El hooligan de la moda, Alexander McQueen
POR: CARMEN VARELA
11-02-2020 15:20:20
¿Qué hace que ser un genio con fama y fortuna sea insuficiente para ser feliz? Eso sigue siendo una incógnita en personajes que se han convertido en leyenda por lo contrastante de su legado y la forma cómo han acabado con sus vidas, como lo evidencia el documental McQueen, que rinde homenaje al diseñador británico Lee Alexander Mc Queen (1969-2010), a una década de su partida.
La pieza, dirigida por Ian Bonhôte y peter Ettedqui, fue estrenada hace poco más de año y medio en el Reino Unido y otros países del orbe, y por fin llegará a salas mexicanas, el 11 de febrero, justo un día después de que se cumplan los 10 años del suicidio de McQueen, en Londres, cuando había logrado consolidar un estilo revolucionario en la moda y se había adueñado de las pasarelas más importantes del mundo.
El trabajo es un conmovedor compilado de entrevistas que van perfilando al genio escocés, con toda su grandeza, pero también con la desoladora fragilidad que acabó con él unos días después de la pérdida de su madre, el eje de su existencia desde siempre, pero especialmente desde que develó su homosexualidad, siendo muy joven.
Desfilan a lo largo de la cinta los comentarios y recuerdos, así todos con la cámara en close up y médium shots, de un círculo cercano de amigos y colaboradores que dan cuenta de cómo se fue construyendo el éxito de McQueen, con su avasallante energía, un ímpetu desbordante que lo llevó desde temprana edad a la confección de ropa, primero para sus hermanas, impulsado por el sastre de su barrio, luego a buscar oportunidades en importantes talleres de alta costura de los que abrevó lo básico para después hacer estallar su talento y creatividad.
Los testimonios del propio artista, quien habla de sus estados de ánimo, de sus ansías por alejarse del estándar, por salirse de lo establecido y dejar huella en un mundo que fue hostil, que siempre lo puso a prueba, que lo llevó al límite de crear hasta 14 colecciones por año, y que finalmente lo encumbró en grandes casas como Givenchy.
La consolidación de su casa McQueen, con desfiles que marcaron un antes y un después en la moda británica como en La violación de las Tierras Altas y Voss, dos trabajos que si bien no causaron infartos como él hubiera querido, sí lograron su cometido de mostrar la originalidad de un Mc Queen tan brillante como oscuro.
Así, la cinta británica, que podrá verse aquí en complejos de Cinemex, es una oportunidad única para conocer el legado de uno de los grandes iconos de la moda del siglo XX, pero también para desentrañar un poco ese fenómeno de los genios incomprendidos, que pese a estar rodeados de fama y fortuna acaban en completa soledad, apartándose de los reflectores para trascender a otro plano, como lo hiciera McQueen, ahorcándose en su departamento, tras una buena dosis de drogas, en el que dicen fue el tercer intento del diseñador por acabar con su existencia.
Se sabe que estaba deprimido tras la muerte de su mentora y gran amiga Isabelle Bellow, ex editora de la revista Vogue, y el deceso de su madre detonó sus impulsos por acabar con toda la presión que lo rodeaba y que sólo parecía encontrar unos momentos de alivio mientras ocurrían las pasarelas para enseguida difuminarse cuando ya tenía que empezar a planear su siguiente dark show, lleno de sexo, drogas y rocanrol, y ante los cuales nadie podía quedar impávido.
McQueen era VIH positivo, había sufrido abuso sexual de niño por parte de un cuñado, cargaba con el estigma de su sobrepeso, e incluso, según los testimonios, padecía paranoia, lo cual, mezclado con su descomunal éxito, la auto exigencia en un mundo que no lo aceptaría si no era el mejor o al menos el más original, dio como resultado una presión que acabó por hacerlo explotar.
En el documental, recomendable para todo público y no solo para amantes de la moda, también se advierte el magnetismo que lo envolvía y que hizo que varios de sus colaboradores entraran en la misma histeria y perfeccionismo, que muchos profesionales que lo rodeaban, aunque disentían de él en algunas cuestiones y no les gustaba lidiar con su temperamento, se mantenían fieles a una cosa: el espíritu imbatible de McQueen, quien resultó inspirador para muchos no por su anhelo de perfección, sino de originalidad, por su rebeldía que finalmente se tradujo en genialidad.
