Héctor Suárez, el actor que desafió al poder
POR: NANCY MORA
03-06-2020 13:46:23
El amor por su país, México, era la mayor inspiración para Héctor Suárez, quien por más de seis décadas nos regaló interpretaciones inolvidables en teatro, cine y televisión, quien a través de la comedia y la sátira política criticó al poder y retrató a la sociedad mexicana y sus carencias con personajes como El No Hay, Soyla, Tomás, El ’ta difícil o El Flanagan, siempre cuestionando ¿Qué nos pasa? Libró grandes batallas contra el cáncer de vejiga que le detectaron hace cuatro años, afrontó como pocos 12 cirugías de las que salió victorioso, declaró a los medios que no le temía a la muerte, él estaba listo para partir cuando el momento llegara y ahora toca despedir a uno de los grandes actores mexicanos, que a sus 81 años de edad nos dijo hasta pronto.
Su entusiasmo por la vida y por hacer lo que más le gustaba nunca decayó, hace unos meses anunciaba su nuevo programa Ahí va el golpe, al que describía como un programa socialmente cómico, de solidaridad ciudadana, “tenemos que unirnos porque nos están separando a los mexicanos, no lo podemos permitir, sepan quién es su presidente, sepan votar. Un ladrón te roba la cartera, el celular, una cámara, la vida, pero un político te roba el alma, la calma, todo, la diferencia es que el primero te escoge a ti mientras que el segundo lo eliges tú, así que hay que aprender a elegir”, explicó Suárez en una de las últimas entrevistas que concedió en diciembre pasado. Lamentablemente el programa no salió al aire.
Definitivamente hacer sátira política no era ni será fácil en este país, Héctor Suárez recibió amenazas y golpes por ser un crítico de la política y el poder en un México donde el presidencialismo era el modelo de gobierno, “me han madreado pero aquí sigo, no me da miedo porque amo a mi país, eso supera cualquier miedo, porque para salvar una nación no necesitas estudiar una carrera, necesitas amar a tu país, y si lo amas no vas a dejar que ningún cabrón le haga daño”.
Don Héctor se fue dejando pendiente el homenaje que le realizarían en el 35 Festival Internacional de Cine en Guadalajara, encuentro que anunció hace meses que reconocería la trayectoria del actor con su máximo galardón, el Mayahuel de Plata en marzo pasado, sin embargo, el encuentro fílmico tuvo que posponerse por la pandemia Covid19 y ahora ha anunciado que el homenaje será de manera póstuma.
La partida de Héctor Suárez deja un vacío en el mundo del entrenamiento pero sobre todo en su familia, sus amigos y en los miles de mexicanos que crecieron viendo sus películas o sus programas de televisión. Su hijo Héctor Suárez Gomís, quien siguió sus pasos, publicó una carta de despedida, en la que comparte con sus seguidores que a unas horas de la partida de su padre lo que más extraña es su olor… “De niño cuando me abrazabas, tu olor se me quedaba impregnado durante horas. Además de sentir seguridad y todo tu amor, siempre, en cada abrazo; me sentía protegido cuando te olía (…) Me hará mucha falta verte, oírte, sentirte, tocarte, abrazarte, besarte y lo que más extraño ahorita; es no poder olerte. ¡Gracias por ser mi papá!”.
SUS INICIOS
Héctor Suárez Hernández nació el 21 de octubre de 1938 en la Ciudad de México, en el seno de una familia disfuncional en la que vivió una infancia llena de carencias y la estricta disciplina de su padre, Sergio “El capitán” Suárez.
Héctor deseaba ser arquitecto, sin embargo, mientras estudiaba el primer año en el Instituto Politécnico Nacional la novia de su hermano Sergio, quien era actriz, le pidió ayuda para ensayar una obra de teatro y al ver lo bien que lo hacía le insistió en dedicarse a la actuación.
Aunque de momento descartó esta idea, decidió asistir como oyente a la clase que el maestro Carlos Ancira impartía en la Academia Andrés Soler, donde subió al escenario, realizó algunos ejercicios de la clase y dejó a todos impactados, en entrevistas Héctor contaba que Ancira lo invitó a tomar un café en un local en Álvaro Obregón y Cordoba en la Roma, donde éste le propuso dedicarse a la actuación, así, al día siguiente dejó la carrera de Arquitecto para dedicarse de lleno a una profesión que siempre amó y en la que tuvo de maestros, además de Ancira, a Alfonso Arau y Alejandro Jodorowsky, con quienes trabajó en obras como Silencio, locos trabajando o Víctimas del deber.
Tenía 19 años cuando pisó por primera vez el escenario del emblemático Teatro Blanquita, también trabajó en la carpa y el circo, siendo el gran Jesús Martínez “Palillo” uno de sus principales influencias para inclinarse por el humor, la sátira política y social.
