El sembrador, un ejemplo de equidad y humanismo indígena
POR: EL TONEJO
02-06-2020 16:01:33
Ese niño tan lejano de nosotros y tan necesitado de nuestra ayuda y de nuestro afecto, difícil de escuchar y de comprender, tiene en sí una fuerza revolucionaria: Si estamos dispuestos a ponernos a su altura y darle la palabra, será capaz de ayudarnos a comprender el mundo y nos dará la fuerza para cambiarlo.
Francesco Tonucci.
Cambiar la visión del mundo a través de los niños es sin duda una labor que debe ser visible a toda costa, transformar la cosmovisión de las nuevas generaciones a través de la humanización es una tarea urgente que nos involucra a todos, sobre todo cuando en pleno 2020 el racismo y la discriminación están más que vigentes, ocultos detrás de falsos discursos, campañas engañosas y un verdadero cambio social que aún se ve distante.
Es por ello que – aunque suene trillado – nuestra única salvación como sociedad para lograr un cambio real y tangible es a través de los niños, son las nuevas generaciones las que deben cosechar este cambio, y nosotros, los actuales, sembrar. De este cambio de cosmovisión es de lo que nos habla el documental de Melissa Elizondo, El Sembrador (2018).
Bartolomé Vázquez es un maestro de la Comunidad Monte de los Olivos, Municipio de Venustiano Carranza, en Chiapas, que tiene la titánica labor de transformar las mentes de los niños a través de la educación primaria, el humanismo, y el amor propio de las raíces. Romper paradigmas impuestos por males sociales como el machismo y la violencia son el motor de este auténtico luchador social de a pie.
El monte, las hojas, el viento, el ruido del río, los pájaros al amanecer, la leña ardiendo, la lengua maya Tseltal y las risas de los niños son los acordes que musicalizan este retrato de una de las miles de comunidades indígenas del país. Quizá lo más interesante de este documental es que retrata a unos niños que toman clase en un aula remota de una comunidad chiapaneca, sin embargo, la fórmula se invierte, ya que son ellos los que terminan dando clase al espectador.
Por ejemplo, un niño de entre 8 y 10 años dice, “Me han criticado por seguir estudiando, por hacer las cosas diferentes, pero yo vencí mis miedos y seguiré estudiando a pesar de todo, son los que me critican los que no han vencido sus miedos”.
Además de clases y juegos, el Maestro Bartolomé realiza para los niños talleres de música, ciencia, gastronomía y carpintería entre otros, con el objetivo de combatir cada día la ignorancia y las costumbres impostadas donde el hombre tiene más oportunidades que la mujer, costumbres donde la mujer desde sus primeros años es confinada a la cocina y el hombre a las labores del campo, costumbres que deben ser erradicadas desde la cepa, o los niños. Es así como en esta comunidad se enseña a los niños a hacer tortillas a mano y a las niñas a las labores del campo.
La escuela como punta de lanza para el desarrollo de un pueblo, la figura del maestro Bartolomé y la imaginación de estas niñas y niños son los ingredientes de esta increíble master class humanista. Es necesario reconocer que aún faltan muchos temas por atender y que son muy visibles en este documental, detalles como las carencias, la desnutrición, la falta de oportunidades, la desigualdad y la discriminación. Sin embargo, el mensaje es claro y contundente: El Sembrador no sólo es literal, sino coloquial, y es tarea de todos, sembrar conocimiento y humanismo en las nuevas generaciones, para después cosechar una sociedad más igualitaria y con oportunidades para todos.
Este trabajo fue Ganador del Premio a Documental Realizado por una Mujer, Premio del Público a Largometraje Documental Mexicano y Premio Guerrero de la Prensa a Largometraje Documental Mexicano durante el Festival Internacional de Cine de Morelia en 2018.
Ese niño tan lejano de nosotros y tan necesitado de nuestra ayuda y de nuestro afecto, difícil de escuchar y de comprender, tiene en sí una fuerza revolucionaria: Si estamos dispuestos a ponernos a su altura y darle la palabra, será capaz de ayudarnos a comprender el mundo y nos dará la fuerza para cambiarlo.
Francesco Tonucci.
Cambiar la visión del mundo a través de los niños es sin duda una labor que debe ser visible a toda costa, transformar la cosmovisión de las nuevas generaciones a través de la humanización es una tarea urgente que nos involucra a todos, sobre todo cuando en pleno 2020 el racismo y la discriminación están más que vigentes, ocultos detrás de falsos discursos, campañas engañosas y un verdadero cambio social que aún se ve distante.
Es por ello que – aunque suene trillado – nuestra única salvación como sociedad para lograr un cambio real y tangible es a través de los niños, son las nuevas generaciones las que deben cosechar este cambio, y nosotros, los actuales, sembrar. De este cambio de cosmovisión es de lo que nos habla el documental de Melissa Elizondo, El Sembrador (2018).
Bartolomé Vázquez es un maestro de la Comunidad Monte de los Olivos, Municipio de Venustiano Carranza, en Chiapas, que tiene la titánica labor de transformar las mentes de los niños a través de la educación primaria, el humanismo, y el amor propio de las raíces. Romper paradigmas impuestos por males sociales como el machismo y la violencia son el motor de este auténtico luchador social de a pie.
El monte, las hojas, el viento, el ruido del río, los pájaros al amanecer, la leña ardiendo, la lengua maya Tseltal y las risas de los niños son los acordes que musicalizan este retrato de una de las miles de comunidades indígenas del país. Quizá lo más interesante de este documental es que retrata a unos niños que toman clase en un aula remota de una comunidad chiapaneca, sin embargo, la fórmula se invierte, ya que son ellos los que terminan dando clase al espectador.
Por ejemplo, un niño de entre 8 y 10 años dice, “Me han criticado por seguir estudiando, por hacer las cosas diferentes, pero yo vencí mis miedos y seguiré estudiando a pesar de todo, son los que me critican los que no han vencido sus miedos”.
Además de clases y juegos, el Maestro Bartolomé realiza para los niños talleres de música, ciencia, gastronomía y carpintería entre otros, con el objetivo de combatir cada día la ignorancia y las costumbres impostadas donde el hombre tiene más oportunidades que la mujer, costumbres donde la mujer desde sus primeros años es confinada a la cocina y el hombre a las labores del campo, costumbres que deben ser erradicadas desde la cepa, o los niños. Es así como en esta comunidad se enseña a los niños a hacer tortillas a mano y a las niñas a las labores del campo.
La escuela como punta de lanza para el desarrollo de un pueblo, la figura del maestro Bartolomé y la imaginación de estas niñas y niños son los ingredientes de esta increíble master class humanista. Es necesario reconocer que aún faltan muchos temas por atender y que son muy visibles en este documental, detalles como las carencias, la desnutrición, la falta de oportunidades, la desigualdad y la discriminación. Sin embargo, el mensaje es claro y contundente: El Sembrador no sólo es literal, sino coloquial, y es tarea de todos, sembrar conocimiento y humanismo en las nuevas generaciones, para después cosechar una sociedad más igualitaria y con oportunidades para todos.
Este trabajo fue Ganador del Premio a Documental Realizado por una Mujer, Premio del Público a Largometraje Documental Mexicano y Premio Guerrero de la Prensa a Largometraje Documental Mexicano durante el Festival Internacional de Cine de Morelia en 2018.