¿Qué hace que ser un genio con fama y fortuna sea insuficiente para ser feliz? Eso sigue siendo una incógnita en personajes que se han convertido en leyenda por lo contrastante de su legado y la forma cómo han acabado con sus vidas, como lo evidencia el documental McQueen, que rinde homenaje al diseñador británico Lee Alexander Mc Queen (1969-2010), a una década de su partida.
La pieza, dirigida por Ian Bonhôte y peter Ettedqui, fue estrenada hace poco más de año y medio en el Reino Unido y otros países del orbe, y por fin llegará a salas mexicanas, el 11 de febrero, justo un día después de que se cumplan los 10 años del suicidio de McQueen, en Londres, cuando había logrado consolidar un estilo revolucionario en la moda y se había adueñado de las pasarelas más importantes del mundo.
El trabajo es un conmovedor compilado de entrevistas que van perfilando al genio escocés, con toda su grandeza, pero también con la desoladora fragilidad que acabó con él unos días después de la pérdida de su madre, el eje de su existencia desde siempre, pero especialmente desde que develó su homosexualidad, siendo muy joven.
Desfilan a lo largo de la cinta los comentarios y recuerdos, así todos con la cámara en close up y médium shots, de un círculo cercano de amigos y colaboradores que dan cuenta de cómo se fue construyendo el éxito de McQueen, con su avasallante energía, un ímpetu desbordante que lo llevó desde temprana edad a la confección de ropa, primero para sus hermanas, impulsado por el sastre de su barrio, luego a buscar oportunidades en importantes talleres de alta costura de los que abrevó lo básico para después hacer estallar su talento y creatividad.
Los testimonios del propio artista, quien habla de sus estados de ánimo, de sus ansías por alejarse del estándar, por salirse de lo establecido y dejar huella en un mundo que fue hostil, que siempre lo puso a prueba, que lo llevó al límite de crear hasta 14 colecciones por año, y que finalmente lo encumbró en grandes casas como Givenchy.
La consolidación de su casa McQueen, con desfiles que marcaron un antes y un después en la moda británica como en La violación de las Tierras Altas y Voss, dos trabajos que si bien no causaron infartos como él hubiera querido, sí lograron su cometido de mostrar la originalidad de un Mc Queen tan brillante como oscuro.
Así, la cinta británica, que podrá verse aquí en complejos de Cinemex, es una oportunidad única para conocer el legado de uno de los grandes iconos de la moda del siglo XX, pero también para desentrañar un poco ese fenómeno de los genios incomprendidos, que pese a estar rodeados de fama y fortuna acaban en completa soledad, apartándose de los reflectores para trascender a otro plano, como lo hiciera McQueen, ahorcándose en su departamento, tras una buena dosis de drogas, en el que dicen fue el tercer intento del diseñador por acabar con su existencia.
Se sabe que estaba deprimido tras la muerte de su mentora y gran amiga Isabelle Bellow, ex editora de la revista Vogue, y el deceso de su madre detonó sus impulsos por acabar con toda la presión que lo rodeaba y que sólo parecía encontrar unos momentos de alivio mientras ocurrían las pasarelas para enseguida difuminarse cuando ya tenía que empezar a planear su siguiente dark show, lleno de sexo, drogas y rocanrol, y ante los cuales nadie podía quedar impávido.
McQueen era VIH positivo, había sufrido abuso sexual de niño por parte de un cuñado, cargaba con el estigma de su sobrepeso, e incluso, según los testimonios, padecía paranoia, lo cual, mezclado con su descomunal éxito, la auto exigencia en un mundo que no lo aceptaría si no era el mejor o al menos el más original, dio como resultado una presión que acabó por hacerlo explotar.
En el documental, recomendable para todo público y no solo para amantes de la moda, también se advierte el magnetismo que lo envolvía y que hizo que varios de sus colaboradores entraran en la misma histeria y perfeccionismo, que muchos profesionales que lo rodeaban, aunque disentían de él en algunas cuestiones y no les gustaba lidiar con su temperamento, se mantenían fieles a una cosa: el espíritu imbatible de McQueen, quien resultó inspirador para muchos no por su anhelo de perfección, sino de originalidad, por su rebeldía que finalmente se tradujo en genialidad.