Luego de 10 años de hacer teatro y trabajar con directores de prestigio como, Héctor Suárez sintió curiosidad por hacer comedia en la televisión, “me acuerdo que hice fila en Televicentro y entré con Héctor Lechuga y Chucho Salinas a un programa que se llamó Chucherías (1960). Después hacemos Domingos Herdez (1962) donde hago pareja con Fernando Luján, un actorazo increíble y así empiezo mi carrera combinando el drama y el sainete”, recordó el actor en una entrevista.
Sin duda, uno de los programas que más éxito tuvo fue ¿Qué nos pasa? que permaneció al aire en Televisa de 1985 a 1987 y de 1998 a 1999 en el que Suárez interpretó entrañables personajes que hacían una crítica a la sociedad mexicana, como El Flanagan, un amante del rock, gran ejecutante de baile y quien siempre gritaba “¡Queremos rock!” y criticaba a los que se dejaban llevar por las modas; Doña Soyla, una tirana que deseaba conservar su lejana juventud a toda costa y malcriaba a sus hijos; Tomás, un niño afromexicano que no se detenía para decir las cosas como eran y muchas veces en doble sentido, o El no hay, un tipo de overol y gorra, apático ante cualquier trabajo que se le ofreciera.
Trabajó durante 35 años en Televisa y la dejó porque lo vetaron, siempre reconoció que tuvo una difícil relación con El Tigre, Emilio Azcárraga, pues éste tenía un carácter muy difícil, aseguran que se pelearon hasta en 10 ocasiones y se fue varias veces de la empresa, sin embargo, dijo que él no fue quien lo vetó, sino sus “sirvientes”, todas esas personas que querían quedar bien con el dueño. También fue vetado de TV Azteca, donde trabajó varios años pero también censuraron algunos de sus programas, que solían grabarse en su casa de Cocoyoc.
Su debut en el cine fue en la película El Asesino Invisible (1965), dirigida por René Cardona, donde compartió créditos con Ana Bertha Lepe, Guillermo Murray, Carlos Agostí y Jorge Rivero; le siguieron ese mismo año El pecador, Para todas hay, La maldición del oro, Pistoleros del oeste, El asalto y La alegría de vivir.
BONANZA
Desde mediados de la década de los 60, hasta finales de los 80 fueron muy fructíferas en la carrera de Héctor Suárez, podía filmar hasta en siete películas por año, además de los programas de televisión en turno, la mayoría de sus películas fueron de comedia y sin lugar a dudas entre las más populares y emblemáticas podemos citar Mecánica Nacional (1972), de Luis Alcoriza, uno de los clásicos del cine mexicano donde comparte créditos con Lucha Villa, Sara García y Manolo Fabregas, en esta cinta Suárez dio vida a Gregorio, papel por el que ganó el Ariel a Mejor coactuación masculina, que entrega la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.
También recordamos México, México, Ra-Ra-Ra (1976), un drama dirigido por Gustavo Alatriste que exhibe la corrupción del país a través de historias entrelazadas que reflejan los estereotipos del mexicano y donde Suárez interpreta distintos personajes y narra algunas historias.
El Mil Usos (1983), que un año después tuvo una secuela, donde interpretó a Tránsito Pérez, un hombre de pueblo que llega a la Ciudad de México en busca de nuevas oportunidades; Picardía Mexicana (1978), Picardía Mexicana II (1980); Lagunilla, Mi barrio (1981) y Lagunilla 2 (1982), Nosotros los pelados (1984); El Rey de la vecindad (1985), El no hay (1988), que él mismo dirigió.
En la década de 1990 solo participó en una película Hay para todas (1992) pero continuó con diversos programas de televisión, entre ellos La Cosa, La Otra Cosa y ¿Qué nos pasa? Mientras que en 2001, el director Gustavo Loza lo invita a participar en el filme Atlético San Pancho, donde da vida a Don Pepe y comparte créditos con Plutarco Haza, Lumi Cavazos y un joven Diego Luna; un año después tiene una participación en Ciudades oscuras, un drama dirigido por Fernando Sariñana; en 2012 actuó en Suave Patria y en 2016 prestó su voz para uno de los personajes de la cinta animada El Americano de Ricardo Arnaiz.
Su última participación en el cine fue en la cinta Mentada de padre (2019), dirigida por Fernando Rovzar. En esta comedia Suárez interpreta a “Don Lauro”, un empresario dueño de una estación de radio, prototipo del papá machista y mandón, un viudo que quiere que todo se haga como él dice y que está avergonzado de sus hijos, los cuales fueron interpretados por Antonio Gaona, Mauricio Barrientos “El diablito”, Mauricio Isaac y Osvaldo Benavides.
