de souffle (1960), Vivre sa vie (1962) o Pierrot le fou (1965).
Así, el pensamiento estético de Godard se negaba a acatar la ideología dominante del cine narrativo, filmó las formas en revolución, con la energía propia de los estados de expectativa comunal ante un cambio de época.
Su primer cortometraje fue Une Femme Coquette (1955) basado en una cuento Le Signe, de Guy de Maupassant, en el que una mujer intenta copias los gestos que le vio hacer a una prostituta para atraer a los hombres; le siguió su primer documental Operation Betón (1958), escrito, dirigido y financiado por él luego de trabajar en Suiza como albañil, en este trabajo Godard retrata la construcción de la presa de la Grande-Dixence.
Le siguieron otros cortometrajes, pero fue hasta 1960 con su primer largometraje Al final de la Escapada que Godard reinventó la mirada cinematográfica, que marcó su manera de filmar y que le mereció el Oso de Oro en el Festival Internacional de Cine de Berlin.
También rodó El soldadito, que fue prohibido en Francia y que protagonizó Anna Karina, con quien se casó en 1961. El mismo año rodó Una mujer es una mujer y La pereza (episodio de los siete pecados capitales). Su película Vivir su vida, de 1962, obtuvo el Premio especial del jurado y el de la crítica en el Festival de Venecia.
Al año siguiente dirigió Los carabineros, Le grand escroc, El desprecio; en 1964 Bande a part y Una mujer casada. De 1965 son Alphaville y Pierrot el loco. Masculino-Femenino, Made in USA, Dos o tres cosas que sé de ella y Anticipació fueron rodadas en 1966 y La chinoise y Week-end en 1967.
En 1968 realizó una película para la televisión francesa, Le gai savoir y One plus one en Gran Bretaña, con los Rolling Stones. A partir de entonces, dedicó toda su creación a un cine político al margen de todo, de los circuitos comerciales de distribución y del rigor tanto de la academia como de la antiacademia de la propia Nouvelle Vague. De esta época son Pravda, Viento del Este y Luchas en Italia, todas empeñadas en discutir el poder de la representación mismo: los obreros en huelga se filman a sí mismos, el cineasta como creador desaparece. En 1972, Godard volvió a la producción atildadamente comercial con Tout va bien, que no fue bien recibida en el Festival de Venecia.
Durante los años 80 Godard fue igual de político, pero con una vocación más global, provocadora incluso. Pasión, de 1982, y Prenom Carmen, del año siguiente, ofrecen a un director camino del desencanto, pero igual de terrible, terriblemente antiburgués. Dos años después su película Yo te saludo, María, basada en pasajes bíblicos, levantó una enorme polémica entre los católicos y fue retirada de los cines italianos tras la intervención del Papa. En 1985 rodó Detective, presentada en el Festival de Cannes, y en 1998 su Histoire(s) du cinéma ofreció la enésima revolución godardiana.
El inicio del nuevo siglo llegaron documentales como The Old Gold, en el que Godard y Miéville comparten una emocionada elegía sobre las derrotas y potencias del arte del siglo XX; y películas como Elogio de Amor, en la que un joven director de cine, busca una actriz para su próximo proyecto, un film sobre las 4 estaciones del amor (encuentro, pasión, separación y reconciliación), así como los cortometrajes Prieres pour Refusniks, Ecce Homo, Une Catastrophe, Tribute a Eric Rohmer y Khan Khanne.
En 2014 llevó a Cannes su película Adiós al lenguaje, con la que obtuvo el Premio del Jurado y que fue descrita por la crítica internacional como “una estimulante y lúdica reflexión sobre el estado del mundo y sobre las posibilidades de la imagen”, “Es caótica y loca, en exceso. Pero tiene su desconcertante integridad propia y un deslumbrante y apasionado pesimismo”.
En 2018 Godard presentó su última película El libro de imágenes también en Cannes, donde tuvo su última aparición ante la prensa a través de un enlace virtual, en el que se veía su rostro en primer plano para responder algunas preguntas. Habló sobre su película, un largometraje experimental en la que el cineasta juega con la yuxtaposición y edición de metraje de otras películas con material real sobre conflictos en el mundo árabe. “El cine consiste no tanto de que se muestre lo que sucede. Los filmes deberían mostrar lo que no está pasando”, aseguró en aquella ocasión.
Con más de 130 películas como legado y más de 50 premios internacionales, entre los que destacan ocho premios en el Festival de Berlín, dos Premios César y un Oscar Honorario, Jean-Luc Godard murió este martes, un consejero de la familia confirmó a la agencia France-Presse que el director de cine recurrió al suicidio asistido. "El señor Godard acudió a la asistencia jurídica en Suiza para la muerte voluntaria tras ser diagnosticado con múltiples patologías incapacitantes, según los términos del informe médico", explicó Patrick Jeanneret.
“El cine no es un arte que filma la vida, el cine está entre el arte y la vida”… este es uno de los pensamientos que nos heredó Jean-Luc Godard, el cineasta que rompió con convenciones estéticas de su época, uno de los máximos representantes del movimiento cinematográfico conocido como la Nouvelle Vague (La nueva ola francesa) y que murió hoy a los 91 años de edad, dejando un legado que se vuelve indispensable para entender una época, un cine y una ideología.
Jean-Luc Godard rompió los cánones del cine en Francia y el mundo, su pensamiento y su cine parten de la convicción de que el arte es lo único que nos hace permanecer en un estado febril cuando se derriba un sistema ideológico, cuando se vive entre la incertidumbre y la exaltación. Ese momento lo vivió el cineasta que eligió refugiarse en sus historias tras huir de Suiza para refugiarse en Paris debido a la Segunda Guerra Mundial.
