La favorita: la pomposa perversidad
POR: MAURICIO HERNÁNDEZ
04-02-2019 11:53:41
A pesar de que permanece -por alguna razón- en nuestros días, la monarquía es una de las figuras más discutidas y analizadas desde diferentes perspectivas como la política y la histórica. La intención de su época de mayor esplendor -la anterior al Siglo XX- era que se les concibiera como personas impolutas y ser la máxima aspiración de estatus que pudiera haber, pero son ahora sabidos los resabios que incluía su estilo de vida. La locura de la locura, pero maquillada y bien vestida.
La favorita, basada en hechos reales, es un relato históricamente situado en la época de La Restauración Monárquica en Inglaterra; dirigida por Yorgos Lanthimos, alguien que ya ha destacado por desarrollar tramas que desbordan extravagancia y virtud al mismo tiempo. Sus trabajos más reconocidos incluyen una exposición del comportamiento dentro de la convención social de las relaciones amorosas que demuestra y critica -con gran ironía- la naturaleza humana y su dificultoso proceso de amar (La langosta); y, una tragedia griega contenida en una crónica del desastre anunciado que muestra la tendencia natural hacia la maldad que poseemos como especie (El sacrificio del ciervo sagrado).
Durante la Guerra entre Francia y la Gran Bretaña en el mencionado periodo del Siglo XVIII y el reinado de Ana Estuardo (tremenda Olivia Colman), llega a la Corte Abigail Masham (sorprendente Emma Stone), una empobrecida exdama que perdió su título por los problemas financieros de su familia, en busca de su prima Sarah (fantástica Rachel Weisz), la mano derecha de la Reina, quien parece haber asumido ese rol debido a la decadente salud de la indiferente mandamás.
Con una división episódica titulada como la sustancia de cada uno (con una línea importante de cada segmento), la cinta elabora las pugnas por ser la íntima real -en el amplio sentido del término-, la estrategia del conflicto bélico y, entre otras, la extravaganza de ese sector extremadamente acomodado.
Y es éste último matiz el más notorio; si bien, el hilo conductor de la historia es la disputa entre ambas sirvientas, éste también se ve permeado por una representación de la absurdidad de la opulencia, apoyado principalmente por el excelso diseño de producción.
Los diferentes salones del edificio se ven tan ridículamente suntuosos como posible y seguramente eran, decorados con los acabados más detallados y la mueblería más absurdamente estilizada. Junto con el diseño fotográfico, con abundantes planos generales y en ejes bajos, se construye una idea del espacio que termina por absorber al ser.
Es decir, estos lugares tan grandes y con un poder simbólico desmedido tragan a los diminutos sujetos que sólo tratan de lidiar con el puesto asignado -a veces- por el pueblo y por las circunstancias, envueltos en lujos y rígidos rituales de comportamiento. La apariencia que contrasta con la depravación interna.
Esta perversión queda evidente en todo momento con los tres personajes principales. La Reina Ana, quien constantemente demuestra apatía con su puesto, es una mujer derruida internamente por su incapacidad -e infortunio- de generar descendencia y las muertes que hubo en su familia, miseria emocional que la hace hambrienta de cualquier forma de cariño -aún si es obtenido a la fuerza- y que se traslada al plano físico, justificada por el ataque de gota que sufre.
Abigail (debo insistir en la gran actuación de Emma Stone), chica inocente y deseosa de probar su valía en un ambiente hostil que termina corrompiendo su voluntad en favor de la supervivencia real y la ambición por ser la favorita (de ahí el título); y Sarah, la jefa de facto, mujer de carácter fuerte y obsesionada por mantener el estatus, el linaje y guiar el Estado hacia los rumbos que ella cree convenientes mientras sea hacia su beneficio. La relación de amor dependiente entre ella y Ana es sumamente interesante y fundamentada únicamente en el afán de la superioridad y de obtener la sanación momentánea a costa de la otra. Totalmente de palacio.
Aunque se puede decir que La favorita es la película de Lanthimos con más convenciones del cine narrativo y menos espesa en su tratamiento, mantiene su formación estilística tanto en realización como en núcleos subtextuales, (re)confirmando su posición como uno de los autores en ciernes más interesantes de la actualidad en este filme sobre la pomposa vileza.
