Green Book: Un camino sin prejuicios

POR: SAÚL ARELLANO MONTORO

08-02-2019 13:39:50

Green book un camino sin prejuicio


El tema de la segregación racial es una constante en Hollywood desde los inicios del cine. De manera importante con el panfleto de supremacía blanca de D.W. Griffith El nacimiento de una nación (1915) – que resulta ser una de las más importantes películas de todos los tiempos porque enseñó a los realizadores del futuro a tener un ritmo a partir de la edición – pasando por la baja producción en la década de los años 40 y 50 para ir abriendo pantalla a partir de los 60 y de ahí salir de la etiqueta de la “Blaxploitation” para que a partir de la década de los 80 integrarse sin ningún tipo de “género” racista en cine común y corriente sin importar colores, razas o formas de pensar... En teoría desde luego.

Pero resulta muy atractivo y potencialmente impactante el que se trate todavía este tema en producciones actuales a manera de “lección aprendida” para no olvidar tiempos horrendos en la historia de Estados Unidos y de la humanidad en general. Y hay muchas formas de abordar el tema de la segregación en los años 50 y 60, algunas cruentas, otras desgarradoras y en pocas ocasiones de forma natural y con tintes de humor inteligente sin caer en la comedia; este es el caso de la suprema GREEN BOOK: UNA AMISTAD SIN FRONTERAS del sorpresivo director Peter Farrelly, que ha dirigido películas como Loco por Mary (1998), Dumb & Dumber (1994) o Amor Ciego (2001) por mencionar solo tres “joyas” de la comedia del pastelazo y la vulgaridad.


Sorprendente ¿Verdad?


“THE WORLD IS FULL OF LONELY PEOPLE AFRAID TO MAKE THE FIRST MOVE”


Esta es una historia REAL, hay que dejarlo muy claro desde el principio.


La película entra de lleno – sin título, sin créditos ni nada, directo a la historia - en la personalidad de uno de los personajes principales que representa al hombre común que debe sobrevivir en un momento donde la economía aunque boyante, no es accesible a todos. Atrapado en un estereotipo social donde sus expectativas de crecimiento no son claras, pero con la certeza que no dejará sin comer a su familia; su nombre Tony "Lip" Vallelonga. Más tarde conocemos al otro personaje que da fortaleza a esta historia, el solitario y quisquilloso genio de la música Don Shirley; de modales exquisitos pero arrogante al saberse académicamente superior. 


Estas dos personalidades se van descubriendo mientras están encerrados entre el chasis de un auto, la cinta asfáltica de la carretera y habitaciones de hoteles autorizados en la guía verde – la GREEN BOOK que da título al filme – para realizar el Tour de Force que permita a Shirley realizar su cruzada personal contra la segregación racial rampante en gran parte del sur de los Estados Unidos.


Farrelly  permite que sus protagonistas establezcan el ritmo y crezcan individualmente ayudados entre ellos pero respetando siempre la ideología y personalidad de cada uno. Es decir, que conviven en la medida que sus usos y costumbres les dan el espacio para tratar de mostrarse. Esto es más abierto en Tony "Lip" que se presenta más abierto y confiado porque así creció en su comunidad y aun siendo italiano, con la libertad de moverse por diferentes ámbitos sociales a conciencia mientras que Don Shirley vive en una constante lucha no solo por el color de su piel , su condición de hombre educado por encima del promedio estadounidense – sin que el color sea el parámetro – o su situación sentimental sino por entender de una forma personal que el cambio está en uno más que en la comunidad o la ayuda del prójimo.


Green Book


Ambos hombres irradian una ternura y versatilidad poco acostumbrada en una película que toca temas tan complejos como la segregación racial o la aceptación de la condición social y en esto el director supo lograr que sus actores desarrollaran dicha característica con lo que convierte a la película en una historia amigable, divertida e inteligente que hace una fuerte denuncia social – con una vigencia asombrosa – sin caer en lugares comunes ni en el otro extremo de ser chabacana y por lo mismo ofensiva al espectador. La narrativa es fluida gracias al ritmo que imponen ambos actores y que permiten al espectador tener una empatía instantánea para convertirse en el tercer tripulante de esa Road Movie impecable.


EN RESUMEN: “SO, IF I´M NOT BLACK ENOUGH AND IF I´M NOT WHITE ENOUGH, THEN TELL ME... WHAT AM I?”


El constante cambio inconsciente de papeles es un gran logro del guion de Nick Vallelonga y Brian Hayes Currie que Farrelly supo interpretar a la perfección; pasando del reclamo victimizado racista para de pronto convertirse en un ataque clasista de Don Shirley  hacia Tony "Lip" en un constante “peloteo” de clisés ajenos a la relación entre estos hombres de diferente cultura pero semejante respeto por el prójimo y por sobre todas las cosas, un claro desprecio a quienes pretenden minimizar a la comunidad y luchar contra cualquier tipo de injusticia desde sus respectivas trincheras. Desde el núcleo de la familia o en el frente cultural de la música.


Y este es otro gran acierto de Peter Farrelly; respetar el hecho real y establecer al público el contexto entre estos dos hombres a partir de la música. La música considerada como “clásica” cuya ejecución al piano lo convierte en un virtuoso para interpretar complicadas - pero accesibles al oído – piezas de Jazz para “blancos” que aceptan sin problema esa parte de “los negros” hasta llegar a las canciones populares del cancionero estadounidense de las décadas de los años 50 interpretadas por negros y blancos por igual y que son uno de los lazos de acercamiento entre ambos hombres.



Acercamiento a veces ríspido por, justamente, provenir de ámbitos diferentes que rayan en lo clasista donde la “educación” musical también pelotea entre ambos personajes y que, inconscientemente, amplían la visión del mundo de cada uno definiendo que la música es el lenguaje universal y que no tiene color ni raza sino una sincopa que proviene del sentimiento directo de su creador y es aceptada por personas igualmente sensibles. Tal como el mensaje de GREEN BOOK.


EN RESUMEN


Peter Farrelly logró que un tema complicado como la segregación racial y el clasismo aterrizara en la comprensión y empatía del espectador sin necesidad de discursos incendiarios ni escenas de violencia cruel como discurso narrativo dominante. Farrelly decidió irse por la relación que resultó entrañable con el tiempo de dos hombres de diferente raza pero igual situación social con respecto a las minorías despreciadas en un sistema social donde se valora al que más tiene y se mira con paternalista actitud al que menos en el mejor de los casos. 


GREEN BOOK es perfecta en varios frentes de su realización pero lo más importante no es la manufactura nada más sino el mensaje que deja en cada uno de nosotros y los sentimientos que emanan de nuestra alma en cada secuencia que llena la pantalla.


 


Una película que llega directamente al corazón del espectador. 


   



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