María Novaro y su mirada del cine mexicano
POR: NANCY MORA
15-07-2018 22:28:59
María Novaro será la encargada de dirigir el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) durante el nuevo periodo presidencial, informó ayer Alejandra Frausto, propuesta para ser titular de la Secretaría de Cultura. Por ello Encuadres te comparte un perfil de la cineasta que tendrá el compromiso de velar por el cine mexicano durante el próximo sexenio.
Encuadres tuvo la oportunidad de conversar con María Novaro cuando presentó su más reciente filme Tesoros en el Festival Internacional de Cine en el Desierto, donde entre otras cosas, nos compartió su postura sobre la actual situación del cine mexicano:
“Lo más complicado del cine mexicano es que se vea en nuestro propio país, es lo que no hemos logrado cambiar, y creo que tiene que cambiar a partir de las propias leyes y de la política cultural del país, no basta con el esfuerzo de los cineastas, porque se está haciendo muy buen cine mexicano, pero si no cambian ciertas legislaciones está muy complicado que las películas se vean aquí, son más películas de exportación y eso es absurdo”, compartió Novaro en entrevista con Encuadres.
“Por la generación a la que pertenezco me tocó ser de las primeras voces que se levantaron contra la forma en que se trató al cine en el Tratado de Libre Comercio en 1994, recuerdo que yo y otras personas de la élite intelectual exigimos que se tratara al cine como excepción cultural, como lo han hecho otros países, pero México no lo hizo y como consecuencia estamos inermes ante el cine hollywoodense y nos dejan ningún resquicio, no nos dan espacio en las pantallas de nuestro propio país”.
María Novaro dijo estar sorprendida que a pesar de que el cine de Estados Unidos acapara el 98 por ciento de las pantallas mexicanas, el cine nacional ha mostrado su resistencia “me parece un milagro que el cine mexicano siga destacando y creo que eso se debe al apoyo que se le ha dado a la producción en los últimos años, sabemos que se producen tantas películas como en la Época de Oro pero la gran tragedia es que no se ven y tiene que ver con que no hay salas disponibles, ni cines que permitan el acceso al grueso de los mexicanos y eso da paso al problema de la piratería, pero hay que pelear por ello porque tenemos derecho a ver nuestro propio cine”.
¿QUIÉN ES MARÍA NOVARO?
María Luisa Novaro Peñaloza nació en la Ciudad de México, el 11 de septiembre de 1951. Hija del poeta Octavio Novaro (1910-1991) y María Luisa Peñalosa. Estudió sociología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), según ha comentado en diversas entrevistas, fue una estudiante “muy grillera” y cuando tenía 30 años se matriculó en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), donde tuvo como compañeros de generación a Alfonso Cuarón, Emannuel “El chivo” Lubeski y Luis Estrada.
También ha declarado abiertamente su compromiso social, “soy una gente muy política”, dijo en una entrevista publicada en 1995, época en la que también aclaró que su intención como cineasta era contar historias de y para México, descartando cualquier posibilidad de hacer carrera en el extranjero como algunos compañeros de su generación.
Sobre su cine, María Novaro realizó su primer cortometraje estudiantil en 1982 el cual tituló Conmigo la pasarás muy bien (1982), al que le siguieron 7 a.m (1982), Querida Carmen… (1983), Una isla rodeada de agua (1984), que fuera muy bien recibido por la crítica y Pervertida (1985); cortometrajes en los que se observa el origen de los temas y el estilo que quería seguir como directora.
Fue en 1989 cuando salió a la luz su primer largometraje Lola, cuyo guión escribió gracias a una beca para el Taller de Realización de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba.
La historia de Lola se centra en la intimidad de una joven mujer en crisis luego de que su última pareja la abandonó para marcharse a Los Ángeles en busca de su sueño de ser cantante. Decepcionada, Lola -interpretada por la entonces una muy joven Leticia Huijara- renuncia a todo, incluso a su hija de 5 años, a quien encarga con su madre y emprende un viaje a la playa para encontrar un poco de paz. En Veracruz, se da cuenta de que en realidad tiene lo necesario para continuar con su vida y regresa con todo el ánimo para salir adelante, en la Ciudad de México que está en proceso de recuperación tras el terremoto de 1985.