A pesar de que permanece -por alguna razón- en nuestros días, la monarquía es una de las figuras más discutidas y analizadas desde diferentes perspectivas como la política y la histórica. La intención de su época de mayor esplendor -la anterior al Siglo XX- era que se les concibiera como personas impolutas y ser la máxima aspiración de estatus que pudiera haber, pero son ahora sabidos los resabios que incluía su estilo de vida. La locura de la locura, pero maquillada y bien vestida.
La favorita, basada en hechos reales, es un relato históricamente situado en la época de La Restauración Monárquica en Inglaterra; dirigida por Yorgos Lanthimos, alguien que ya ha destacado por desarrollar tramas que desbordan extravagancia y virtud al mismo tiempo. Sus trabajos más reconocidos incluyen una exposición del comportamiento dentro de la convención social de las relaciones amorosas que demuestra y critica -con gran ironía- la naturaleza humana y su dificultoso proceso de amar (La langosta); y, una tragedia griega contenida en una crónica del desastre anunciado que muestra la tendencia natural hacia la maldad que poseemos como especie (El sacrificio del ciervo sagrado).
Durante la Guerra entre Francia y la Gran Bretaña en el mencionado periodo del Siglo XVIII y el reinado de Ana Estuardo (tremenda Olivia Colman), llega a la Corte Abigail Masham (sorprendente Emma Stone), una empobrecida exdama que perdió su título por los problemas financieros de su familia, en busca de su prima Sarah (fantástica Rachel Weisz), la mano derecha de la Reina, quien parece haber asumido ese rol debido a la decadente salud de la indiferente mandamás.
Con una división episódica titulada como la sustancia de cada uno (con una línea importante de cada segmento), la cinta elabora las pugnas por ser la íntima real -en el amplio sentido del término-, la estrategia del conflicto bélico y, entre otras, la extravaganza de ese sector extremadamente acomodado.
Y es éste último matiz el más notorio; si bien, el hilo conductor de la historia es la disputa entre ambas sirvientas, éste también se ve permeado por una representación de la absurdidad de la opulencia, apoyado principalmente por el excelso diseño de producción.
Los diferentes salones del edificio se ven tan ridículamente suntuosos como posible y seguramente eran, decorados con los acabados más detallados y la mueblería más absurdamente estilizada. Junto con el diseño fotográfico, con abundantes planos generales y en ejes bajos, se construye una idea del espacio que termina por absorber al ser.
Es decir, estos lugares tan grandes y con un poder simbólico desmedido tragan a los diminutos sujetos que sólo tratan de lidiar con el puesto asignado -a veces- por el pueblo y por las circunstancias, envueltos en lujos y rígidos rituales de comportamiento. La apariencia que contrasta con la depravación interna.
Esta perversión queda evidente en todo momento con los tres personajes principales. La Reina Ana, quien constantemente demuestra apatía con su puesto, es una mujer derruida internamente por su incapacidad -e infortunio- de generar descendencia y las muertes que hubo en su familia, miseria emocional que la hace hambrienta de cualquier forma de cariño -aún si es obtenido a la fuerza- y que se traslada al plano físico, justificada por el ataque de gota que sufre.
Abigail (debo insistir en la gran actuación de Emma Stone), chica inocente y deseosa de probar su valía en un ambiente hostil que termina corrompiendo su voluntad en favor de la supervivencia real y la ambición por ser la favorita (de ahí el título); y Sarah, la jefa de facto, mujer de carácter fuerte y obsesionada por mantener el estatus, el linaje y guiar el Estado hacia los rumbos que ella cree convenientes mientras sea hacia su beneficio. La relación de amor dependiente entre ella y Ana es sumamente interesante y fundamentada únicamente en el afán de la superioridad y de obtener la sanación momentánea a costa de la otra. Totalmente de palacio.
Aunque se puede decir que La favorita es la película de Lanthimos con más convenciones del cine narrativo y menos espesa en su tratamiento, mantiene su formación estilística tanto en realización como en núcleos subtextuales, (re)confirmando su posición como uno de los autores en ciernes más interesantes de la actualidad en este filme sobre la pomposa vileza.