Cría puercos. El alivio a la soledad toma forma animal

POR: FCO. JAVIER QUINTANAR POLANCO

16-03-2018 05:14:03


Esmeralda es una anciana que vive sola en un pueblito como cualquier otro de la provincia mexicana. Su hijo se encuentra en Estados Unidos trabajando para una empresa, y su marido se encuentra postrado en cama a causa de una enfermedad. Cuando su esposo finalmente fallece, ella no le avisa a su hijo del deceso y, tras el funeral, decide encerrarse en su casa, rechazar de forma hosca las visitas de sus vecinos y conocidos -así como también la comida que le obsequian- y deja de alimentarse. A ella ya no le interesa seguir viviendo y prefiere simplemente dejarse morir.


Pero un buen día todo cambia cuando un conocido le obsequia a La Cuina, una pequeña cerdita por la cual Esmeralda desarrolla simpatía y -poco a poco- un profundo afecto que le permite recuperar las ganas de vivir y lidiar con algunas de sus erróneas decisiones. De ese modo, la marrana se vuelve para ella una compañía inseparable.


Cría puercos es la ópera prima de Ehécatl García Jiménez estudiante del CCC, quien desarrolla en su guion una historia muy sencilla: la de una mujer la cual gracias al contacto con otro ser vivo -no necesariamente de raza humana- encuentra un nuevo sentido a su vida al tiempo que vuelca sus emociones e inclusive llega a obsesionarse un poco con su Cerdhija, aunque sin caer en los excesos de tratar de humanizarla o conferirle atributos de personas como pasa muchas veces con aquellos que tienen Perrhijos o Gathijos.



Esmeralda nunca pierde la perspectiva de estar tratando con un animal. Y aunque le trata con cariño y hasta llega a obstinarse de que nadie atienda a la puerquita mas que ella, nunca la trata como un ser humano. Y es justo por ello que le es más fácil brindarle cariño y amor, y así sensibilizarse y de paso mejorar su relación con sus vecinos y su hijo en la distancia. Al final, incluso La Cuina le enseña como llevar un duelo, sobreponerse y seguir adelante.


En ese tenor, la película evita caer en el lugar común y humanizar a la cerda o hacerla una replica de Babe el puerquito valiente (Chris Noonan, 1995) o mostrarla haciendo algo adorable o gracioso. Todo lo contrario: presenta a una marranita simpática pero común y corriente.


Un puñado de buenas interpretaciones (en especial la de Concepción Márquez como Esmeralda); un entrañable retrato de una apacible y un tanto bucólica provincia mexicana -enfatizado en buena parte gracias al trabajo fotográfico de Luis Montalvo- y una cándida narración bien llevada la cual hasta se permite un final abierto, una secuencia animada en los créditos y una escena post-créditos que mueve a la especulación; constituyen sus principales cualidades. Por otro lado, el ritmo del filme tiene algunas dificultades, sobre todo porque a ratos se siente que la historia se estanca o redunda un poco. Un defecto no muy grave, pero si notorio.


El largometraje debut de García Jiménez permite ver a un cineasta en formación, con buen oficio y cosas interesantes que decir. Y aunque se encuentra aún en estado larvario, tiene potencial para transformarse y poder brindar agradables sorpresas en el futuro.



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