Lola es el primer trabajo conjunto de las hermanas Beatriz y María Novaro en el guión de un largometraje y obtuvo diversos reconocimientos, entre ellos, el Premio Coral de Ópera Prima en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana en 1989; el Premio OCIC en el Forum of New Cinema, en el Festival de Berlín en 1991, una nominación al premio Diosa de Plata en 1990 como actriz revelación para Leticia Huijara y el tres premios Ariel por Mejor Ópera Prima (María Novaro), Mejor Guión Cinematográfico (María y Beatriz Novaro) y Mejor Coactuación Masculina (Roberto Sosa) en 1990.
También fue el preámbulo para uno de sus mayores éxitos como cineasta: Danzón (1991) con la actriz María Rojo como protagonista y una historia que se centra en Julia, una telefonista capitalina que divide su vida entre el trabajo, su hija y el danzón. Cada miércoles asiste al "Salón Colonia" del brazo de Carmelo, su pareja de baile. Una de esas noches Carmelo desaparece, y Julia toma la determinación de ir a buscarlo a Veracruz, en un viaje que cambia radicalmente su vida.
De acuerdo con los críticos de la época, entre los importantes aportes de Danzón es que fue una de las películas punta de lanza para el llamado “nuevo cine mexicano” cuya principal característica fue que los directores y guionistas se enfocaron en temas sociales y en abordarlos de una manera distinta a como se venía haciendo años atrás; además, de que mostraba una clara visión femenina del mundo.
Danzón, que retrata la herencia cultural de los mexicanos, formó parte de la selección oficial en el Festival de Cannes en 1991, siendo la única película que representó a México esa edición.
Novaro reconoce que sus películas han sido tachadas como feministas, porque “es evidente que mi cine tiene un sello de mujer, sin embargo, esa no es mi propuesta. No estoy buscando qué historias de mujeres voy a contar lo que sí es una propuesta mía, consciente, es reflexionar sobre México”, tal es el caso de Una isla rodeada de agua, en el que reflexiona sobre la zona de Guerrero y la matanza de Aguas Blancas, trabajo que le mereció el Ariel en 1985.
Después de Danzón rodó el cortometraje Otoñal en 1993 y un año después estrenó su siguiente largometraje El jardín del Edén Mexicano, donde nuevamente hace mancuerna con su hermana María y como en todos sus trabajos, tiene a su esposo Jorge Sánchez como productor.
En 1994 también obtuvo una de las becas del Sistema Nacional de Creadores en el área de artes audiovisuales y esto le ayudó a concluir este trabajo filmado en 35 mm sobre la historia de tres mujeres, una mexicana, una chicana y una estadounidense que se encuentran en Tijuana. La cinta tuvo dos nominaciones al Ariel y fue premiada en el Festival de Cine de La Habana.
Sobre este trabajo, Novaro explicó: “Cuando terminé Danzón estuve en un encuentro de cineastas mexicanas y chicanas en Tijuana, organizado por El Colegio de la Frontera Norte. Dos cosas me volaron la cabeza: una, la propia ciudad de Tijuana, la otra fue el muro que construyó Estados Unidos en la frontera, que mucha gente o no conoce o ni se lo imagina, me pareció muy importante hacer una película que retratara todo esto”.
A diferencia de sus otras películas, explicó en una entrevista, en esta la estructura no es a partir de un personaje, sino que son seis historias entrelazadas: “Y es que para mí el personaje principal de esta película siempre definí que tenía que ser la frontera misma y no ninguna de esas personas en especial La frontera y la vida y los sentimientos que provoca en la gente”, dice.
Novaro se mete a explicar los objetivos de su película y asegura que “lo que quería hacer era compartir o invitar al espectador a reflexionar un poco sobre la frontera, como una forma de reflexionar sobre nosotros mismos, los mexicanos, sobre lo que nos está pasando y nuestro futuro”.
El jardín del Edén se estrenó en Francia, España, Holanda y Canadá, en 1994 participó en Festival de Venecia y obtuvo premios en los festivales de La Habana, Cuba, y Cartagena, Colombia, además del Glauber Rocha, de Brasil.
