Depredador: la presa, la cacería regresa a sus orígenes
POR: DE MONSTERMASH
10-08-2022 22:48:47
Cuando una icónica saga y un personaje pierde el rumbo, no hay sensación de felicidad, amor y emoción que se iguale al glorioso retorno a los orígenes de la misma. Tales el caso de Prey (Depredador: la presa), una cinta llena de emoción, suspenso y ciencia ficción que además de regresar a sus raíces expande y nutre las mismas.
Naru (Amber Midthunder), una joven comanche, deberá superar el más difícil ritual para convertirse en una guerrera cazadora al enfrentarse a una extraña criatura; criatura que en sí misma pertenece a la raza cazadora por excelencia. Ella caza para sobrevivir, él vive para cazar; ¿quién sobrevivirá?
Emocionante, llena de acción y repleta de sci-fi, así es Prey, un filme que se posiciona no como la mejor película de la saga Predator, pero que fácilmente puede ocupar el segundo o tercer lugar en ésta.
Con una historia trepidante y tristemente rápida y corta (pero sin relleno innecesario), la trama nos sumerge en una historia que a pesar de ciertos fallos históricos (que tampoco tiene porqué respetar) contiene personajes exquisitos tanto terrestres como extraterrestres.
Por una lado, Naru y su hermano Taabe (Dakota Beavers) son dos de los mejores personajes de la franquicia. Ambos, hombre y mujer, crean la suficiente empatía en el espectador sin que ninguno de sus personajes se sienta forzado ni incluido o excluido a petición de ninguna agenda política. Son, en pocas palabras, excelentes cazadores, cada uno con sus defectos y habilidades pero, los dos, soberbios peleadores; Taabe es magnífico; Naru es increíble.
En cuanto al extraterrestre, aka Feral Predator, es uno de los cazadores intergalácticos más interesantes vistos y por haber: es brutal, enorme, feroz, sádico, hábil, poderoso hasta ser aterrador y, aun así, también es un Depredador inexperto, impulsivo, lleno de rabia al momento del combate y hasta temeroso por momentos pero, aun así, este extraterrestre le regaló al mundo varios de los mejores momentos de toda la franquicia: ¡la pelea cuerpo a cuerpo con el oso es enfermizamente brutal!
Más importante es que Prey retorna a las raíces de la primera Predator, anteponiendo el suspenso y la trama durante la primera mitad de la cinta para, en la segunda, entregarnos momentos de ciencia ficción maravillosos y cuasi orgásmicos. La tecnología y estilo tribal de los yautjas está de vuelta de una forma un poco más rupestre pero que la hace más interesante e irónicamente más novedosa al mismo tiempo que el estilo del Feral Predator, como todos los cazadores intergalácticos vistos ya, es tanto más interesante por cuanto más extraño resulta.
Y todo, claro, sin olvidar grandes y emblemáticos homenajes y referencias a los primeros dos filmes de la franquicia.
¿Más aún?, todo esto se complementa con una hermosa fotografía y banda sonora que, a pesar de no evocar a la mítica banda sonora de las primeras cintas, en conjunto con la cinematografía logra adentrarnos de lleno en la cinta. Sin más, no queda otra cosa que decir que: ¡Gracias, Dan Trachtenberg! Pues le has brindado al mundo una bellísima y brutal película.
PD: miren la secuencia de créditos, pues hay posibilidad de una secuela más.
Cuando una icónica saga y un personaje pierde el rumbo, no hay sensación de felicidad, amor y emoción que se iguale al glorioso retorno a los orígenes de la misma. Tales el caso de Prey (Depredador: la presa), una cinta llena de emoción, suspenso y ciencia ficción que además de regresar a sus raíces expande y nutre las mismas.
Naru (Amber Midthunder), una joven comanche, deberá superar el más difícil ritual para convertirse en una guerrera cazadora al enfrentarse a una extraña criatura; criatura que en sí misma pertenece a la raza cazadora por excelencia. Ella caza para sobrevivir, él vive para cazar; ¿quién sobrevivirá?
Emocionante, llena de acción y repleta de sci-fi, así es Prey, un filme que se posiciona no como la mejor película de la saga Predator, pero que fácilmente puede ocupar el segundo o tercer lugar en ésta.
Con una historia trepidante y tristemente rápida y corta (pero sin relleno innecesario), la trama nos sumerge en una historia que a pesar de ciertos fallos históricos (que tampoco tiene porqué respetar) contiene personajes exquisitos tanto terrestres como extraterrestres.
Por una lado, Naru y su hermano Taabe (Dakota Beavers) son dos de los mejores personajes de la franquicia. Ambos, hombre y mujer, crean la suficiente empatía en el espectador sin que ninguno de sus personajes se sienta forzado ni incluido o excluido a petición de ninguna agenda política. Son, en pocas palabras, excelentes cazadores, cada uno con sus defectos y habilidades pero, los dos, soberbios peleadores; Taabe es magnífico; Naru es increíble.
En cuanto al extraterrestre, aka Feral Predator, es uno de los cazadores intergalácticos más interesantes vistos y por haber: es brutal, enorme, feroz, sádico, hábil, poderoso hasta ser aterrador y, aun así, también es un Depredador inexperto, impulsivo, lleno de rabia al momento del combate y hasta temeroso por momentos pero, aun así, este extraterrestre le regaló al mundo varios de los mejores momentos de toda la franquicia: ¡la pelea cuerpo a cuerpo con el oso es enfermizamente brutal!
Más importante es que Prey retorna a las raíces de la primera Predator, anteponiendo el suspenso y la trama durante la primera mitad de la cinta para, en la segunda, entregarnos momentos de ciencia ficción maravillosos y cuasi orgásmicos. La tecnología y estilo tribal de los yautjas está de vuelta de una forma un poco más rupestre pero que la hace más interesante e irónicamente más novedosa al mismo tiempo que el estilo del Feral Predator, como todos los cazadores intergalácticos vistos ya, es tanto más interesante por cuanto más extraño resulta.
Y todo, claro, sin olvidar grandes y emblemáticos homenajes y referencias a los primeros dos filmes de la franquicia.
¿Más aún?, todo esto se complementa con una hermosa fotografía y banda sonora que, a pesar de no evocar a la mítica banda sonora de las primeras cintas, en conjunto con la cinematografía logra adentrarnos de lleno en la cinta. Sin más, no queda otra cosa que decir que: ¡Gracias, Dan Trachtenberg! Pues le has brindado al mundo una bellísima y brutal película.
PD: miren la secuencia de créditos, pues hay posibilidad de una secuela más.