Distancias cortas o dibujar la esperanza
POR: ALEX VANSS
26-01-2019 20:36:17
Todos en alguna ocasión hemos sentido soledad o tristeza y hemos buscado un abrazo de alguien que nos diga que todo estará bien y en un mundo convulso una película como Distancias cortas pueden dibujarte una sonrisa de esperanza, como cuando alguien te toma una foto.
Distancias cortas, de Alejandro Guzmán, es una película que no busca la compasión, la lástima o la conmiseración, es una película que busca la empatía, empatía hacia tres hombres que más allá de su edad, condición física o emocional se ven reflejados en el otro, tres hombres que llenan la soledad que los embarga y quizá hasta se complementan.
Distancias cortas es la historia de tres hombres que se volvieron amigos, que se miran sin prejuicios y sí con cariño, que intuyen el problema del otro y no tratan de decirle que está bien o mal, simplemente están ahí para dar un abrazo que significa “te entiendo”.
Alejandro Guzmán dibuja tres personajes distintos, con diferentes circunstancias pero que se ayudan para obtener la dignidad que les fue arrebatada.
Sin caer en el drama telenovelero, Guzmán nos lleva a conocer la carencia de cada personaje, incluso la carencia de Rosaura, una mujer dura, tóxica pero que esconde algo; todo esto gracias al gran guion de Itzel Lara, con quien hace mancuerna el director egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica.
Distancias cortas es una película que nos deja claro que no hay ningún problema que no se puede resolver por más difícil o por más oscuro que éste pueda verse, siempre se puede vencer, bien lo dice la canción “no hay nada más triste que lo tuyo, hay miles de cosas en el mundo que son mucho peor” ¿y saben qué? Creo es verdad.
Mención especial se lleva Luca Ortega, quien interpreta a Fede, quien si bien no era un actor profesional, el trabajo con Alejandro permitió que esa sensibilidad artística, que sí tiene, se manifestara y nos entregara un personaje por demás auténtico, entrañable y humano.
Sin duda, los egresados del CCC nos vuelven a demostrar que hay otras historias que contar y que éstas pueden ser un apapacho al corazón.
Todos en alguna ocasión hemos sentido soledad o tristeza y hemos buscado un abrazo de alguien que nos diga que todo estará bien y en un mundo convulso una película como Distancias cortas pueden dibujarte una sonrisa de esperanza, como cuando alguien te toma una foto.
Distancias cortas, de Alejandro Guzmán, es una película que no busca la compasión, la lástima o la conmiseración, es una película que busca la empatía, empatía hacia tres hombres que más allá de su edad, condición física o emocional se ven reflejados en el otro, tres hombres que llenan la soledad que los embarga y quizá hasta se complementan.
Distancias cortas es la historia de tres hombres que se volvieron amigos, que se miran sin prejuicios y sí con cariño, que intuyen el problema del otro y no tratan de decirle que está bien o mal, simplemente están ahí para dar un abrazo que significa “te entiendo”.
Alejandro Guzmán dibuja tres personajes distintos, con diferentes circunstancias pero que se ayudan para obtener la dignidad que les fue arrebatada.
Sin caer en el drama telenovelero, Guzmán nos lleva a conocer la carencia de cada personaje, incluso la carencia de Rosaura, una mujer dura, tóxica pero que esconde algo; todo esto gracias al gran guion de Itzel Lara, con quien hace mancuerna el director egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica.
Distancias cortas es una película que nos deja claro que no hay ningún problema que no se puede resolver por más difícil o por más oscuro que éste pueda verse, siempre se puede vencer, bien lo dice la canción “no hay nada más triste que lo tuyo, hay miles de cosas en el mundo que son mucho peor” ¿y saben qué? Creo es verdad.
Mención especial se lleva Luca Ortega, quien interpreta a Fede, quien si bien no era un actor profesional, el trabajo con Alejandro permitió que esa sensibilidad artística, que sí tiene, se manifestara y nos entregara un personaje por demás auténtico, entrañable y humano.
Sin duda, los egresados del CCC nos vuelven a demostrar que hay otras historias que contar y que éstas pueden ser un apapacho al corazón.