Nació el 3 de diciembre de 1930 en París, aunque pasó sus primeros años en Suiza, fue mientras estudiaba en la Soborna cuando descubrió su pasión por el cine, era un frecuente asistente a la Cinemateca francesa y los cineclubs parisinos y en 1950 comenzó a escribir sobre cine en revistas como la Cahiers du Cinéma al lado de otros representantes de la Nouvelle Vague como Francois Truffaut, Eric Rohemer y Jacques Rivette.
Godard estuvo siempre en contra de los sistemas formales impuestos, “quieres pararte en un punto de la circulación porque estás cansado. Quieres cambiar la dirección. El ángulo es un punto corte a través de la realidad, como un barco en el mar. En términos sociales, esto es lo la revolución, la creación de un nuevo corte, una nueva manera de ir a través de la realidad”, solía decir el creador de películas como À bout de souffle (1960), Vivre sa vie (1962) o Pierrot le fou (1965).
Así, el pensamiento estético de Godard se negaba a acatar la ideología dominante del cine narrativo, filmó las formas en revolución, con la energía propia de los estados de expectativa comunal ante un cambio de época.
Su primer cortometraje fue Une Femme Coquette (1955) basado en una cuento Le Signe, de Guy de Maupassant, en el que una mujer intenta copias los gestos que le vio hacer a una prostituta para atraer a los hombres; le siguió su primer documental Operation Betón (1958), escrito, dirigido y financiado por él luego de trabajar en Suiza como albañil, en este trabajo Godard retrata la construcción de la presa de la Grande-Dixence.
Le siguieron otros cortometrajes, pero fue hasta 1960 con su primer largometraje Al final de la Escapada que Godard reinventó la mirada cinematográfica, que marcó su manera de filmar y que le mereció el Oso de Oro en el Festival Internacional de Cine de Berlin.
También rodó El soldadito, que fue prohibido en Francia y que protagonizó Anna Karina, con quien se casó en 1961. El mismo año rodó Una mujer es una mujer y La pereza (episodio de los siete pecados capitales). Su película Vivir su vida, de 1962, obtuvo el Premio especial del jurado y el de la crítica en el Festival de Venecia.
Al año siguiente dirigió Los carabineros, Le grand escroc, El desprecio; en 1964 Bande a part y Una mujer casada. De 1965 son Alphaville y Pierrot el loco. Masculino-Femenino, Made in USA, Dos o tres cosas que sé de ella y Anticipació fueron rodadas en 1966 y La chinoise y Week-end en 1967.
En 1968 realizó una película para la televisión francesa, Le gai savoir y One plus one en Gran Bretaña, con los Rolling Stones. A partir de entonces, dedicó toda su creación a un cine político al margen de todo, de los circuitos comerciales de distribución y del rigor tanto de la academia como de la antiacademia de la propia Nouvelle Vague. De esta época son Pravda, Viento del Este y Luchas en Italia, todas empeñadas en discutir el poder de la representación mismo: los obreros en huelga se filman a sí mismos, el cineasta como creador desaparece. En 1972, Godard volvió a la producción atildadamente comercial con Tout va bien, que no fue bien recibida en el Festival de Venecia.
Durante los años 80 Godard fue igual de político, pero con una vocación más global, provocadora incluso. Pasión, de 1982, y Prenom Carmen, del año siguiente, ofrecen a un director camino del desencanto, pero igual de terrible, terriblemente antiburgués. Dos años después su película Yo te saludo, María, basada en pasajes bíblicos, levantó una enorme polémica entre los católicos y fue retirada de los cines italianos tras la intervención del Papa. En 1985 rodó Detective, presentada en el Festival de Cannes, y en 1998 su Histoire(s) du cinéma ofreció la enésima revolución godardiana.
El inicio del nuevo siglo llegaron documentales como The Old Gold, en el que Godard y Miéville comparten una emocionada elegía sobre las derrotas y potencias del arte del siglo XX; y películas como Elogio de Amor, en la que un joven director de cine, busca una actriz para su próximo proyecto, un film sobre las 4 estaciones del amor (encuentro, pasión, separación y reconciliación), así como los cortometrajes Prieres pour Refusniks, Ecce Homo, Une Catastrophe, Tribute a Eric Rohmer y Khan Khanne.
En 2014 llevó a Cannes su película Adiós al lenguaje, con la que obtuvo el Premio del Jurado y que fue descrita por la crítica internacional como “una estimulante y lúdica reflexión sobre el estado del mundo y sobre las posibilidades de la imagen”, “Es caótica y loca, en exceso. Pero tiene su desconcertante integridad propia y un deslumbrante y apasionado pesimismo”.
En 2018 Godard presentó su última película El libro de imágenes también en Cannes, donde tuvo su última aparición ante la prensa a través de un enlace virtual, en el que se veía su rostro en primer plano para responder algunas preguntas. Habló sobre su película, un largometraje experimental en la que el cineasta juega con la yuxtaposición y edición de metraje de otras películas con material real sobre conflictos en el mundo árabe. “El cine consiste no tanto de que se muestre lo que sucede. Los filmes deberían mostrar lo que no está pasando”, aseguró en aquella ocasión.
Con más de 130 películas como legado y más de 50 premios internacionales, entre los que destacan ocho premios en el Festival de Berlín, dos Premios César y un Oscar Honorario, Jean-Luc Godard murió este martes, un consejero de la familia confirmó a la agencia France-Presse que el director de cine recurrió al suicidio asistido. "El señor Godard acudió a la asistencia jurídica en Suiza para la muerte voluntaria tras ser diagnosticado con múltiples patologías incapacitantes, según los términos del informe médico", explicó Patrick Jeanneret.