Pasaron seis años hasta su siguiente largometraje Sin dejar Huella, con Tiaré Scanda, Jesús Ochoa y Martín Altomaro como protagonistas, estuvo nominada a cuatro premios Ariel, de los cuales ganó dos: a Fotografía y Efectos Especiales. También obtuvo el Premio del Público en el Festival de Cine de Guadalajara y fue reconocido también en el Festival de Sundance.
Durante la siguiente década filmó solo dos cortometrajes: Traducción simultánea, protagonizado por Damián Alcázar, y La Morena; hasta 2010 salió a la luz su siguiente largometraje: Las Buenas Hierbas, protagonizada por Úrsula Pruneda, Ofelia Medina y Ana Ofelia Murguía. En esta cinta Novaro aborda temas como el Alzheimer, la química del cerebro, la química de las plantas y de las emociones humanas, así como de la herencia herbolaria mexicana y del conocimiento ancestral de ciertas plantas que ayudan a curar el alma.
Este trabajo le mereció el Premio a Mejor Guión en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara y a Mejor actriz (Úrsula Pruneda), Mejor fotografía, Premio Mezcal, Premio de distribución y Premio del público, entre otros.
Tras siete años de no estrenar un filme, hasta que en 2017 salió a la luz Tesoros, su más reciente trabajo, una película interpretada por niños de 3 a 11 años de edad y que refleja el lado materno de la cineasta, porque además incluye a sus nietos entre los protagonistas.
“Me interesaba que los niños de la película no fueran actores profesionales, para que los diálogos fueran naturales, sin la necesidad de memorizar nada, que contaran la historia con toda libertad, y estoy muy orgullosa del resultado porque creo que lo logré”.
Es su primera película para niños y asegura que la realizó no solo pensando en sus hijos y sus nietos, sino en los niños de todo México. La cinta se presentó el año pasado en el Festival de CIne del Desierto; en el Festival de Berlín y diversos festivales en el extranjero, aunque aún tiene pendiente su estreno en salas de cine comerciales mexicanas.
María Novaro será la encargada de dirigir el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) durante el nuevo periodo presidencial, informó ayer Alejandra Frausto, propuesta para ser titular de la Secretaría de Cultura. Por ello Encuadres te comparte un perfil de la cineasta que tendrá el compromiso de velar por el cine mexicano durante el próximo sexenio.
Encuadres tuvo la oportunidad de conversar con María Novaro cuando presentó su más reciente filme Tesoros en el Festival Internacional de Cine en el Desierto, donde entre otras cosas, nos compartió su postura sobre la actual situación del cine mexicano:
“Lo más complicado del cine mexicano es que se vea en nuestro propio país, es lo que no hemos logrado cambiar, y creo que tiene que cambiar a partir de las propias leyes y de la política cultural del país, no basta con el esfuerzo de los cineastas, porque se está haciendo muy buen cine mexicano, pero si no cambian ciertas legislaciones está muy complicado que las películas se vean aquí, son más películas de exportación y eso es absurdo”, compartió Novaro en entrevista con Encuadres.
“Por la generación a la que pertenezco me tocó ser de las primeras voces que se levantaron contra la forma en que se trató al cine en el Tratado de Libre Comercio en 1994, recuerdo que yo y otras personas de la élite intelectual exigimos que se tratara al cine como excepción cultural, como lo han hecho otros países, pero México no lo hizo y como consecuencia estamos inermes ante el cine hollywoodense y nos dejan ningún resquicio, no nos dan espacio en las pantallas de nuestro propio país”.
María Novaro dijo estar sorprendida que a pesar de que el cine de Estados Unidos acapara el 98 por ciento de las pantallas mexicanas, el cine nacional ha mostrado su resistencia “me parece un milagro que el cine mexicano siga destacando y creo que eso se debe al apoyo que se le ha dado a la producción en los últimos años, sabemos que se producen tantas películas como en la Época de Oro pero la gran tragedia es que no se ven y tiene que ver con que no hay salas disponibles, ni cines que permitan el acceso al grueso de los mexicanos y eso da paso al problema de la piratería, pero hay que pelear por ello porque tenemos derecho a ver nuestro propio cine”.
