Venganza implacable: un actor protegido, pero estancado
POR: MAURICIO HERNÁNDEZ
20-10-2020 15:36:50
Quién diría que el 2020, con todo lo que ha pasado, traería dos películas (a México) con Liam Neeson, el sujeto conocido por encontrar a quien sea que le llame por teléfono y matarlos para rescatar/vengar a su familiar.
Neeson hizo fama interpretando a esa figura de diferentes nombres, haciendo básicamente lo mismo en todas las películas. Aunque ya sabías qué pasaría, los argumentos funcionaban lo suficiente para que fuera una experiencia entretenida como para no dejar de verla o pensar que estabas ante un churro. No sólo era su actuación que resultaba sumamente convincente, sino que el encargado de dirigir dichos largometrajes tenía capacidad para hacer algo simple, pero efectivo.
No es lo único que este actor ha hecho (a algunos se les olvida que estuvo en Silencio de Scorsese, por ejemplo), pero es indiscutible que el personaje de matón es el que más se le recuerda. Ahora regresa a las armas con Venganza implacable, dirigida por Mark Williams.
Tom Carter (Liam Neeson) es un ladrón retirado que conoce a Annie (Kate Walsh), la recepcionista de un negocio de bodegas. El amor florece entre ellos y deciden juntarse; sin embargo, el pasado de Tom lo atormenta, pues aún siente culpa por el dinero que robó a lo largo de los años. Para esto, busca devolver lo hurtado y entregarse a cambio de una condena reducida, pero se topará con unos ventajosos que querrán quedarse con el botín, amenazando a su prometida incluso.
De nuevo, premisa totalmente simple que no requiere un desarrollo extenso ni unas condiciones histriónicas enormes para que salga algo decente. Ahora, es obvio pero debe decirse: Liam Neeson ya no es, ni de cerca, un jovenzuelo para las secuencias de combate. Si bien, su aspecto aún es de alguien de mediana edad, el hombre tiene 68 años y no parece tener el pacto diabólico que tienen otros (Mick Jagger, te vemos) para seguir en un nivel extraordinario en sus respectivas actividades.
Es aquí en donde noto una de las mayores virtudes de la cinta: la “protección” que se le brinda a Neeson. Sigue siendo el protagonista y como tal, debe hacer una de esas escenas que son la ‘sustancia’ de la trama. Las hace, donde la lentitud y los movimientos oxidados lucen, pero en los otros momentos donde se requieren golpes y disparos, son realizados por los demás personajes. Es decir, las peleas lo deslindan lo suficiente para no exponerlo como el adulto mayor que es, algo que otras producciones -Los indestructibles, por ejemplo- no hicieron y tuvieron que adaptarlo como gag.
Ahora, el resto del desarrollo es bastante insípido, pues en ese mismo afán de no sobreexponer al estelarista, todo transcurre con resoluciones muy simples y convenientes para ir detonando el camino del héroe que debe salir triunfador. Contrario a los otros exponentes del subgénero “Liam Neeson encuentra a los malos para vengarse”, ahora no hay demasiada emoción ni giros ridículamente (y apenas) congruentes.
¿Cómo se le plantea a alguien que debe dejar algo que le funciona por cuestiones físicas o mentales? Es el dilema de los deportistas profesionales. Hay que saber cuándo irse y tal vez ya es momento de que Liam Neeson deje de perseguir gente hábil, pero convenientemente inútil al momento de enfrentarlo. No digo que deje de actuar, pues seguro hay papeles para él y que podrían utilizar su star power para sostenerlos. Venganza implacable no luce como la mejor de las despedidas para esta faceta de su carrera, pero es mejor así.
Quién diría que el 2020, con todo lo que ha pasado, traería dos películas (a México) con Liam Neeson, el sujeto conocido por encontrar a quien sea que le llame por teléfono y matarlos para rescatar/vengar a su familiar.
Neeson hizo fama interpretando a esa figura de diferentes nombres, haciendo básicamente lo mismo en todas las películas. Aunque ya sabías qué pasaría, los argumentos funcionaban lo suficiente para que fuera una experiencia entretenida como para no dejar de verla o pensar que estabas ante un churro. No sólo era su actuación que resultaba sumamente convincente, sino que el encargado de dirigir dichos largometrajes tenía capacidad para hacer algo simple, pero efectivo.
No es lo único que este actor ha hecho (a algunos se les olvida que estuvo en Silencio de Scorsese, por ejemplo), pero es indiscutible que el personaje de matón es el que más se le recuerda. Ahora regresa a las armas con Venganza implacable, dirigida por Mark Williams.
Tom Carter (Liam Neeson) es un ladrón retirado que conoce a Annie (Kate Walsh), la recepcionista de un negocio de bodegas. El amor florece entre ellos y deciden juntarse; sin embargo, el pasado de Tom lo atormenta, pues aún siente culpa por el dinero que robó a lo largo de los años. Para esto, busca devolver lo hurtado y entregarse a cambio de una condena reducida, pero se topará con unos ventajosos que querrán quedarse con el botín, amenazando a su prometida incluso.
De nuevo, premisa totalmente simple que no requiere un desarrollo extenso ni unas condiciones histriónicas enormes para que salga algo decente. Ahora, es obvio pero debe decirse: Liam Neeson ya no es, ni de cerca, un jovenzuelo para las secuencias de combate. Si bien, su aspecto aún es de alguien de mediana edad, el hombre tiene 68 años y no parece tener el pacto diabólico que tienen otros (Mick Jagger, te vemos) para seguir en un nivel extraordinario en sus respectivas actividades.
Es aquí en donde noto una de las mayores virtudes de la cinta: la “protección” que se le brinda a Neeson. Sigue siendo el protagonista y como tal, debe hacer una de esas escenas que son la ‘sustancia’ de la trama. Las hace, donde la lentitud y los movimientos oxidados lucen, pero en los otros momentos donde se requieren golpes y disparos, son realizados por los demás personajes. Es decir, las peleas lo deslindan lo suficiente para no exponerlo como el adulto mayor que es, algo que otras producciones -Los indestructibles, por ejemplo- no hicieron y tuvieron que adaptarlo como gag.
Ahora, el resto del desarrollo es bastante insípido, pues en ese mismo afán de no sobreexponer al estelarista, todo transcurre con resoluciones muy simples y convenientes para ir detonando el camino del héroe que debe salir triunfador. Contrario a los otros exponentes del subgénero “Liam Neeson encuentra a los malos para vengarse”, ahora no hay demasiada emoción ni giros ridículamente (y apenas) congruentes.
¿Cómo se le plantea a alguien que debe dejar algo que le funciona por cuestiones físicas o mentales? Es el dilema de los deportistas profesionales. Hay que saber cuándo irse y tal vez ya es momento de que Liam Neeson deje de perseguir gente hábil, pero convenientemente inútil al momento de enfrentarlo. No digo que deje de actuar, pues seguro hay papeles para él y que podrían utilizar su star power para sostenerlos. Venganza implacable no luce como la mejor de las despedidas para esta faceta de su carrera, pero es mejor así.