El amor por su país, México, era la mayor inspiración para Héctor Suárez, quien por más de seis décadas nos regaló interpretaciones inolvidables en teatro, cine y televisión, quien a través de la comedia y la sátira política criticó al poder y retrató a la sociedad mexicana y sus carencias con personajes como El No Hay, Soyla, Tomás, El ’ta difícil o El Flanagan, siempre cuestionando ¿Qué nos pasa? Libró grandes batallas contra el cáncer de vejiga que le detectaron hace cuatro años, afrontó como pocos 12 cirugías de las que salió victorioso, declaró a los medios que no le temía a la muerte, él estaba listo para partir cuando el momento llegara y ahora toca despedir a uno de los grandes actores mexicanos, que a sus 81 años de edad nos dijo hasta pronto.
Su entusiasmo por la vida y por hacer lo que más le gustaba nunca decayó, hace unos meses anunciaba su nuevo programa Ahí va el golpe, al que describía como un programa socialmente cómico, de solidaridad ciudadana, “tenemos que unirnos porque nos están separando a los mexicanos, no lo podemos permitir, sepan quién es su presidente, sepan votar. Un ladrón te roba la cartera, el celular, una cámara, la vida, pero un político te roba el alma, la calma, todo, la diferencia es que el primero te escoge a ti mientras que el segundo lo eliges tú, así que hay que aprender a elegir”, explicó Suárez en una de las últimas entrevistas que concedió en diciembre pasado. Lamentablemente el programa no salió al aire.
Definitivamente hacer sátira política no era ni será fácil en este país, Héctor Suárez recibió amenazas y golpes por ser un crítico de la política y el poder en un México donde el presidencialismo era el modelo de gobierno, “me han madreado pero aquí sigo, no me da miedo porque amo a mi país, eso supera cualquier miedo, porque para salvar una nación no necesitas estudiar una carrera, necesitas amar a tu país, y si lo amas no vas a dejar que ningún cabrón le haga daño”.
Don Héctor se fue dejando pendiente el homenaje que le realizarían en el 35 Festival Internacional de Cine en Guadalajara, encuentro que anunció hace meses que reconocería la trayectoria del actor con su máximo galardón, el Mayahuel de Plata en marzo pasado, sin embargo, el encuentro fílmico tuvo que posponerse por la pandemia Covid19 y ahora ha anunciado que el homenaje será de manera póstuma.
La partida de Héctor Suárez deja un vacío en el mundo del entrenamiento pero sobre todo en su familia, sus amigos y en los miles de mexicanos que crecieron viendo sus películas o sus programas de televisión. Su hijo Héctor Suárez Gomís, quien siguió sus pasos, publicó una carta de despedida, en la que comparte con sus seguidores que a unas horas de la partida de su padre lo que más extraña es su olor… “De niño cuando me abrazabas, tu olor se me quedaba impregnado durante horas. Además de sentir seguridad y todo tu amor, siempre, en cada abrazo; me sentía protegido cuando te olía (…) Me hará mucha falta verte, oírte, sentirte, tocarte, abrazarte, besarte y lo que más extraño ahorita; es no poder olerte. ¡Gracias por ser mi papá!”.
SUS INICIOS
Héctor Suárez Hernández nació el 21 de octubre de 1938 en la Ciudad de México, en el seno de una familia disfuncional en la que vivió una infancia llena de carencias y la estricta disciplina de su padre, Sergio “El capitán” Suárez.
Héctor deseaba ser arquitecto, sin embargo, mientras estudiaba el primer año en el Instituto Politécnico Nacional la novia de su hermano Sergio, quien era actriz, le pidió ayuda para ensayar una obra de teatro y al ver lo bien que lo hacía le insistió en dedicarse a la actuación.
Aunque de momento descartó esta idea, decidió asistir como oyente a la clase que el maestro Carlos Ancira impartía en la Academia Andrés Soler, donde subió al escenario, realizó algunos ejercicios de la clase y dejó a todos impactados, en entrevistas Héctor contaba que Ancira lo invitó a tomar un café en un local en Álvaro Obregón y Cordoba en la Roma, donde éste le propuso dedicarse a la actuación, así, al día siguiente dejó la carrera de Arquitecto para dedicarse de lleno a una profesión que siempre amó y en la que tuvo de maestros, además de Ancira, a Alfonso Arau y Alejandro Jodorowsky, con quienes trabajó en obras como Silencio, locos trabajando o Víctimas del deber.
Tenía 19 años cuando pisó por primera vez el escenario del emblemático Teatro Blanquita, también trabajó en la carpa y el circo, siendo el gran Jesús Martínez “Palillo” uno de sus principales influencias para inclinarse por el humor, la sátira política y social.