¿QUIÉN ES MARÍA NOVARO?
María Luisa Novaro Peñaloza nació en la Ciudad de México, el 11 de septiembre de 1951. Hija del poeta Octavio Novaro (1910-1991) y María Luisa Peñalosa. Estudió sociología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), según ha comentado en diversas entrevistas, fue una estudiante “muy grillera” y cuando tenía 30 años se matriculó en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), donde tuvo como compañeros de generación a Alfonso Cuarón, Emannuel “El chivo” Lubeski y Luis Estrada.
También ha declarado abiertamente su compromiso social, “soy una gente muy política”, dijo en una entrevista publicada en 1995, época en la que también aclaró que su intención como cineasta era contar historias de y para México, descartando cualquier posibilidad de hacer carrera en el extranjero como algunos compañeros de su generación.
Sobre su cine, María Novaro realizó su primer cortometraje estudiantil en 1982 el cual tituló Conmigo la pasarás muy bien (1982), al que le siguieron 7 a.m (1982), Querida Carmen… (1983), Una isla rodeada de agua (1984), que fuera muy bien recibido por la crítica y Pervertida (1985); cortometrajes en los que se observa el origen de los temas y el estilo que quería seguir como directora.
Fue en 1989 cuando salió a la luz su primer largometraje Lola, cuyo guión escribió gracias a una beca para el Taller de Realización de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba.
La historia de Lola se centra en la intimidad de una joven mujer en crisis luego de que su última pareja la abandonó para marcharse a Los Ángeles en busca de su sueño de ser cantante. Decepcionada, Lola -interpretada por la entonces una muy joven Leticia Huijara- renuncia a todo, incluso a su hija de 5 años, a quien encarga con su madre y emprende un viaje a la playa para encontrar un poco de paz. En Veracruz, se da cuenta de que en realidad tiene lo necesario para continuar con su vida y regresa con todo el ánimo para salir adelante, en la Ciudad de México que está en proceso de recuperación tras el terremoto de 1985.
Lola es el primer trabajo conjunto de las hermanas Beatriz y María Novaro en el guión de un largometraje y obtuvo diversos reconocimientos, entre ellos, el Premio Coral de Ópera Prima en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana en 1989; el Premio OCIC en el Forum of New Cinema, en el Festival de Berlín en 1991, una nominación al premio Diosa de Plata en 1990 como actriz revelación para Leticia Huijara y el tres premios Ariel por Mejor Ópera Prima (María Novaro), Mejor Guión Cinematográfico (María y Beatriz Novaro) y Mejor Coactuación Masculina (Roberto Sosa) en 1990.
También fue el preámbulo para uno de sus mayores éxitos como cineasta: Danzón (1991) con la actriz María Rojo como protagonista y una historia que se centra en Julia, una telefonista capitalina que divide su vida entre el trabajo, su hija y el danzón. Cada miércoles asiste al "Salón Colonia" del brazo de Carmelo, su pareja de baile. Una de esas noches Carmelo desaparece, y Julia toma la determinación de ir a buscarlo a Veracruz, en un viaje que cambia radicalmente su vida.
De acuerdo con los críticos de la época, entre los importantes aportes de Danzón es que fue una de las películas punta de lanza para el llamado “nuevo cine mexicano” cuya principal característica fue que los directores y guionistas se enfocaron en temas sociales y en abordarlos de una manera distinta a como se venía haciendo años atrás; además, de que mostraba una clara visión femenina del mundo.
Danzón, que retrata la herencia cultural de los mexicanos, formó parte de la selección oficial en el Festival de Cannes en 1991, siendo la única película que representó a México esa edición.
Novaro reconoce que sus películas han sido tachadas como feministas, porque “es evidente que mi cine tiene un sello de mujer, sin embargo, esa no es mi propuesta. No estoy buscando qué historias de mujeres voy a contar lo que sí es una propuesta mía, consciente, es reflexionar sobre México”, tal es el caso de Una isla rodeada de agua, en el que reflexiona sobre la zona de Guerrero y la matanza de Aguas Blancas, trabajo que le mereció el Ariel en 1985.
Después de Danzón rodó el cortometraje Otoñal en 1993 y un año después estrenó su siguiente largometraje El jardín del Edén Mexicano, donde nuevamente hace mancuerna con su hermana María y como en todos sus trabajos, tiene a su esposo Jorge Sánchez como productor.
En 1994 también obtuvo una de las becas del Sistema Nacional de Creadores en el área de artes audiovisuales y esto le ayudó a concluir este trabajo filmado en 35 mm sobre la historia de tres mujeres, una mexicana, una chicana y una estadounidense que se encuentran en Tijuana. La cinta tuvo dos nominaciones al Ariel y fue premiada en el Festival de Cine de La Habana.
Sobre este trabajo, Novaro explicó: “Cuando terminé Danzón estuve en un encuentro de cineastas mexicanas y chicanas en Tijuana, organizado por El Colegio de la Frontera Norte. Dos cosas me volaron la cabeza: una, la propia ciudad de Tijuana, la otra fue el muro que construyó Estados Unidos en la frontera, que mucha gente o no conoce o ni se lo imagina, me pareció muy importante hacer una película que retratara todo esto”.
A diferencia de sus otras películas, explicó en una entrevista, en esta la estructura no es a partir de un personaje, sino que son seis historias entrelazadas: “Y es que para mí el personaje principal de esta película siempre definí que tenía que ser la frontera misma y no ninguna de esas personas en especial La frontera y la vida y los sentimientos que provoca en la gente”, dice.
Novaro se mete a explicar los objetivos de su película y asegura que “lo que quería hacer era compartir o invitar al espectador a reflexionar un poco sobre la frontera, como una forma de reflexionar sobre nosotros mismos, los mexicanos, sobre lo que nos está pasando y nuestro futuro”.
El jardín del Edén se estrenó en Francia, España, Holanda y Canadá, en 1994 participó en Festival de Venecia y obtuvo premios en los festivales de La Habana, Cuba, y Cartagena, Colombia, además del Glauber Rocha, de Brasil.
Pasaron seis años hasta su siguiente largometraje Sin dejar Huella, con Tiaré Scanda, Jesús Ochoa y Martín Altomaro como protagonistas, estuvo nominada a cuatro premios Ariel, de los cuales ganó dos: a Fotografía y Efectos Especiales. También obtuvo el Premio del Público en el Festival de Cine de Guadalajara y fue reconocido también en el Festival de Sundance.
Durante la siguiente década filmó solo dos cortometrajes: Traducción simultánea, protagonizado por Damián Alcázar, y La Morena; hasta 2010 salió a la luz su siguiente largometraje: Las Buenas Hierbas, protagonizada por Úrsula Pruneda, Ofelia Medina y Ana Ofelia Murguía. En esta cinta Novaro aborda temas como el Alzheimer, la química del cerebro, la química de las plantas y de las emociones humanas, así como de la herencia herbolaria mexicana y del conocimiento ancestral de ciertas plantas que ayudan a curar el alma.
Este trabajo le mereció el Premio a Mejor Guión en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara y a Mejor actriz (Úrsula Pruneda), Mejor fotografía, Premio Mezcal, Premio de distribución y Premio del público, entre otros.
Tras siete años de no estrenar un filme, hasta que en 2017 salió a la luz Tesoros, su más reciente trabajo, una película interpretada por niños de 3 a 11 años de edad y que refleja el lado materno de la cineasta, porque además incluye a sus nietos entre los protagonistas.
“Me interesaba que los niños de la película no fueran actores profesionales, para que los diálogos fueran naturales, sin la necesidad de memorizar nada, que contaran la historia con toda libertad, y estoy muy orgullosa del resultado porque creo que lo logré”.
Es su primera película para niños y asegura que la realizó no solo pensando en sus hijos y sus nietos, sino en los niños de todo México. La cinta se presentó el año pasado en el Festival de CIne del Desierto; en el Festival de Berlín y diversos festivales en el extranjero, aunque aún tiene pendiente su estreno en salas de cine comerciales mexicanas.