Luego de 10 años de hacer teatro y trabajar con directores de prestigio como, Héctor Suárez sintió curiosidad por hacer comedia en la televisión, “me acuerdo que hice fila en Televicentro y entré con Héctor Lechuga y Chucho Salinas a un programa que se llamó Chucherías (1960). Después hacemos Domingos Herdez (1962) donde hago pareja con Fernando Luján, un actorazo increíble y así empiezo mi carrera combinando el drama y el sainete”, recordó el actor en una entrevista.
Sin duda, uno de los programas que más éxito tuvo fue ¿Qué nos pasa? que permaneció al aire en Televisa de 1985 a 1987 y de 1998 a 1999 en el que Suárez interpretó entrañables personajes que hacían una crítica a la sociedad mexicana, como El Flanagan, un amante del rock, gran ejecutante de baile y quien siempre gritaba “¡Queremos rock!” y criticaba a los que se dejaban llevar por las modas; Doña Soyla, una tirana que deseaba conservar su lejana juventud a toda costa y malcriaba a sus hijos; Tomás, un niño afromexicano que no se detenía para decir las cosas como eran y muchas veces en doble sentido, o El no hay, un tipo de overol y gorra, apático ante cualquier trabajo que se le ofreciera.
Trabajó durante 35 años en Televisa y la dejó porque lo vetaron, siempre reconoció que tuvo una difícil relación con El Tigre, Emilio Azcárraga, pues éste tenía un carácter muy difícil, aseguran que se pelearon hasta en 10 ocasiones y se fue varias veces de la empresa, sin embargo, dijo que él no fue quien lo vetó, sino sus “sirvientes”, todas esas personas que querían quedar bien con el dueño. También fue vetado de TV Azteca, donde trabajó varios años pero también censuraron algunos de sus programas, que solían grabarse en su casa de Cocoyoc.
Su debut en el cine fue en la película El Asesino Invisible (1965), dirigida por René Cardona, donde compartió créditos con Ana Bertha Lepe, Guillermo Murray, Carlos Agostí y Jorge Rivero; le siguieron ese mismo año El pecador, Para todas hay, La maldición del oro, Pistoleros del oeste, El asalto y La alegría de vivir.
BONANZA
Desde mediados de la década de los 60, hasta finales de los 80 fueron muy fructíferas en la carrera de Héctor Suárez, podía filmar hasta en siete películas por año, además de los programas de televisión en turno, la mayoría de sus películas fueron de comedia y sin lugar a dudas entre las más populares y emblemáticas podemos citar Mecánica Nacional (1972), de Luis Alcoriza, uno de los clásicos del cine mexicano donde comparte créditos con Lucha Villa, Sara García y Manolo Fabregas, en esta cinta Suárez dio vida a Gregorio, papel por el que ganó el Ariel a Mejor coactuación masculina, que entrega la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.
También recordamos México, México, Ra-Ra-Ra (1976), un drama dirigido por Gustavo Alatriste que exhibe la corrupción del país a través de historias entrelazadas que reflejan los estereotipos del mexicano y donde Suárez interpreta distintos personajes y narra algunas historias.
El Mil Usos (1983), que un año después tuvo una secuela, donde interpretó a Tránsito Pérez, un hombre de pueblo que llega a la Ciudad de México en busca de nuevas oportunidades; Picardía Mexicana (1978), Picardía Mexicana II (1980); Lagunilla, Mi barrio (1981) y Lagunilla 2 (1982), Nosotros los pelados (1984); El Rey de la vecindad (1985), El no hay (1988), que él mismo dirigió.
En la década de 1990 solo participó en una película Hay para todas (1992) pero continuó con diversos programas de televisión, entre ellos La Cosa, La Otra Cosa y ¿Qué nos pasa? Mientras que en 2001, el director Gustavo Loza lo invita a participar en el filme Atlético San Pancho, donde da vida a Don Pepe y comparte créditos con Plutarco Haza, Lumi Cavazos y un joven Diego Luna; un año después tiene una participación en Ciudades oscuras, un drama dirigido por Fernando Sariñana; en 2012 actuó en Suave Patria y en 2016 prestó su voz para uno de los personajes de la cinta animada El Americano de Ricardo Arnaiz.
Su última participación en el cine fue en la cinta Mentada de padre (2019), dirigida por Fernando Rovzar. En esta comedia Suárez interpreta a “Don Lauro”, un empresario dueño de una estación de radio, prototipo del papá machista y mandón, un viudo que quiere que todo se haga como él dice y que está avergonzado de sus hijos, los cuales fueron interpretados por Antonio Gaona, Mauricio Barrientos “El diablito”, Mauricio Isaac y Osvaldo Benavides.